Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

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BeShem H' El Olam

LaH' Haaretz UMeloa -   Abril 2001 - Nisán 5761
Editor: Licenciado en Psicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam

LA INQUISICIÓN en España

recopilación y comentarios 
bajo responsabilidad del Lic. en Derecho I.C.P. (España),
 basado sobre la obra "Historia de la Iglesia en España", 
(Ricardo García Villoslaba. Madrid 1974. Biblioteca de Autores Cristianos).

UNA TRISTE SINFONÍA en Cuatro MOVIMIENTOS

PARTE PRIMERA INTRODUCCIÓN (Romanos y Visigodos) "Moderato"

PARTE SEGUNDA (Nacimiento de la Inquisición) "Adagio"

PARTE TERCERA (El encuentro y el encontronazo: Edad Media en España y Edad Moderna) "Scherzo"

FINAL "¿Finale?"

 

Aunque el tema es la Inquisición es necesario ver los antecedentes de la relaciones entre los gentiles (pre-hispánicos) y los judíos antes del establecimiento de la misma.

 

PARTE PRIMERA INTRODUCCIÓN. (Romanos y Visigodos)

No se sabe bien cuando llegaron lo judíos a España, pero si se sabe que ya estaban en tiempos de los romanos, antes incluso de la diáspora. No parece que en tal periodo existiesen especiales problemas.

Con la llegada de los visigodos (siglo V e.c.), la cosa cambia. Al naciente estado, compuesto por antiguos celtíberos y romanos en su mayor parte con una minoría de visigodos dominante, le preocupa la falta de unidad, para ello favorece todo aquello que le sirve de factor de unión, sea un enemigo común, (los bizanztinos, entre otros, que estaban situados al sur de la península) y una religión común para la que se sirven del cristianismo católico. Con ello Iglesia y Estado van a tener objetivos semejantes, y sólo una minoría se resiste a integrarse a la nueva unidad, tanto racial como religiosamente. Ello preocupa por igual a los visigodos como a las autoridades eclesiásticas. Sirva como ejemplo el hecho de que los títulos III y XII del fuero juzgo están dedicados íntegramente a la cuestión judía y la abundancia de concilios, que se producen durante tal época, contra los judíos.

Todo comienza con el rey RECAREDO (586-601), el primer rey visigodo convertido a católico. Él es primero en legislar contra ellos prohibiéndoles tener esclavos cristianos y desempeñar cargos públicos. (Este monarca desea la unidad racial, favorece la unión entre los diferente elemento étnicos y establece una unidad entre todos los habitantes de la península; por ello se desconfía del judío que realiza su vida aparte y no quiere integrarse en la nueva unidad religioso-estatal.) El Rey quiere su conversión al cristianismo, por ello solicita el Tercer Concilio de Toledo (589) en el que pide trabajar por la unidad de fe "para evitar la divergencia de religión que habrá de ser un semillero de continua discordia entre las diferentes gentes". El reino no es fuerte, y no le interesa nada una minoría que no se mezcla.

SISEBUTO (612-621) dicta aún leyes más duras, y manda se castigue con azotes multas y la pérdida de la hacienda al judío que no cumpla lo establecido en el III concilio de Toledo, antes citado. En el 616 ordena una conversión general de todos los judíos del reino o su salida del territorio (tras recibir cien latigazos), con confiscación de bienes a los que se negasen. El incipiente nacionalismo visigodo sigue buscando puntos de unión, la religión es el factor principal, por ello se sirve de ella, y marca como enemigo todo aquél que no la acepta; no podía tolerar que un grupo le rompiera su pretendida unidad (uniformidad) religiosa. El judío debía bautizar a su hijo.

Algunos eclesiásticos, como San Isidoro, critica la actitud del rey, y dice que la conversión se debe lograr por medio de la razón y la predicación (así se proclama en el concilio IV de Toledo marcando la necesidad de que se conviertan pero sin ser obligados). No obstante, los ex-judíos, ya convertidos, que quieren volver a serlo se decreta que no pueden, junto a las prohibiciones anteriormente citadas (no cargos públicos y no tener esclavos cristianos). Además, se ordena que sean separados los hijos de sus padres para que no sean contagiados con la maldad de éstos. Los hijos serán entregados a monasterios o familias muy cristianas. Se les quita el derecho a testificar y se les obliga a seguir siendo cristianos. Pese a la dureza de los términos utilizados en este concilio, la verdad es que no se tomaron medidas contra ellos, ni en sus cuerpos ni en sus haciendas; Así en el año 638 (año en el que la fiebre anti-judía va en aumento al conocerse que los musulmanes llevaron a cabo unas matanzas de cristianos en Siria, Palestina y Egipto, donde, se dice, los judíos son bien tratados), el PapaHonorio I acusa a los obispos españoles de ser perros que no saben ladrar ante el peligro judío.

Así llegamos al año 653 en el que se convoca, por RECESVINTO (653-672) el concilio VIII de Toledo. El rey solicita que se trate a los judíos como enemigos, y dice que o se convierten por los esfuerzos de devoción de la Iglesia, o por la "venganza de nuestro castigo"... Ahora va a ser condición para ser rey, ser seguidor de la fe cristiana y defenderla de la amenaza de la infidelidad de los judíos y de las ofensas de las herejías. Existe el miedo de conversiones al judaísmo, y se prohíbe que el esclavo de judío sea convertido al judaísmo (tener en cuenta que el cristiano ya no podía ser esclavo, así pues la medida era para "proteger" a los paganos que aún quedaban.)

