Introducción al tratado de Pirke Avot[1]

R. Moisés Ben Maimón

(Shemoná Perakim)

Traducido por R. Isaac Sakkal

 

Con anterioridad[2], he resaltado la importancia y utilidad de este tratado, comprometiéndome a disertar acerca de estos temas tan trascendentes, permitiéndome extenderme en la materia a pesar de lo sintético que es el tratado.

 

            Aunque a primera vista, parece fácil y simple comprender y poner en practica lo que esta obra pregona, debes saber, que no es algo sencillo para cualquiera[3], ni tampoco todos los temas abordados son fáciles de comprender, sin una extensa aclaración previa al respecto.

 

            No obstante, este texto, conduce al hombre a la perfección y a una verdadera felicidad[4]; es por ello[5] que he decidido explayarme en este compendio. Ya me han precedido los sabios, refiriéndose a este tratado, con afirmaciones tales como: “Aquel que quiera llegar al nivel de Jasidut[6] (piedad) que ponga en práctica las enseñanzas del Tratado de Avot”[7]. A nuestro juicio, el grado de Jasidut solamente es superado por el de la profecía; es más, el Jasidut conduce a la profecía, tal como lo manifestaron los sabios: “El Jasidut conduce hacia la inspiración Divina”[8], por ser que en este tratado[9], están contenidas la mayor parte de la ética y las buenas cualidades; más adelante, me encargaré de demostrarte la veracidad de esta declaración.

 

            Antes de comenzar el comentario puntual de cada artículo de esta obra, he creído oportuno anteponer ciertos capítulos muy útiles, en los cuales hablare acerca de la mente humana. Estos capítulos, servirán al  lector como introducción y les serán como clave para comprender lo que más adelante explicare.

 

            Has de saber que los temas que abordaré en estos capítulos como así también en el posterior comentario al Tratado Avot, no son cosas que he inventado[10], como tampoco son explicaciones que yo haya imaginado o ideado, sino que se trata de principios recopilados de las palabras de los sabios del Talmud y del Midrash[11], como así también, conocimientos formulados en las doctrinas de los distintos filósofos, tanto de los antiguos como de los modernos. También he recurrido a múltiples escritos. En cuanto a ti, acepta la verdad sin importar el credo o reputación de quien la formule[12].

 

            Es por eso que no me impediré reproducir completamente el texto de alguna obra conocida, si lo considero provechoso y esto no representa falta ética alguna, pues no me atribuyo ni me engrandezco con lo que otro ha dicho –pues juramenté no hacerlo- y si omitimos indicar la fuente de tal o cual aserción nuestra, es porque tal prolijidad no conduce a ningún provecho, es más, pudiera ocurrir que la mención de dicho autor, hiciera creer, a aquel que no es lo suficientemente inteligente, que las palabras citadas (por ser que provienen de tal autor) no son correctas o que encierran algún error del cual el autor no se percató[13]; es por ello que creí oportuno callar el nombre de la fuente, proponiéndome únicamente ser útil al lector y revelarle las ideas comprendidas en este tratado de Avot.

 

            Paso ahora a redactar los capítulos que he propuesto anteponer como preámbulo a esta obra. Ellos suman un total de ocho capítulos.


Capítulo I

 

Acerca del alma del hombre y sus facultades

 

 

1.      Unicidad del alma.

 

            Has de saber que el alma[14] humana es una sola[15], no obstante, realiza numerosas y diversas funciones, muchas de las cuales fueron denominadas almas[16], lo cual podría llevar a pensar que el ser humano posee varias almas, tal como suponen los médicos[17], tal es así, que el más ilustre entre ellos (Hipócrates) comienza su obra enunciando que el hombre posee tres almas, a saber: el alma vegetativa[18], el alma animal[19] y el alma espiritual[20].

 

            Otras veces fueron llamadas (las distintas funciones del alma), facultades o partes, de suerte que se dice: “las partes del alma”, este tipo de apelativos son a menudo empleados por los filósofos, sin embargo, cabe destacar, que al decir partes no se refieren a que el alma se divida, tal como sucede con el cuerpo o la materia, sino que con ello enumeran solamente los diversos actos del alma[21] como los distintos aspectos que forman un todo.

 

            No se te oculta, que el perfeccionamiento de las cualidades (y la virtud), no es sino el tratamiento (de las enfermedades)[22] del alma[23] y de sus facultades y tal como el médico que cura los cuerpos, precisa previamente poseer conocimientos de la anatomía humana, de forma tal que conozca el cuerpo humano en su conjunto, como así también sus diferentes órganos y partes, reconociendo lo que es nocivo al cuerpo y por consiguiente debe ser evitado, como así también, discernir aquellas cosas que conducen a conservar la salud y por consiguiente deben ser procuradas; de igual manera, quien pretenda curar las enfermedades del alma y perfeccionar las cualidades, debe previamente conocer el alma en general y sus funciones en particular, descubriendo aquello que lo enferma[24], como así también, aquello que lo conserva saludable[25].

 

 

2.      Las cinco funciones del alma del hombre.

 

            Digo, pues, que las facultades del alma son cinco: la nutritiva (en hebreo: Hazan), llamada también vegetativa, la sensitiva (en hebreo: Mishush), la imaginativa (en hebreo: Dimión), la volitiva (en hebreo: Mitorer) y la racional (en hebreo: Sejel).

 

            En efecto, ya he anunciado en la introducción a estos capítulos, que nos concentraremos, sólo en el alma humana, puesto que, por ejemplo la facultad con que se nutre el hombre, no es como la  capacidad con que se alimenta el burro o el caballo; puesto que el hombre es nutrido por la facultad nutritiva ( o vegetativa) del alma humana, mientras que el asno es alimentado por la función nutritiva (o vegetal) del alma que le es propia[26], y si se dice en cada uno de ellos que se nutre, es por homonimia, pero no que (la función del alma encargada de tal acto) sea una misma e idéntica en los dos casos[27].

 

            Asimismo, se dice que el hombre y el animal son (seres) sensibles[28], mas este termino es aplicado a ambos por pura homonimia, pero no que la facultad sensitiva  del alma humana  por medio de  la cual siente sea similar a la que existe en el alma animal, ni tampoco la capacidad sensitiva de una especie es similar a la de la otra especie, pues cada género de los seres animados, tiene un alma propia (de su especie)[29] diferente del alma de las demás especies y de cada una de esas almas fluyen las distintas funciones.

 

Es factible que al asimilar los actos de uno y otro, suponga (el observador) que son producidos por una facultad análoga, cuando en verdad, no es así[30]. Como ejemplo de ello  podríamos imaginar tres ambientes completamente oscuros, uno de ellos es iluminado por el sol, que brilla sobre él, el otro es iluminado por la luna que se pone a lucir sobre él y el tercero por una vela que se hubiera encendido dentro de él. En efecto, en cada uno de ellos hay luz, mas la causa y origen de esa luz es (distinta en cada uno de los ambientes), en un caso es el sol, en el otro la luna y en el tercero el fuego. Análogamente, el agente causante del sentir del hombre, es el alma humana, el agente causante del sentir del asno, es el alma del asno, así como el agente causante del sentir del águila es el alma del águila, empero, no son idénticas entre ellas, sino solo en su nombre, que es una homonimia[31]. Compenétrate bien en este punto, pues es complicado y sorprendente; fueron varios lo filósofos que han trastabillado y se han confundido en este punto, llevándolos a conclusiones absurdas y falsas.

 

            Volviendo a nuestro tema, tal es, las facultades del alma (humana), sostengo que

I) La capacidad nutritiva (vegetativa) (en hebreo: Jelek Hazan) del alma, controla las fuerzas causantes de los movimientos (funcionamiento) de los órganos[32], la retención[33], la digestión[34] y la evacuación de los desperdicios[35]. Asimismo, dependen de esta facultad, el crecimiento, la reproducción, la diferenciación de los distintos fluidos, de manera que puedan ser separados los que han de servir para la nutrición (del cuerpo)[36] de los que deben ser expulsados[37]. Entrar en detalles de estas siete acciones, qué hacen y cómo lo hacen, en qué órganos esas acciones son más aparentes y más evidentes cuáles de ellas actúan constantemente y cuáles son intermitentes; todo esto pertenece al arte médico y no es menester ser tratado en este sitio.

 

II) De la facultad sensitiva (en hebreo: Jelek Hamishush) dependen los cinco sentidos, por todos conocidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, el cual se halla en toda la superficie del cuerpo humano, sin poseer un órgano particular  como lo poseen los otros cuatro sentidos.

 

III) La facultad imaginativa (en hebreo: Jelek Hadimión), es la encargada de conservar las impresiones e imágenes captadas por los sentidos[38], cuando éstas ya han dejado de ser percibidas por aquellos. Ella[39], los combina unos con otros[40] o los separa uno de otro[41]. También puede asociar cosas que ha observado con cosas que jamás ha avistado y cuya percepción hasta es imposible, como por ejemplo, puede imaginarse un objeto flotando en el aire[42] o un hombre cuya cabeza llegue hasta el cielo con las pies posados sobre la tierra o cosas por el estilo, imposibles de ser, pero que esta facultad forja y a las que brinda una existencia imaginaria. Es precisamente en este punto, que los Motecallemin[43] han cometido el vergonzoso y colosal error, sobre el que han edificado y sustentado su teoría, pues se han descuidado y caído en el error de no distinguir lo necesario[44], lo posible, de lo imposible; omisión que los llevó a idear o hacer creer a los demás, que aquello que fuere factible imaginar, es posible (que exista) en  la realidad, ignorando que la facultad imaginativa, asocia cosas cuya existencia es imposible, tal como lo hemos señalado.

 

IV) La función volitiva[45] (en hebreo: Jelek Hamitorer), es aquella voluntad del alma que lleva al hombre a desear alguna cosa o  alejarse de ella por aversión. Producto de esta función son los siguientes actos: el perseguir una cosa o evitarla, el elegir o desechar algo, la cólera o la benevolencia, el temor y la valentía, la crueldad y la misericordia, el amor y el odio, y como estos muchos sentimientos análogos del alma.

 

Los órganos del cuerpo que prestan servicio a esta facultad son todos los miembros del organismo, así, el poder de la mano se relaciona con la prensión[46], el pie con el andar[47], el ojo con la visión, el corazón con la inspiración de valor o pánico en momentos de temor, y así los demás órganos, interiores y exteriores, tanto ellos como sus respectivas fuerzas[48], están al servicio de esta facultad volitiva (Jelek hamitorer) .

 

V) La facultad racional (en hebreo: Jelek Hasejel), es la función por medio de la cual el hombre razona y de ella depende la reflexión, la adquisición de la sabiduría, la distinción entre los actos denigrantes y los altruistas.

 

Entre sus operaciones[49], unas son de orden práctico[50] y otras de orden especulativo[51]. Entre las primeras algunas conciernen a las artes y otras son puramente meditativas, mas, las especulativas, son aquellas por medio de las cuales el hombre aprehende con conocimiento pleno los entes que no están sujetos a cambios[52], a estas últimas se las denomina en forma general: “ciencias”.

 

Como dijimos, entre las operaciones prácticas de la facultad racional se encuentran:

5.1  Las que conciernen al arte, esto es, la capacidad de aprender los distintos oficios, como: carpintería, agricultura, medicina o navegación; y

 

5.2  Las meditativas, esto es, la capacidad, por medio de la cual analiza y decide si es factible realizar tal labor o no, y en caso afirmativo, cuál es la forma más conveniente de realizarlo.

 

Lo mencionado hasta aquí, es necesario saber para conocer el alma[53].

 

Has de saber que este alma, sobre la cual hemos anticipado el recuento de sus funciones y facultades, es como la materia y el intelecto es su forma[54]. Si no logra alcanzar su forma[55], es como si todo su potencial para alcanzar su esencia, es desperdiciado, de forma tal que su existencia transcurre en la vanidad y sin sentido; a esto se refiere lo dicho: “Sin entendimiento el alma no es buena, y el impulsivo, tiende a equivocarse” (Prov. 19:2), es decir, que no es bueno que el alma no adquiera su forma, permaneciendo en las tinieblas de la falta de conocimiento.

 

No obstante lo mencionado sobre la forma y la materia, el intelecto y las cualidades, cómo se adquieren, no es este el lugar para extenderse al respecto, además es innecesario para el tema que nos proponemos tratar, es decir, las cualidades, ya que la profundización de estos temas, es más apropiado realizarlo en el libro sobre la profecía que ya mencionáramos.

Con esto concluyo el presente capítulo para dar comienzo al próximo.

 

 


Capítulo II

 

Acerca de las funciones del alma y el conocimiento de la facultad que rige las virtudes y las cualidades negativas.

 

           

1.      Qué facultades del alma se encargan de los preceptos.

 

Has de saber que las transgresiones y los preceptos de la Torá están relacionados con dos de las cinco facultades del alma, ellas son: la capacidad sensitiva (Jelek  Hamishush) y la volitiva (Jelek hamitorer) ; y solamente en estas dos áreas se concentran la rebeldía y la disciplina[56]. En cambio, no tiene sentido prescribir o determinar algo en el rango de las facultades nutritiva e imaginativa, pues el discernimiento y el libre albedrío no tienen cabida en ellas, por lo tanto, le es imposible al ser humano, anular o reducir las actividades de estas dos facultades. Prueba patente de ello es que aun mientras dormimos, estas dos funciones, la nutritiva y la imaginativa, siguen ejerciendo sus funciones específicas, algo que no sucede con el resto de las facultades del alma[57].

 

            Con respecto a la capacidad racional del alma, reina confusión[58], empero yo afirmo que es factible prescribir o determinar algo en este área, en aquello que concierne a la creencia en una fe falsa o en una verdadera; no obstante, no existen hechos concretos (que dependan de esta facultad) que puedan denominarse precepto o prohibición; es por eso que, tal como mencioné anteriormente, la totalidad de los preceptos conciernen solo a aquellas dos facultades del alma (la volitiva (Jelek hamitorer)  y la sensitiva (Jelek  Hamishush))[59]

 

 

2.      Las virtudes

 

            Así entre las virtudes existen dos tipos: las virtudes éticas y las virtudes racionales (intelectuales), opuestamente, existen también dos tipos de corrupciones[60].

 

            Las virtudes racionales son aquellas que se encuentran en la facultad racional del alma, como ser:

1) La sabiduría, es decir, una vez individualizado el ente a investigar, entonces analizar y conocer las causas últimas y las causas próximas del mismo.

 

2) El intelecto, del cual dependen:

 

a)      El intelecto especulativo[61], inherente a nosotros por naturaleza, me refiero a los axiomas[62].

 

b)      El intelecto adquirido[63], no siendo este el lugar para explayarse en él.

 

c)      El ingenio y el buen entendimiento, es decir, comprender al momento la cosa planteada o al cabo de poco tiempo.

 

            Los defectos de estas virtudes racionales son lo opuesto o lo contrario a lo mencionado.

