Un
vistazo a la Parashá Vaierá
Ubicación:
Vaierá ("Se apareció") es la
cuarta
parashá del primer tomo de la Torá, el
sefer Bereshit, conocido en español como "Génesis".
Temáticas:
Podemos señalar las siguientes temáticas en nuestra parashá:
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La visita
Avraham tenía 99 años, y estaba al tercer día luego de su circuncisión,
cuando la Presencia del Eterno vino a visitarlo. Inmediatamente luego vio a
tres beduinos acercarse a su casa, que en realidad eran tres ángeles.
Avraham corrió a su encuentro y los convidó y agasajó, sin saber que estaba
en presencia de enviados del Eterno. Uno de ellos anunció que Sará, su
esposa, tendría un hijo al cabo del tiempo. Sará al oír esa noticia lanzó
una triste carcajada, desilusionada, pues tenía 89 años y ya hacía tiempo
había pasado su tiempo para concebir. Avraham la reprendió amablemente, pues
él reconocía que no hay imposibles para el Eterno.
Antes de retirarse, otro de los enviados sanó a Avraham de sus dolores a
causa de la circuncisión.
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La intercesión de Avraham
El Eterno informó a Avraham de lo que sucedería, poco antes de que los
ángeles destruyeran las ciudades de Sodoma y Gomorra. Y si bien ambas
ciudades eran un imperio de maldades inconcebibles, Avraham con corazón
misericordioso rogó, rezó, arguyó delante del Eterno para que Él se apiadara
de las ciudades. Pero, como ni siquiera había diez personas meritorias entre
las dos ciudades, el decreto de destrucción quedó confirmado.
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Los enviados arriban a Sodoma
Dos de los ángeles llegaron a Sodoma, lugar pleno de malicia al que Lot,
sobrino de Avraham, había ido a vivir. Uno de los ángeles vino a rescatar a
Lot y su familia, en tanto que el otro debía proceder a su destrucción. Los
ángeles, con apariencia de simples humanos, de beduinos, fueron recibidos
por Lot en su casa. Mientras los vecinos intentaban violarlos, robarlos y
matarlos. La turba desacatada comenzó su ataque en contra de la casa de Lot,
hasta que los ángeles tuvieron que salir a aturdirlos, para detener los
embates.
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Lot y familia huyen de Sodoma
Lot y su familia salieron de la ciudad antes de que fuera destruida, y
fueron advertidos de no retrasarse, pues morirían en la debacle. La mujer de
Lot se quedó recogiendo valores materiales que no quería abandonar, a pesar
de la advertencia. Cuando, sucedió la destrucción masiva, muriendo ella
también. Lot tenía mucho miedo y fue a refugiarse con sus dos hijas a una
cueva en la zona montañosa.
Allí las dos hijas lo embriagan y se acuestan con él, dando cada una a luz a
un hijo, que luego sería padre de naciones importantes: Moab y Amón.
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Avraham y Sará viajan a Guerar
La pareja de patriarcas viajaron al Neguev, hasta Guerar, en donde Avraham
instruyó nuevamente a Sará para que dijera que eran hermanos, por miedo a
que los del lugar quisieran arrebatarla y asesinarlo a él. Sará fue tomada
cautiva por el rey Avimelej, pero antes de que pudieran cohabitar, el Eterno
envió una enfermedad que afectó a los moradores de la casa, lo que previno a
Sará de quebrantos.
El Eterno, por medio de un mensaje en sueños, advirtió a Avimelej de la
situación, lo que hizo que el hombre soltara a Sará y se disculpara con
Avraham. Entonces Avraham rezó por él y su casa, y fueron sanados.
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El nacimiento de Itzjac
Como había sido prometido, nació un hijo de Sará y Avraham. Avraham
circuncidó a su hijo Itzjac al octavo día de nacido, tal cual el Eterno le
había declarado. Mientras Itzjac crecía, Sará notaba la influencia negativa
que era Ishmael, además del maltrato que éste ocasionaba al hijo heredero.
Así pues, ella reclamó para que Avraham echara a la concubina con su hijo.
