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Respuestas a Preguntas
Pregunta recibida
"si rav gracias por su informacion oiga de causalida usted ve misterios de la Biblia ¿es cierto que hay una mujer que fue creada antes de Java? Shalom"
México
Respuesta
Gracias por tu pregunta. Te reitero que mi título es licenciado y maestro.
"Misterios de la Biblia."
Algunas veces veo ese programa, en ocasiones resulta muy acertado e
interesante, aunque en algunas oportunidades dan datos u opiniones que no son
muy confiables. No sé, quizás es problema de la traducción, o de que no
cotejan con fuentes eruditas judías, y en realidad no tengo idea de si
corresponde que lo hagan o no, en definitiva es una decisión de la producción
del programa los qué y cómo.
En resumen es apropiado si se lo ve con ojo crítico (tal como en los otros
aspectos de la existencia), y se cuenta con la posibilidad de asesorarse con
idóneos maestros en Torá.
Para contestar el meollo de tu inquietud, deberemos referirnos a Lilith.
Entre los numerosos dioses y demonios de la mitología babilónica se hallaban
Lilu y Lilitu, (varón y hembra respectivamente) que eran unos (en su creencia)
entes malignos que perjudicaban a los humanos, en especial incitando sexualmente
a los varones, y dañando a las mujeres encinta o a ellas y a sus hijos
neonatos.
Evidentemente estas supersticiones no tienen fundamento dentro del judaísmo, ni
relación alguna con la Torá, pero cuando los judíos fuimos deportados a
Babilonia (586 AEC), algunas de sus creencias impregnaron nuestra cultura.
Una de éstas parece ser la de la diablesa Lilith.
Esta palabra es mencionada por el profeta Ieshaiá / Isaías: "Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas. El chivo salvaje gritará a su compañero. La lechuza
(Lilith) también hallará allí sosiego, y hallará reposo para sí."
Como puedes ver es traducida como lechuza, un ser -a veces- misterioso, que
puede asustar, depredador certero, habitante de noche (en hebreo: laila). Y esta
descripción es
semejante a la imagen de la Lilith que pasó a formar parte de cierto
folclore judío como ser mítico, (en lugar de permanecer -como hubiera sido
mejor- en el panteón de las
divinidades mesopotámicas), con rostro de mujer, pelo largo y alas (Eruvim 100b,
Nida 24b).
Como notarás remarqué el "cierto" folclore, pues, a pesar de que
entre los jajamim hubo aquellos que consideraban su existencia como
posiblemente real, no deja de ser la creencia de algunos individuos, y no materia asimilada
por el judaísmo (Leer Metzudat Tzion a Ieshaiá 13:21).
Sin embargo, quizás en verdad deberíamos tomarla como alegoría de aquellos
deseos que pugnan en nuestro inconsciente por aflorar o por realizarse, y que no
siempre son acordes a la vida civilizada, o que son fruto del instinto poco
domeñado. Y, esa es, casi seguro, la intención de nuestro pensadores al usar
su imagen, en algunos pasajes (ejemplo: Shabbat 151b), como incitadora y
tentadora.
Es decir, Lilith puede ser tomada como una realidad pero no externa y
demoníaca, sino interna y muy humana.
Te lo explicaré utilizando dos midrashei agadá -narraciones
legendarias- que nos brindan distintas versiones acerca
de la relación de Lilith con el primer varón de estirpe humana, conocido
como Adam.
Adam estuvo separado de su contraparte, Java, por espacio de 130 años (leer
este artículo por más detalles al
respecto) durante los cuales copuló con espíritus femeninos, y
engendró una especie mixta de humano y demonio. Algunos suponen a Lilith
como la madre de buena parte de estas criaturas.