ERVIGIO (680-687) intenta, mediante nuevas leyes "extirpar de raíz la peste judaica". Los judíos debían abjurar de su fe delante del obispo, y pide al concilio XII de Toledo (681) que apruebe su legislación. Encomienda a los jueces eclesiásticos (y no a los civiles como hasta ahora) el deber de vigilar que se cumpla lo que impone. Los judíos se tendrán que presentar todos los sábados y días festivos (judíos) ante el obispo o sacerdote, para que muestren que no celebran sus ritos. Si el juez, obispo o sacerdote no cumple su función será castigado por su tolerancia, con una excomunión de tres meses y un pago de una libra de oro al rey... Además, todo esclavo de judíos que se convierta al cristianismo será recompensado con la libertad, (de un plumazo se favorece al cristianismo y de otro se perjudica al judío que no podrá competir con el cristiano en una economía en la que la esclavitud era esencial). El concilio acepta.

EGICA (687-702) se dirige al XVI concilio de Toledo (693) para que acepte su nueva legislación y este acepta. Se prohíbe al judío a negociar en mercado con cristianos. Al que se convierta "de corazón" se le exonera del pago del impuesto especial por ser judío (pero su parte será pagada por los judíos que no se convierten). Además cuanta tierra y bienes hubiesen sido comprados a cristianos, les serán quitados y entregados al fisco con indemnización que el fisco estimase. Este monarca se dirige al XVII concilio (694) pidiendo más medidas anti-judías ya que los judíos conspiran contra la monarquía. (Tal conspiración existía, motivada por la dureza y arbitrariedad de las leyes anti-judías, que obstaculizaban la vida. Se fomentó la conspiración dado que había una fuerte comunicación entre los judíos de la península y los del norte de África, y, allá se estaba preparando la invasión árabe, en la que, éstos, esperaban la cooperación de los judíos, cooperación que sí se produjo). La verdad es que fue un rey que se sintió dolido por su propia ingenuidad, en sus primeros años de reinado revocó mucha legislación anti judía con la esperanza de que el judío se convirtiera "por las buenas". Pero no fue así, y el monarca sintió que el judío había abusado de su confianza. Ahora, con las noticias de la conspiración, las acusaciones se sucedieron, y se aplicaron duras penas a todos los judíos sin distinción, tanto los que participaban en la conjura como a los que no. Muchos judíos son asesinados y los supervivientes convertidos en esclavos, a los cristianos que van a ser amos debían comprometer a no dejarles realizar sus ritos, y los hijos de los judíos, a los siete años, serán entregados a familias muy cristianas para que los eduquen. Ante esta cada vez más desesperante situación, a los judíos ayudaron en todo lo que pudieron a la invasión musulmana. (Ayuda que los musulmanes reconocieron, y premiaron, aunque sólo en los primeros años). Los judíos creyeron ver en los árabes la salvación de su sucesiva (y aparentemente sin fin) opresión.

Si lo que las autoridades pretendían era la unidad... lo que se consiguió era un odio a la Iglesia y al Estado, y que participaran en cuanta revuelta había. (Antes de la invasión, que en realidad fue solicitada por los propios visigodos rebeldes contra RODRIGO (710-711), habían participado en otras revueltas como la que se produjo contra el rey WAMBA (672-680) dirigida por el Conde Paulo). Por otra parte en toda Europa, con los nacientes nacionalismos, sucedía lo mismo.

 

PARTE SEGUNDA (Nacimiento de la Inquisición)

 

La Iglesia católica estaba preocupada con la cuestión de "la pureza de la fe"; Los frentes de guerra se le acumulaban en el siglo XIII, realizaba llamamientos contra los musulmanes con el fin de "liberar" Tierra Santa. Sostenía, también, guerras contra "otros cristianos" (en 1204 la cuarta cruzada toma Bizancio, en 1205 empieza la "cruzada" en Francia contra los Albigenses o cátaros). Aunque es cierto que, en tales empresas, existía unos claros intereses políticos y comerciales, pero no es menos cierto los "sinceros" intereses de guardar lo que se denominaba, y se sigue llamando, "pureza de fe, o de dogma". En esta época nace la inquisición.

En el fatídico año de 1223 el Papa Gregorio IX promulgó una bula que establecía la <<SANTA ROMANA Y UNIVERSAL INQUISICIÓN>> Cuyo fin sería el de "desarraigar la herejía donde quiera que se encontrase". (Nótese que habla de herejía, eso supone dentro del cristianismo, aunque fuera ajena a la Iglesia católica que se abrogaba el derecho de ser única representante del cristianismo. Así pues, en principio, el no cristiano debía ser convertido, pero no entraba en la categoría de hereje; dentro de hereje se entendía a los cristianos de baja moralidad, que abandonasen la fe, o que mantuviesen conceptos erróneos contrarios a lo establecido por la Iglesia, también brujería y recaída en la fe antigua, de especial importancia en musulmanes y judíos conversos). Con el decreto de Rávena de 1232, se extendería por toda Europa.

Unos años antes, en el 1215 el español Domingo de Guzmán había fundado una "orden de predicadores" cuyo objetivo principal fue predicar contra los herejes, ellos serían los elegidos para administrar la inquisición. Para tal fin organizaron un ejercito de escribanos, carceleros, torturadores, guardias. Una vez que alguien era acusado de herejía podría ser sometido a interrogatorio, en el que se podría utilizar, de hecho se recomendaba, la tortura (se decía que a un inocente Dios le daría fuerzas para resistir todo tipo de dolores y atrocidades). La confesión obtenida de tal modo era definitiva, y no se consideraba la posibilidad de que la confesión fuese debida, sólo y exclusivamente, a la tortura. Si después de un interrogatorio, el que confesaba su delito de herejía declaraba que se había declarado culpable por miedo o dolor, era considerado "hereje relapso" y se le consideraba culpable de modo concluyente e irreparable, su futuro más probable era la hoguera.

Los interrogatorios no tenían limitación, y la dureza dependía de la imaginación del inquisidor, desde hierros candentes, arrancar las uñas o dientes, quemar partes del cuerpo.

