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  Lic. Prof. Yehuda Ribco // Elul 8, 5765 - 12/9/05

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Parashá  >> Devarim / Deuteronomio

        Ki Tetzé >  Devarim  21:10 - 25:19

Shabbat: Elul 12, 5765; 17/9/05

Comentario de la Parashá Ki Tetzé
           Amores y pasiones

En nuestra parashá encontramos una diferenciación entre "amar" y "desear con pasión", y es oportuno que aprendamos esto para que en nuestras vidas se manifieste con mayor plenitud el amor y apartemos la indiferencia y el aborrecimiento.

Prestemos atención al versículo siguiente, en la sección que refiere a lo que acontece con el soldado que encuentra una bella cautiva de guerra y la desea poseer:

"Pero sucederá que si ella no te agradó (o no la quisiste), la dejarás ir libre, a su propia voluntad."
(Devarim / Deuteronomio 21:14)

¿Qué podemos señalar de extraño en el versículo?
Si somos atentos en nuestro estudio, podemos descubrir una discordancia en la conjugación del verbo "agradar", pues debiera estar escrito "agradará", en futuro, pero claramente en el hebreo original el verbo está conjugado en pretérito.

Es que la Torá, que no incurre en errores, nos está queriendo enseñar que el "amor" del soldado por la bella cautiva era un hecho destinado al fracaso desde su inicio.
¿Y esto por qué?
Pues, porque el amor no se combina muy bien con la pasión entendida como arrebato emocional. Porque el amor suele ser permanente, en tanto que la pasión es una tempestad poderosa que arrasa y desaparece en un instante. Porque el amor es entrega generosa en tanto que la pasión es ambición egoísta.
Permítanme explicar un poco más.
Hay un sustancial contraste entre la pasión nacida en la lascivia, y el desear a una persona a causa de una evaluación racional de ella.
La Torá nos enseña que cuando una persona desea a otra para establecer una relación conyugal y que el único lazo que existe entre ambas es la infatuación y la pasión, a partir de una atracción meramente física (o de libretos del inconsciente mental), en verdad no hay amor, ni siquiera una relación real, sino una mera gana que desea ser satisfecha. Es decir, es una relación destinada al fracaso desde su inicio, pues, cuando está satisfecha la gana, se extingue el motivo para mantener la relación conyugal.

El vivo ejemplo de esta verdad psicológica lo brinda el Tanaj, por supuesto, en 2 Shemuel / II Samuel capítulo 13.
Es la historia de Amón –el varón– y de Tamar –su media hermana–, ambos hijos del rey David, pero de distintas madres.

Tamar era una muchacha sumamente hermosa y Amnón se apasionó perdidamente de su hermana con tanta fuerza, con un fuego interno tan avasallador, que estaba todo el tiempo rumiando pensamientos acerca de ella, y su corazón se ahogaba en angustias hasta enfermarse por ella.
La intención del joven no era amarla de verdad, construir una familia o permitir que ambos desplieguen sus mejores potenciales, sino que él ansiaba "hacerle algo" (verso 2).  Nosotros sabemos a qué se refiere eso, conocemos la historia: él deseaba poseerla sexualmente, saciar su pasión con ella.

Pero, en el lenguaje erróneo de las telenovelas y en la concepción light de nuestra era se podría decir que Amnón estaba enfermo de amor. Escribía poesías, rondaba a la niña, suspiraba por ella, soñaba cada noche con ella, ella era como su corazón... parecía el típico joven enamorado despechado que busca con intensidad a su amada.
¡Cuán diferente es el verdadero amor de este arrebato de los instintos que conquista la emoción y devora el pensamiento"

Su fiebre pasional lo llevó a idear con un amigo un inteligente como siniestro plan.
Se haría el enfermo y reclamaría para que la joven viniera a atenderlo, y estando ya en posición comprometida (ambos en su cama y a solas), Amnón haría su último intento por convencer a su hermana, y de no conseguirlo, la forzaría a mantener relaciones sexuales con él.
Y así aconteció, Amnón violó brutalmente a su hermana y la maltrató sin piedad pero lleno de pasión, insania desesperación.

A los pocos instantes, cuando ya había terminado de gozar de su vil pasión, todo el pretendido amor se esfumó y en su reemplazo apareció lo que realmente guardaba su corazón: odio, intenso e irracional odio. (Y esto es lo que suele ocultar el arrebato de la pasión, el fuego que consume con desesperación: un profundo aborrecimiento hacia el "objeto" de los instintos, un ánimo intenso de destruir, de arrebatar sin compartir, de egoísmo sin solidaridad... piénsalo...).

Ahora mostrando su verdadero rostro Amnón la continúa dañando, tanto de palabras como físicamente, y la joven Tamar no encuentra ni un atisbo de misericordia, mucho menos de amor...