 

Las virtudes éticas, se encuentran solamente en la facultad volitiva (Jelek hamitorer)  del alma, siendo la facultad sensitiva (Jelek  Hamishush) un simple lacayo de la facultad volitiva (Jelek hamitorer) [64]

 

Las virtudes (que dependen) de esta facultad son muchas, como por ejemplo: la prudencia, o sea el temor al pecado, la generosidad, la rectitud, la modestia, la humildad, la austeridad, esto es lo que los sabios llamaron “riqueza” cuando afirmaron: “¿quién es el rico? Aquel que está contento con lo que posee.”, la valentía, la confianza, etc.

 

Los defectos de estas virtudes éticas, son la carencia de estas cualidades o su exageración.

 

No obstante, las facultades nutritiva e imaginativa, no conllevan ni virtudes ni corrupción, solamente se dice de ellos que nutre correcta o incorrectamente, o por ejemplo, nos expresamos acerca de la nutrición de un individuo como eficiente o deficiente, o sobre la imaginación, como distorsionada o correcta, pero no hay en ellas ni virtud ni corrupción.

 

Esto es lo que quisimos incluir en este capítulo.

 

 

 


Capítulo III

 

Las enfermedades del alma

 

 

1.      Las enfermedades del alma.

 

Los antiguos (filósofos) han afirmado que el alma goza de salud o enfermedad, tal como el cuerpo posee salud o enfermedades. La salud del alma consiste en que las características (generales), como así también, las características particulares de cada facultad del alma, sean tales que, por medio de ellas, pueda constantemente ejercer la bondad y los actos éticamente correctos.

 

Por otro lado, su enfermedad, sería que sus características en general, como así también, las características de cada una de sus facultades, realicen maldades u obras incorrectas. No obstante, con respecto a la salud y las enfermedades del cuerpo, la ciencia médica se dedica a su investigación. Así, tal como les sucede a los que padecen enfermedades físicas, que pierden cierta sensibilidad y les parece que aquello que es amargo es dulce, o lo que es dulce les sabe amargo, captando lo correcto de forma incorrecta e incrementando su atracción hacia cosas desagradables, reforzando su deseo y aumentando su placer en aquello que cualquier persona sana no experimentaría ningún tipo de placer, por el contrario, (lejos de causarle bienestar) le causará dolor. Como por ejemplo injerir cenizas o alimentos rancios o en extremo agrios o cosas por el estilo, que dan asco y que no son apetecibles para alguien sano.

 

Análogamente ocurre con los que padecen enfermedades  del alma, me refiero a los malvados y los poseedores de malas cualidades, imaginando cosas que realmente son malas, como buenas y que lo que en verdad es bueno, lo considera malo. Es por eso que este tipo de individuos, apetecen en forma intensa, cosas que de hecho  son negativas, mas a causa de la enfermedad que sufre su alma, supone como positivas.

 

Tal como los enfermos físicos, al percibir que están enfermos y desconociendo ellos mismos las ciencias medicas, acuden a un médico, quien les hace saber el tratamiento a seguir, prescribiéndole cosas que le parecerán dañinas, pero por el contrario, conducirán a su curación; y así, le obligará consumir (medicamentos) amargos y desagradables, hasta que su cuerpo se cure y se torne a escoger lo saludable y rechazar lo enfermizo. De igual manera, los enfermos del alma, deben recurrir a los sabios, que son los médicos del alma, y les prevengan de aquellas cosas malignas que (a causa de su enfermedad) imaginaban benignas; curándolos mediante el arte con el cual se curan las cualidades del alma, que aclararé en el siguiente capítulo.

 

No obstante, los que padecen enfermedades del alma no perciben su patología y se consideran sanos, o tal vez sí perciben (su patología) mas no procuran curarse. Lo que finalmente acaecerá, tal como le ocurre a  cualquier enfermo, es que, al dejarse arrastrar en pos de sus placeres[65] sin intentar sanarse, perecerá irremediablemente.

 

Sobre aquellos que advierten su enfermedad, empero, se dejan llevar por sus pasiones, sentencia la Torá: “Y sucederá que al escuchar las palabras de esta advertencia alguno se engañe pensando: ‘estaré seguro incluso que marche tras los impulsos de mi corazón’, esto es como agregar hambre a la sed” (Deuteronomio 29:18), es decir, pretende aplacar su sed y todo lo que hace es incrementarla. En cambio, sobre aquellos que no se percatan de su enfermedad, el rey Salomón escribió al respecto: “el camino torcido es recto a sus ojos, mas el que escucha a los eruditos es sabio” (Prov. 12:15). Es decir, el que escucha el consejo de los sabios es sapiente, pues le ha indicado el camino que en realidad es recto y no aquel que sólo en apariencia es recto. También fue dicho: “Existen caminos que a los ojos del hombre son rectos, empero al final, resultan ser senderos de muerte” (Ibid. 14:12). Acerca de las enfermedades del alma, se refiere a aquellos que no perciben lo que los daña o lo que les es útil: “el camino de los malvados es como la oscuridad, no advierten dónde pueden tropezar” (Ibid. 4:19).

 

El arte de la curación de las almas, ciertamente lo desarrollare en el próximo capítulo.

 

 

 


Capítulo IV

 

 (Ya que estas cualidades no poseen terminología explícita en  nuestro idioma, debemos explicar sus significados y la finalidad  que los filósofos le dan Acotación del traductor R. Shmuel Ibn Tibón.)

1.   La falencia y el exceso de las distintas cualidades.

El bondadoso se define como aquel cuya intención primordial es beneficiar a los seres humanos física, espiritual o económicamente en la medida de lo posible, no obstante, evitando que esto le acarree daño o humillación. El ruin es lo contrario, es decir,  quien no desea ayudar a los demás en lo más mínimo, ni siquiera con aquellas cosas que nada pierde con ello, ni molestia, ni daño; este es el extremo último (defecto). El exceso de bondad,  es quien actúa bondadosamente, incluso que le cause un gran daño,  humillación, gran esfuerzo o una enorme pérdida; este es el extremo primero (exceso)[66].

La paciencia es intermedia entre el enojón y el insensible.

La timidez es intermedia entre el descaro y la vergüenza.  (La definición me parece, según expresan los sabios, que vergonzoso es quien tiene demasiada vergüenza, en cambio la  timidez es intermedia. Así se ha dicho: “el vergonzoso no aprende” (Abot 2:5) y no se dijo “el tímido no aprende”; además se ha dicho: “una persona tímida recibe el paraíso” (ibid. 5:2) y  no se dijo que una persona vergonzosa lo recibiría; por lo tanto lo he ordenado de este modo.)

2. El justo equilibrio.

Así, el resto de las cualidades necesitan al menos, una terminología aceptada para que sus significados sean entendidos.  A veces las personas se equivocan con respecto a estas conductas y consideran como óptimos alguno de los dos extremos, como si ello fuese una virtud del alma.

A menudo consideran al primer extremo (el exceso) como óptimo, por ejemplo, califican a la temeridad ante el peligro como una gran cualidad, denominando valientes a los temerarios. Así cuando observan a una persona extremadamente temeraria, es decir que se expone  peligrosamente y se entrega conscientemente a la muerte,  salvando su vida por casualidad, lo estiman y lo consideran “valiente”.

Otras veces consideran el último extremo (el defecto) como virtud y califican al indiferente, de paciente; al dejado, de austero y al carente de sentimientos de moderado (prudente, es decir temeroso del pecado); de la misma manera, consideran el despilfarro y el desprendimiento, como una conducta óptima, y todo esto es un craso error.

Mas, en realidad, el término medio, es el loable y hacia él deberían encaminarse y dirigir sus actos, hasta lograr el equilibrio.

Has de saber que estas virtudes y bajezas éticas no llegan ni se establecen en el alma sino por la repetición y asiduidad por largo tiempo de las conductas que provienen de esa cualidad, hasta acostumbrarnos a ella. Si las conductas son óptimas, se alcanzará como resultado de ellas, una virtud. En cambio, si son reprobables, llevarán a la bajeza.

 

3. La terapia del alma.

Debido a que el ser humano por  naturaleza y en forma innata, no es  ni virtuoso ni defectuoso, como ya explicaremos en el capítulo octavo, en consecuencia, desde su niñez, se acostumbra a actuar según el comportamiento de sus parientes y  la gente de su comarca, siendo posible que estas conductas sean equilibradas, o bien, que sean excesivas o defectuosas, como ya mencionamos.

Sucederá entonces, que si una persona ya padece una enfermedad del alma (un trastorno anímico), sería apropiado para su curación, comportarse de la misma manera que en la terapia física, así, cuando un cuerpo  perdió su equilibrio, debemos observar hacia qué punto se inclinó, para tratarlo desde el ángulo contrario hasta que retorne a su equilibrio, de forma tal, que cuando se estabilice dejaremos de tratarlo desde el ángulo contrario y le acostumbraremos a mantenerse estable. De igual modo actuaremos con las virtudes éticas, por ejemplo, si observamos un individuo que posee una característica anímica que por su gran tacañería  se escatima a sí mismo, estaremos frente a uno de los vicios del alma y una  conducta reprobable. Cuando queramos curar esta enfermedad no le recomendaremos ser generoso con sus bienes, pues sería como intentar bajar la fiebre a un afiebrado con la temperatura media del ambiente, eso no lo curará; sino que le aconsejaremos despilfarrar sus bienes, repitiendo esta terapia una y otra vez, hasta que desaparezca de su alma la característica que conlleva la tacañería, acercándose así a la característica del despilfarro, para ese entonces, conviene interrumpir esta terapia y recomendarle mantenerse en los comportamientos generosos, controlándolos constantemente, sin aumentar ni disminuir.

Del mismo modo, si observamos que alguien despilfarra, le aconsejaremos que actúe tacañamente repetidas veces; no obstante no trataremos que repita demasiado la conducta de tacaño como hicimos con la conducta del despilfarrador.

Esta novedad es el sistema de la terapia y su fundamento. Es decir, que es más fácil y cercano que el individuo se traslade del despilfarro (al punto medio), la generosidad, que pasar de la tacañería a la generosidad. Asimismo, que alguien insensible cambie  a moderado es más fácil y cercano que el que se encamina en pos de los placeres se torne en moderado. Por lo tanto el que corre tras las pasiones, debe repetir las conductas del insensible más que lo que el insensible debe repetir las conductas del pasional. Así también el cobarde debe comportarse temerariamente, más de lo que el temerario debe comportarse cobardemente y debe acostumbrarse el ruin a ser exageradamente bueno de corazón, más que al que es en extremo bueno comportarse ruinmente. Este es el fundamento de la terapia sobre las cualidades, recuérdalo.

 

4. La piedad

Por este motivo los piadosos no mantenían las características personales en una situación equilibrada, sino que se inclinaban levemente hacia el exceso o hacia el defecto, como forma de contención y resguardo[67]. Me refiero, por ejemplo, que ellos se inclinaban de la moderación hacia la insensibilidad levemente, o de la valentía a la temeridad levemente, y de la humildad a la bajeza levemente; así con en resto de las cualidades, esto es lo aludido con el dicho: “Más allá de la estricta legislación” (Babli-Berajot 7a)

            No obstante, lo que hicieron algunos de aquellos piadosos en ciertas épocas y en ciertos lugares y sólo, cuando se  inclinaron a uno de los extremos, como por ejemplo ayunar, impidiéndose el sueño por las noches, dejar de comer carne o beber vino, alejarse de las mujeres, vestir arpillera y ropa vieja, habitar en los montes, aislarse en desiertos, todo esto, como ya dijimos, no lo hicieron sino como terapia, o para evitar el contacto con la sociedad, especialmente cuando se percataban que relacionarse con esa sociedad y observar sus (malas) conductas, temían la posible perdida de sus buenas cualidades, por eso se escapaban a los desiertos donde no había hombres perversos; tal como dijo el profeta:   “Quién me diera hospedaje en el desierto para que abandone a mi pueblo y me aleje de ellos, pues todos  son adúlteros y rebeldes”  (Jer. 9:1)       

 

5. El Ascetismo.

            Pero cuando los ignorantes observaron que piadosos actuaban de esta manera, sin compenetrarse de la verdadera intención que aquellos albergaban, pensaron que eran conductas positivas de por sí y tendieron a realizarlas, pensando que así se asemejarían a los piadosos. Comenzaron a oprimir sus cuerpos con todo tipo de torturas, pensando que adquirían con ello una virtud o que actuaban correctamente y se acercaban más a Dios; como si Dios odiase el cuerpo y quisiese exterminarlo. Ellos no se percataron que estas conductas eran nocivas, de las más inferiores entre las bajezas espirituales.

            Éstos se comparan a aquel ignorante de la medicina, que cuando vio a los médicos más expertos que daban de beber a los enfermos graves, medicinas como extracto de coloquíntida (אלחנטל   citrullus colocynthis schard) o de aloe (אלצבר aloe vera),  suspendiendo de estos enfermos la alimentación, logrando erradicar la enfermedad, salvándolos prácticamente de la muerte; entonces piensa aquel necio: -si aquellas medicinas curan de una enfermedad, cuanto más que mantendrán al sano saludable o le agregarán salud- comenzando por ende a consumirlas constantemente, tratándose como se trata a los enfermos, de seguro que de este modo se enfermará. Análogamente terminan mal los que estando sanos en sus cualidades, pretenden adoptar las prácticas que los piadosos se impusieron para curar una mala inclinación (que ellos poseían).

Por el contrario, la Torá nos perfecciona, tal como atestiguó un profundo conocedor de ella:  “La Torá de Dios es completa, encamina el alma, el testimonio de Dios es confiable hace sabio al ignorante” (Salmos 19:8), (y en la Torá) nunca mencionó algo así, en cambio recomendó que sea la persona natural conduciéndose por el camino intermedio: que coma lo que debe comer en forma equilibrada, que beba lo que le es permitido beber equilibradamente y que cohabite con quien le es permitido cohabitar equilibradamente, que more en ciudades  rectas y justas; y no que habite en desiertos o montes, ni tampoco que vista trapo o arpillera ni que mortifique su cuerpo. Es más, la Tora  advirtió sobre esto, como se enseña acerca del nazir:

            Dijeron los sabios en Taanit 11a: “Dijo Shmuel: todo el que  ayuna (voluntariamente) se denomina  “trasgresor”.  Probablemente sostenga (Shmuel) como el Taná que enseñó: R. Elazar Hakafar hijo de Rabí dijo: “¿cuál es el significado del versículo: “y  expiará  por él, pues transgredió contra el alma?” (Bemid. 6:11</SPA

Ciertamente en la tradición recibida de los profetas y en las enseñanzas de los sabios aprendemos que se tiende a lo equilibrado y al resguardo del alma y del cuerpo según lo encomendado por la Torá. Por ejemplo, respondió Dios por intermedio de su profeta, a aquel que preguntó al profeta  Zejaryah, sobre ayunar un día en el año, si ser constante en esto o no, diciéndole:  “Pregúntale a los Kohanim que están en el Templo y a los profetas: ¿acaso lloraré en el mes quinto absteniéndome de comer como ya he hecho varios años?” (Zejaryah 7:3) y Dios respondió: “Diles a todo el pueblo y a los Kohanim: cuando ayunaron y lloraron en el mes quinto y en el séptimo durante setenta años, ¿acaso ayunaron por Mi? Cuando comen y beben, ¿acaso no son ustedes los  que comen y los que beben?” (Ibid. 7:9)  y luego les encomendó que se comportaran con justicia y virtud solamente y no ayunar, diciendo:   Así habló Dios de las Huestes diciendo:  juzgad con verdad y bondad,  practiquen la misericordia uno con otro, no exploten a la viuda, al huérfano,  al extranjero o al pobre y no piensen  en dañarse uno al otro ...” (Ibid. 7:9)  y dijo después:  “Así habló Dios de las Huestes, el ayuno del mes cuarto, del quinto, del  séptimo y del décimo se convertirán para Yehudá en  gozo,  alegría y festividad, la verdad y la paz amarán” (Ibid. 8:19). Has de saber que la “verdad” son las virtudes intelectuales, ya que son verídicas y no cambian, como ya dijimos en el capítulo segundo; y la “paz” son las virtudes éticas pues a través de ellas se alcanza la paz en el mundo.