Fueron tantos los abusos, que la propia Iglesia quedó horrorizada de las torturas y excesos de los inquisidores, que el concilio de Vienne de 1311, durante el papado de Clemente V, estableció una serie de limitaciones a los abusos de los inquisidores (hay que tener en cuenta que parte del horror era debido a los abusos cometidos contra los templarios, orden, que al fin y al cabo, era de religiosos). Las medidas hoy nos parecen irrisorias: en las sesiones de tortura debía estar presente un obispo (se trataba de limitar el poder de los dominicos) y los inquisidores debían haber cumplido los cuarenta años (para evitar el ardor de la juventud)... en cualquier caso no se prohibía la tortura, sólo se recomendaba "limitar los excesos". El inquisidor Bernardo Gui protestó diciendo que tales limitaciones harían más difícil la tarea de la Inquisición. Y las medidas tardaron en ser efectivas. Ésta era la Inquisición medieval, la Inquisición moderna en España, se hizo depender de los reyes, adquiriendo sus propias características, algo diferentes de la medieval (que dependía de la propia Iglesia).

 

PARTE TERCERA (El encuentro y encontronazo: Edad Media en España y Edad Moderna)

 

Con la invasión musulmana todo cambia para el judío en la península

A LOS JUDÍOS QUE VIVEN EN EL LADO MUSULMÁN, en un principio, bien fuera por agradecimiento, bien porque los árabes eran una minoría que se veía obligada a pactar con otra minoría, el caso es que los judíos fueron bien tratados, con amplias facultades de autogobierno. Además, al carecer aquellos de cuadros preparados, recurrían a estos para las funciones de administrador. Las juderías crecían al venir judíos desde lugares menos favorecidos. Aunque hay que destacar que la tolerancia religiosa, de estos primeros tiempos, afectó por igual a judíos y a cristianos. Pero, al estar más seguros los nuevos conquistadores en sus señoríos, comenzaron a limitar la influencia judía, y los judíos (y cristianos) debían someterse a iguales normas, pudiendo comprar su libertad religiosa a cambio de un impuesto especial. Con la creación del Emirato (756) los judíos seguían siendo tolerados, su grupo iba en aumento (al contrario que el de cristianos que emigraban al norte). Y la libertad de culto era absoluta dentro de sus propios edificios religiosos, la enseñanza del Talmud era libre de restricción alguna. Con la caída del emirato y el nacimiento de los reinos de Taífas (S. XI e.c.), la situación no varió salvo en dos nefastos períodos de absoluto fanatismo del primer etapa almorávide (1086-1106) y la aparición de los almohade (1147) que, dispuestos a eliminar toda disidencia religiosa, persiguieron por igual a cristianos y a judíos. Muchas juderías dejaron de existir, muchos, incluso, prefirieron emigrar a los territorios cristianos del norte. Los que se quedaron tuvieron una vida difícil, a partir de entonces, entre otras medidas, estarían obligados a llevar ropa con distintivos.

¿Y LOS QUE VIVEN EN EL LADO CRISTIANO?

Durante los siglos VIII al XI la vida de los judíos del norte era de menor nivel (tanto económico como intelectual) que la de sus hermanos del sur. Las tierras cristianas estaban sometidas a una precaria economía de subsistencia, con lo que es de suponer que existió una emigración hacia el sur, pero poco sabemos de ello. Todo cambia a partir del siglo XI, momento en el cual los reinos cristianos comienzan a levantar cabeza, y a reconquistar territorios a los árabes del sur; al tiempo la intransigencia del sur hace que existan migraciones de judíos hacia el norte. Los reyes cristianos los reciben encantados de que existan personas para repoblar los nuevos territorios recién conquistados, además que representaban el relanzamiento de una incipiente actividad comercial. Las juderías comienzan a crecer. Entre 1148 a 1348 se produce una edad dorada del judío en España. El judío tiene, en esta época en los reinos cristianos del norte, un estatus privilegiado, pues se le considera hombres libres dependientes directamente del rey... (y cuanto mejor era depender del rey que no del señor feudal de turno). El judío estaba protegido por el rey, y sustraído de cualquier jurisdicción inferior a la del rey. Era un vasallaje directo a la corona, se penalizaba duramente toda falta o atentado contra ellos y muchos fueros los reconocen en igualdad de derechos que el resto de la población. (El depender de la corona tenía toda esta parte positiva, pero también estaban sometidos a los caprichos del monarca, ya que, en cierto sentido, eran propiedad del rey, que si bien los excluía de la esclavitud, al tiempo eran blanco de las iras populares contra el monarca, pues las revueltas querían atentar contra el "patrimonio" real). Es cierto que existieron legislaciones concretas en las que se limitaba la validez del testimonio de un judío, o se sometía a juez cristiano las controversias entre judío y cristiano, pero también existieron tribunales mixtos para estos casos. A cambio de la protección real pagaban un impuesto especial que permitía al rey sufragar sus costosísimas guerras... con lo que la protección tampoco era tan desinteresada. Pero en general la convivencia era buena, y los judíos podían autogobernarse con sus propias leyes, sin la intervención de autoridades civiles.

El fuero real y la Ley de las siete partidas establecían dos principios: Por una parte se establecía la tolerancia religiosa como norma general: así tenía el derecho de practicar libremente su ley dentro de sus sinagogas, a enseñar a sus adeptos en sus propias instituciones, los lugares de cultos eran inviolables, tenían cementerios propios, derecho a que se les respetara el sábado, de forma que ni un patrono cristiano podría hacer trabajar a un judío en sábado, ni ser citado en juicio (una sentencia contra ellos dictada en sábado es nula, al no poder comparecer el judío), ni nada que rompiese el descanso sabático. No se les puede convertir a la fuerza, (sólo mediante "buenos exemplos"). Al cristiano que viole los derechos de los judíos, les tome prenda, fuerce al judío, les robe, etc. será castigado (por ejemplo caso de robo le debe devolver el doble de lo que le ha robado). Al judío que se convierta al cristianismo se le garantiza igualdad de trato absoluta con el resto de los cristianos.

