La Torá para el líder

«Aquel mismo día escribió Moshé [Moisés] este cántico y lo enseñó a los Hijos de Israel.
Entonces Elohim comisionó a Iehoshua [Josué] hijo de Nun, diciendo: ‘¡Esfuérzate y sé valiente! Porque tú introducirás a los Hijos de Israel en la tierra que les juré; y Yo estaré contigo.’
Cuando Moshé [Moisés] acabó de escribir las palabras de esta Torá sobre un libro hasta que fueron concluidas, mandó a los levitas que llevaban el arca del pacto del Eterno, diciendo: ‘Tomad este libro de la Torá y ponedlo junto al arca del pacto del Eterno vuestro Elohim»
(Devarim/Deuteronomio 31:22-26)

Fueron los levitas los que recibieron el rollo original de la Torá, aquel que se comenzó a escribir cuarenta años atrás en el monte Sinaí y del cual cada tribu recibió de manos de Moshé una copia.
Pero, el rollo primordial estuvo a cargo de los levitas, depositado en el sagrado Templo del Eterno.
También fue función de los levitas servir como maestros del pueblo en la comprensión del texto de la Torá Escrita.
Es algo bien establecido y conocido.
Por allí siguió también uno de los cauces de la Torá Oral, cuyo núcleo también fue revelado por Dios a Moshé pero con la consigna de que no mutara su cualidad de oral pasando a escrito.

Al mismo tiempo, el líder y continuador de Moshé, el general Iehoshúa fue comisionado por Dios para hacerse con la dirección política y militar de la nación.
Por lo cual debió recibir también instrucciones particulares para cumplir lealmente y de acuerdo a la Divina Voluntad.
Esta Torá fue luego celosamente preservada y sostenida por los ancianos, aquellos que se hicieron cargo del pueblo como pudieron luego de la muerte del general.
Más tarde fue recibida por los profetas que sirvieron como contrapeso a la realeza que se estaba instituyendo en Israel. Fueron estos vocales del Eterno quienes limitaban al rey al tiempo que le enseñaban los códigos apropiados de acuerdo al Eterno para el conductor de Israel.
Terminada la época profética, coincidiendo casi con el fin del reino judío así como del primer Templo, ya no tuvimos un liderazgo independiente. Estuvimos sometidos al poder extranjero, por tanto la Torá del líder judío se transmitió como buenamente se pudo, pero sin poder ejercerse.
Hasta que se restableció una provincia judía en la época de los persas, que era administrada con una relativa independencia. Allí surgió la Gran Asamblea, integrada entre otros por los últimos de los profetas vivos. Ellos se encargaron de que esta Keneset haGuedolá recobrara un poco del esplendor de antaño y pudiera aplicar la Torá de los dirigentes de Israel.
Los miembros de la Gran Asamblea se encargaron de codificar y proteger la Torá del Estado judío, para que eventualmente volviera a ponerse en práctica en el restablecimiento pleno de un país judío y gobernado de acuerdo a la Voluntad del Eterno.

Tengamos esto muy en cuenta cada vez que estudiamos el primer capítulo del Pirkei Avot, en su primera mishná:


(א) משֶׁה קִבֵּל תּוֹרָה מִסִּינַי, וּמְסָרָהּ לִיהוֹשֻׁעַ, וִיהוֹשֻׁעַ לִזְקֵנִים, וּזְקֵנִים לִנְבִיאִים, וּנְבִיאִים מְסָרוּהָ לְאַנְשֵׁי כְנֶסֶת הַגְּדוֹלָה. הֵם אָמְרוּ שְׁלשָׁה דְבָרִים, הֱווּ מְתוּנִים בַּדִּין, וְהַעֲמִידוּ תַלְמִידִים הַרְבֵּה, וַעֲשׂוּ סְיָג לַתּוֹרָה:

Moshé recibió Torá de Sinaí y la transmitió a Iehoshua; Iehoshua a los ancianos; los ancianos a los profetas; y los profetas la transmitieron a los hombres de la Gran Asamblea. Ellos afirmaron tres principios: Sed circunspectos en el juicio; parad numerosos discípulos, y haced un cerco en torno a la Torá.

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Jonathan Ortiz

A la luz de esto siempre me pregunté cómo era posible que un fulano pastor, el que sea, se creia con la potestad de interpretar a su gusto la Torá.
La respuesta obvia, EGO.

Gracias Moré por el texto, un abrazo!

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