               

6. La Santidad.

Volviendo a nuestro tema, aquellos de entre los estudiosos de la Torá, pues sólo me refiero a ellos, los cuales pretenden asemejarse a las (demás) naciones, y dicen que todo lo que hacen cuando mortifican sus cuerpos y se abstienen de placeres[68] sólo lo hacen para acostumbrar sus fuerzas físicas, y para tender levemente a un extremo, como ya explicamos en este capítulo, (es decir) que el hombre debe actuar así; esto es un error de su parte; como explicaré, pues, cuando la Torá prohibió lo que prohibió y ordenó lo que ordenó fue por esta causa, es decir para que nos alejemos más de uno de los extremos por medio de la costumbre. La prohibición de  alimentos no aptos, la prohibición de cohabitaciones ilícitas, la advertencia contra la prostitución, la obligación de redactar un contrato matrimonial y celebrar bodas y a pesar de ello no está la esposa permitida siempre, sino que está separada durante su periodo y después del parto, y fuera de todo esto aconsejaron los sabios disminuir la cohabitación, evitándola durante el día, como estudiamos en Sanhedrín (7:4), todo esto nos encomendó Dios para alejarnos realmente del exceso de pasión, y para alejarnos levemente del equilibrio hacia la insensibilidad hasta que se asiente y fortalezca en nuestra alma la característica de la moderación (prudencia).

Así todo lo que la Torá ordena sobre dar diezmos (MAASER), rastrojos (SHEJEJA Y LEKET) y las puntas del campo (PEA) ,los residuos de las vides (PERET) y los regalos a los pobres (OLELUT) el descanso agrícola del séptimo año (SHEMITA) y del jubileo (IOBEL), la beneficencia (TZEDAKA) acorde la necesidad del necesitado, vemos sin embargo que todo esto se acerca a la cualidad del buen corazón, de esta forma nos alejamos real y ostensiblemente del extremo de lo mezquino grabándose en nosotros la generosidad. 

Desde este aspecto puedes analizar todos los preceptos, encontrarás que todos enseñan y acostumbran a las facultades del alma, así está prohibido guardar rencor o  vengarse en cualquier forma al decretar: “No te vengarás ni te desquitarás de alguno de los hijos de tu pueblo; amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy Dios.”  (Vai. 19:18)  Cuando veas al burro de tu enemigo caído bajo su carga no podrás abandonarlo, ciertamente le ayudarás (a descargarlo)” (Shem. 23:5)  No verás al burro de tu hermano o a su buey caídos en el camino y  te desentenderás de ellos ciertamente lo levantarás con él” (Dev. 22:4) de este modo se debilitan las inclinaciones a la cólera y enojo. Así también: “No verás el buey de tu hermano o su cordero perdidos y te desentenderás de ellos, ciertamente se lo devolverás a tu hermano”  (Ibid. 22:1)  hasta lograr eliminar la característica de la ruindad. Así también: “Delante de las canas te levantarás y honrarás la presencia de un anciano” (Vai. 19:32)  Honrarás a tu padre y a tu madre, para que se alarguen tus días sobre la tierra que Dios tu Dios, te ha dado.” (Shem. 20:11). “acorde a  la Torá que ellos te informarán y según el juicio que ellos te comunicarán, actuarás, no te apartarás de lo que te hayan dicho   (Dev. 17:11)  Con el fin de eliminar la característica del descaro y adquirir la virtud de la timidez y así alejarnos del extremo opuesto también, es decir del exceso de vergüenza, de tal modo que se pueda decir:  No odiarás a tu hermano en tu corazón, reprenderás ciertamente a tu  prójimo, no cargues sobre el un pecado.” (Vai. 19:17)   “No temerás de hombre alguno” (Dev. 1:17) de tal forma se dejará de lado también la vergüenza y se permanecerá en el justo medio.              

En cuanto al tonto, sin duda va a tratar de agregar a estos enunciados, por ejemplo intentará prohibir la comida o la bebida más de lo ya  prohibido, o limitará la cohabitación más de lo que ya ha sido limitada, o que  dé todo su dinero a los menesterosos o a consagraciones, más de lo que la Torá demandó como beneficencia o como consagración al Templo.  Si así actúa, está haciendo un acto reprobable y si no se da cuenta puede llegar a uno de los extremos y desequilibrarse  por completo. No escuché nunca sobre este asunto, referido a los sabios, algo más congruente que lo expresado en el Talmud de los occidentales (Talmud Jerosolimitano), en el capítulo noveno del tratado Nedarim (9:1); allí se habla peyorativamente de aquellos que hacen promesas y votos hasta que terminan como prisioneros: “Rabí Ade en nombre de Rabí Yitzjak: no te es suficiente lo que te prohibió la Torá que tú te prohíbes otros asuntos” Este es el tema que mencionamos sobre el equilibrio sin exceso ni defecto.

              

7. El Pecado de Moshé.

De todo lo tratado en este capítulo, se deduce que es apropiado dirigir nuestras conductas hacia el justo medio, y no salir de él hacia uno de los extremos sino solo como terapia, enfrentándolo desde el ángulo contrario. De la misma manera que una persona que sabe de medicina, si ve que su temperamento cambia levemente, no se descuidará y dejará que la enfermedad se agrave hasta que necesite una curación más compleja, si se percata de que uno de los miembros de su cuerpo se debilita, lo cuidará preferentemente y alejará todo aquello que pueda dañarlo y procurará todo lo útil para curar este miembro, o al menos para que no se debilite más.

Así,  es digno que la persona íntegra, analice siempre sus cualidades, que sopese sus conductas y discierna entre las características de su alma diariamente; de tal forma, al observar que tiende a uno de los extremos se apresurará a aplicar una terapia, no permitiendo que las características reprobables se fortalezcan por la repetición de conductas nocivas. Por lo tanto, que ponga frente a él la cualidad defectuosa que posee e intente constantemente mejorarla, como ya dijimos, pues no existe ser humano que carezca de defectos. Los filósofos ya han dicho (confer. Aristóteles, Ética a Nicómaco 7:1; R. Saadyah Gaón, Emunot VeDeot 5:2), “es difícil y poco probable que se encuentre alguien que tenga en forma innata todas las virtudes, las éticas y las intelectuales”; ciertamente en los libros de los profetas se haya esta idea presente abundantemente: “He aquí, que no confía en sus siervos y no alaba a sus ángeles” (Yob  4:18) “En que puede el hombre tener la razón frente a Dios, en que puede el hijo de una mujer ameritar” (Ibid. 25:4)  y el Rey Salomón lo dijo simplemente: “No hay un justo sobre la tierra que solo haga el bien y no se  equivoque” (Kohélet 7:20)

Y seguramente sabes, que el más ilustre entre los antiguos y posteriores, Moshé nuestro maestro, que Dios le expresó:  Y dijo Dios a Moshé y a Aharón: por cuanto no me creyeron, para  santificarme delante de los hijos de Israel, por lo tanto no conducirán a esta comunidad a la tierra que les he dado.”(Bemid. 20:12). “Aharón se reunirá con su pueblo y no ingresará a la tierra que he  dado a los hijos de Israel, ya que se rebelaron en contra de lo que  dije, en las aguas de Meribá” (Ibid. 20:24). “Ya que Me defraudaron en medio de los hijos de Israel, en las aguas de Meribat Kadesh, en el desierto de Tzin, y por cuanto no Me santificaron en medio de los hijos de Israel.” (Deb. 32:51) 

Ese fue  el error de Moshé, inclinarse hacia uno de los dos extremos en el campo de las cualidades éticas, específicamente en la virtud de la paciencia, al tender hacia el enojo deciendo: “Escuchen pues rebeldes!”, como se declara:  Reunieron Moshé y Aharón a toda la congregación delante de la roca  y les dijo (Moshé): “¡escuchen pues rebeldes! ¿Acaso de esta roca les hemos de sacar agua?” (Bemid. 20:10)

Dios fue meticuloso con él, pues alguien como Moshe se enojó delante de la comunidad de Israel cuando no era ocasión de hacerlo. Desde esta perspectiva, legalmente, este individuo profanó el Nombre Divino, ya que todos sus movimientos y expresiones deben ser ejemplares, pudiendo a través de ellas alcanzar éxito en este mundo y en el venidero; por lo tanto, ¿cómo veremos enojo en él?, siendo el enojo una de las conductas de lo reprobable,  producto de las peores características del alma.  No obstante, Él mismo ha dicho: “Porque ustedes fueron rebeldes en contra Mía en el desierto de Tzin  en lo referente al pleito de la comunidad cuando debían santificarme con las aguas delante de ellos, estas son las aguas de Meribat

Esto se entiende del siguiente modo, Moshé no hablaba con personas simples, ni tampoco con gente sin elevación espiritual, sino con individuos que la menor de sus mujeres estaba al nivel del profeta Yejezkel Ben Buzi, como ya mencionaron los sabios (Mejilta Shemot 15:2), por lo tanto, todo lo que él hiciese o dijese, sería analizado. Entonces, cuando le vieron enojado, pensaron, es improbable que sea él el que tiene una cualidad reprobable, sino que, de seguro supo que Dios se enojó con ellos por pedir agua, y que el pueblo había enfadado a Dios, caso contrario, Moshe no se hubiera enojado. Pero no encontramos en lo dicho por Dios a Moshé con respecto a este asunto, ni enojo ni furia, sino que está dicho:  Toma tu bastón y reúne a la comunidad, tú y Aharón tu hermano, y   hablarás a la roca delante de ellos y fluirá agua, les sacarás agua de la roca y les darás de beber a la comunidad y al ganado” (Bemid 20:8)

Ya nos hemos desviado un tanto del tema de este capítulo, aunque hemos solucionado un enigma de la Torá que mucho se ha dicho sobre él (confer. R. Saadyah Gaón y R. Jananel ad loc.), me refiero a la pregunta: ¿cuál fue el error de Moshé?. Ordena lo que hemos dicho nosotros sobre el tema y la verdad saldrá a luz.

Volviendo a nuestro asunto, cuando la persona sopese sus actividades constantemente y las dirija hacia el justo medio, habrá llegado al nivel más alto que un ser humano alcanza, pudiendo acercarse a Dios y captar su bondad, siendo lo más laudable en el servicio a Dios. Con anterioridad los sabios mencionaron esto al afirmar:  “Todo el que conduce sus sendas, amerita y ve la salvación de Dios como está escrito: el que me sacrifica ofrendas de agradecimiento me ha honrado, el que pone el camino (hacia Dios) le mostrare la salvación de Dios (Tehilim 50:23); no leas “el que pone  el camino” (שם דרך)”  sino “el que sopesa el camino” (שם  de שומה sopesar)” (Moed Katán 5a) Sopesar es valorar y estimar; este es el tema que vimos propicio desarrollar en este capítulo sobre el equilibrio.

 


Capítulo V

 

La utilización de las facultades del alma para un objetivo específico.

 

            1. El objetivo: la comprensión de Dios

Es apropiado para el ser humano que controle todas las facultades de su alma según su pensamiento, como ya comentamos en el capítulo anterior a este. Es decir que ponga siempre frente a si un objetivo específico: este es, la comprensión de Dios según la capacidad que tenga el hombre de aprehenderla, dirigiendo todo su comportamiento: sus movimientos, su reposo y toda su comunicación a este objetivo. De tal forma que no haya en su comportamiento nada que sea superfluo, o sea una conducta que no conlleve a este objetivo.

Ejemplificando, que sólo la salud corporal sea la finalidad de su comida y de su bebida, de su cohabitación, de su dormir y de su vigilia, de su movimiento y de su reposo. Así mismo que la finalidad de su salud corporal consista en que el alma encuentre los medios apropiados (sanos) e íntegros para alcanzar la sabiduría, adquiriendo las virtudes éticas y las virtudes intelectuales, hasta llegar a aquel objetivo.                                                 

 

2. Lo provechoso y lo agradable.

            Según esta proposición  la finalidad (de estas conductas) no es únicamente el placer, escogiendo alimentos y bebidas solo por ser agradables. Aquí como en el resto de las conductas, se debe tender a lo provechoso, y si resulta ser agradable que lo sea, y si resulta ser desagradable que lo sea.

            Por otro lado, debe tender a lo agradable (prefiriéndolo a lo provechoso), cuando se trate de prescripciones medicas; es decir cuando se debilita el apetito por los alimentos (anorexia), se puede despertarlo con alimentos placenteros condimentados y agradables (lo que la persona desea preferentemente). De la misma manera, si alguien sufre de melancolía (מרה שחורה) se puede curar escuchando música o cantos, paseando por jardines o por edificios de regia arquitectura, o contemplando hermosas pinturas; es decir todo aquello que complace al alma y así eliminar la melancolía. El objetivo de todo esto es curar al cuerpo, y la finalidad de un cuerpo sano es adquirir sabiduría.

Así mismo, cuando alguien se ocupe en acrecentar su capital, deberá ser la finalidad de su ocupación, invertirlo en las virtudes (éticas e intelectuales), además de utilizarlo para los sentidos corporales (necesidades materiales) y para mantenerse con vida; hasta que comprenda y profundice en Dios lo que sea posible.

         

            3. El rol de la medicina.

Con respecto a esto, posee la ciencia medica un rol primordial para el sistema de las virtudes (racionales y éticas), como así también, para la comprensión de Dios y para la capacidad de llegar al éxito verdadero (la trascendencia del alma). Por lo tanto, el estudio y la valorización de la medicina es una de las más importantes ocupaciones, por ende no es como la confección o la carpintería, pues en ella[69] debemos medir nuestro comportamiento, encaminando las conductas humanas para alcanzar las virtudes verdaderas.