Pero por otra parte, si bien se reconoce el derecho del judío a cambiar de religión, y se protege al judío converso de la "ira de otros judíos", lo que no se reconoce el derecho a realizar proselitismo entre los cristianos, tal cosa llevaría a la pena capital.

Había otras restricciones: los judíos no podían salir de sus casas en viernes santo, se les prohibía ocupar lugar honrado u oficio público (tales eran Papa, cardenal, patriarca, arzobispo, obispo, emperador, duque, conde, o cualquier oficio honrado de los que pertenecen al señorío seglar. Esta es la enumeración que hace la propia partida). Pero ello no les impide subir puestos por la administración del estado, y de la propia Iglesia, especialmente la hacienda estatal, encargándose del cobro de impuestos, lo que, a la larga, les irá haciendo muy impopulares al asociarse al judío con el recaudador de impuestos. Otras prohibiciones serán las clásicas de que tengan criados cristianos, que se bañen con cristianos, que los inviten a sus fiestas, a tener matrimonios mixtos con cristianos y "a yacer con una cristiana". Podían tener esclavos, pero si estos se convertían al cristianismo recobraban la libertad.

También existían restricciones que no se cumplían, por ejemplo no se les permitía construir nuevas sinagogas, pero si reconstruirlas y repararlas. Pero el rey se reservaba el derecho a darles permiso para hacerlas de nueva planta, con lo que no existió problema. Fue una medida que se quedó en amenaza potencial. En la corona de Aragón la situación era similar a la de Castilla, el judío era "esclavo del rey" título, que pese a que nos pueda parecer duro, representaba una situación privilegiada frente al resto de la plebe cristiana, que estaban sometidos a la "justicia" de los señores feudales.

Verdaderamente la situación era buena, máxime si se compara con otras épocas o con otros territorios de Europa o del mundo musulmán en esa misma época. De ello da prueba la emigración existente de judíos que vivían en al-Andalus hacia los reinos cristianos del norte. Incluso se puede decir que el rey los favorecía, ejemplos:

ALFONSO VI (1072 –1109) tuvo judíos en altos cargos de su administración, al tiempo que los nombraba embajadores, llegando, el Papa Gregorio VII a amonestar al rey por su favoritismo en pro de los judíos.

ALFONSO VII (1126 –1157) Convirtió a castilla en tierra de libertad, les permitió construir cuanta sinagoga quisieran, e incluso, favoreció la causa ortodoxa de los rabinos contra la herejía caraíta que rechazaba el Talmud.

ALFONSO VIII (1158 -1214) les dispensó un enorme trato de favor; el rey tuvo romances con una judía a la que la historia recuerda como "la bella judía toledana Raquel". La Iglesia les obliga a llevar distintivos especiales (Concilio IV de Letrán 1215).

FERNANDO III (1217-1252) Repartió tierras (las que quitaba a los moros) por igual entre judíos y cristianos. Muchas mezquitas fueron transformadas en sinagogas. Muchas de sus medidas fueron tomadas por favoritismos por algunos caballeros cristianos, dando comienzo, de nuevo, el odio antijudío. El rey dispensa a los judíos de llevar distintivos especiales.

Con ALFONSO X (1252-1284) alcanzan los más altos cargos de la administración estatal. El rey alaba su capacidad de estudio y su habilidad para ser diplomáticos y administradores. Realmente se estaba creando un estado moderno gracias a los consejeros judíos, que actuaron como secretario reales en la cancillería. Pero seguían siendo los encargados de la hacienda estatal. Los odios iban en aumento, junto, ahora, las envidias, y las leyendas negras, como el asesinato de niños cristianos. (Nunca habían sido probados, sin embargo circulaban rumores del uso de sangre de niño cristiano para ritos judíos... hubo un asesinato que se comprobó y resultó que el asesino había sido un judío, con lo que "quedaba probado la maldad judía" y el niño "Dominguito de Val" (1250) fue canonizado rápidamente y convertido, pues, en mártir y santo; tal asesinato produjo gran daño a las comunidades judías.)

SANCHO IV (1284 –1295) Obtienen del rey poderes casi ilimitados sobre las finanzas públicas: podían cobrar, enajenar y cambiar los bienes de la corona

Con FERNANDO IV Y ALFONSO XI la prosperidad siguió acompañando a los judíos, con altos cargos y gran desarrollo de las juderías, que, sin embargo, empezaron a decaer debido al choque social interno que se producía entre judíos ricos y pobres; en materia religiosa existía una élite enriquecida, tendente al laicismo, frente a la mayoría media-baja de observantes. Al tiempo se generaba un descontento entre la población no judía contra los judíos por ver a estos (a todos sin distinción) como cobradores de impuestos y usureros prestamistas que se enriquecían protegidos por los monarcas.

En el reino de Aragón la situación no era muy diferente. El crecimiento de las juderías era constante debido al abandono de al-Andalus, al tiempo que permanecían en las tierras que los cristianos tomaban a los moros, (y ante la huída de estos) con un estatuto jurídico muy mejorado. En general se establecían pactos con los judíos, y también entraban a formar parte de la administración del patrimonio real (así ALFONSO I DE ARAGÓN, RAMÓN BERENGUER III ALFONSO II...) 

JAIME I (1213-1276) protege ampliamente al pueblo judío, el cual le ayudó en la conquista de las islas Baleares. Les dio tierras en Valencia y Baleares, y muchos se convirtieron en grandes terratenientes. También tuvieron, prácticamente, el monopolio de la administración del patrimonio real. Sin embargo el rey fue cambiando de opinión, las acusaciones de usureros se sucedían junto a la difusión de la leyenda del asesinato del niño Dominguito del Val (leyenda que aún pesa a juzgar por las páginas Web que se encuentran sobre el caso).

