El Idioma de la Religion

El idioma de la religión es el que entendemos los no-judios, pues lo hemos desarrollado paralelamente con nuestra lengua materna. Ha sido ese idioma el transmitido de generación en generación hasta llegar a nosotros.

Gracias a ello, y al hecho de no estar conscientes de esa realidad, entendemos terriblemente mal algunos principios que se estudian en la CBterapia, dando como resultado un gentil creyente, seguro y satisfecho; y no uno con ese tipo de crisis que sirve para evaluar creencias y conceptos [1]

El no advertir que nuestro idioma es el de la religión y que nuestros paradigmas mentales han sido solidificados de generación en generación, hace inentendibles algunas enseñanzas básicas de vida, aunque afirmemos lo contrario.

Pero también produce un serio problema no solo en la comprensión de las enseñanzas, sino que en la interpretación de la realidad.

Por ejemplo, me paso hace poco que una persona me manifiesta que es feminista. Pensé que luchaba por derechos para la mujer que no habían sido advertidos por la sociedad; pero al sondear su vida, me di cuenta que hace referencia al feminismo por sus logros alcanzados sin necesidad de ayuda masculina. También me pasó cuando alguien me confesó que era nacionalista, y pensé que esa persona estaba en contra de las políticas publicas migratorias, o protestaba para la no liberación de los mercados y para un desarrollo de la producción nacional. Pero su nacionalismo era porque se iba a poner la camiseta de la selección nacional de futbol los días que esta jugara en el mundial.

Pero, ¿Por qué partimos del propio sistema de creencias para evaluar la realidad y las enseñanzas?

Porque nuestros padres nos las enseñaron con sentimentalismos, y así las recibieron ellos; para luego, con esa información sentimentalizada empezamos a intelectualizar la realidad.

Los estudiosos de lo humano, demostraron que evolutivamente la dimensión mental del hombre está dividida en una mente sentimental, y otra mente intelectiva. Es decir, el hombre percibe primeramente el mundo por medio de su sentimiento, y por ese medio empieza a construir su visión de la realidad, para luego intelectualizarla[2]

Para el caso en concreto, la mayoría fuimos educados con ideas sentimentales sobre la espiritualidad (“dios es amor, el cielo para los buenos y el infierno para los malos, el hombre ocupa que jesus lo perdone, cuando el hombre muere se desprende su espíritu, el hombre tiene espíritu, el mesías nos salvara y hay que rezarle a él también, las profecías dicen que el fin del mundo se acerca, el mundo se acabará o tiene fin”, entre otros postulados que nacen de las creencias emotivas, tabúes, y que carecen de bases realistas, científicas o racionales).

Al no analizar que con ese sistema de creencias (que lo recibimos de nuestros padres y lo incorporamos primeramente por medio del sentimiento) estamos intelectualizando y aprendiendo las enseñanzas, estamos distorsionando nuestra propia comprensión de la realidad, y en lugar de aprender a razonar para crecer, estamos restándole potencia a la capacidad humana de raciocinio

El escudriño del sistema de creencias para una mejor comprensión, no ha sido una llamada de atención exclusiva de la disciplina CB Terapéutica, sino que de otras ciencias así también han advertido cuando lo que se quiere es una interpretación veraz, y no una visión equivocada de la realidad.

El historiador Irving Gatell, en una explicación de conceptos como respuesta a los argumentos que expuso una persona religiosa, señaló:

…El argumento es una explicación que apela a diversos factores, pero que REQUIERE UNA BASE PRE-EXISTENTE para determinar de qué manera se interpretan esos diversos factores. Esa base pre-existente es el paradigma. Por ejemplo: puede existir un texto que diga “el Mesías vendrá a redimirnos”. Un cristiano y un judío lo van a interpretar de diferente manera, porque tienen diferentes paradigmas. El paradigma cristiano establece que el hombre necesita un salvador. Por lo tanto, la idea de una redención lograda por el Mesías estará directamente relacionada con la idea de la salvación: el Mesías es nuestro salvador, y por él obtenemos perdón de pecados. El paradigma judío rechaza completamente que el ser humano necesite un salvador, y por eso un judío entenderá que la labor de redención del Mesías no tiene nada que ver ni con el pecado ni con el destino eterno del alma. Desde hace cuatro notas, expuse los dos paradigmas antagónicos –el judío y el cristiano– y expuse mis razones para demostrar que el paradigma judío está correctamente fundamentado en la Biblia Hebrea, y que el paradigma cristiano no.…

De un brevísimo ejemplo, el historiador Gatell hace notar la dificultad que se presenta a la hora de interpretar un mensaje, o una enseñanza en el caso de la CBterapia, a una persona cuyo paradigma mental – o sistema de creencias –  no ha sido analizado o escudriñado para determinar si el mismo tiene bases que ayuden a una comprensión clara de la realidad.

Y ese mismo defecto humano es apuntado por las ciencias psicoanalíticas modernas, cuando explican el fenómeno psíquico de la transferencia. Erich Fromm señaló: “…la transferencia quizá sea la causa más importante de los errores y conflictos humanos que ocurren en la evaluación de la realidad. En la transferencia vemos el mundo a través de la lente de nuestros deseos y angustias y confundimos la ilusión con la realidad…”

Ahora bien, ¿qué podemos hacer para evaluar el propio sistema de creencias si el mismo está incorporado en nuestra psiquis con bases sentimentales y no intelectuales?

Una posible solución es compartiendo lo que creemos con otro, y que el objetivo de ambos sea encontrar una verdad y no solo tener la razón. Porque la verdad es lo que supera los tiempos, los hombres, y las creencias.

Si estamos conduciendo nuestro auto por una autopista, y otro conductor nos advierte que llevamos una puerta abierta, nos sentiríamos agradecidos por la información, pues nos está salvando de una fatalidad. Pero si en una conversación se nos dice que la creencia que tenemos no tiene bases ni razones, sino que es sentimentalizada, nos enojaríamos con esa persona y presentaríamos resistencias ante el ataque. ¿No debería aplicarse el mismo principio del auto?

Espero que esta reflexión sea de ayuda para el lector.

 

[1] « ..Siendo tan terrible, igualmente son circunstancias que pueden servir de mucho provecho y bendición.
Son los momentos indispensables que nos quitan de la zonita de confort, nos obligan a mirar fuera de la celdita mental, y por tanto son ocasiones previstas para el crecimiento …” https://serjudio.com/exclusivo/cterapia/de-crisis-existenciales

[2] Véase: La Inteligencia Emocional del Dr. Daniel Goleman.

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Yehuda Ribco

Muy amable por el escrito que ayuda a pensar.

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