La historia continúa en una espiral descendente de pasiones desenfrenadas, crímenes, odio, mutilaciones y maldad... un rey injusto y ausente, una niña violada y sufrida, un príncipe asesino y rebelde y otro príncipe violador asesinado... ¡todo en nombre del amor!... FALSO AMOR...

¿Qué provocó todo esto?
¿El amor?
¿Fue eso amor verdadero?
Sabemos que no, eso fue una pasión, un hambre que clamaba intensamente para ser saciada.
Es la alternativa al amor que ofrece la carnalidad sin mesura y la ideología confusa que no distingue lo correcto de lo incorrecto (tan extendida en el mundo de hoy en día).
Éste es el amor que está en boca la mayoría de los ídolos del cine y la TV.
Es la pasión fugaz que construye castillos en pompas de jabón, para prometer paraísos para el hoy, pero acarrear dolores y ausencias para el mañana.
Es la pasión que envuelve el corazón del hombre y atrapa su vista, como una red hasta enfermarlo y llevarlo por sendas de perdición.

Y pensar que ese es el amor que, cuando una persona lo siente, piensa que es el amor de su vida, y que después de esta persona (que lo inspira) no habrá ninguna otra, no puede haberla, en todo el universo. Sin embargo, muchas veces, después de conseguido el objetivo, que es saciar los apetitos, se transforma en el odio más profundo, en el rechazo más absoluto.

No es vano el mensaje de la Torá que nos enseña diciendo:

"...para que no os desviéis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, tras los cuales os prostituís."
(Bemidbar / Números 15:39)

Si seguimos los deseos del corazón o los llamados de nuestros ojos, estamos en el camino de prostituir nuestra más pura esencia espiritual.
Por el contrario, si conocemos el contenido de nuestro corazón y si advertimos nuestras ansias por lo externo, pero nos conducimos de acuerdo a la Torá y las mitzvot, estamos resguardados de caer en las espirales de odio y dolor que sufrieron en la familia de David.

Tal como dice el rabino Noaj Weinberg: "el amor es el placer de buscar la virtud; está basado en la realidad de conocer las buenas cualidades en la otra persona. La infatuación, por el contrario, es ciega; es cuando tus emociones te previenen de ver la imagen completa y tú erróneamente crees que el objeto de tu infatuación es totalmente perfecto y sin fallas".

En un resumen, atendamos la enseñanza de nuestra Tradición:

"Todo amor que depende de una cosa, al desaparecer la cosa desaparece el amor.
Y cuando no depende de ninguna cosa, el amor jamás se extingue.
¿Qué amor dependía de una cosa?
El amor de Amnón y Tamar.
¿Y qué amor no dependía de ninguna cosa?
El amor de David y Iehonatán.
"
(Pirkei Avot 5:16)

Les recomiendo que lean este anterior comentario nuestro, pues quizás brinda más luz sobre el importante tema que hemos retomado hoy1.

¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

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"La persona generosa será prosperada, y el que sacia a otros también será saciado."
(Mishlei / Proverbios 11:25)


Notas:

1- De acuerdo a la tradición talmúdica, los problemas para el rey David con sus hijos comenzaron por el tema de la Iefat Toar -bella cautiva que se trata en esta parashá-.
Tamar, de acuerdo a una opinión rabínica, era hija de David y de Maaca la hija de Talmi, rey de Geshur, que había sido capturada en batalla.
Según esta misma opinión no hubiera habido incesto en la relación entre ella y Amnón, ya que había nacido de David durante el período de cautiverio de su madre, y por tanto Tamar se convirtió al judaísmo, y por tanto no era halájicamente hija de David.

Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ.

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • Pasiones...
    "Rabí Elázar haCafar dice: la envidia, la voracidad y el honor destierran al hombre del mundo."
    (Avot 4:21)

    • ¿Cuáles son sus pasiones que lo alienan, que lo hacen estar ajeno a su propia identidad espiritual?
       

    • ¿Por qué la misericordia es un antídoto para estas pasiones?
       

  • El otro como persona o como objeto
    "La difusión que tiene la literatura obscena en todas las formas que utilizan los medios, no tiene parámetro en la historia. El resultado - para quien cae cautivo de esta influencia, es la compulsión creada por la vehemencia del placer propio, que supera al amor por la persona con quien se convive y que se convierte en un mero objeto necesario para cubrir los deseos narcisistas de uno mismo."
    (Rabino Daniel Oppenheimer)
     

    • ¿Cómo influyen los intereses económicos en la corrupción de los valores espirituales?
       

    • ¿Cómo hacer para que la constante propaganda lesiva de la sociedad no corrompa nuestros corazones?

De la Parashá Ki Tetzé

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