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 Lic. Prof. Yehuda Ribco // Av 17, 5765 - 23/8/05

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     El perseguido/perseguidor

 

Los siguientes son factores que predisponen a que la persona sienta que es perseguida, cuando en la realidad quizás no lo sea:

"Tropezarán los unos con los otros, como si huyeran de la espada, aunque nadie los persiga. No podréis resistir ante vuestros enemigos."
(Vaikrá / Levítico 26:37)

1- Que en el pasado haya vivido persecuciones reales que le han causado daños más o menos severos.
En esta categoría entran también aquellas personas cuyos antecesores han sufrido persecuciones severas y que han trasmitido de memoria inconsciente a memoria inconsciente el bagaje de terror que han vivido.

"Huye el impío sin que nadie lo persiga, pero los justos están confiados como un león."
(Mishlei / Proverbios 28:1)

2- Que sienta poderosos deseos de perseguir o dañar a otros, pero que no los pueda llevar a la práctica por circunstancias diversas.
En su interior anida ese sentimiento negativo que es proyectado al exterior, y entonces siente como si el otro lo persiguiera.
También puede ocurrir que su actitud esté teñida por la persecución hacia el otro no expresada directa y abiertamente, y por tanto el otro reaccione de manera persecutoria en su contra.

3- Que esté actuando en contra de su esencia espiritual, y por tanto sienta en su inconsciente la voz del espíritu que la advierte de su extravío y de los resultados adversos que le acarreará. Aquel que vive con la voz que le repite: "el que las hace las paga", y de continuo "las hace", difícilmente viva una vida libre de persecuciones acusadas desde su espiritualidad.

4- Que su vida esté basada en la falta de autenticidad, y como una burbuja ande vagando y en soledad por la existencia a la espera de explotar o de que algún factor incidental la haga explotar.
Dentro de esta categoría se incluyen aquellos que padecen de baja autoestima en cualquiera de sus versiones o caretas (víctima, rebelde o triunfalista).
Así pues:

  • el víctima acosa a su prójimo culpabilizándolo de su estado y dolores, en lugar de hacerse cargo de su situación con madurez y responsabilidad; es que para el víctima hacerse cargo de su vida resulta como imposible y realmente tormentoso;
     

  • el rebelde atosiga al prójimo y lo persigue despiadadamente para no sentirse perseguido y en desventaja;
     

  • el triunfalista persigue al prójimo para mostrarle sus propios logros o para señalar las faltas y carencias del otro, pero en su aura de ganador se esconde el miedo a que reconozcan sus fallos y por eso es continuo su persecución.

"De continuo está mi vida en peligro, pero no me olvido de Tu Torá."
(Tehilim / Salmos 119:109)

5- Hay un tipo de perseguido que tiene una afectividad muy sensible, producto de su fisiología neurológica, y por tanto están recibiendo mayor cantidad de señales de peligro, lo que los hace estar en un estado de alerta más permanente.

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"La persona generosa será prosperada, y el que sacia a otros también será saciado."
(Mishlei / Proverbios 11:25)

Notas:

1-

 

 Yehuda Ribco

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