El olvido de Dios

«’Yo soy, Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de Mí, y no Me acordaré más de tus pecados.»
(Ieshaiá/Isaías 43:25)

Habíamos hablado hace poco de la memoria del Eterno, te recomiendo que releas este texto haciendo clic aquí.
Entre otras cosas habíamos enseñado que Su memoria es perfecta, sin errores, sin engaños, sin olvidos.
Entonces, ¿cómo se comprende que en este pasaje el profeta Isaías, en nombre del Eterno, diga que Él no se acordará de los pecados de los israelitas?
Parece que hay algo que no cierra.
¿Dios se acuerda perfectamente de todo, o Él también puede padecer de olvidos?
¿En qué quedamos?

La respuesta es bien sencilla y la podemos reducir a una sola palabra: TESHUVÁ.
Lo que en español rápidamente se traduce como arrepentimiento, y que debiera comprenderse como el proceso por el cual la persona rectifica su Yo Vivido para ponerlo en mayor sintonía con su Yo Esencial.
Es decir, cuando la persona deja de andar por algún camino erróneo o alejado para pasar a andar por uno que lo eleva en su conciencia y práctica espiritual.

¿Cómo se relaciona esto con la memoria del Todopoderoso?
Pues, cuando la persona hace verdadera TESHUVÁ, en el caso de haber pecado, entonces es como si se borrara ese registro de la memoria de la Divinidad y se reemplazara con la vivencia gratificante de haberse corregido.
Allí en donde había amargura, hay ahora deleite; donde se encontraba una herida abierta, ahora hay restauración y aprendizaje positivo.
Porque recuerda, en el lugar que se encuentra alguien que hizo verdadera TESHUVÁ, ni siquiera el justo que no ha pecado en eso puede encontrarse. Porque quien pecó y se ha corregido tiene experiencias y cualidades que el que no pecó no tiene, o no ha desarrollado aún. (Sobre esto habría que escribir largo y tendido, porque por ejemplo hay pastores que se hacen pasar por rabinos que usan ideas similares para proponer todo tipo de cosas nefastas, obviamente que tergiversando y engañado fieles a su corrupta costumbre y deplorable religiosidad. Pero, para ser breves: si alguien propone pecar para luego arrepentirse y así conseguir desarrollar facetas que de otra manera no se consigue,¡mucho cuidado! Porque allí no corre realmente la TESHUVÁ, no hay buen aprendizaje, no hay beneficio sino dolor. Por otra parte, aquel que ha logrado vivir sin pecar está en un nivel superior al que pecó y ha transitado por la TESHUVÁ, porque teniendo la oportunidad  de pecar se ha contenido y ha cumplido con fidelidad la Voluntad del Padre. Como ves, ambos tienen fortalezas, pero a la hora de escoger, elige no tener que transitar el camino del pecado y el arrepentimiento pudiendo hacer el de la Divina Voluntad).
Entonces, el valor de la TESHUVÁ es inmenso, al punto de transformar el registro de la memoria de la eternidad.
Incluso en Aquel que nada olvida se puede transformar un mal recuerdo en algo de paz.
Lee el salmo 51 (“Al músico principal. Salmo de David”) con esto en mente, luego me cuentas.

Pero hay una opción más, muy interesante, y es: cuando la persona comete transgresiones pero no tiene ninguna voluntad de actuar así.
O sea, no estamos ante la intención de pecar, ni el deseo de rebelarse, ni la excusa para contrariar al Divina Voluntad para obtener algún beneficio a través de un acto que Él prohibió.
Sino una acción sin ánimo rebelde, sin querer violentar Su decreto, sin esperar obtener rédito alguno de una acción prohibida.
De esto se trata específicamente el párrafo del profeta Isaías con que dimos inicio a este estudio.
En ese caso, ¿cómo se equilibra el Cosmos trastornado por el pecado?
Porque, recuerda que cada acto (bueno o malo) provoca un desequilibrio. Si es un pecado, entonces es hacia el lado del caos y la corrupción; si es un hecho positivo, entonces es hacia el lado de la luz y le bienestar.
Incluso el pecado involuntario genera desbalance negativo, tal como si alguien ingiere veneno sin darse cuenta también se está provocando un daño, aunque no quiere hacerlo.

El Eterno se encarga de valorar la acción y la intención, y si encuentra que no hay voluntad de contrariarLo, ni tampoco de obtener adrede ventajas por medio de una acción prohibida, entonces Él “se olvida”. Porque Él no es solamente un Dios de Justicia, sino también de Misericordia. Por tanto, cuando el Eterno encuentra el error que provoca el pecado, y la falta de voluntad de antagonizar es genuina, entonces Él es benevolente y perdona, incluso aunque no haya proceso de TESHUVÁ. Él olvida activamente, no por defecto.
Aprendemos aquí también un hecho trascendental, Su Justicia implica Su Misericordia.

Dicho lo cual, creo que es comprensible como este olvido de Dios tiene un valor impresionante y que refuerza mucho más aquello de que todo lo recuerda.
¿Qué crees tú?

Para finalizar, tenemos que aprender nosotros también el valor de la memoria así como el del sano olvido.
Repito: sano olvido.

Si puedes darnos una mano para que continuemos nuestra sagrada tarea de difundir verdades espirituales, se agradece: https://serjudio.com/apoyo

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