Avraham no quiso, pero el Eterno accedió a los reclamos de Sará, y le dijo a
Avraham que le hiciera caso a su esposa. Así pues, la esclava Agar y su
pernicioso hijo Ishmael habían sido echados de la casa de Avraham. Ellos en
lugar de dirigirse a donde Avraham los había mandado como refugio, se fueron
para otro lado, y se perdieron en el desierto. Sin embargo el Eterno hizo un
milagro para ellos y se salvaron, en consideración a Avraham. Ishmael creció
como un hombre brusco y pendenciero, dedicándose a la arquería.
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La Akeidá - la atadura
Como décima, última y más pesada prueba, el Eterno pide a Avraham que le
entregue a su hijo, a Itzjac. Sin dudas, Avraham dispuso todo lo necesario
para inmolar a su hijo, tal cual en su fe creía debía de hacer. Fueron al
monte Moriá, en Ierushalaim, preparó todo para el sacrificio, ató a Itzjac,
y cuando estaba a punto de degollarlo, un enviado celestial lo detuvo y le
anunció que había sorteado exitosamente la prueba que el Eterno le había
puesto. Avraham vio allí un carnero, y lo sacrificó en lugar de su hijo.
Hizo con la cornamenta dos shofarot.
En reconocimiento a su entrega, Avraham y su descendencia fueron bendecidos
para que fueran numerosos y para que tomaran posesión de la tierra de
Israel.
Para destacar:
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Envidia y confianza en
el Eterno
El Rav A. Henaj Leibowitz, en "Majestad del Hombre", nos instruye:
"...Y caminaron los
dos juntos."
(Bereshit / Génesis 22:8).
En el Midrash Rabá encontramos que Itzjac no era un involuntario
participante de la Akeidá, al contrario, él era un socio igualitario con
Avraham. El Midrash relata como el Satán -la inclinación perversa-
astutamente intentó disuadir a la pareja de su objetiva. Luego de fracasar
con Avraham, se volvió hacia Itzjac e insatisfactoriamente intentó
diferentes argucias. El Satán entonces apuntó que tras de la muerte de
Itzjac, todas sus preciadas posesiones serían entregadas a su hermano
Ishmael. Fue este argumento el que causó que que Itzjac se detuviera (si
bien por un brevísimo momento).
¿Qué era este argumento?
Incluso el bondadoso, falto de egoísmo Itzjac fue momentáneamente afectado
por la perversa pasión de la envidia. Para guardarse contra la influencia de
la envidia, debemos concentrarnos en reforzar nuestra confianza. No hay
manera de sentirse amenazado por cualquier situación o carente de cualquier
objeto cuando con todo corazón creemos que el Eterno es el que toma en
consideración a cada uno de nosotros y que estamos totalmente en Sus manos.
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Nunca dejar pasar la
oportunidad de cumplir con una mitzvá
En "La voz del querido" el rav David Feinstein nos enseña:
"...porque para
esto habéis pasado cerca de vuestro siervo"
(Bereshit / Génesis 18:5).
Avraham corrió para encontrarse con extraños, les ofreció servirles comida y
bebida y les imploró para que no lo dejaran sin haber aceptado su
hospitalidad. Sus palabras fueron: "...porque
para esto habéis pasado cerca de vuestro siervo".
¿Por qué el uso la palabra "para esto"? Avraham creía que esos hombres
habían sido enviados por el Eterno específicamente para darle a él una
oportunidad de cumplir con una mitzvá. Así pues, el estaba diciendo que
vinieron a mí "por esto", es decir, con el propósito de permitirme darle
comida y bebida. Esto nos da una imagen de la grandeza de Avraham; nunca
entró en su cabeza la idea de que esos hombres le causaban problemas o
gastos en un momento en el que él no se estaba sintiendo bien. Por el
contrario, él creía que ellos estaban allí solamente para beneficiarlo a él,
para darle una oportunidad de cumplir con una mitzvá. Por esto nosotros
aprendemos que nunca debemos dejar pasar la oportunidad para cumplir con una
mitzvá.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
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