Shabbat: Jeshvan 22, 5765 <> 6/11/04
Comentario de la Parashá Jaié
Sará
El
poderoso
En nuestra parashá leemos que: "falleció
Avraham en buena vejez, anciano y lleno de años..."
(Bereshit / Génesis 25:8).
Ramban explica que este versículo resalta la
grandeza de Avraham, pues él era uno de esos que están sameaj bejelkó
-complacidos con lo que les toca- (Avot 4:1).
Pero, el tal elogio respecto a Avraham
pareciera ser un poco misterioso, o al menos extraño.
Es que, después de todo, el Eterno lo bendijo con extraordinaria riqueza y
honores. Fue rescatado por Él de peligros y acechanzas, fue provisto de
bienestar, descendencia y alimento para su espiritualidad. Fue escogido, él
y su descendencia nacida de su esposa Sará para servir al Eterno y así guiar
a las gentes a la Verdad y la Paz. Así pues, ¿cuál es la gracia de
estar conforme y feliz con ESO tan estupendo que le ha tocado en suerte?
¡Cualquiera podría alegrarse con tanta riqueza, poder y bienestar de todo
tipo!
¿O no?
Pero, algo más.
¿Acaso no tendríamos que estar cada uno de nosotros contentos con aquello
que nos ha tocado en suerte si es lo que merecemos como justa
retribución por nuestras acciones?
¿Cómo pretender más que aquello que hemos recibido con justicia como
recompensa por nuestras actividades?
¿Cómo no estar contentos al gozar con el justo producto de nuestras labores?
¿O acaso hay mejor dicha que la del que disfruta sin vergüenza de su paga
noblemente adquirida? (1)
Al parecer estamos ante una enseñanza ética de
la Torá.
El divino texto nos está mostrando lo poderosa que es la fuerza del deseo
por la riqueza en la persona.
Nos enseña al respecto de los poderes que la ambición cuenta como para
seducir y atraer a la persona que en sus redes caiga.
Es que en los hechos, es una prueba para cada uno de nosotros actuar con
rectitud y sobreponernos a las tentaciones de la avaricia y la ambición
extralimitada.
Habitualmente escuchamos que se dice: "Ay,
si ganara a la lotería y fuera rico, entonces yo podría dar caridad y
dedicarme a ayudar a los necesitados". Esta forma de expresarse está
indicando una persona insatisfecha con lo que tiene en ese momento, con un
sentirse sumida en la desesperanza y el vacío.
Pero la triste realidad es que si se duplicara, triplicara (o
más) su dinero, incluso así estaría la persona insatisfecha,
reclamando más, todo por sentirse desamparada y carenciada materialmente. Su
deseo le lleva siempre al menos una cabeza de delantera, así pues, está
corriendo a la zaga de su deseo, ansiosamente, desesperadamente,
pedigüeñamente y nunca llena, jamás plena (Mishlei
/ Proverbios 11:7).
No era así con Avraham, ni con aquellos que
han tomado para sí su modelo de vida.
De lo contrario, a Avraham la enorme riqueza que tenía le hubiera parecido
poca cosa, y hubiera anhelado más y más desmedidamente.
Sin embargo, Avraham llegó a comprender que el Eterno nos equipa a cada uno
de nosotros con las herramientas y elementos que precisamos para servirLo
apropiadamente, y nos inviste con la capacidad para vivir con aquello que Él
nos provee.
Si nos concentramos en aceptar esta realidad, entonces, más allá de nuestro
estado financiero, realmente seremos ricos.
Es que la riqueza, la verdadera riqueza, no es una cuestión objetiva,
material; sino eminentemente subjetiva, moral, emocional y espiritual.
Riqueza es emplear nuestras capacidades y recursos para mejor servir al
Eterno, y cuando Lo servimos con entereza, entonces sin dudas somos
regocijados intensamente (Jida, "Devarim Ajadim, 27").
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
(1) Si será inmejorable la dicha del
disfrutar de la justa retribución, que según algunos Sabios de renombre, es
por este motivo que el Eterno nos ha creado (ver "Maguid Meisharim", sección
Bereshit), para que nos ganemos nuestra porción del Mundo Venidero, y que
todo lo que recibamos no sea de balde, sino como justicia retributiva.
Es que lo que se recibe como justa compensación por las acciones es más
preciado y digno que aquello que se recibe por gracia. Tal como en Talmud
encontramos, en Berajot 8a: "R. Jia bar Ammi en nombre de Ulla decía: "La
persona que vive de la labor de sus manos es mayor que aquella que tiene
temor al Cielo". Es decir, el que vive cumpliendo con los preceptos está en
un nivel espiritual/moral superior que aquel que solamente cuenta con su fe
vacía de acciones. (Vuelve al texto)
-Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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Relatos, anécdotas y enseñanzas
En cierta ocasión el Guerer interpeló a uno de
sus discípulos: "Iánkele, ¿me cuentas cómo está Iosi Berl?"
Y el hombre no supo qué responder a su maestro.
En voz alta el Guerer insistió: "¿Cómo que no sabes? Rezas bajo el mismo
techo, estudian los mismos textos, sirven al mismo Dios, cantan juntos las
mismas canciones y con todo esto te atreves a decirme que no sabes el estado
de Iosi Berl. ¿Y si está enfermo, y si precisa tu ayuda, y si espera tu
consuelo, tu consejo? Debes saber que en saber esto es donde radica la
verdadera esencia de nuestro modo de vida. Debemos compartir la vida con los
otros, en la alegría y en el pesar. Mientras desconozcas a tu prójimo, te
estás desconociendo a ti, a mí que soy tu maestro y al Todopoderoso".
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