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  Lic. Prof. Yehuda Ribco // Av 10, 5765 - 15/8/05

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Parashá  >> Devarim / Deuteronomio

        Vaetjanán >  Devarim  3:23 - 7:11

Shabbat: Av 15, 5765; 20/8/05

Comentario de la Parashá Vaetjanán
           Traer santidad a nuestra vida

En nuestra parashá Moshé relata lo que el Todopoderoso le anunció con firmeza:

"Yo te diré todos los mandamientos, las leyes y los decretos que les has de enseñar, para que los pongan por obra en la tierra que les doy para que tomen posesión de ella."
(Devarim / Deuteronomio 5:28)

Algunos pensadores filosóficos han argumentado que si la persona desea vivir una vida de pureza y santidad, debe apartarse totalmente del contacto humano, pues la sociedad es corrupción y degradación, y por tanto, el aspirante a santo ha de pasar a vivir como ermitaño en algún paraje apartado, acompañado por la soledad y la rústica privación.

Algunos religiosos, especialmente no judíos1, han adoptado ese pensamiento que rechaza lo físico y han adoptado un estilo de vida magro de bienestar material, y lo han encumbrado como cima de las aspiraciones de la persona que desea ser perfecta y buena a ojos de sus dioses. Incluso le han dado un nombre pomposo: "teología ascética".
Algunos, tristemente célebres, tales como el corrupto Pablo de Tarso llegaron a adoctrinar a sus sectarios con palabras de falsedad tales como: «el sentir de la carne es muerte, mas el sentir del espíritu vida y paz»; «los que son en carne no pueden contentar a Dios, vosotros no sois en carne, sino en espíritu» (Carta a los romanos capítulo octavo).

Ésta NO es, sin dudas, la perspectiva de la Torá, es decir, del Eterno.
Por el contrario, se nos ordena vivir una vida de elevación (santidad) en cada instante de nuestra existencia, y especialmente en nuestras relaciones con otras personas.
La auténtica santidad y la perfección humana se hallan al vivir entre las personas para comportarse como Dios ha ordenado, de acuerdo a Sus valores y mandamientos.
Como nos dice el versículo que hemos citado, Dios nos ha dado Sus mandamientos para que los cumplamos "en la tierra", es decir, en lo que es ordinario, cotidiano, aparentemente carente de toda espiritualidad.
Sin embargo, debemos saber que incluso lo terrenal, lo que se presenta como más alejado del mundo del espíritu, en realidad contiene espiritualidad, y es a través de nuestras acciones que ésta emerge y eleva lo terrenal hacia un grado superior.

El ideal de la Torá es que resalte la santidad y lo mejor posible en todos los aspectos de la conducta humana, y eso solamente se puede conseguir cuando la voluntad del hombre es la que domina en su vida, y cuando la voluntad se ha educado bajo la Luz de la Torá.
Una persona movida por sus instintos, o que se conduce de acuerdo a doctrinas morales que son contrarias a la Torá, en lugar de traer valor y espiritualidad a su vida, está hundiéndose en el fango del sinsentido.

Por su parte, el asceta, ese que prefiere vivir la vida de eremita o monástica plena de negaciones a lo corporal, seguramente que estará falto de enojos, envidias y otras dolencias emocionales para sí y para el prójimo. Pero NO es así por que haya alcanzado un alto grado de evolución y desarrollo espiritual/emocional, sino por no confrontar sus bajezas en la realidad, ya que vive en la huida de la confrontación con su propio ser. ¡Es un verdadero fracasado pues no ha superado sus limitaciones, sino tan sólo les escapa!

Sin embargo, aquel que a diario debe luchar contra sus deseos inmorales, contra sus sentimientos negativos, contra sus ansias degradantes, pero pelea contra esto y actua con valentía y fidelidad a los mandamientos logra vencer... ¡ese sin dudas es un verdadero triunfador!

Solamente cuando la persona vive en compañía de otros, y cuando es tentado a andar por caminos erróneos, solamente entonces es cuando está en condiciones de crecer.
En condiciones de crecer, por desplegar su fidelidad a los mandamientos de la Torá.

En palabras de un gran sabio moderno, el Dr. Aarón Barth: "...el propósito esencial de los mandamientos es acostumbrar al ser humano a dominar sus instintos y no permitir que éstos lo dominen a él. Hay religiones que exigen que el hombre elimine sus instintos. Estas religiones consideran el instinto como algo perverso; su ideal es el hombre que se aparta de la vida y se enclaustra, el individuo que renuncia al instinto de comer y que extirpa instintos tales como el de la propiedad o el instinto sexual. No es ésta la senda del judaísmo. El judaísmo aprueba los instintos, pero exige que el hombre los domine y los encamine" ("Los interrogantes modernos: una respuesta judía";  Agencia Judía, 1979; Pag. 48).