Se permite a los dominicos de la corona de Aragón que realicen esfuerzos para su conversión, se les intenta apartarlos de la lectura del Talmud. Se vuelven a convocar disputas públicas entre teólogos y rabinos. Se manda suprimir del Talmud todo lo que pueda ser ofensivo para el cristianismo, y la Inquisición medieval actúa contra los judaizantes.

PEDRO III mantiene una doble actitud, mantiene a los judíos en los cargos públicos, pero se ordena la obligación de los judíos de escuchar, en sus propias sinagogas, los sermones de los dominicos. Aunque se prohíbe las conversiones forzadas. 

JAIME II (1137-1186) los judíos fueron perdiendo los altos cargos que ocupaban, y, aunque ninguna medida se tomó en contra de las juderías, estas comenzaron una decadencia.

En el reino de León la situación es similar en relación con los reyes aunque hay que lamentar más revueltas populares contra las juderías, y en el reino de Navarra, aunque su estatuto jurídico era bueno, equiparable al de cualquier cristiano, la fuerte crisis que sufría el reino hizo que nunca se desarrollaran las juderías.

PERO... LLEGA EL SIGLO XIV.

Este siglo supone una quiebra de la convivencia, la peste, la crisis económica, las guerras civiles, la división interna del judaísmo, y la creciente hostilidad del sector cristiano, tanto de la nobleza, (celosa del auge social judaico) como del pueblo en general (que los veía como los recaudadores de impuestos, y como administradores, culpables de la crisis económica) lo que dio lugar a ataques a las juderías y algunas matanzas de judíos.

Debido a la crisis interna del judaísmo se producen algunas conversiones voluntarias, las tendencia opuestas son principalmente pietistas, talmudistas y racionalistas. Los ataques entre ellos los hace más vulnerables a las críticas cristianas, por primera vez se habla de la posibilidad de expulsión masiva como había realizado ya, Inglaterra, Francia, y Alemania.

La Peste Negra complica el asunto, algunos ven un castigo divino por permitir a los judíos convivir con ellos; otros inventan la mentira vil de que eran los judíos los causantes directos de la peste... fuera lo que fuera se producen ataques furiosos contra los judíos.

En Castilla la guerra civil; el rey legítimo (PEDRO, el llamado el cruel) protegía a los judíos (leyes de las corte de Valladolid de 1351) y los judíos lo apoyaron... fue el bando perdedor. 

ENRIQUE II (1369-1379) una vez concluida la guerra, perdonó, en un primer momento, a los judíos, pero les impuso pesados tributos, para finalmente poner una serie de medidas antijudías, como lo de portar distintivos, confinamiento en sus barrios. 

JUAN I, les quita su autogobierno.

Revanchismo, fanatismo, algún fanático clérigo (Ferrant Martínez) y la gran crisis, produjeron continuos ataque a las juderías... Destaca el ataque a la judería de Sevilla, (6 de junio de 1391) con unos cuatro mil judíos muertos. ¿Causas religiosas?, ¿No pagar a los prestamistas? El resultado fue más muertos, odios, conversiones no sinceras que a la larga crearon nuevos problemas: del llamado "problema judío" se pasaría al llamado "problema converso" Acá si tendremos a la Inquisición de lleno.

Antes de 1391 no había demasiadas conversiones, incluso se hablaba de un discreto proselitismo judío hacia los cristianos, y, más a los no cristianos ni judíos.

Todos estaban de acuerdo en la necesidad de convertir a los judíos pero discrepaban de la forma. En general se prefería el cambio tras disputas religiosas o utilizando el fervor de los ya conversos. Pero, curiosamente, el pueblo cristiano desconfiaba más del converso que del judío; les imponían motes como "Tornalizos" aparte de agresividades verbales, se desconfiaba de ellos, lo que hacía que muchos regresaran al judaísmo. Las partidas intentan frenar el odio popular por el converso e imponen la pena capital (por fuego) a los que maten conversos.

Tras 1391 las conversiones son en masa. Muchos de los que apoyaran al rey Pedro contra su hermano Enrique, deciden bautizarse para escapar de posibles castigos reales. El número de judíos no deja de disminuir al tiempo que medra el de conversos. Aunque la causa fuera el miedo los "buenos modos" no cesan, y también se siguen celebrando, disputas a las que se invitan a las aljamas, (en especial destaca la de Tortosa de 1413), también las predicaciones, y se toman medidas para aislar al converso del resto de judíos (pues normalmente seguían viviendo en las juderías).

La pragmática-ordenamiento de Doña Catalina ordena que los judíos no podrán vivir más que en un barrio cercado y con una sola puerta de acceso. No podrán tener sus jueces, no hacer comercio con cristiano. Y el Papa Benedicto XIII prohíbe a los judíos que lean y enseñen el Talmud, se recogen todos los ejemplares de dicho libro y el de Macellun. También se cierran las sinagogas. (Aunque ante las protestas judíos ante el Papa se devuelven los libros 7 años mas tarde y las sinagogas son reabiertas.)

A los conversos se les clasificó, por parte de algún historiador:

1 SINCEROS.

2 JUDAIZANTES. Los que simplemente siguieron practicando el judaísmo, visitando en secreto las sinagogas, etc. de normas de la vida judía.

3 SINCRETISTAS. Mezclaban ambas practicas, a veces por error, (conversiones forzosas rápidas no dan tiempo a saber que era ser cristiano), otras veces por no querer abandonar ninguno de los ritos.

4 INCREYENTES Muchos judíos (sobre todo ricos) descreídos de toda creencia y religiosidad, se apuntaban al cristianismo para no perder privilegios, sin que les importase el cristianismo ni el judaísmo. Muy odiados por el judío creyente. Se solían casar con la nobleza empobrecida, así ellos ganaban títulos, y los nobles mejoraban su liquidez.

5 MALSHINES: quizá la peor clase, los que hacían de topos, dentro del judaísmo pero daban información a las autoridades para ganar su favor. Delatores.