Cuando alguien come algún alimento placentero, agradable al paladar y de buen aroma pero dañino, causante de alguna enfermedad peligrosa o una muerte repentina, a mi juicio, este individuo y una bestia son similares. Esta conducta no es propia del género humano, en tanto se define al humano como racional; sino que se trata de una conducta humana en su calidad de ser vivo: "el hombre que vive en la opulencia y no piensa, se compara, (es igualado) a las bestias" (Tehil. 49:21) Por el contrario, la conducta humana apropiada, consistirá en consumir sólo lo provechoso; aunque a veces haya que dejar lo agradable y comer lo desagradable, acorde a la necesidad, pues la razón demanda actuar de ese modo y en esto se diferencia el hombre de los demás seres vivientes. Igualmente, si la persona cohabita siempre que su pasión se lo indique, sin prestar atención a las consecuencias dañinas o convenientes, este individuo está actuando en su carácter de ser vivo, mas no en su condición de ser humano.

No obstante, es posible que alguien se comporte totalmente según lo provechoso, como ya mencionamos, empero su finalidad es únicamente la salud corporal y el resguardo de las enfermedades; no hay en esto virtud. Ya que del mismo modo que éste escogió el placer de la salud, el otro escogió el placer de la comida o el sexual. Pues el objetivo de sus conductas, no se encamina hacia la verdad. En cambio, lo correcto consiste en fijar como finalidad de todas las actividades que proporcionan salud corporal y conservan la vida en forma íntegra, el desarrollo pleno de los medios de las facultades del alma, es decir, los miembros del cuerpo; para que de ese modo se pueda ocupar el alma, sin impedimento, en las virtudes éticas e intelectuales.

 

4. El rol de las ciencias.

Asimismo, con respecto al estudio de las ciencias y de los conocimientos. Aquello que conlleve a esta finalidad, sin lugar a dudas es recomendable, empero lo que no tiene un provecho directo para este objetivo, como ser las preguntas de la ciencia de la reducción y de la comparación de las cantidades, el libro de los conos y el libro de las combinaciones, el aumentar en preguntas sobre la geometría, sobre la mecánica etc. debe tener como objetivo agilizar el intelecto y acostumbrarlo al método demostrativo, hasta que la persona sea experta en el silogismo demostrativo más que en los otros (silogismos); de tal modo que esto se convierta en un medio para alcanzar el conocimiento de Dios.

 

5. La comunicación.

Análogamente con respecto a la comunicación humana, no es propio hablar sino de aquello que produzca un cierto provecho al alma, o que desplace lo dañino del alma o del cuerpo; o hablar de la sabiduría o de la virtud, de lo loable que es la virtud y el hombre piadoso, de lo reprobable que es el vicio y el hombre vil; ya que la reprobación de los hombres licenciosos, enfatizando su bajeza, es de suma utilidad y loable, siempre que el objetivo sea desacreditarlos frente a los demás, para que éstos se alejen de él y no imiten su conducta. Acaso Dios no declaró: "Como los actos de la tierra de Egipto, en donde habitaron, no harán" (Lev. 18:3) El relato del comportamiento de los habitantes de Sodoma, por ejemplo, y todo lo declarado en las Escrituras sobre los hombres licenciosos y su recuerdo peyorativo; en contraposición, observamos las alabanzas y la preeminencia de los virtuosos, cuyo objetivo no es sino, lo ya mencionado, es decir, que los seres humanos sean atraídos por las buenas acciones y se alejen de los comportamientos negativos.

Cuando el hombre se fije como finalidad este asunto, controlará sus conductas y disminuirá de su comunicación muchísimo.

 

6. La comprensión de Dios

Pues aquel que se propuso este objetivo, no tenderá a engastar las paredes con oro o a bordar oro en su ropa, a no ser que con esto reconforte su alma, para que la cure y la aleje de las enfermedades, hasta que llegue a un estado de claridad y pureza tal que pueda adquirir sabiduría. Así han expresado los sabios: "Una morada agradable, una mujer hermosa y un lecho cómodo son apropiados para los sabios" (Talmud Shabat 25b)

Debido a que la constante profundización en temas complejos hacen que el alma se canse y el pensamiento se enturbie, del mismo modo que el cuerpo se cansa cuando se ocupa de trabajos pesados, hasta que reposa y descansa,  entonces vuelve a su funcionamiento normal; también el alma precisa dedicarse al reposo de los sentidos, por ejemplo observando paisajes y lugares agradables, hasta disipar ese agotamiento. Como dijeron los sabios: "Cuando los eruditos se agotaban por su estudio, solían decir alguna broma" (Talmud Shabat 30b). Observa que desde este punto de vista, estas conductas, tales como dedicarse a pintar o hacer adornos en las casas, en los utensilios o las vestimentas, por sí mismas, no son negativas ni vanas.

Has de saber que esta postura constituye un nivel muy elevado y difícil de alcanzar, al cual acceden muy pocos y después de un gran entrenamiento.

Cuando un individuo alcanza esta elevada posición, bajo mi punto de vista, no pienso que esté en grado menor que los profetas. Me refiero a que conduce todas las facultades de su alma y fija el objetivo de ellas únicamente en la comprensión de Dios sin realizar acto grande o pequeño, o hablar, sino sólo cuando dicho acto o diálogo corresponde a ese elevado nivel[70], o que conduce hacia él. Analizando y meditando cada acto y movimiento a realizar, observando si conduce hacia esa finalidad o no, sólo entonces lo realizará (o lo evitará).

Esto es precisamente lo que demandó de nosotros Dios que nos encaminemos hacia Él: "Y amarás a Dios tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Debar. 6:5). Es decir, con todas las facultades del alma, enfocando el objetivo de cada una de ellas específicamente en amar a Dios. Con respecto a esto advirtió el profeta, de bendita memoria: "En todos tus caminos, conóceLo!" (Mishley 3:6) Comentaron los sabios, de bendita memoria, al respecto, diciendo: "incluso al transgredir" (Talmud Berajot 63a), o sea, que se fije como objetivo para cada conducta: la verdad; a pesar que de alguna manera esta transgrediendo.

Ya expusieron los sabios, de bendita memoria, todo este tema en forma resumida, y con pocas palabras indicándolo con mucha integridad; tanto es así, que al profundizar su contenido y observar cómo pudieron incluir tanto en tan pocas palabras, algo que a otros les tomó volúmenes enteros sin siquiera llegar a completar la idea, sabrás que, sin lugar a dudas, esta frase fue dicha con fuerza Divina, y así dijeron: "Que todos tus actos sean en nombre del cielo" ("Veihu maaseja leshem shamaim") (Mishná Abot 2:12).

Este es el tema que fue analizado en este capítulo, y lo que consideramos apropiado mencionar con respecto a esta introducción (al tratado Abot).

 


Capítulo VI

 

La diferencia entre el hombre justo, elevado y el que controla sus instinto y se domina.

 

 

 

1. La ética clásica.

 

Los filósofos han afirmado que el que controla su instinto es aquel que obra buenas acciones y actos sublimes, a pesar que (interiormente) desea y apetece las conductas negativas, no obstante, controla sus debilidades conduciéndose en forma contraria a los dictámenes de su instinto, sus pasiones y vicios, quedando (en su interior) apesumbrado por no haber realizado lo que sus instinto deseaba, (sufriendo por ello) y causándose daño.

 

En cambio el justo es aquel que sus inclinaciones y sus características lo impulsan a hacer lo óptimo, siendo esto lo que desea y anhela[71].

 

Es sabido entre los filósofos, que el justo es más honorable e íntegro, que aquel que doblega su instinto[72]. No obstante, dijeron que aquel que controla su ánimo, se asemeja al justo en muchos aspectos, empero su nivel personal es inferior al del justo, pues todavía siente deseo de algo, que en sí, es negativo; a pesar que no llegó a actuar así.  Pues el deseo de lo ímprobo es una característica negativa del alma. El rey Salomón afirmó: “El alma del perverso desea lo malo” (Mishle 21:10). Además agregó que la realización de buenas obras es una alegría para el justo, mientras que para el que no es justo, es una mortificación: “Actuar correctamente es una alegría  para el justo y una penuria para los injustos” (Ibid. 21:15). Estas palabras de los profetas coinciden con lo mencionado por los filósofos.

 

 

2. La ética de los sabios de Israel.

 

Cuando analizamos lo dicho por los sabios sobre este tema, encontramos que, aquel que ambiciona las cosas prohibidas y se siente impulsado hacia ellas, es más honorable e íntegro que el que no los desea, o que no le cuesta dejarlos; incluso, han llegado a afirmar, que cuando más honorable e íntegro sea el hombre, mayor será la tentación por cometer pecados, como así también, el sufrimiento al dejarlos. De tal forma, declaran: “Cuanto más elevado sea, mayor será su impulso” (Talmud Sucá 52ª) No se conformaron con esto, sino que aseguraron que la recompensa del que controla su instinto es mayor, debido al gran esfuerzo que constituye contenerse: “Según el esfuerzo, así será la recompensa” (Mishná Abot 5:23)

 

Más aun, los sabios recomendaron desear las transgresiones y nos advirtieron de abstenernos de decir: -aunque la Torá no lo hubiera prohibido, igualmente, por naturaleza no sentiría deseos de realizar esa transgresión-. Así: “Rabán Simón Ben Gambliel declaró: ¡No diga el hombre –no quiero comer carne con leche, no quiero vestir híbridos (Shaatnez), no deseo mantener una relación sexual ilícita (ervá)!– sino que diga: ¡quiero, sin embargo, mi Padre, que está en los cielos, me lo prohibió!” (Torat cohanim, sección Kedoshim)

 

 

3. La ley natural y la norma recibida.

 

            Lo que se desprende a simple vista, es que estas dos opiniones[73], aparentemente son contradictorias, sin embargo, realmente no es así, sino que ambas son correctas y no existe desacuerdo entre ellas.

 

            Las cualidades negativas, que aun los filósofos reconocen como tales, declarando que es más honorable el hombre que no las desea, que aquel que las desea pero controla su instinto; son las normas difundidas popularmente (MEFURSAMOT) –Ley natural-, entre los seres humanos vistas como bajezas, por ejemplo: el asesinato, el robo, el asalto, el fraude, la usura, perjudicar a quien no lo ha perjudicado o pagar mal a quien lo ha beneficiado, despreciar al padre o a la madre, etc. Sobre estos preceptos, han expresado los sabios, de bendita memoria, “Si no hubiesen sido escritas en la Torá, hubiese sido apropiado escribirlas” (Talmud Yomá 67b). Esta categoría, fue denominada por algunos de nuestros sabios, que padecieron la influencia de los sabios del Kalam[74]: “preceptos intelectuales”[75]. No cabe duda, que el alma que anhele estos vicios y los apetezca, es defectuosa, ya que el alma honorable, no desea ninguna de estas cualidades negativas, ni se mortifica al abstenerse de ellas.

 

            En cambio los temas, sobre los cuales los sabios declararon que el que controla su instinto es más digno y su recompensa mayor, se refieren a las “normas recibidas”, y esto es verídico, pues, si no estuvieran estipuladas en la Tora, no serían condenables (negativas) en absoluto. Por lo tanto, han expresado que el hombre debe dejar que su alma las apetezca, siendo el único impedimento para hacerlas, la Torá[76]. Puedes comprobar la sabiduría de ellos, de bendita memoria, en los ejemplos que utilizaron; ya que ellos no declararon: “que no diga la persona: -no puedo asesinar, no puedo robar, no puedo mentir, sino que puedo, sin embargo, mi Padre, que está en los cielos, me lo prohibió!”  (no fue esta categoría MEFURSAMOT lo que dijeron) sino que  que expusieron temas relacionados a la norma recibida, como por ejemplo: la prohibición de carne con leche, de vestir mezclas (SHAATNEZ), de cohabitar ilícitamente, etc. Estos preceptos y los parecidos a ellos, fueron denominados por Dios: “decretos” (JUKOT), así, los sabios afirmaron: “Los decretos que te decreté, no tienes permisión para cuestionarlos” (Talmud Yomá 67b)

 

Además los idólatras, los consideran despectivamente y el instigador (SATAN) acusa sobre ellos, por ejemplo: la vaca bermeja (PARÁ ADUMÁ) el chivo expiatorio (SEIR HAMISHTALEAJ), etc. Sobre la terminología de algunos sabios postreros, donde se denominan “intelectuales”, puede ser mejor vertida como “preceptos” tal como han expuestos los sabios en el Talmud.

 

            Ciertamente, de todo lo mencionado, se ha aclarado, por un lado sobre qué tipo de actos, cuando un hombre no los apetece es más honorable que aquel que los apetece pero controla su instinto, y por otro lado, en qué tipo de actitudes se observa lo contrario. Esto que aclaré, es una suprema novedad y una apropiada  integración entre las dos opiniones, cuyo lenguaje expresa la veracidad de lo expuesto, siendo este el objetivo del presente capítulo.

 


 

Capítulo VII

 

Los velos entre el hombre y Dios; su significado.

 

 

1.      La profecía y las características del profeta.

 

Tanto en el Midrash[77], la Hagadá[78] como en el Talmud, frecuentemente se afirma, que entre los profetas, hay quien capta a Dios detrás de muchos velos[79], y hay quien Lo capta detrás de pocos; todo acorde a la cercanía con Dios que posea el profeta, como así también, el nivel de profecía que haya alcanzado. Hasta el punto de declarar en el Talmud Yebamot 49 b, que Moshé, nuestro maestro, percibió a Dios, detrás de un solo velo cristalino es decir, transparente, esta es la cita: “Todos los profetas percibieron detrás de una aspaklaria turbia, mas Moshé, nuestro maestro, percibió detrás de una  aspaklaria transparente.”[80] El término aspaklaria se refiere a un espejo hecho de un material transparente, como el cristal y el vidrio, como se explica en el tratado de Kelim 30:2.

 

La explicación de este tema es la siguiente: se refiere a lo que ya aclaramos en el capítulo segundo, o sea que las cualidades tanto racionales como éticas, y los vicios tanto los vicios de la razón, por ejemplo la necedad, la falta de lucidez y rapidez mental; como los (vicios) éticos, por ejemplo: el exceso de pasión, el orgullo, la irascibilidad, el enojo, la arrogancia, la codicia como otros tantos que se asemejan a estos. Ya mencioné el sistema de su comprensión en el capítulo cuarto. Estos vicios son las separaciones que se interponen entre el ser humano y Dios, así lo aclara el profeta:  "Salvo por sus iniquidades que separaban entre ustedes y entre Dios, y por sus pecados causaron que Dios se oculte  de ustedes y no los  escuche" (Yeshayahu 59:2).  Es decir, que nuestras transgresiones que son aquellas conductas negativas, como ya mencionamos, son precisamente las barreras que interrumpen entre nosotros y Dios.

