Shabbat: Av 29, 5765; 3/9/05
Comentario de la Parashá
Ree
El
que ve la bendición
En nuestra parashá encontramos un versículo
que en su llana lectura es de sencilla interpretación, pero si rebuscamos un
poquito encontramos en él algunas características notables o curiosas.
Prestemos atención:
"Mira, pues; yo
pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición"
(Devarim / Deuteronomio 11:26)
Primer hecho curioso: dice "mira" en
singular pero luego se le habla a toda la asamblea de Israel.
Debería haber dicho "miren", en plural como corresponde... ¿no es así?
Segundo hecho curioso: ¿acaso se puede
mirar la bendición o maldición que está exponiendo Moshé a la congregación?
¿Qué es lo que debían mirar realmente?
Tercer hecho curioso: ¿por qué dice
Moshé que él pone delante de la congregación la bendición y la maldición?
¿No debiera decir acaso que es el Eterno el que las pone, o siendo más
precisos que es cada persona la que recoge aquello que ha sembrado?
Tratemos de hacer luz sobre cada una de estas
dudas que nos han surgido.
1- Los preceptos de la Torá han sido
dados a toda la comunidad de Israel. Los 613 mandamientos han de ser
cumplidos, en la medida de las posibilidades, por el pueblo de Israel como
unidad y no por cada individuo. Sin embargo, cada individuo es el
responsable de guardar todos los mandamientos y de cumplir con esmero
aquellos que le atañen.
Expliquemos brevemente con un ejemplo para ahuyentar confusiones.
Una persona que no es cohén no puede ni debe guardar los mandamientos
que le corresponden exclusivamente al sacerdote, sin embargo debe
guardarlos, es decir cuidarlos y preservarlos para que no se pierdan de la
memoria y práctica del pueblo.
En resumen, cada persona judía está imposibilitado de cumplir con todos los
mandamientos, pero la nación judía es responsable de que todos sean
cumplidos (en la medida de las posibilidades).
Cuando Moshé dice "mira" y no "miren", cuando
se dirige al individuo como parte de la sociedad, está queriendo expresar
que todos y cada uno de los judíos/as son los receptores y guardianes de la
Torá, todos y cada uno responsables de dar vida a los mandamientos, y todos
pero cada uno el encargado de hacer su parte que le atañe.
"Mira judío/a, eres tú el que está a cargo y
no la sociedad, o el líder o tus padres", tal sería el sentido del mensaje
de Moshé.
Nuestros Sabios lo ejemplificaron de la
siguiente forma: en un Bet Hakeneset de personas adineradas festejaban
Simjat Torá brindando tras cada ronda con un vino exquisito.
Los integrantes de otro Bet Hakeneset de personas menos pudientes decidieron
imitarlos, pero como las posibilidades económicas no lo permitían alguien
tuvo una idea genial. Colocaron un enorme barril a un lado del Bet Hakeneset
para cada integrante depositaría luego de cada Shabat el vino que había
sobrado en los hogares. De esta forma, cuando llegara Simjat Torá tendrían
un barril lleno de vino para todos. Así hicieron y finalmente llegó el día
esperado. Al finalizar la primera ronda de Simjat Torá, abrieron el barril
para probar el vino y brindar en honor a la Torá. Pero la sorpresa fue total
cuando comprobaron que el barril estaba lleno de .... agua! Todos se miraron
sin hablar, las palabras estaban de más. Todos habían sido los culpables, ya
que cada uno había pensado que dentro de tanto vino nadie se daría cuenta de
que alguien había puesto un poco de agua. El cálculo era correcto, sólo que
como todos pensaron lo mismo el barril terminó llenándose sólo de agua.
Solamente si cada uno hace su parte, todos y
cada uno se benefician en verdad...
2- Lo que es una bendición o una maldición suele ser valorado
subjetivamente.
Hay un conocido relato que lo ejemplifica:
A pesar de ser un campesino muy pobre,
tenía un caballo extraordinario, tan fino que el señor del castillo quería
comprárselo, pero el viejo labriego se rehusaba a vendérselo.