Pero el pueblo no hacía tales distinciones, y atacaba a todos, haciendo una vida insoportable para algunos seres ahora rechazados por el judaísmo y no aceptados por el cristianismo.

Los reyes Católicos, populistas ellos, echaron a los judíos, y crearon los estatutos de limpieza de sangre. (Por primera vez se aplicó en Toledo en 1449 y se expulsa de los cargos de edil a todos los conversos).

El instrumento favorito de los reyes será la Inquisición.

Si bien en su principio la Inquisición era para el mantenimiento de la fe, en manos de los reyes católicos, a semejanza de lo ocurrido con los visigodos, se convierte en un instrumento político. Hay que señalar, no obstante, que la Inquisición española es diferente que el resto de inquisiciones medievales, en los términos que más tarde apuntaré.

En España, la Inquisición estaba establecida en Aragón desde 1238, (como cité antes) no así en Castilla, que entra en 1478 ante la solicitud, un año antes por parte de los Reyes Católicos al Papa Sixto IV. ¿Motivo de tal solicitud?: El citado problema converso. Los reyes católicos realizan una petición al Papa sobre la base de la existencia en su reino de un gran número de personas conversas que "sin premio ni fuerza" tornaban a la observancia y ceremonias judaicas, ejerciendo un proselitismo tenaz no sólo entre los que pertenecían a su raza, sino también entre los que tomaban contacto con ellos. (A mi modo de ver, más que proselitismo hacia el judaísmo, era una negación de cumplir con los aspectos más idólatras del cristianismo: una cosa, por ejemplo era bautizarse, otra era la de rezar a imágenes de santos; y naturalmente se veían obligados a explicar, que eran cristianos pero no idólatras... de poco servía)

A tales "cristianos" era dirigida la petición de control por parte de los reyes, para que el Papa les concediese una Inquisición. Paradójicamente sin conversos la nueva Inquisición no habría nacido.

En 1478 el Papa firma la bula "Exigit sincerae devotiones" y la justifica en la apostasía y proselitismo judaicos, las guerras, matanzas y otros disturbios que tales hechos provocan. Los reyes nombran los primeros inquisidores en Sevilla en 1480. Había colocado en manos de los reyes un poderoso instrumento de represión, había nacido una Inquisición moderna, diferente a la medieval y diferente a la que actuaba en otros estados europeos.

En el XV los judíos constituían una agrupación perfectamente caracterizada, sin derecho a ciudadanía, pero dedicados a las finanzas y a profesiones liberales, sin los privilegios de antaño. Se les permitía seguir con "su religión" pero con sus derechos muy limitados. La precariedad producía algunas conversiones, más o menos aceptadas, pero ante las conversiones en masa, tras las matanzas, la sociedad cristiana se sintió incapaz de aceptar a tal número de conversos, no les creían. A los hebreos que permanecían como tales, los miraban también con una mezcla de admiración (por su carrera en alza) escándalo y desconfianza.

Por otro lado los cristianos viejos bien situados no se plegaban a compartir con los nuevos cristianos los puestos destacables de la sociedad, poco a poco, en este ambiente de tensión, los conversos se iban convirtiendo en blanco de las iras populares, por encima de los judíos que permanecían en su fe.

Los reyes pensaron que la Inquisición sería el mejor instrumento para frenar tales enfrentamientos, y crear una convivencia, al eliminar a los falsos conversos y dejar vivir en paz a los verdaderos, una vez comprobado que realmente los eran. Los judíos fieles estaban fuera de la competencia del tribunal.

Anteriormente el Papa Nicolás V promulgó en defensa de los conversos una bula "Humani generis inimicus" y proclamaba la igualdad de cristianos nuevos y viejos, sin distinción, claro ataque a los estatutos de limpieza de sangre que se iban estableciendo, pero tal bula tuvo una escasa vida, y fue derogada un año después en 1450.

EL PROYECTO

En 1477 las acusaciones contra los conversos se acumulaban (ejemplo era que iban a misa para robar hostias para profanarlas en las sinagogas, que se mofaban de la misa cristiana, que se reunían en secreto y que estudiaban el cristianismo sólo para atacarlo...). Los reyes escuchaban estas acusaciones durante su viaje a Andalucía, donde, según cuentan las crónicas, deciden tomar cartas en el asunto frente a este grupo social que hasta entonces, no figuraba en su programa de gobierno. En realidad los reyes tenían miedo de revueltas e inestabilidades del reino debido al odio popular que se le profesaba a este grupo; Incluso dentro de la corte, Alonso de Espina escribe: <<Entraron, ¡oh señor! En tu rebaño los lobos rapaces. Nadie piensa en los pérfidos judíos que blasfeman de tu nombre, ni en los infieles, que hacen en secreto malditas crueldades... si se hiciera en nuestro tiempo una verdadera Inquisición, serían innumerables los entregados al fuego de cuantos se llaman judíos>> El proyecto inquisitorial seguía en marcha.

En la Iglesia destaca el nuncio Nicolás Franco que llega a España en 1475 (con la misión de poner paz entre Castilla y Portugal) Por su parte el Fray Tomás Torquemada (prior del convento dominico de Avila y confesor de los reyes) escribe "las cosas que debían remediar los reyes" entre los que destaca "los desmanes" de los Judíos.

Roma y los reyes comienzan una negociación cuyo punto de choque principal es el poder de nombrar los inquisidores (ambas partes quieren tal privilegio)... finalmente se alcanza acuerdo en la bula "EXIGIT SINCERAE DOVOTIONIS".