 

Has de saber que los profetas no profetizan sino luego de haber adquirido todas las cualidades racionales y la mayoría de las cualidades éticas, especialmente las más graves de ellas. Así es como se ha declarado:  "La profecía no recae sino sobre aquel que es sabio, valiente y rico" (Babli-Shabat 72a, Babli-Nedarim 38a). Así: a) El termino "sabio" incluye indudablemente todas las virtudes racionales. b) El termino  "rico", por otro lado, es una de las virtudes éticas, es decir: La austeridad, ya que se denomina "rico" al que le es suficiente lo que posee; de tal modo declaran los sabios:  "¿Quién  es “rico” ? “El que se alegra con lo que posee” (Abot 4:1). Es decir, a él le basta lo que se le presenta y no se mortifica por lo que no se le presenta. c) Del mismo modo el termino "valiente" es una de las virtudes éticas, es decir que el hombre dirige sus fuerzas según el saber y el entendimiento, como ya aclaramos en el capítulo quinto, por eso se ha declarado:  "¿Quién es  " valiente"? El que domina su impulso" (Ibíd.)

  

No obstante no es menester poseer todas las cualidades éticas o no tener ningún tipo de vicio para ser profeta,, ya que el Rey Salomón que era profeta, como atestigua la Escritura: "En Guibón se le apareció el Señor al Rey Salomón en un sueño por la noche”  (Melajim I 3:5).  No obstante, encontramos en él una opaca cualidad, tal es, el exceso de pasión, como lo demuestra la cantidad de mujeres que desposó, pues esta actitud es característica del exceso de pasión. Sobre ello fue dicho:  "Acaso no fue en  eso (mujeres) que pecó Shlomó, el rey de Israel”   (Nejemiá 13:26)

  

Así mismo David, que en paz descanse, también era profeta, como se declara:  " me habló la Fortaleza de Israel, diciendo: el que gobierna a los hombres (ha de ser) justo, el que los gobiernas (ha de tener) temor de Dios."   (Shmuel B 23:3). Sin embargo, encontramos que era violento, a pesar que lo utilizó en contra de los gentiles y en la eliminación de los apóstatas, siendo compasivo con Israel; es lo que se expresa en las Crónicas que Dios (no le permitió construir el Templo) ni era apropiado para esto, debido a la cantidad de muertes que hizo, diciéndole: “tú no construirás un Templo para Mí porque demasiada sangre” (Dibrey HaYamim A 22:8)

  

Encontramos también en Eliyahu, de bendita memoria, la falta de la irascibilidad, a pesar de haberla utilizado en contra de los apóstatas, contra los cuales se enojó, no obstante comentaron los sabios (cf. Tana DeBé Eliyahu Zutá 8) que Dios lo tomó diciéndole que no era apropiado que lidere el pueblo o que sea  sacerdote  aquel que posee un celo tan grande como el que él poseia, pues, los destruiria.

            Así encontramos que el profeta Samuel, que tuvo miedo de Shaúl; en Yaakob que lo atemorizó el encuentro con Esav. Estas cualidades y otras parecidas, son obstáculos  que se interponen entre Dios y los profetas. Por lo tanto, el que tenga dos cualidades o tres que no estén equilibradas, como explicamos en el capítulo cuarto, sobre él se dice que percibió a Dios detrás de dos o tres separaciones.

                                               

2. El equilibrio anímico.

No debe sorprenderte el hecho que debido a  falencias en las cualidades éticas, disminuya el nivel de profecía, pues algunas bajezas éticas impiden totalmente la profecía, por ejemplo la irascibilidad, de tal manera se ha declarado:  "Todo el que se enoja, si él es profeta la profecía se aparta de él" (Bablí-Pesajim 66b)

                                                

Esto se desprende del profeta Elishá, el cual al enojarse, la profecía se alejó de él; no retornando hasta que desplazó su ira, como se declara:  "Y ahora, tomen para mí un músico”  (Melajim B 3:15)

  

De la misma manera, a causa de la tristeza y de la angustia del patriarca Yaakob, de bendita memoria, todo el tiempo que estuvo de duelo por Yosef, se apartó de él el Espíritu Divino hasta que la buena nueva (que Yosef aun vivía) le fue comunicada; así se declara:  "Hablaron con el todo lo que Yosef les había comunicado, y (Yaakob) vio todas las carretas que había enviado Yosef para transportarlo, entonces el espíritu de su padre Yaakob, revivió." (BeReshit 45:27)

  

Sobre tal versículo la traducción aramea, declara: "La inspiración del espíritu de profecía recayó sobre Yaakob, su  padre". Así también declaran los sabios:  "La profecía no reposa  en la pereza, ni en la tristeza, sino en de la alegría" (Babli-Shabat 30b, Bablí-Pesajim 117a)

                        

3. El nivel de Moshé.

            Cuando le fue claro a  Moshé que no quedaba ninguna separación que no haya apartado y que ya se habían asentado en él todas las cualidades éticas y racionales, pidió comprender cabalmente a Dios, la esencia de Su existencia, siendo que no restaba ya ningún impedimento, diciendo: "Muéstrame Tu Gloria" (Éxodo 33:18).  Sin embargo Dios le informó que esto era imposible debido a su naturaleza de raciocinio unida a la materia, es decir, por su naturaleza humana, así se ha declarado:  "el Señor  le respondió: No podrás ver mi rostro, pues no me ha visto un ser humano ni ningún ser vivo" (Ibid. 33:20).  De tal forma, no quedó entre él y la comprensión de Dios, en la esencia de Su existencia, sino un resplandeciente velo, es decir: el intelecto humano no separado. Agraciando Dios a Moshé con Su misericordia, pues  le concedió mayor percepción de la que poseía antes de su pedido. Le informó además que la finalidad (la comprensión absoluta de Dios) es imposible siendo un cuerpo material.

 

Se ha denominado esta comprensión de Dios como "ver el rostro", tal como cuando una persona ve el rostro de un amigo, graba en su mente la imagen y no lo confunde con otro, aun cuando su amigo ya no este presente. No obstante, a pesar de que lo haya visto de frente, al observarlo de atrás, puede surgirle la duda y puede confundirlo. Del mismo modo, la comprensión de la esencia de Dios consiste en que se comprenda en el alma la esencia de su existencia, de manera tal que no se adhiera a esta existencia nada del resto de los entes, hasta que se encuentre la existencia de Dios grabada  en el alma y separada de la impresión de la existencia del resto de los entes. A un ser humano simple le es imposible llegar a este punto de comprensión, pero Moshé, que en paz descanse, comprendió un poco menos que esto y esto es lo que se declara:  "Retirare la palma de mi mano y verás mi espalda, pero mi rostro no será visto" (Shem. 33:23).  Este tema lo he de desarrollar en mi libro sobre la profecía.

 

Al percatarse de esto los sabios,  es decir, que estos dos tipos de defectos, los racionales y los éticas son los velos que interrumpen entre Dios y el ser humano, además que estas falencias son las que determinaron los distintos niveles de profetas; declararon al observar la sabiduría y las nobles cualidades de ciertos sabios: "Es digno que se repose sobre ellos la Presencia Divina como sobre Moisés nuestro Maestro." (Babli-Suká 28a). No te confunda el tema de la semejanza pues ellos los asemejaron a él (a Moisés), pero no los igualaron a él, Dios no lo permita. Del mismo modo se declaró sobre otros como Yoshúa.

Este es el tema que pretendimos aclarar en este capítulo.

 


 

Capítulo VIII

 

 Sobre el Hombre.

1. La disposición natural.                               

Es imposible que un ser humano  sea virtuoso o vicioso de nacimiento. Tal como es imposible que un individuo nazca siendo un experto en determinado oficio. No obstante, es factible que, por naturaleza, tenga una disposición a la virtud o al vicio, siéndole más fácil ciertas conductas que otras.

Un ejemplo de esto, cuando un hombre, por su naturaleza, tienda a la sequedad y sea la esencia de su cerebro pura, de poca humedad, ciertamente le será mucho más fácil el estudiar, el recordar y el entendimiento en general más que al hombre flemático, de abundante humedad en el cerebro. Pero si aquel individuo que posee en su temperamento la disposición a esta virtud, la desaprovecha sin abocarse al estudio ni dedicarse en absoluto  a cultivarla, indudablemente, terminará como un ignorante. Por otro lado, si aquel que posee una naturaleza rudimentaria, de abundante humedad, se educa y si se le enseña, sabrá y entenderá, aunque con dificultad.

De igual modo ocurrirá con un hombre cuyo temperamento es un poco más caluroso que lo necesario, será valiente, es decir: con disposición a la valentía que si se ejercita en ella será valiente con facilidad; así otro hombre cuyo temperamento es más frío que lo normal, tendrá cierta disposición hacia la cobardía y el miedo, y si se acostumbra a esto las obtendrá fácilmente, en cambio si se lo acostumbra a actuar con valentía, con dificultad será valiente, aunque si se ejercita, indudablemente lo logrará.

                         

2. La falacia del destino.

            Ciertamente te hemos aclarado este tema, para que no consideres verídicos los delirios con los que suelen engañar los astrólogos; pues ellos afirman que la fecha de nacimiento es lo que caracterizará al hombre como virtuoso o denigrado, y que tal persona está destinada a comportarse de tal forma. No obstante, tú sabes que es algo aceptado dentro de la Torá y también por los filósofos griegos, como ya se han verificado sus verdaderos argumentos, que los actos del ser humano dependen únicamente de él. No hay determinismo con respecto a ellos ni tampoco hay una influencia exógena que lo incline hacia las buenas cualidades o hacia las malas; si bien existe la disposición de su temperamento, como ya aclaramos, que le hace más fácil o más difícil una conducta; no obstante, (la idea) de que ya está condenado a actuar de tal manera o abstenerse de algo, no existe en absoluto[81].

Si el ser humano hubiese estado determinado en sus conductas, a) no tienen sentido  los preceptos de la Torá y sus advertencias, siendo todo una gran falacia, ya que no habría libre albedrío en el actuar del ser humano.

b) Del mismo modo, la postura del determinismo, quita sentido al estudio y la educación, además del aprendizaje de los oficios, ya que todo esto sería vano, pues de todas formas, según esta teoría,  el ser humano estaría determinado de modo exógeno según los que sostienen así, a ser atraído a realizar determinado hecho, a adquirir cierto conocimiento e incluso a adquirir conducta ética establecida.

c) Más aun, la recompensa y el castigo serían una injusticia absoluta, ya sea entre el hombre y su prójimo, como entre Dios con los humanos. Así, acorde al determinismo, si Shimón que asesinó a Reubén, si hubiera estado destinado a asesinar a Reubén, y este último destinado a ser asesinado: ¿por qué Shimón ha de ser castigado? Y ¿cómo es posible que  Dios, Justo y Recto, lo castigue por un hecho que estaba determinado a realizar, e incluso si hubiese intentado no hacerlo no hubiera podido?

d) Asimismo, se anularían además todas las preparaciones: construir viviendas, ahorrar dinero, escaparse en momentos de miedo, y todo lo semejante, porque si se decretó que algo debe ocurrir es imposible que no ocurra.

Todo esto es una completa mentira, que contradice a la lógica y lo que se percibe (en la vida diaria[82]), además, destruye la construcción de la Torá y atribuye injusticia a Dios, fuera de Él semejante falta.

                              

3. El libre albedrío.

Sin embargo, verdaderamente, no cabe duda que los actos de los seres humanos dependen  únicamente de él, si quiere lo hace, si quiere no lo hace, sin nada que lo destine ni obligue al respecto, por lo tanto es apropiado encomendar al ser humano:  "Observa! he puesto hoy ante ti la vida y lo bueno, la muerte y lo malo... y escogerás la vida." (Devarim 30:15-19)

De tal modo, el libre albedrío fue entregado a nosotros, y se impone entonces el castigo para el trasgresor y la retribución para el disciplinado: si escuchan (habrá bendición), si no escuchan (habrá maldición (Cf. Devarim 11:27-28). Por lo tanto es un deber el estudio y la enseñanza: "Las enseñarás a tus hijos y meditarás en ellas          en tu casa y cuando andes por tu camino, al acostarte y al levantarte." (Ibid. 11:19). "Llamó Moshé a todo Israel y les dijo: Escucha Israel los decretos y los juicios que yo te he declarado en tus oídos hoy,  las enseñarán y cuidarán de hacerlas." (Ibid. 5:1)

  

Junto con todo lo que conlleve el estudio y la costumbre en los preceptos, también son necesarias todas las precauciones, como está escrito en la Torá: "Cuando construyas una nueva casa, harás una baranda (MAAKE) en tu techo y así no derramarás sangre en tu casa, porque (puede) caerse alguien de él." (Ibid. 22:8) "Hablarán los policías al pueblo diciéndole: el hombre que construyó una casa nueva y aun no la ha inaugurado, que se vuelva a su casa, por si muere en la guerra, y suceda que otro hombre la inaugure." (Ibid. 20:5) "Porque esta es su única ropa, el traje con el que se cubre,  entonces con qué se acostará? Y ocurrirá que cuando Me ruegue, lo escucharé porque Soy compasivo." (Shemot 22:26) "No destruirá al molino y a su rueda, porque está destruyendo (la  subsistencia) de un alma." (Devarim 24:6) Y muchos otros ejemplos están escritos en la Torá y en los libros de los profetas sobre este tema, es decir: la precaución.

 

No obstante, encontramos entre los sabios, de bendita memoria, cuando declaran: Todo depende de Dios fuera del temor a Dios (Bablí-Berajot  33a). Es correcto y coincidente con lo que ya aclaramos[83], solo que con algunas de las conductas humanas, sobre las que (en realidad) hay libre albedrío, muchos hombres suelen equivocarse pensando, que ya están predestinado, por ejemplo casarse con cierta persona, o si tendría dinero o no.  Y esto no es correcto ya que una mujer que alguien despose con un contrato matrimonial (KETUBA) y con un enlace (KIDUSHIN) entonces, para el que la desposó, estará permitido cohabitar con ella, lo que es un precepto, y Dios no destina la realización de un precepto. Por otro lado, si se presenta alguna relación prohibida en este enlace, será una trasgresión y Dios no predestina al hombre cometer un pecado.

                  

Así mismo, alguien que robó el dinero de otro o que lo engañó y niega jurando en nombre de Dios falsamente, si decimos que Dios predispuso que ese dinero llegue a manos de él, saliendo de las manos del primero, entonces Dios determinó la realización de un pecado. Sin embargo el tema no es así.

 

Sino que todas las conductas del ser humano dependen de él mismo y es el hombre con  su libre albedrío el que decide. En este rango se encuentran indudablemente los preceptos y las transgresiones. Tal como ya aclaramos en el segundo capítulo, los preceptos de la Torá y sus advertencias se hayan en el área de las conductas en las cuales el ser humano tiene libre albedrío para realizarlas, o para no realizarlas. En esta función del alma se encuentra el temor a Dios lo que no depende de Dios sino, que tal como explicamos, está entregado al libre albedrío del hombre[84].