Claro está, no podemos olvidar que lo esencial se encuentra en lo espiritual, que lo físico no es la meta de nuestra vida. Sin embargo, descuidar lo físico creyendo que de esa forma se hace preponderar lo espiritual, es una necedad.
Ayudémonos con las palabras del Maharal de Praga para entenderlo mejor: "el sentido del versículo "Haremos un hombre a nuestra imagen y semejanza" (Bereshit/Génesis 1:29) es que existe una chispa divina en el ser humano y a eso se refiere la imagen divina que distingue al hombre del resto de las criaturas".
Y el Rav Kook: "Nuestra existencia temporal es tan sólo una chispa de la existencia eterna". (Orot HaKodesh)
La persona es también una chispa divina, y ella representa lo principal de su vida. Pero, el cuerpo material es la vestimenta del cuerpo espiritual y desde que salimos del Edén el Eterno nos ha enseñado que debemos usar vestimenta física.
Debemos cuidar nuestro cuerpo, mimarlo, darle lo que precisa, pero en la medida justa que la Torá estipula. Así nuestro cuerpo espiritual estará ataviado con galanura por un cuerpo físico acorde.
Tomemos como ejemplo la orden dada por el Eterno con respecto a las vestimentas de sacerdocio: "Harás vestiduras sagradas para tu hermano Aarón, que le den gloria y esplendor." (Shemot / Éxodo 28:2).
La grandeza espiritual de Aarón debían ser acompañadas por vestimentas materiales acordes.

Esto puede extrapolarse para decir que aquel que alcanza un alto grado de espiritualidad suele vivir una vida de placeres permitidos y de serenidad corporal. Aquel que está peleado con su cuerpo, tal como el que está peleado con su espíritu, difícilmente está siendo un santo...

¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

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"La persona generosa será prosperada, y el que sacia a otros también será saciado."
(Mishlei / Proverbios 11:25)


Notas:

1- Hubo grupos e individuos judíos, algunos renombrados, que también tomaron ese pensamiento como propio y educaron a sus seguidores en una vida de carestía auto-inducida, como método único para alcanzar la santidad.

-Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ.

Relatos, anécdotas y enseñanzas

David, cuando aún era joven, estaba siendo perseguido por soldados del rey Shaúl.
En medio de su fuga, ingresó a una cueva.

Los soldados empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores a la que él se encontraba.
Con tal desesperación elevó una plegaria al Creador:

"Eterno, Tú que todopoderoso, haz un milagro para que no entren a matarme".

En ese momento escuchó a los hombres acercarse a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada.

David volvió a elevar otra plegaria, esta vez mas angustiado:

"Eterno mío, Te pedí un milagro, no una araña."

Y continuó: "Eterno, por favor, con Tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la
arañita tejiendo la telaraña.

Estaban ya los soldados ingresando a la cueva próxima y a David parecía que solamente le quedaba esperar su muerte.

Cuando los soldados estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había
tapado toda la entrada.

Entonces se escucho esta conversación:

- Camina, entremos a esta cueva.

- No. Mira que hay montón de telarañas, nadie ha entrado en esta
cueva. Sigamos buscando en las otras.

Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas pequeñas cosas que se pueden volver grandes.

(Basado en Midrash Alef Beta Ajeret deBen Sira, 9)

 

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se relaciona este relato con el comentario a la parashá que hemos brindado?
     

  • ¿Qué hace usted para crecer espiritualmente a través de su cuerpo y de sus relaciones con el prójimo?
     

  • En compañía...
    "¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim."
    (Mijá / Miqueas 6:8)

    • ¿Cuáles son los actos que permiten a la persona andar por el camino de la elevación espiritual?
       

    • ¿Por qué es imprescindible para alcanzar la santidad que la persona viva en sociedad?
       

  • Lo que el Jefe prefiere...
    "Porque misericordia quiero Yo, y no sacrificios; y conocimiento de Elokim, más que holocaustos."
    (Hoshea / Oseas 6:6)
     

    • ¿Cuál es el consejo práctico de este versículo?
       

    • ¿Sabe usted qué es "misericordia" y cómo se realiza?

De la Parashá Vaetjanán

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