Desde que se dicta la "EXIGIT SINCERAE DEVOTIONIS", los reyes aun tardan casi dos años en hacer uso de sus nuevas atribuciones. Realmente (y nunca mejor dicho lo de real, no tanto lo de mente) los reyes estaban convencidos que la convivencia entre las dos razas eran imposible, estaba tan deteriorada la situación que ya parecía que el reino iba a entrar en crisis, quizá como única salida antes de la expulsión de los conversos, ¿la de los judíos declarados como tal ya estaba decidida? Se les ocurrió lo de la Inquisición que demostrase que los conversos eran buenos cristianos, y "eliminasen" los que no lo eran. Ello era mejor que los incipientes ataques, y matanzas, contra los conversos. Los ejemplares castigos serían suficientes para hacer la selección. Todo era por la cohesión y la unidad del Estado.

1481 se crea la Inquisición de Sevilla, 1482 la de Córdoba, etc. Y nombran los inquisidores. El Papa, arrepentido de los poderes dados en la bula, nombra a siete inquisidores para Castilla, y los reyes, que no quieren perder sus privilegios, crean el Consejo de la Suprema y General Inquisición, como un organismo nuevo, que coordina los suyos con los de Roma. Evitan así el enfrentamiento, sin ceder poderes.

El tribunal más terrible de esa primera época es el de Sevilla, en pocos días llenan la prisión, en una auto de fe de 1481 se queman seis personas y hasta 1488 se llega la cifra de 700 quemados y 5000 encausados. Tal situación dramática trae como consecuencia una conspiración contra los inquisidores, que, descubierta, llega a un endurecimiento y represión. Algunos conversos piden refugio al marqués de Cádiz, que se lo concede, lo que provoca una reacción de la Inquisición contra él. Finalmente muchos huyen a Portugal.

Las noticias de los desmanes hacen que Roma salga en defensa de los conversos, y los obispos tomen partido por estos. En 1482, el 29 de Enero, se firma la bula "NON DUBIDAMOS" en la que se censura la actitud de los inquisidores sevillanos, sus prisiones injustas, los desproporcionados tormentos, y proclama el retorno a la Inquisición medieval.

Los reyes contestan, y dicen del fracaso de la Inquisición en Aragón y la inexistencia en Castilla. Finalmente el Papa cede y acepta a Torquemada como gran inquisidor. La nueva Inquisición sustituye, definitivamente a la medieval.

El quedar toda la Inquisición bajo el control de una sola persona, los intereses del Estado y de la Iglesia quedaban armonizados perfectamente.

INQUISIDORES FAMOSOS

Tomás de Torquemada (1420-1498), entra en la orden dominica. Fue confesor de la Reina Católica, e influye en la reina a "emplear cuantas medidas fueran necesarias para disminuir la influencia de los conversos" (¿religión o política?) Respecto a los judíos opta por el destierro o por el bautismo y la segregación y aislamiento de los mismos en tanto no se tome ninguna de estas dos medidas.

Desde 1480 la vida de los conversos se hace muy dura. Las cifras, solo conservadas de forma parcial, habla de Tribunal de Toledo desde 1586 a 1587 unas 1000 causas pero se ignora las condenas a muerte, el Tribunal de Ciudad real, 2000 causas con unos 52 condenadas a muerte, En el Tribunal de Zaragoza 70 víctimas, cuatro en Barcelona, 18 en Valladolid, y el Tribunal de Mallorca con 347 penas de muerte entre 1488 y 1499.

En fin, la prisión, el secuestro de bienes, la muerte y la infamia gravitaban constantemente sobre todo descendiente de hebreos. Es una época de ataques y acusaciones recíprocas: los judíos acusan a los cristianos de secuestrar a sus hijos y bautizarlos por la fuerza y los cristianos acusan a los judíos de asesinar niños cristianos.

El clima de enfrentamiento crece hasta que el 31 de marzo de 1492 se decreta la expulsión del territorio español de todos los judíos... ¿alguna razón más? Claro que sí... embargo de bienes que viene muy bien a las arcas reales. Unos 150000 a 200000 hebreos abandonan la tierras del reino. 

Continuaron a Torquemada los nuevos inquisidores generales, que fueron sucesivamente: Diego Deza (aún mas intransigente que Torquemada ) y Jiménez Cisneros.

Es una época de represión dura, que provocará numerosas protestas al Papa: destaca, como ejemplo negativo un personaje llamado "Diego Rodríguez Lucero" (en chiste a su apellido se le llamó el Tenebrario) de las figuras mas protervas de cuantos tuvieron el "honor" de ser inquisidores. Hombre codicioso que no dudó en realizar falsas acusaciones con fin de embargar bienes. Algún miembro del clero se le quiso enfrentar ante tales abusos, como el Arzobispo de Granada. Este Arzobispo era fray Hernado de Talavera. La reina le dio aquella diócesis con la misión de convertir a los musulmanes que había en Granada tras la caída de la ciudad. No sé si lo dictaba su conciencia, o era que estaba recogido en las capitulaciones, el caso es que este arzobispo se rodeo de sabios musulmanes para comprender al Islam e intentó enseñar cristianismo en árabe y desde la mentalidad árabe. Es decir con paciencia y diálogo, (era contrario a lo que pensaba el que, a la sazón, era el inquisidor general... Cisneros, que prefería conversiones aceleradas). Talavera quiso limitar el poder de la Inquisición, lo que molestó, en gran medida a Lucero (el tenebroso). Como la persona de Talavera era inviolable, Lucero no dudo prender a hermana y sobrino, torturarlos y sacar de ellos confesiones horribles sobre la persona del Arzobispo. Talavera fue acusado de Judaizante (eso que estudiaba árabe)... y empezó un calvario para el pobre señor. Dada su condición, los autos fueron remitidos a Roma, donde fue absuelto y declarado limpio de toda acusación... pero ya era demasiado tarde, ya que Talavera había fallecido, debido a unas fiebres causadas por ir descalzo en procesión.

En fin, Inquisición... confiscación de bienes, confesiones bajo tortura consideradas válidas, secreto de quien formulaba la denuncia... ¿y los falsos denunciantes? Utilización para venganzas personales, para conseguir dinero, denuncias para eliminar competencia, (o por la simple razón de que alguien resultaba molesto para los propios intereses o gustos), abusos de todo tipo (sexuales incluidos)...

