En esta ocasión veremos como podemos poner en
práctica en nuestra vida diaria algunos de los conceptos fundamentales
de la Cterapia.
Ten ante ti las palabras del salmista:
"Hazme oír
por la mañana Tu misericordia,
porque en Ti confío.
Hazme conocer el camino en que he de andar,
porque hacia Ti levanto mi alma."
(Tehilim / Salmos 143:8)
Al amanecer a un nuevo día.
Si queremos aumentar nuestras chances para que en la vida nos vaya bien,
lo mejor será dedicar nuestra conducta1
hacia lo que es bueno.
Que toda nuestra conducta,
cuando estamos reposando y cuando estamos en actividad,
cuando hablamos y cuando callamos,
cuando estamos en casa o cuando estamos fuera de ella,
cuando nos levantamos y cuando nos acostamos,
en días laborales y en días fastos,
toda nuestra conducta
este dirigida hacia lo que es bueno.
Estar orientados en cada instante hacia lo bueno,
es estar en sintonía con el Eterno,
por tanto, en constante conciencia de Su Presencia.
Y aquel que sabe que está acompañado por el Eterno,
no desfallece ni le falta fuerzas,
porque todo aquel que confía en el Eterno
es fortalecido.
Puede estar la persona atravesando el valle de las
sombras de muerte,
puede estar sumido en los mayores desastres naturales
o ahogado por calamidades personales,
pero cuando la persona confía con integridad en el Eterno, entonces no
teme.
Y cuando está en el momento de alegría,
cuando el placer es lo que lo circunda y vitaliza,
tampoco pierde el equilibrio, no se desploma al concluir el lapso de
gozo,
pues su ánimo no se debilita ni decae.
Es fundamental que al despertar al nuevo día ya
implante en su mente y corazón la buena
predisposición.
Es realmente excelente despertar al día listo para expandir la consciencia y
afinar todos los sentidos par que estén atentos para captar lo que es
bueno para nosotros (y no afecta al prójimo).
Ni bien abrimos nuestros ojos, luego del reposo largo de la jornada,
antes de que puedas poner a funcionar todos tus sentidos, es bueno que
digamos2 con voz audible, sonora, vital
y con plena intención:
Te Reconozco, Rey Vivo y
Eterno, que con amabilidad me has restablecido mi espíritu dentro de
mí, Tu fidelidad es grande.
Luego, cuando ya estamos despiertos podemos decir lo
siguiente:
Que bello día para actuar con bondad y ser
receptivo a la bondad.
Tengo presente al Eterno a cada instante.
Mientras exclamas esta frase abre tus brazos, como
queriendo dar un gran abrazo al mundo, y respira profundamente.
Puedes repetir esta declaración las veces que desees, tanto mientras aún
no te levantas, como en el resto de la jornada.
Este pensamiento, que cuando se lo dice con convicción
se convierte en sentimiento, es sumamente beneficioso para todos para
aquellos que desean hacer suyo el camino que el Eterno les señala como
el correcto.
Es una máxima simple para ajustar nuestra voluntad a la divina Voluntad,
y de esa forma estar en armonía con la vida.
Quien está en armonía, recibe siempre bendiciones de Shalom desde
lo Alto.
Recomiendo la lectura y estudio
de este texto.