-Para mí, este caballo no es solamente un animal, es un amigo. ¿Cómo puedo
vender yo a un amigo?
Una mañana el labrador entró al establo y no encontró a su caballo. Al
enterarse, los vecinos le dijeron:
- Te lo advertimos. Debiste haber vendido el caballo, te negaste y ahora te
lo robaron. ¡Qué mala suerte tienes!
El viejo hombre les respondía:
- ¿Mala, o más bien buena suerte?
Todos se burlaban de él.
Dos semanas después, el caballo regresó seguido de una manada de potros
salvajes. Su corcel había escapado detrás de una hermosa yegua y retornaba
ahora con la manada entera siguiéndolos.
- ¡Qué suerte! -exclamaron los vecinos.
El viejo hombre inició entonces con su hijo la tarea de domar los caballos.
Una semana más tarde, el muchacho se rompió una pierna entrenando a los
potros.
- ¡Qué infortunio! ¿Quién lo va a relevar, si no tiene cómo contratar a un
reemplazo? -comentaron los vecinos.
El anciano les contestó:
- ¿Mala, o buena suerte?
Pasaron unas semanas, cuando de repente el ejército real llegó al pueblo y
enlistó a los jóvenes en sus filas.
Todos fueron enrolados excepto el hijo del viejo, quien no les interesó,
porque tenía una pierna fracturada.
- ¡Qué suerte tienes! -le dijeron los vecinos llorando-. A nuestros hijos se
los llevaron a la guerra y probablemente morirán, mientras tu hijo
permanecerá contigo.
Conmovido, el viejo hombre replicó:
- Buena o mala suerte, ¿quién sabe?
Cuando Moshé les exhorta a mirar la maldición
y la bendición les reclama que hagan dos cosas. Primero que vean a su
interior, aquello que ellos creen que es bueno o malo y que luego lo
confronten con lo que realmente el Eterno ha declarado que es Bendición o
Maldición.
En ese momento cada uno verá la Realidad,
aquello que el Eterno expone como tal, y podrá comprobar como su vida está
llena de bendiciones muchas veces desperdiciadas.
Pues, en infinidad de oportunidades llamamos maldición a aquello que el
Eterno dispuso para que fuera nuestra bendición...
3- Es Moshé el que les pone delante de
ellos la bendición y la maldición para que ellos tengan la necesidad urgente
de escoger. No les da una clase teórica ni les habla de filosofía, Moshé les
insta a VIVIR. Les está obligando a escoger y no les permite dar excusas o
hacerse los distraídos.
Ahí les presento la Realidad, véanla y vivan... o háganse los ciegos para
ver solamente lo que ustedes desean y
entonces mueran en vida....
En una anécdota del rabino Shalom Shebardon:
Un pequeño niño que jugaba frente a la casa del rabino Shebardon en
Jerusalén se cayó y se hizo un profundo tajo. Al oír el llanto de la
criatura, el sabio salió corriendo, le puso una toalla sobre la herida, y se
dio prisa para llevar al chico al medico. Mientras corría, una mujer
anciana, al ver su preocupación y aflicción y creyendo que se trataba de uno
de los hijos del rabino exclamó: "No se preocupe, no se preocupe, Dios lo
ayudará".
El hecho es el niño realmente era el nieto de esa mujer.
Cuando ella lo reconoció cambió su estribillo: "No se preocupe", por el
grito desgarrador: "¡Mi Meír NO!", mientras los vecinos trataban de calmarla
diciéndole: "No se preocupe, no se preocupe, Dios lo ayudará".
Cuando es el hijo de otra persona, con indiferencia se puede decir: "No se
preocupe"; pero cuando es la propia sangre y carne la que sufre, ¿quién
dejaría de gritar?
Y cuando es nuestro propio ser, ¿cómo no hacemos algo por nuestra propia
vida y permanecemos indiferentes?
¿Acaso no nos damos cuenta que se está yendo a cada instante?
¿Cómo no hacemos algo por el prójimo, que en definitiva es hacer algo por
nosotros mismos?
Delante de nuestros ojos están la maldición y
la bendición, escojamos la bendición para vivir...
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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Notas:
1-
-Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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