 

Siendo así, ¿qué significa lo que dijeron los sabios: "todo depende de Dios"? Con esta frase se refieren a las características humanas naturales, en las cuales no hay libre albedrío, por ejemplo: ser alto o petiso, que caiga lluvia o que haya sequía, que haya aire turbio o diáfano, o todo lo semejante que existe en el mundo. Todo (depende de Dios a excepción de los quehaceres  y abstenciones del ser humano..

 

Este tema que aclararon los sabios, es decir, que los preceptos y las transgresiones no dependen de Dios ni de Su voluntad, sino, más bien, de la voluntad humana, lo aprendieron de lo dicho por el profeta Yirmeyahu cuando declaró:  "De la boca del Altísimo no sentencia lo malo ni lo bueno" (Eijá  3:38). Al decir “lo malo” se refiere a los malos actos y "bueno" se refiere a los buenos actos, la intención del profeta es declarar que Dios no determina que el ser humano se comporte mal o bien.

 

Por cuanto que es así, es apropiado que el ser humano reflexione y se lamente por todos los pecados e iniquidades que hizo, ya que por propia voluntad se comportó mal, como el profeta acota: "¡Cuánto ha de afligirse el hombre vivo, el varón por su pecado!"        (Ibid. 3:39)

  

Luego agrega el profeta que la curación de esta enfermedad está en nuestras manos; así como pecamos por propia voluntad, del mismo modo debemos arrepentirnos de nuestras conductas negativas[85]: "Meditaremos sobre nuestras sendas, las investigaremos y volveremos a Dios elevaremos nuestros corazones al Señor  a Dios que está en los cielos" (Ibid. 3:40-41)

                  

4. La regularidad.

El dicho ampliamente difundido entre las personas, que también se encuentra en las obras de los sabios y en lo dicho por los profetas, que el sentarse y levantarse del hombre y todos sus movimientos, dependen de la Voluntad Divina y de Su deseo, en cierto aspecto, es una opinión correcta, es decir:

 

a) Así como alguien que arroja una piedra al aire y cae hacia abajo, en este caso decimos que por voluntad de Dios cayó "hacia abajo". Ciertamente es correcto declarar así, ya que Dios quiso que la tierra esté en el centro, a causa de esto siempre que se arroje parte de ella hacia arriba tenderá a caer hacia el centro[86].

 

b) Así mismo todas las partes del fuego tienden a subir a causa de la Voluntad (Divina) que hizo que el fuego tendiera a subir; es decir no es que Dios desee en el preciso momento en que el cuerpo se mueve que tienda hacia abajo (o hacia arriba)[87].

                                       

Los sabios del Kalam[88], disienten con esto ya que los escuché decir, que la Voluntad Divina está presente en cada objeto en cada instante e instante; no así opinamos nosotros, sino que, según nosotros, la Voluntad Divina actuó durante los seis días de la creación y luego todos lo que ocurre está supeditado a esas leyes físicas (instauradas durante los seis días de la Creación)[89], así se declara: "Lo que hubo es lo que habrá, lo que ha sido, es lo que será, no hay nada nuevo bajo el sol" (Kohélet 1:9) “Aquello que ha sido, ya fue; lo que ha de ser, ya fue; Dios devuelve los acontecimientos." (Ibid. 3:15) "No hay nada nuevo bajo el sol" (Ibid. 1:9)

 

Por lo tanto, necesitaron los sabios argumentar con respecto a todas las maravillas, y milagros que sucedieron y los que sucederán, tal como lo atestiguan las escrituras, todo esto ya había sido dispuesto por la Voluntad Divina desde los Seis días de la  creación, y en aquel momento habían sido incorporadas a la naturaleza para que se manifiesten en el momento en que deben manifestarse; y cuando suceda este fenómeno en la naturaleza en el momento adecuado, piensan  que es algo renovado en aquel preciso instante y esto no es así.

                                            

Ya se ha comentado mucho sobre el tema en los estudios alegoricos sobre Kohélet y otros, siendo la opinión de los sabios sobre este punto: "El mundo mantiene su disposición natural" (Bablí-Avodá Zará 54b)

  

Siempre encontrarás en los dichos de los sabios, que se alejan de declarar que la Voluntad Divina se presenta en cada objeto en cada momento y momento, de este modo se explica que cuando declaran sobre el hombre que se levanta y se sienta por la voluntad divina, es decir que le fue proporcionado al ser humano desde el momento de su creación,  la capacidad de sentarse y levantarse, acorde a su propia voluntad. Y no que en ese momento en que el hombre  se levanto, quiso Dios que se levante o que no se levante, del mismo modo que no quiere ahora que esta piedra que cae caiga o que no caiga.

 

La regla general en este tema es la siguiente, tal como Dios quiso que existan hombres erguidos, de torso amplio, con dedos en sus manos, así también, quiso que se moviese o que se abstenga por si mismo, actuando según su libre albedrío. Con respecto a  sus conductas no hay determinismo ni impedimento (para que las realice o las deje de hacer), como se explica en la Torá cuando aclara este punto diciendo: “He aquí que el hombre se ha (convertid en una especie) única, de él depende discernir  el bien y el mal" (BeReshit 3:22)

                                           

La traducción aramea de la Escritura comenta que la explicación de la frase “(convertid en una especie) única, de él depende discernir  el bien y el mal” significa que el hombre se transformó en único en el mundo, o sea una especie como no hay otra que comparta esta facultad[90]. Por cuanto que es así, cabe la posibilidad que quiera arrancar del fruto de este (árbol) y coma y viva para siempre. (Ibid. 3:23)

 

Al ser  que la elección es parte de la realidad humana, me refiero a  que puede realizar actos positivos o negativos acorde a su libre albedrío, se impone entonces  educarlo en las sendas del bien y del mal, siendo encomendado y advertido, castigado y retribuido, siendo todo esto correcto. Necesitará ejercitar su alma con conductas positivas hasta que adquiera las virtudes y alejarse de las conductas negativas hasta que desarraigue de él las bajezas, que tenía. Por lo tanto, no debe pensar que se encuentra en una situación tal en la que es imposible cambiar, ya que toda situación es posible de cambiar, o de lo bueno a lo malo ya sea de lo malo a lo bueno, siendo el hombre el que elige. Es por eso que hemos comentado todo lo referente a los preceptos y las transgresiones.

                                          

5. Eliminación del libre albedrío.

5.1 El caso: Egipto.

Con respecto a este tema, nos queda un punto por aclarar, y es la existencia de  algunos pasajes bíblicos en los cuales pareciera que Dios determina la conducta rebelde (de ciertos hombres), forzándolo (a actuar así), esto es absolutamente incorrecto, y es necesario que lo aclarare, pues muchos se han confundido en este punto. Ejemplo de esto es lo que se le dijo a Abraham:  "Le dijo a Abram: has de saber que tu simiente será extranjera en una tierra que no les pertenece; los esclavizarán y los torturarán cuatrocientos años" (BeReshit 15:13)

                         

Han preguntado: ¿Acaso no se expresa aquí que se ha decretado sobre Egipto que esclavizarán a la simiente de Abraham? entonces, ¿Por qué los castigó, ellos estaban destinados a esclavizarlos, tal como se había decretado?

 

La respuesta, sin embargo, es la siguiente: es análogo a que Dios dijese que entre  los que nacerán, habrán rebeldes y disciplinados, justos y malvados; esto es correcto, aunque no por esta disposición es obligatorio que aquel hombre malvado sea malvado, o aquel hombre justo sea justo. Sino que todo aquel haya escogido ser malvado, lo fue por su libre albedrío. Si hubiese querido ser justo, lo hubiera sido sin que nada se lo  impida. Asimismo, con el justo, si hubiera querido ser malvado, nada se lo hubiera impedido, pues lo que el santo Bendito Él dijo no se refiere a cada individuo particularmente, como para que pudiera decir: estoy condenado (a actuar de tal manera), sino al conjunto en general, quedando cada hombre con su libre albedrío en forma intacta. Así cada egipcio, que esclavizaron y torturaron ( a los hebreos), si hubiese querido no esclavizarlos (hubiera podido pues) tenía elección para ello ya que Dios no decretó sobre un particular que los esclavizara[91].

 

Esta misma respuesta utilizaremos para lo que se declara: “He aquí tu reposarás con tus padres, pero se levantará este pueblo  y se prostituirá tras dioses extraños” (Devarim 31:16)

 

Pues no hay diferencia entre decir esto y proclamar que todo el que practique idolatría será castigado de tal o cual manera; ya que si no existe nadie que practique idolatría, esta advertencia sería en vano y todas las maldiciones serían en vano, como así también,  todos los castigos presentes en la Torá. Por lo tanto, no porque encontramos la pena de lapidación (SKILA) en la Torá vamos a declarar que aquel que profanó Shabat, estaba destinado a profanarlo. Ni tampoco a causa de las maldiciones que se encuentran en la Torá diremos que, aquellos que practicaron idolatría y por ende recaen sobre ellos las maldiciones, estaban condenados  a practicarla[92]. Sino que por su libre albedrío practicó idolatría el que la practicó, por lo tanto recae sobre él el castigo: "El que degüella un toro (para sacrificio), también el golpea a un  hombre; el que presenta un cordero como ofrenda, también decapita perros (para la idolatría); el que trae oblaciones, también salpica sangre de cerdo (para los ídolos); el que quema incienso, también canta a la vanidad; también ellos escogieron su camino, su alma anhela sus iniquidades. Por lo tanto, Yo escogeré acosarlos y les causaré pánico, pues clamé y nadie respondió; hablé y nadie escuchó; han hecho maldades frente a mis ojos y han escogido lo que no Me place." (Yeshayahu 66:3-4)

 

No obstante se ha declarado:  "He endurecido el corazón del faraón, y el los perseguirá, entonces Yo Me ensalzare con el faraón y con su ejercito y entenderán los egipcios que Yo soy Dios y harán así" (Shemot 14:4). Y luego Dios lo castigó hasta darle muerte . Ciertamente esto da lugar para explayarse y por medio de este comentario se desprenderá un fundamento importante. Reflexiona sobre mis opiniones, pon atención en ellas y compáralas con lo dicho por otros autores fuera de mi y escoge lo que te parezca óptimo.

 

Mi opinión es la siguiente: si el faraón y sus secuaces no hubieran tenido otro pecado que el no haber liberado a Israel, la explicación sobre el tema hubiese sido muy difícil, ya que Dios  mismo, había impedido que los liberaran como se ha declarado: "Dijo Dios a Moshé: Ve al faraón, porque yo he endurecido su corazón y el de todos sus siervos para aplicar mis maravillas dentro de su pueblo." (Shemot 10:1)

  

¿Cómo es posible que les pida que los libere, siendo que estaban condenados a no liberarlos? más aun, ¿cómo es posible que los castigue porque no los liberó? A simple vista esto es una injusticia, que contradice todo lo que ya expusimos.

 

No obstante el tema no es así, sino que el faraón y sus secuaces se rebelaron en contra de su libre albedrío, sin que nadie los obligaran; esclavizaron a los extranjeros que vivían con ellos, haciéndoles sufrir graves injusticias, como se ha declarado:  "Dijo entonces a su pueblo: he aquí el pueblo de Israel es más numeroso y poderoso que nosotros, seamos más sabios que ellos para que no se reproduzcan, por si se presenta una guerra no sea que se añadan a nuestros enemigos, no nos combatirán y nos expulsen de nuestra tierra." (Shemot 1:9-10)

                                                                  

Este comportamiento provenía de ellos por su libre albedrío y por su malvado pensamiento, sin que nada los obligue a ello. El castigo de Dios por lo tanto, consistió en impedirles el arrepentimiento, recayendo sobre ellos los castigos apropiados a su comportamiento. La imposibilidad de arrepentirse se expresó en la incapacidad de liberarlos[93]. Dios ya le había informado este asunto, es decir, que si la intención Divina hubiera sido únicamente liberarlos hubiera destruido al faraón y a sus secuaces e Israel hubiera salido sin demoras, empero deseaba además de liberarlos castigar a los esclavizadores, como ya había prometido y declarado: "También al pueblo que los va a esclavizar, Yo juzgaré y después saldrán con una gran riqueza" (BeReshit 15:14)

  

Mas, si se hubieran arrepentido, hubiese sido imposible castigarlos, por lo tanto se les impidió el arrepentimiento y los mantuvieron sin liberarlos. Esto es lo que se ha declarado: "Ahora yo he enviado mi fuerza y te heriré a ti y a tu pueblo con  una peste y desaparecerás de la tierra. No obstante, para esto te he sostenido, para mostrarte mi fuerza y para que relates Mi Nombre en toda la tierra" (Shemot 9:15-16)

 

No es motivo de cuestionamiento el hecho que Dios castigue al ser humano impidiéndole que se arrepienta, y no permitiendo que su libre albedrío escogiese el arrepentimiento porque Dios conoce los pecados y según su sabiduría y su justicia se aplicarán los castigos: a veces en el mundo futuro solamente, a veces en este mundo solamente o a veces en ambos. El castigo en este mundo está dividido: a veces se castiga en el cuerpo y a veces en el dinero y a veces en ambos.

 

Por ejemplo, cuando, a modo de castigo, se anula algún movimiento humano, en el cual el hombre era poseedor de libre albedrío, por ejemplo que se le paraliza su mano sin poder realizar ninguna labor, tal como le ocurrió a Yerobam ben Nebat (cf. Melaj. A 13:4) o enceguecer los ojos, como el caso de los habitantes de Sodoma que se habían reunido en la puerta de la casa de Lot; de la misma manera se anula la posibilidad de arrepentimiento de un ser humano de modo que se adormece para siempre en él el sentimiento de arrepentimiento y muere en su pecado. No esta  en nuestra capacidad conocer Su sabiduría al punto de saber por qué castigó a este individuo de esta forma y no de otra, del mismo modo que no sabremos cual es la causa que llevó a esta especie a tener tal forma y no otra. Pues la regla general es: "El Creador actúa rectamente, por que todos sus caminos son de misericordia y justicia; Dios de la fidelidad en quien no hay injusticia, es justo y recto." (Devarim 32:4) Dios castigará al pecador según su pecado y beneficiará al benévolo según su probidad.

 

Si has de preguntar; ¿por qué entonces le pidió al faraón una y otra vez liberar a Israel, mientras que estaba condenado a no liberarlos, recayendo las plagas sobre él mientras persistía en su negativa, pues como ya aclaramos, el faraón, fue castigado de modo que continúe negándose? Pues no debería haberle exigido algo que al faraon le era imposible realizar.

 

Esto también fue obra de la sabiduría de Dios pues le informó que Él podía eliminarle su libre albedrío cuando quisiese, como si le hubiera dicho: "Yo te pido que los liberes, y si los liberas te salvarás; pero tú no los liberarás hasta el día de tu muerte" Y él debió liberarlos, para así demostrar justo lo contrario de lo que predijo el profeta quien declaró que el faraón, estaba condenado a no poder liberarlos. Esto fue una gran señal para el resto de los hombres, como se ha declarado: Para que relates Mi Nombre en toda la tierra" (Shemot 9:16)

  

Es decir que es posible que Dios castigue a un individuo eliminándole su libre albedrío en una conducta específica, comunicándole que no podrá volverse atrás (y arrepentirse) de forma tal, que no podrá recuperar el libre albedrío que poseia en esa conducta.

