Un estudio
acerca de la Parashá
El tesoro invisible
Está
escrito en la parashá: "Entonces Elokim abrió los ojos de ella,
y vio un pozo de agua. Ella fue, llenó el odre de agua y dio de beber al
muchacho." (Bereshit / Génesis 21:19)
Ya
hacía más de diez años que había partido en busca del fabuloso tesoro,
tras haber oído del mismo en la leyenda de "La Montaña Mágica".
Decían que el interior de esa montaña guardaba una incalculable cantidad
de joyas, oro y objetos preciosos, y, que cada muchos años, de pronto, la
montaña dejaba entrever por un ratito un acceso al tesoro, para luego
volver a cerrar sus pétreas fauces.
Y nuestro explorador había recorrido medio mundo, hasta llegar a la
certeza de que esa montaña, la que se encontraba frente a sí, era la
famosa montaña mágica.
Los habitantes del pueblo cercano hacía muchos años que lo habían visto
llegar y afincarse en la zona, y lo tenían por una persona extraviada, un
tanto disparatado, pero, lo trataban con curiosa simpatía.
Una noche, como tantas otras, mientras el viajero montaba tenaz guardia,
la montaña, su montaña, sin aviso abrió su inmensa boca.
El hombre sorprendido, permaneció quieto por unos minutos, ¡tanto tiempo
en busca de este tiempo, y ahora no sabía cómo proceder!
Tras el lapso de estupor, tomó una lámpara y corrió al interior de la
piedra.
Describir el tesoro sería no apegarse a la verdad, pues, no hay palabras
que lo abarquen. El feliz hombre llenó bolsas, bolsillos, fundas, todo lo
que podía contener joyas en su interior, y las trasladó fuera. Estuvo un
rato en esa tarea, y el montón de riquezas que había acumulado ya lo
convirtieron en el hombre más rico del planeta. Pero, el ansia de más,
lo devoraba. Y continuaba frenético la extracción y acopio.
La abertura a la entraña de la montaña se iba haciendo lentamente una
pequeña grieta, pero él, codiciosamente parecía no reparar en eso,
mientras mantenía el esfuerzo de más y más...
A las dos semanas, los pobladores de la aldea vecina se extrañaron de que
el excéntrico simpático aquel no hubiera venido a hacer sus compras
semanales, ni a tomarse unos traguitos mientras contaba sus fantasías de
lujo y riquezas, así que pensaron que quizás estaba enfermo, o herido,
por lo que un grupo de buenas personas salió a su rescate. Cuando
llegaron a la orilla de la montaña, hallaron un tesoro espléndido,
incontable, pero, del buscador de tesoros ni siquiera una huella...
Shabbat
Shalom les desea Yehuda Ribco
Destellos de la parashá
Sidrá 4ª de la Torá y 4ª
del sefer Bereshit / Génesis.
Entre pesukim 18:1 y 22:24. Haftará en II Melajim / II Reyes 4:1-37.
Variados son los temas que nos
presenta nuestra parashá, entre otros:
1) La visita de los tres enviados de Dios a Avraham, para anunciarle el
inminente nacimiento de su hijo con Sará.
2) La destrucción de las ciudades perversas de Sedom y Amorá.
3) Las relaciones de Avraham con los filisteos.
4) El nacimiento y crecimiento de Itzjac.
5) El pedido que el Eterno hiciera a Avraham de elevar a su hijo Itzjac,
en el suceso que conocemos como Akedat Itzjac -la atadura de
Itzjac.
De todos estos temas, podemos aprender varias cosas.
Pero hay una constante que pareciera que las unifica: el modo en que
nuestro prójimo se relaciona con nosotros está determinado por la forma
de ser del otro, a la vez que teñido por la cultura de la sociedad, pero,
al mismo tiempo, está matizado grandemente por la forma en que nosotros
nos relacionamos con el semejante.
Así pues, ¿cómo podemos hacer para crecer en armonía junto al prójimo?
De la Parashá
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