Shabbat: Siván 16, 5764 <> 5/6/04
Comentario de la Parashá Behaalotejá
Dominio
En nuestra parashá se testimonia lo siguiente:
"Entonces el
populacho
que había entre ellos
se dejó llevar por la gula.
Y también los Hijos de Israel volvieron a llorar
diciendo: -¡Quién nos diera de comer carne!"
(Bemidbar / Números 11:4)
Observamos al santo Pueblo de Israel
conmocionado por una pasión, consumido por una apetencia, hambriento de
hedonismo.
En esta oportunidad la pulsión era por manjares,
por comida,
no requerida en su función nutriente,
sino como deleite para los sentidos
y como contentamiento para el corazón vacío de valores.
Realmente no hay en principio algo negativo en
el deseo de disfrutar de un sabroso plato,
nuestra sacra Tradición es absolutamente favorable al gozo de los bienes
mundanales en tanto se haga dentro de los marcos y parámetros establecidos
como saludables,
pero el problema está en que lloraron (se alteraron
emocionalmente), y en que se obnubilaron (se
bloquearon intelectualmente), y en que se rebelaron
(perdieron de vista el lugar que les correspondía
apropiadamente) para conseguir el disfrute de su pasión.
Esto ocurrió, en parte, porque
convirtieron su pasión en una meta en sí misma,
en lugar de que la pasión fuera una herramienta para conseguir un objetivo
significativo.
¿Y por qué fue así?
¿Cómo es posible que no hubieran podido domeñar sus pasiones que los
descarrilaban del camino de la trascendencia?
Ante estas dos preguntas, podemos dar en esta
oportunidad tres respuestas:
-
El entrenamiento
apropiado para bien vivir
Los israelitas hacía muy poco que habían recibido la Torá, con sus
correspondientes 613 mitzvot -preceptos-, por
lo cual, no estaban habituados aún a cumplir con el Deseo del Eterno antes
(o en lugar) de su propio deseo.
Sabemos que una de las recompensas que recibe aquel que se esfuerza y
dedica a cumplir con los mandamientos, está en su mayor dominio sobre sus
pasiones, y en su mente y corazón más firmes al momento de optar entre lo
que es bueno y lo que no lo es.
Estos israelitas faltos tanto de una vida plena de estudio de Torá como de
aplicación en el cumplimiento de los mandamientos, difícilmente podían haber
alcanzado un alto grado de control de sus arrebatos.
-
Dime con quién andas
Una masa de personas ajenas a la espiritualidad de Israel acompañaron a los
judíos a su Salida de la esclavitud de Egipto.
Esta morralla instigaba habitualmente a los israelitas para que anduvieran
también ellos por caminos de vicio, lujuria, idolatría y otros oprobios.
Estas personas infames e indignas (diametralmente opuestas a
lo que una persona judía debe ser), están mencionados en el versículo
arriba trascrito como "el populacho", que llevado por sus enfermizas
apetencias arrastraba a los débiles entre los israelitas a la perdición
moral y espiritual.
Lo que aconteció con los hebreos, es la dificultad usual que padecen los
escasamente cultivados (espiritualmente) cuando se
asocian con personas de insignificantes principios éticos, y vacía
perspectiva de la vida. Pues, es un hecho que cuando la interioridad está
débil, la exterioridad domina. Y cuando esta exterioridad busca lo que no es
bueno, se obtiene lo que no es bueno...
-
Romper con los esquemas
Durante 210 años la educación y forma de vida de los israelitas fue
de sometimiento a la voluntad del déspota de turno, carencia de esperanza,
supresión del deseo, falta de proyectos trascendentes de vida, negación casi
de cualquier rasgo de su humanidad.
Era como una vida en un universo oscuro, sombrío, desprovisto de luz y
alegría.
Un universo vacío de vida plena.
Y, de pronto, el Eterno los libera y pone en el camino a la Tierra
Prometida.
Dios y Su profeta Moshé les hablan de libertad, responsabilidad, compromiso,
esfuerzo, lucha por alcanzar los objetivos, valor de la persona y tantas
otras cosas que les resultaban extrañas... tan extrañas como si nunca las
hubieran escuchado, y mucho menos vivido (y realmente, así
era).
Les estaban exigiendo romper con aquellos esclavizantes esquemas de vida,
que los seguían manteniendo aprisionados incluso meses y años después de
haber quebrado las pesadas cadenas de hierro.
Y es muy duro, además de complicado, romper con estas cadenas que aferran el
espíritu y el intelecto.
Ni bien se descuida por un instante pequeño, el que está en proceso de
liberarse, corre el riesgo real de volver a caer en el vicio del esquema de
vida esclavizante.
Y en esta oportunidad, tropezaron y volvieron a manifestar su egipciedad,
su adiestramiento a ser sometidos a las normas de vida de los esclavos de
Egipto.
Debemos tener en cuenta que estos tres
elementos que nos sirven para comprender lo que sucede en el versículo, son
también útiles para vernos a nosotros mismos, y cómo estamos parados ante la
vida.
-
¿Estamos ejercitando y desarrollando
saludablemente nuestro cuerpo, ánimo y mente en Torá y mitzvot?
-
¿Estamos acompañados por gente que nos puede
perjudicar, debido a su estilo de vida apartado de los cánones de la Torá?
-
¿Estamos en proceso de liberarnos de los
esquemas de vida que nos libretaron y nos hacen actuar una existencia hueca
y de aparente libertad?
Es menester que cada uno de nosotros nos
respondamos sinceramente a estas preguntas, y si encontramos que estamos
fallando (o no siendo íntegros), es entonces
oportunidad de hacer un cambio provechoso y de bendición para nosotros y
nuestro prójimo.
(Por medio de la
Cabalaterapia, se está capacitado para responder honestamente a estas
interrogantes, y para hallar respuestas que ayuden a liberar a la persona, y
permitirle vivir una vida de mayor plenitud).
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
-Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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