Contra los judíos... no, la Inquisición no tomaba cartas activas en el asunto, para eso, primero estaba "el pueblo", que de acuerdo a las circunstancias arriba mencionadas, obligaban a los judíos a convertirse (o morir o ser expulsados...o...), después, la Inquisición ya tenía jurisdicción sobre los nuevos conversos.

A la muerte de Torquemada (1498), se decía que el número de falsos conversos era demasiado numeroso, que seguían practicando la religión de sus mayores, o que eran judaizantes... ¿qué era esto? No se sabe bien, algunos lo interpretan como que hacían proselitismo judío, aunque es más posible que simplemente limaran las asperezas del cristianismo, lo más escandaloso desde el punto de vista judío; esto se puede ver en algunas acusaciones: Confesar sus pecados cara un muro y no al sacerdote, cortar la yugular a los animales, realizar de forma característica sus oraciones, en diferente forma a los cristianos ortodoxos, realizar la pascua con pan ácimo, rechazar las peregrinaciones y el culto a santos e imágenes, rechazar las indulgencias... otros van mas lejos: no celebran el ayuno cuaresmal, rechazar dogma de la santísima trinidad, o el de la transfiguración del pan y el vino.

¿Existía un derecho procesal? El derecho procesal nace como un derecho de ordenación del proceso y garantiza el derecho a justicia para el reo. Este va a saber lo que va a suceder, y las autoridades deben encuadrar su actuación de acuerdo con lo previsto en la ley sin extralimitarse... ¿existió un derecho procesal inquisitorial?

No, claro que no, la Inquisición no tuvo una instrucciones sistemáticas y precisas hasta el año 1561, y las instrucciones de este años son prácticas. Básicamente era:

1.- Sospecha de herejía: Se comenzaba por unas calificaciones de teólogos y declaraciones de testigos... el fiscal presenta cargos. Si las pruebas no "eran suficientes" no se llamaba al reo a que fuera "examinado", pero sí, si se consideraban los indicios suficientes en cuyo caso se decreta prisión, (si eran personas de "calidad" había que pedir permiso al Consejo antes de decretar prisión").

2.- La prisión la ejecutaba el alguacil de la Inquisición, al tiempo que se decretaba el secuestro de bienes.

3.- Se procedía a una primera audiencia que no era más que un primer interrogatorio sobre cuestiones generales de la ley, (su genealogía, vida, instrucción cristiana) y se recomienda a los jueces no apretar demasiado en este primer interrogatorio, pero tampoco a dar fácilmente credibilidad a las respuestas.

4.- El fiscal realizaba su denuncia, caso que las respuestas no le fueran satisfactorias, que versaba sobre: Delito de herejía o falta de cristiandad, (únicos delitos a los que atendía esta "Santa" Inquisición)

5.- El fiscal salía de la sala con fin de que el interrogado pudiera responder, con mayor libertad, de las acusaciones, no sin antes pedir que se le aplicara tormento en caso de que las respuestas no fueran satisfactorias. Los inquisidores realizaban el interrogatorio y le recordaban que estaba bajo juramento. El reo se preparaba a responder.

6.- Las sucesivas audiencias. Se supone, que la finalidad de la Inquisición era medicinal que vindicativo, por lo que se buscaba que el reo reconociera y se retractara de su error. Éste "no estaba dispuesto a reconocer" su error de buenas a primeras por lo que se entablaba un debate, un contencioso debate, entre las dos partes, forcejeo entre el tribunal y el acusado que incluía nombramiento de letrados, citación de testigos e incontables (e interminables) interrogatorios. Había que contestar con mucho cuidado, el acusado no sabía con que "pruebas contaba el acusador", a veces no sabía ni la acusación en sí, y cualquier respuesta podía dar lugar a una nueva acusación... no sabía quienes lo acusaban, pero sabía el resultado de las pruebas testificales.

¿Tenía el reo derechos?... casi podríamos decir que sí: Tenía derecho a solicitar que se le admitieran pruebas y testigos de descargo (presentaba una lista, pero el tribunal podía tachar a los que no considerara pertinentes), y además presentar otros medios de prueba que considerase. Eso sí, tenía derecho a ser recibidos en cuantas audiencias quisieran. En ocasiones todo el proceso duraba años.

7.- Sentencia, por votación, de los inquisidores de distrito con voto no libre sino determinado en las instrucciones.

Los reos eran divididos en tres grupos:

  1. confitentes: que eran los admitidos a reconciliación con confiscación de bienes, un hábito penitencial (sambenito, y de ahí que a una persona le cae un sambenito) y cárcel perpetua.
  2. Los pertinaces: eran entregados al brazo secular de la ley para ser quemados (pues la Iglesia no hacía esas cosas)
  3. Y los semiplenamente convictos: que pagaba con una abjuración de vehementi o de levi, con la compurgación o con un tormento vindicativo, que nada tenía que ver con el tormento para la confesión.

El acto final se realizaba un acto de fe público. (Por cierto, en una época, se utilizó más con los protestantes que con los judeoconversos)

En fin todo una lindeza procesal... para qué contar más... 

FINAL.

Los reyes católicos marcan la época de una manera especial. A partir de ellos, y salvo un breve período en que se une la corona de "España" (el entrecomillado es debido a lo discutible que tal reino mereciera ese nombre, pues eran la corona de Castilla y Aragón) y la de Portugal, en el reino no volverá a haber judíos, situación que se mantiene hasta la revolución de 1868 en la que se proclama la libertad religiosa, lo que supone, implícitamente, la derogación del decreto de expulsión, aunque la primera sinagoga en España no sería abierta hasta el año 1917; en 1924 el general Primo de Rivera dio, a los judíos sefardíes que lo solicitasen, la posibilidad de "recuperar" la nacionalidad española.


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