Otro midrash (Otzar hamidrashim 34:4) nos cuenta que Lilith fue la
primera criatura femenina humana, creada junto a Adam, pero no lograban
armonizar. Disputaban constantemente -en especial en lo referente a la
sexualidad- en procura del poder. Hasta que ella utilizó el Nombre
Inefable para evaporarse en el aire, convertirse en un ente no denso. Dios
se apiadó por el sufrimiento causado por la soledad del varón (que sólo
atinó a rezar), y envió tres emisarios para que hicieran entrar en razón a la
rebelde Lilith. Ella se enfrentó rudamente a los mensajeros de Dios, y decidió
que el objetivo de su existencia sería el de dañar a los recién nacidos
descendientes de Adam.
Como verás, la mitología y la cultura babilónica impregna muy fuerte estos
relatos, que no tienen base en el texto del Tanaj, ni en otras fuentes de la
Torá Oral. Por lo que es menester el que las debemos considerar en su faceta
alegórica, no de relato de hechos acontecidos en la realidad.
Entonces, ¿qué se nos quiere instruir por medio de estas alegorías?
Lilith se nos representa como una mujer atrayente sexualmente y dominadora.
Capaz de satisfacer por largo tiempo los deseos masculinos, y de engendrar
especies mixtas.
Sumamente poderosa, incluso más que el varón, pero, que de ver frustrados sus
propósitos dedica sus energías a corromper o dañar.
Por eso no es de extrañar que cuando alguno de los rabinos moralistas del
Talmud quisieran explicar (para rechazar) la práctica de la masturbación
masculina, argumentaran que los varones eran seducidos por Lilith, para que
derramaran el semen, y de esa manera ella poder utilizarlo para procrear (en su
mundo espiritual) nuevos engendros mitad humanos y mitad demonios.
¿Es esta una visión negativa del género femenino?
Los quisquillosos -y poco avezados- pueden argumentar que así es, aunque no
sería arduo el trabajo para rebatirlos, pues tan solo preguntemos: el
considerar que el Diablo -sea lo que fuera- se transforma en macho
cabrío para seducir y copular con mujeres, ¿es denigrar al género masculino?
Así que obviemos lugares comunes y vacuos, y volvamos al asunto de señalar a
los demonios internos en lugar de los imaginarios externos.
Lilith sería la personificación mítica de tendencias muy poderosas de la
persona (sin distingo de género). La propensión al dominio, principalmente a
través de la sexualidad. La impulsión a lograr los propios objetivos, sin
miramientos de métodos. El kamikaze espíritu de destruir lo propio en
aras de acabar con lo que se opone. El poder que yace oculto en las sombras,
pero que pugna fuertemente por manifestarse -a como de lugar- en la vida
cotidiana. El apoderarse de los infantes, o de los que yacen a solas...
Me parece que a algo con características muy similares Freud le dio otro
nombre: Ello.
Pero, como en el tema de Lilith estamos en el plano de las opiniones de
algunos maestros, sin dudas hijos de su época y situación, es mejor que
pasemos a lo que efectivamente la Torá explica con claridad meridiana (Bereshit
/ Génesis 1:27; 5:2) y los jajamim enseñan con precisión (Midrash
Tehilim 139:5), que es que el primer ser humano era andrógino, macho y
hembra, y que Adam en principio no era el nombre de un único ser humano de sexo
masculino, sino el nombre de la especie humana.
El famoso relato de la costilla (tzela, que se traduce mejor como
"costado") de Adam, en realidad es la narración de la operación
realizada por Dios para separar este ser doble en dos personas diferentes, Adam
y Java, el hombre y la mujer, para que se buscaran y precisaran y así
reencontrar la unidad perdida.
Así pues, no hubo mujer antes del hombre, ni hombre antes que la mujer.
Ambos juntos, unidos y al unísono.
Luego, luego la historia se encargó de trastocar lo que era el plan original
del Creador... pero esto, lo dejamos para otra oportunidad.
Shalom, Iebarejejá H' - Dios te bendiga.
Yehuda Ribco - Tammuz 5, 5761
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