Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

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BeShem H' El Olam

LaH' Haaretz UMeloa
Responsable: Licenciado en Sicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam

En el país de los ciegos...

En el país de los ciegos, cuatro valientes deciden aventurarse más allá de lo conocido.
Cada uno movido por sus propios intereses, se aúnan en la peligrosa misión.
Se internan en la misteriosa selva.
A los tumbos y sobresaltos, van avanzando lentamente.
Hasta que, al cabo de un rato, tropiezan con lo que parece un enorme obstáculo.
Intimidados, quién sabe por qué, huyen de regreso a la ciudad, a los confines conocidos.

Luego de resollar unos momentos, el primero que palpó el escollo afirma: ¡no deberían haber temido, era sólo una manguera! ¡Ustedes me provocaron innecesariamente la inconsciente huída!

El segundo le grita: ¿estás loco? Era un inmenso árbol que despedía nauseabundos olores venenosos, ¡si hasta se percibía la presencia de la muerte palpitando bajo mis manos! Y luego, sentí la "rama del destino", con una fortaleza y un filo espeluznante...

El tercero les responde: para mí que tropezamos con el rugoso muro que limita el universo con la nada. Fue la experiencia más cercana a la trascendencia que he sentido en todos mis años de meditación y búsqueda de la perfección.

En tanto, el cuarto dice: yo no sentí nada, por más que movía los brazos y trataba de tocar algo, sólo sentía sus gritos y aullidos, por eso me lance a correr.  

Los cuatro aventureros que supieron ser amigos y camaradas no parecen ponerse de acuerdo en cuanto a sus percepciones.
La discusión se caldea, sube el tono de voz y los adjetivos cada vez son más duros.
Luego de un rato, se separan, con la convicción de que los otros están errados. 

Por la magnitud de sus experiencias son entrevistados, se convierten en figuras populares. Incluso dos de ellos comienzan a tener adherentes y seguidores de sus ideas acerca de lo que existe más allá de los límites de la ciudad. 
Al pasar los años, se crean cátedras en las más famosas universidades, que tienen como objetivo enseñar las verdades ocultas en los parajes misteriosos.
Cultos y sectas nacen con la rapidez de hongos. Todos están embarcados en convertir a los herejes a lo que es la verdad. Se suceden las guerras en el nombre de las verdades. Lo que antes era un pacífico país de invidentes, se transforma en el reino del terror basado en las opiniones y dogmas.

Un día, ya muy lejano de la experiencia que nos concierne, llega a la población, vaya uno a saber de dónde, un tuerto.
Su camino a través de la selva lo condujo hasta allí. Escucha con atención todas las ideas que se han elaborado.
Consulta todas las publicaciones, atiende todas las prédicas, presta oídos a las opiniones más diversas. Y cree comprender qué está sucediendo...
 Muy ingenuamente se dirige al apóstol del "Árbol de la muerte", quien se hiciera patriarca de una poderosísima congregación de seguidores del "Árbol", tras publicar sus metafísicas experiencias en su famoso libro (en Braile): "Las 9 ramas del Árbol".
Y el tuerto le dice: oiga, yo estuve en la selva, y por lo que ustedes describen, estoy casi seguro de que ustedes se toparon con un elefante.
 "¿Un qué?"- responde el pastor de multitudes.
-Un elefante -le repite el tuerto, quien pasa a explicar- es un animal enorme, con patas sumamente gruesas que parecen troncos de árboles; posee colmillos fuertes y filosos; además tiene una nariz que es como un gruesa manguera; y su rugoso lomo puede resultar similar a una muralla. Y ni debo mencionarle el olor asqueroso que despide...

Como era de prever, el líder de la religión del Árbol de inmediato manda a llamar a las autoridades del dogma, para que ajusticien a este hereje pecador.
Pero, el tuerto gracias a su media visión, tuvo oportunidad de escapar.
Corre a refugiarse con la secta de los disidentes, aquellos que confían en el cuarto viajero, el que con mucho miedo salió corriendo, a pesar de no haber palpado, olido, o percibido nada inusual. Y ya frente a él le explica también el asunto del elefante.
El líder rebelde, tampoco quiere creer en las palabras de ese delirante, y llama a sus seguidores para que lo expulsen violentamente: ¡están hartos de filósofos de boliche que las atraen corrupción ideológica!

El perseguido tuerto no tiene refugio en el país de los ciegos, ninguna de las numerosas sectas parece aceptar sus palabras, e incluso, la mayoría lo rechaza con extrema repugnancia.
Pero, por ser hombre de gran corazón (o quizás interesado en alguna ganancia, que nosotros no percibimos) no quiere que los ciegos continúen matándose por lo que él sabe que son ideas falsas.
Por lo que, con gran temeridad se lanza a la selva, en procura de conseguir las evidencias de la existencia del elefante.  

¿Qué es lo que ocurre luego?

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Yehuda Ribco
Sivan 7, 5760

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