                   

5.2 El caso: Sijón.

 

De esta misma forma fue castigado  Sijón, el rey de Jeshbón, pues a causa sus maldades precedentes, las cuales nadie le obligó  a hacer, Dios lo castigó impidiéndole que aceptara el pedido de Israel de pasar por su territorio, hasta que combatieron con éll y lo mataron. Esto es lo que se declara: "No permitió Sijón, el rey de Jeshbón, dejarnos pasar por su  territorio, porque el Señor tu Dios le endureció el corazón y fortaleció su  ánimo para entregarlo en tus manos como este día." (Devarim 2:30)

  

Este tema fue difícil de explicar entre los comentaristas, pues pensaron que Sijón había sido castigado por no haber permitido que Israel pase por su territorio, entonces se cuestionaron: ¿cómo fue castigado si fue Dios el que le endureció el corazón? Del mismo modo que pensaron que el faraón y los egipcios, habían sido castigados por no haber liberado a Israel. No obstante el tema no es sino como antes explicamos.  favorablemente a Israel hasta que lo mataron[94].

 

Ya explicó Dios por intermedio de Yeshayahu que suele castigar a algunos de los rebeldes impidiéndoles que se arrepientan, y no dejándoles que puedan arrepentirse, como se ha declarado:  "¡Cubriré el corazón de este pueblo, haré pesado su oído y desviaré sus  ojos!, no sea que vea con sus ojos, escuche con sus oídos y entienda con su corazón, y se arrepientan y se curen"  (Yeshayahu 6:10)

  

Todo esto está claro y no precisa más explicación,  siendo la llave para muchas puertas. De esta forma se entiende lo dicho por el profeta  Eliyahu, de bendita memoria, acerca de los renegados de su generación: "Respóndeme, Dios, respóndeme! y sabrá este pueblo que Tú eres  el Eterno, Dios, y Tú hiciste tornar su corazón hacia atrás." (Crónicas A 18:37)

                                          

Es decir, cuando ellos pecaron voluntariamente, debían ser castigados de modo tal que desviaran su corazón de los caminos que llevan al arrepentimiento, quitándoles el libre albedrío y la voluntad para abandonar la rebeldía y por esto se mantuvieron en su herejía. Así se ha declarado: "Efrayim está atado a los ídolos, déjalo!" (Hoshea 4:17) Es decir, que por propia voluntad se apeg’o a los ídolos y los quiso, fue castigado de forma tal que no pudo despegarse de ellos, esto es lo que significa la expresión: “déjalo”   Este es uno de los comentarios más exactos para el que entienda la sutileza de los pensamientos.

 

No obstante lo dicho por Yeshayahu: “ Dios, ¿por qué nos alejas de Tu camino?  ¿por qué endureces nuestro corazón a Tu temor?” (Yeshayahu 63:17)  esto no se enmarca dentro de la misma explicación que dimos hasta ahora, ni es inherente a ese tema. Sino que el significado de este pasaje se enmarca en lo que se expresa en su contexto, esto es, que el profeta está afligido por nuestro exilio y nuestra dispersión, por el receso de nuestra soberanía y por el control que ejercen los pueblos sobre nosotros, por eso dice en forma de súplica:  “Señor, Dios de Israel, cuando vean que los idólatras los someten, se desviarán del camino correcto y su corazón se alejarán de Tu temor, esto haría pensar que Tu fueras la causa de que los ignorantes se desvíen del camino correcto" Del mismo modo como declaró Moshé nuestro maestro:  “Dirán todos los pueblos que escucharon Tus maravillas:  por no poder traer Dios a este pueblo a la tierra que les había jurado, los aniquiló en el desierto." (Bemid. 14:15-16) Es por eso que el profeta Isaías declara después: “Vuelve por Tus siervos, las tribus de tu heredad!” (Yeshayahu 63:17) Es decir, para que no sea profanado el Nombre Divino. Del mismo modo como está expresado en el profeta Malají   acerca de los que se encaminan tras la verdad, vencidos esta vez por las naciones idólatras, en tiempos de exilio, sobre los cuales el profeta expresa sus pensamientos: “Todo el que hace mal, parece ser bueno delante de Dios y con ellos se deleita” o “ ¿Dónde estás Dios del juicio?" (Malají 2:17)

                                                  

Relata además lo que explicamos sobre las penurias del exilio: “Y han dicho: es inútil servir a Dios, ¿qué hemos ganado con guardar sus estatutos? Hemos terminado como dolientes a causa del Señor de las Huestes, por eso ahora nosotros consideramos felices a los malvados” (Malají 3:14-15) No obstante el profeta nos augura que en el futuro Dios sacará a luz la vedad, por eso declara: “Se van a arrepentir y verán la diferencia entre el justo y el malvado, entre el servidor de Dios y el que no lo sirve” (Ibid. 3:18)

  

Todos esos pasaje del Tanaj de difícil comprensión de los cuales parece entenderse que Dios determina (que ciertos individuos) pequen, ya desarrollamos su explicación sin dejar lugar a dudas; y es una explicación correcta para aquel que sabe reflexiona bien.

 

Por lo tanto, queda en pie nuestro principio tal es que los preceptos y las transgresiones dependen exclusivamente del ser humano, y es él el que escoge cual es la conducta a seguir; lo que él desea hacer, puede hacer; y lo que no quiera hacer, puede no hacerlo; a no ser que Dios lo castigue por un pecado grave[95] eliminándole la capacidad de elección tal como ya aclaramos.

 

Es por eso que, todo hombre, debe esforzarse en adquirir las buenas cualidades, ya que no existe un factor exógeno que lo lleve a ellas. Esto último es el significado de la máxima ética presente en este tratado: "Si yo no me preocupo por mí, ¿quién lo hará por mi?" (Abot 1:14)

 

6. La pregunta: El conocimiento de Dios y el libre albedrío.

No queda pues sobre este tema sino un punto al que referirse brevemente para completar los temas de este capítulo, y a pesar que no estaba en mis planes hablar sobre este tema, mas, me veo obligado a hacerlo, me refiero al tema del conocimiento que tiene Dios sobre el futuro. Por cuanto es un argumento que arguyen contra nosotros los que opinan que el ser humano está destinado a (respetar) los preceptos o transgredirlos, es decir que el ser humano no posee libre albedrío en sus actos, ya que  su albedrío depende de la Voluntad Divina.

 

Lo que lleva a pensar así, es el siguiente dilema ¿Dios sabe si un individuo ha de ser justo o malvado, o no lo sabe? Si decimos que sabe, resultará que este individuo está determinado sobre la situación que Dios sabía acerca de él desde antes, (en caso contrario) Su conocimiento no era correcto. Y si decimos que El no sabe desde antes, entonces se llegan a  todo tipo de conclusiones extrañas y lejanas (al Judaísmo), que hecha por tierra toda la estructura sobre la que se sustenta la religión.

 

Escucha, por lo tanto lo que tengo para decir sobre el tema, y reflexiona muchísimo sobre el mismo, pues es correcto y no deja lugar a dudas. Es decir, tal como ya se aclaró en la disciplina que trata sobre la sabiduría Divina, es decir, en lo que está más allá de la naturaleza (metafísica) que Dios no conoce con “conocimiento”[96] y no vive con “vida” de manera tal que sea Él y su conocimiento dos entidades; tal como el ser humano y su conocimiento. Ya que el hombre (puede vivir) sin poseer conocimiento y el conocimiento (puede existir) sin del hombre, ya que son dos entidades. 

 

Por lo tanto, si Dios conociese con “conocimiento” sería obligatoria la pluralidad, o sea que serían varios los entes primeros[97]: Dios, y el conocimiento con el cual El conoce, la vida con la cual El vive, el poder con el cual El puede y así todos sus atributos. No obstante te mencionamos un argumento que es fácilmente entendible por todos, a pesar que los argumentos y las pruebas que anulan esta hipótesis son muy contundentes y demostrativas, quedando claro que Dios es sus atributos y que sus atributos son El. Así se dice que Dios es el conocimiento, el que conoce y lo conocido, que Dios es la vida, el que vive y El es que se proporciona a sí mismo la vida; así en el resto de los atributos. Este tema es especialmente difícil y no pretendas entenderlo por completo con dos o tres líneas de mi comentario, sino solamente tendrás una mera idea de la materia.

 

Por este fundamento, el lenguaje hebreo no permite expresar: "la vida de Dios" (JAIE DIOS) como se dice: "la vida de tu alma" (Shmuel A 1:26), o "la vida del faraón" (Bereshit 42:15), es decir como nombre regido (SHEM NISMAJ); pues el regido y el regente (SOMEJ) son dos entidades separadas ya que no ocurre que algo se construya consigo mismo. Por cuanto que la vida de Dios es El mismo, y El mismo es Su vida; no son algo distinto a El y no es lógico expresarlo en estado constructo (SMIJUT). Por ende se expresa: "vive Dios" ('JAI DIOS) siendo la intención que El y su vida es una sola entidad.

 

Ya se ha aclarado también en el libro de la metafísica[98], que no es posible con nuestro intelecto conocer la existencia de Dios en forma plena; esto debido a la perfección de Su existencia y a la carencia de nuestro intelecto, no teniendo Su existencia causas a través de las cuales sea conocido. La escasa capacidad de nuestro intelecto para conocerlo es similar la escasa capacidad de la visión de captar la luz del sol; lo que no se debe a una supuesta debilidad de la luz del sol, sino que esta luz es mayor que la capacidad de luz que puede tolerar el ente que lo quiere captar.

 

Me he explayado en este tema en varios escritos[99], siendo todas las explicaciones correctas y aclaratorias. Resulta por lo tanto, que no comprenderemos Su conocimiento ni Lo abarcaremos de ningún modo, ya que Él es Su conocimiento y Su conocimiento es Él.

Este tema es muy complejo y quedó obtuso de todos aquellos deterministas; ya que, si bien ellos entendieron que la existencia de Dios en Su plenitud no es comprensible, igualmente intentaron conocerla y reducirla a sus intelectos, siendo esto imposible. Porque si hubiéramos abarcado Su conocimiento, hubiéramos abarcado Su existencia, ya que todo es una sola entidad; así, Su plena comprensión implica que se comprenda tal como Él es en Su existencia, tanto Su conocer, Su poder, Su voluntad y Su vida y fuera de esto sus atributos apropiados.

 

Hemos aclarado, que es una absoluta necedad, pensar que es posible  comprender Su conocimiento, (lo correcto es), sepamos que Él sabe del mismo modo que sabemos que Él existe. (Hasta el punto de que) si alguien nos pregunta: ¿cómo es Su conocimiento? Deberemos responderle que nosotros no podemos captar esto, tal como tampoco podemos captar Su existencia en Su plenitud. Ya fue reprobado quien intentó comprender Su conocimiento y se le declaró:  ¿ Acaso puedes llegar a la profundidad de la sabiduría de Dios, pretendes alcanzar el propósito del Altísimo?" Iyob 11:7)

  

Compenétrate en todo lo que dijimos, es decir, que las conductas del hombre dependen de él, en su elegir está el ser justo o malvado, sin ningún tipo de predestinamiento Divino con respecto a estas dos situaciones. Por eso es apropiado el prescribir los preceptos, el estudio y la preparación, la recompensa y el castigo no habiendo en esto ninguna duda. No obstante, el modo de su conocimiento y Su comprensión de todos los entes está fuera de nuestro entendimiento, como ya explicamos.

 

Esto es todo lo que quisimos exponer sobre este tema en este capítulo, siendo que ya llegó el momento de interrumpir estos capítulos y comenzar con el comentario de este tratado al cual introducimos estos capítulos.



[1] El Pirke Avot, es un tratado de la Mishná, en el cual se exponen las máximas de los más afamados sabios que vivieron hasta la época de la Mishná. En general se destacan tres grandes temas: 1) La ética y la moral,  2) el servicio a Dios con devoción y 3) esforzarse en el cumplimiento de los preceptos.

[2] Se refiere a la introducción general que Maimónides hizo a la Mishná.

[3] Pues sucede a menudo que las sintéticas palabras expuestas por los sabios, incluyen muchos más conceptos que los que se perciben a simple vista; y aquel sabio con su capacidad de síntesis expresó en pocas palabras amplias y profundas ideas, por lo cual, encontraras, que en ciertas máximas,  cada palabra encierra un concepto o varios, ejemplo de esto cita Maimónides en la introducción al Perek Jelek.

[4] Con verdadera felicidad, esta dejando de lado todas aquella ilusorias y vanas felicidades de ocasión. Para poder alcanzar la verdadera felicidad es indispensable conocernos interiormente, cómo somos, qué somos, cuáles son nuestras necesidades y debilidades y sólo entonces podremos saber qué y cuáles cosas son las que realmente son buenas y dignas de alcanzar, de lo contrario estaremos naufragando en un mar de pasiones y palpando a ciegas los mas oscuros placeres, imaginando que alcanzara la felicidad cuando en realidad puede suceder que se está alejando cada vez más de ella, en el decir de los marineros: "ningún viento es bueno cuando no se sabe cuál es el rumbo" 

[5] Es decir por dos razones: 1) Que no es fácil su comprensión y 2) Que es de suma importancia su contenido.

[6] Jasidut es el término hebreo con que se denomina a aquellas personas muy elevadas, que superado el grado de Tzadik (justo) se destaca por su afán de despegarse de lo material persiguiendo valores mas espirituales y elevados, para ello refina sus cualidades y sensibiliza su placer por las cosas verdaderas.

[7] Talmud Babilónico, tratado Babá Kamá.

[8] Talmud Babilónico, Tratado Sotá, pag. 89. Por ser que este tratado conduce al Jasidut y éste a la profecía, surge entonces, claramente de sus palabras, que las enseñanzas pregonadas en Avot, conducen a la Profecía.

[9] El de Avot

[10] Es decir no son cosas que se le han ocurrido al autor, sino que reflejan el pensamiento rabínico de los sabios del Talmud.

[11] Estudio alegórico de los sabios talmúdicos.

[12] Presta atención y analiza lo dicho y no al que lo dijo. Cuando el sabio señala el firmamento, el tonto se fija en su dedo.

[13] Al poseer un juicio ya formado acerca de tal autor, entonces todo lo que provenga de ese autor lo subestimará y no lo aceptará.

