Tiferet, es la cualidad emocional de la belleza, la armonía y el equilibrio.
Jesed, es de la generosidad sin restricciones, del amor profundo que liga sin límites.

Analiza los aspectos en tu conducta total (pensamientos, palabras, sentimientos, deseos, actos) que reflejen tu armonía a partir del amor.

Respóndete, si quieres y puedes: ¿Tus actos de amor al prójimo, te hacen sentir un estado de armonía interna? ¿Sientes que cuando te relaciones amorosamente con el prójimo, se crea un estado de equilibrio y correspondencia, o sientes que uno sorbe las energías del otro?
¿Cuando intentas beneficiar a alguien, sientes que lo logras, o que fracasas proveyendo discordia en lugar de bendición?
¿Das amor de acuerdo a la capacidad del otro para recibir, o lo saturas con tus muestras de afecto, que no son otra cosa que actos compensatorios de tu conciencia intranquila?
¿Puedes reconocer que la armonía (Tiferet) se irradia cuando la limitación (Guevurá) contiene prudentemente a la generosidad desbocada (Jesed)?

El amor precisa requiere de conocimiento, tanto de sí mismo como del receptor del amor; pues, no todas las manifestaciones de amor contribuyen a la armonía y a hacer aflorar la belleza de la relación. En ocasiones la contención, la mesura, es la mejor medida del que ama.
En ocasiones la paciencia es el camino para apresurar la victoria.
En ocasiones el ocultar (sin caer en la bajeza de la mentira) permite revelar profundidades sólo accesibles para los que aman realmente.

Durante este día, examina tu vida, si reconoces que tu generosidad perjudica en lugar de construir; entonces debes saber que hay aquí un aspecto tuyo que debes trabajar con ahínco.