[14] El término hebreo -Nefesh- es difícil de traducir. Normalmente se lo traduce por alma, más en el hebreo -Nefesh- no solo implica alma, sino también, como en este caso implica además de alma, mente. SE refiere a la parte interior-espíritu del ser vivo, en contraste con al parte externa-material. El Nefesh, entonces, hace alusión a la esencia en sí del ser vivo, algo que todo ser vivo (animal o humano) posee, tal como se describe en Génesis 1:30. En el Mishne Torá el Opus Mágnum de Maimónides, en Hiljot Isodé Hatorá en el capítulo 4 párrafo 8 se expresa así: La esencia de todo ser vivo es el nefesh que le otorgó Dios. Los conocimientos adquiridos por el nefesh del hombre, son la esencia del hombre que llegó a un grado superior de sabiduría. Sobre esta esencia dijo la Tora: “Hagamos un hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gen. 1:26), es decir: cuya esencia sea el conocimiento y percepción de las ideas {y verdades} abstractas, tales como los ángeles, que son esencias abstractas, hasta llegar {el hombre} a asemejarse a ellos {a los ángeles}.No me refiero a la forma física que se percibe a simple vista, como ser la boca, la nariz, los pómulos y el resto de las impresiones corporales, ya que en realidad todas estas cosas son atributos {del ser, no su esencia}. Tampoco {me refiero} al nefesh que Existe en todo ser vivo, mediante el cual se alimenta, bebe, se reproduce, siente y discierne, sino que {me refiero} a la captación {en sí}, ella es la esencia del nefesh, y a esta esencia del nefesh se refirió al decir: “a imagen y semejanza nuestra”. Encontraras que en repetidas ocasiones se denomina a esta esencia: nefesh y ruaj. Por ello se debe prestar atención a esta denominación para no confundirse, ya que cada concepto[14] debe ser interpretado en su contexto.

 

9.- Esta esencia del nefesh a la que nos referimos, no esta compuesta por elementos materiales como para que se fraccione, tampoco depende del espíritu vital,  hasta el punto de estar sujeto a él {para Existir}, tal como el espíritu vital esta subordinado al cuerpo, sino que {esta esencia del nefesh} proviene de Dios, es de origen celestial. Por lo tanto, al desintegrarse el cuerpo, que esta compuesto por materia, y perderse el espíritu vital, por  ser  que Existe en función del cuerpo y  esta sujeto a él, no se perderá dicha esencia ya que no depende del espíritu vital, sino que sabe y capta por sí misma las verdades abstractas y conoce al Creador . {Esta esencia} perdura para toda la eternidad. Es lo que el sabio Rey Salomón dijo: “El polvo torna a la tierra de donde era, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio” (Eclesiastés. 12:7).

 

10.- Todo lo que dijimos sobre estos temas, es como una gota en un barril, y aunque son temas arduos  y profundos, no lo son tanto como los temas desarrollados en los capítulos  primero y segundo. Las cuestiones dilucidadas en el tercer y cuarto capítulo {en donde se Explica los conocimientos de la física de su época} se denominan: “Maase Bereshit” (“La creación”). Exhortaron los antiguos sabios que no se predique sobre estos temas en publico, sino en forma particular, a quien se le enseña estos temas y se los Explica.

 Se puede recabar mayor información en el Moré Nebujim (Guía de los perplejos) Parte I capítulo 41)

[15] Es importante recalcar este punto, pues la intención es negar la hipótesis de que dentro de cada ser humano existe el bien y el mal como dos entes separados y que luchan entre si. Es por eso que Maimónides, lo primero que quiere dejar en claro, es que no es así, sino que en realidad el ente humano es uno, a pesar que tiene varias facultades.

[16] Es decir que cada facultad fue mencionada como si fuera un alma en sí, por ejemplo: el alma vegetativa, el alma evolutiva, etc. lo cual podría llevar al lector desapercibido a pensar que en realidad el ser humano posee varias almas, algo de por sí errado, es por ello que antes que nada aclara el autor que el alma es una sola.

[17] Contemporáneos de Maimónides.

[18] Que es la que realiza las funciones básicas de alimentación, crecimiento, etc. La cual también poseen los vegetales.

[19] Que siente, piensa y se mueve. También la poseen los animales.

[20] La facultad racional y del habla, reservada sólo para el ser humano.

[21] La cual es una sola.

[22] Es decir, la esencia del hombre, es por naturaleza buena, "Asher bará et haadam iashar"  ("creo al hombre derecho") sentencia el Rey Salomón en Proverbios. La concepción judía que el hombre no nace con un pecado original, sino que merced a la educación i vicios que va adquiriendo se va degenerando su innata capacidad de tender a la verdad, y una vez que eso ocurre, la tarea entonces consiste en curarse y limpiarse de esas manchas que fue adquiriendo, y entonces llegar al estado ideal el cual es regirse por el intelecto encaminándose tras la verdad. (ver En el Jardín del Edén)

[23] Tal como lo expresa el Rey David en Salmos (41:5) “Cura mi alma, pues ha transgredido…”

[24] Para evitarlo.

[25] Para procurarlo y de esa manera conservar la salud.

[26] Por ser que la capacidad nutritiva es una facultad del alma, y el alma humana difiere del alma del asno, surge entonces que no podemos equiparar tampoco sus facultades, puesto que esto seria como pretender igualar un candelabro con un ser humano, por el hecho que ambos poseen brazos; o asimilar una mesa con un león, por ser que los dos tienen patas.

[27] Es decir, que a pesar de que la función final sea similar, eso no quiere decir que la actividad se realiza de la misma manera.

[28] Es decir, que sienten, perciben.

[29] Su esencia, que es lo que lo hace ser y eso es lo que lo diferencia de las demás especies.

[30] Que se parezcan, no quiere decir que sean iguales o una misma cosa.

[31] El autor no se esta refiriendo a la similitud de los órganos por medio de los cuales perciben (ojos, oído, etc.) sino a la relación psicofísica entre cuerpo y alma. (Cómo esos impulsos eléctricos de la neuronas proyectan en nuestra mente una determinada imagen, cómo del mero querer mover el brazo, puedo mover el brazo.)

[32]  Movimientos del estomago, intestino, etc. para que el alimento circule.

[33] El hecho de que el alimento permanezca en un determinado órgano el tiempo necesario.

[34] Manejo de los jugos gástricos.

[35] Todas estas tareas las realiza en forma automática.

[36] Como la sangra, etc.

[37] Sudor, orina.

[38] La memoria.

[39]La facultad imaginativa.

[40] Por ejemplo, combinar las alas del águila percibida, con el cuerpo de un caballo.

[41] Por ejemplo quitar la cabeza del cuerpo de un hombre.

[42] Sin ningún instrumento que neutralice la fuerza de la gravedad.

[43] Corriente filosófica islámica de la época medieval.

[44] Obligatorio de ser.

[45] De la voluntad. La voluntad debe ser atraída o causada por algo. ¿Qué es lo que hace que el hombre desee tal o cual cosa?, Maimónides sostiene que esta facultad es nutrida por una de dos facultades del alma: la imaginativa (Jelek hadimión) o la racional (Jelek hasejel). Es decir, Si el individuo esta sumergido en cosas como ser lo lindo, lo feo, lo agradable, lo placentero, etc., estos son  valores que pertenecen al reino de la imaginación (Dimión), entonces su voluntad tenderá a proveer tales valores, mas si se trata de alguien que se guía por su capacidad racional (sejel), es decir respondiendo a parámetros verdaderos, independientemente de que sean agradables o no, entonces la voluntad de este individuo tenderá hacia ese campo. Por lo tanto, debemos estar alertas, con qué estamos nutriendo a nuestra capacidad volitiva, pues en base a ello va a ser formada nuestra voluntad. Cuando más sumergidos en el mundo de lo pasional, más nuestra voluntad se inclinará hacia allí, mientras que si nos conducimos en base a una escala de valores basada en lo racional entonces nuestra voluntad tenderá hacia ese rumbo. (Para más detalles sobre este tema ver: En el Jardín del Edén, una enseñanza para todos los tiempos).

[46] Del objeto deseado.

[47] Hacia el objeto deseado o apartarse de lo que no desea.

[48] Influencias.

[49] De la facultad racional.

[50] Acciones.

[51] Saber filosófico.

[52] Como por ejemplo: el cosmos y sus constelaciones, la física, etc.

[53] Es decir, hasta aquí, sólo se dedicó a describir al nefesh mente-alma y su constitución y funcionamiento.

[54] Es decir su esencia, lo que le da sentido a su existencia.

[55] Es decir, cuando no se desarrolla su intelecto, no adquiere sabiduría o no logra alcanzar la sapiencia.

[56] Autocontrol

[57] Lo que esta demostrando, es que las facultades nutritiva e imaginativa, no son controlables por el ser humano, funcionan solas, aun mientras dormimos.

[58] Acerca de si los preceptos o las prohibiciones entran dentro de esta facultad.

[59] Es decir de las cinco facultades del alma, sólo estas dos funciones son las que se ocupan los preceptos u obligaciones, ahí se concentran el acatamiento o la rebeldía y por ende las buenas o malas cualidades, virtudes o vicios.

[60] Corrupciones éticas y corrupciones o vicios intelectuales.

[61] La capacidad de razonamiento.

[62] Premisas lógicas básicas como por ejemplo: que el ½ es menor que el entero, o si A=B y B=C entonces C=A, etc.

[63] El saber adquirido como consecuencia del uso del razonamiento especulativo, es decir, la información que he aprehendido mediante la aplicación de la lógica.

[64] Es decir, en cuanto a virtudes se refiere, es la capacidad volitiva del alma, o sea de la voluntad del individuo es que depende el ser bondadoso o misericordioso, etc. y la facultad sensitiva actuará acorde a lo definido por la capacidad volitiva.

[65] Así, un paciente que debe guardar cama y seguir un tratamiento estrictamente, si se deja arrastrar por sus placeres y decide salir a jugar y romper el tratamiento que le impide beber, etc. obviamente que no se curara y que su enfermedad empeorara.

[66] Considerado también como un defecto.

[67] Esto lo hacían como método personal, y no como tratamiento general aplicable a cualquiera.

[68] Estando ellos sanos, sin poseer ningún desvío o tendencia negativa.

[69] La medicina.

[70] La comprensión de Dios.

[71] A diferencia del anterior, que a pesar de realizar actos buenos posee inclinaciones y pasiones negativas, el justo en cambio, todas sus pasiones y tendencias son hacia lo positivo.

[72] Por ej. El justo es aquel que no roba o no come algo delicioso o no acosa sexualmente a una joven bonita, y se abstiene todo esto o cosas similares,  porque entiende y comprende que eso es malo; y en forma natural se aparta de ello, despreciando y condenando esos actos. En cambio, el que se controla, es aquel que desearía  poder llevarse ese hermoso objeto, o comer esa delicia o poder cohabitar con esa joven bonita, mas no lo hará, porque controla sus pasiones. La diferencia es que el justo, no lo hace porque él sabe y entiende que está mal y por lo tanto no quiere ni tiene inclinación hacia ello. El otro, quisiera hacerlo, no obstante no lo hace. En resumen, uno tiene la inclinación, mas la doblega, y el otro ni siquiera tiene tal debilidad.

[73] La postura de los filósofos y la de los sabios, con respecto a quién es mas laudable, ¿el justo o el que se contiene?.

[74] Escuela filosófica árabe, a la cual Maimónides atribuye muchos errores lógicos. Ver More Nebujim I Cap. 71.

[75]  Maimónides, considera erróneo denominarlas intelectuales, pues, no es el intelecto el que impone tal actitud (reprobar a tales actos). Ya que razonando lógicamente, no se llega a la conclusión de que es malo robar, por ej. (Entendiendo por razonamiento lógico los silogismos por ej. Si A =B y B= C entonces A= C) Sino que condenar el robo es prioritario para el establecimiento de una sociedad sana. Y ello pertenece a la categoría de los “MEFURSAMOT”, difundidas.

[76] Es decir que, no las realiza porque la Torá se lo impidió y no porque a él no le apetecía.

[77] Estudios exegéticos.

[78] Estudios expositivos.

[79] Es decir, que se interponen varios velos, obstáculos que  no permiten al profeta, una captación nítida de Dios.

[80] Rashi, exégeta del siglo 10, explica esta frase talmúdica diciendo: “Los demás profetas, imaginaron que vieron, mas no vieron; empero Moshé, captó, y supo que no vio”. Es decir, Moshé, a diferencia de los demás profetas, llegó al grado de saber que es imposible captar o imaginarse a Dios.

[81] Maimónides en su responsa a los sabios de Marseil no desconoce que existe en el talmud opiniones aisladas que sostienen el fatalismo *************traducir pag. 203 a ********************

[82] En el diario vivir, cada uno de nosotros percibimos que no es así, que en realidad somos nosotros los que decidimos sin estar determinados o condenados a actuar de esta u otra manera.

[83] Aunque aparentemente esto contradice, pues este dicho pareciera afirmar la teoría del destino.

[84] Depende del ser humano el tener o no temor a Dios, es decir, cumplir los preceptos o no.

[85] Es decir, de nosotros depende arrepentirnos y mejorar las conductas negativas y sus consecuencias, y no pensar que es Dios el que hace que alguien se arrepienta o no.

[86] Es decir, fue Dios el que creó las leyes físicas y entre ellas la ley de la gravedad y la piedra esta sujeta a esa ley.

[87] Sino que todo está sujeto a esas leyes físicas que Dios creó en un principio y salvo que medie un milagro, cosa que es factible, todo responderá a esas leyes naturales que fueron y son Voluntad Divina.

[88] Corriente filosófica islámica.

[89] No Voluntad en cada momento (pues eso seria sumergir a Dios en el Tiempo y Dios no tiene tiempo) sino que se trata de una Voluntad ya estipulada desde el Principio.

[90] Es la única especie en el mundo que posee esta capacidad (verdadero y falso son conceptos objetivos, bueno y malo son conceptos subjetivos, por los tanto será el hombre el que determine qué es bueno y qué es malo)

[91] Prueba de ello es la hija del faraón que decidió proteger y mantener con vida a Moisés.

[92] Hacer idolatría.

[93] El faraón a Israel.

 

[94] Es decir que el faraón y sus secuaces fueron castigados por sus iniquidades anteriores, haber esclavizado a Israel, impidiéndoles arrepentirse hasta que recayeron sobre ellos todas aquellas plagas. Así el castigo a Sijón fue por sus iniquidades anteriores, por las torturas e injusticias que hizo en su reino, impidiéndole que respondiera

[95] Que él mismo haya realizado con anterioridad y por propia voluntad.

[96] Se refiere a que el conocimiento de Dios no es similar a nuestro conocimiento ni que la vida de Dios es similar al concepto de lo que nos referimos cuando decimos “vida”.

[97] Es decir, por cuanto que Dios estaría compuesto por varios entes (Él y Su conocimiento, Su vida, etc), la causa primera (que es Dios) no sería un solo ente sino un compuesto de varios (Él, Su conocimiento, Su vida, etc.)

[98] Metafísica de Aristóteles.

[99] Hiljot Isode Hatorá cap. 2:10, Guía de los Perplejos parte I cap. 53, 57, 59, parte III cap. 19.