Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

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BeShem H' El Olam

LaH' Haaretz UMeloa
Responsable: Licenciado en Sicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam

Respuestas a Preguntas


Felicidad matrimonial

Consulta recibida

"Tengo 2X años de edad y quiero casarme, pero en las ultimas semanas me he 
puesto a pensar en ¿Cual es el objetivo de casarse?, por supuesto se que es 
una gran Mitza, y que D-os creo a la mujer por que vio que no era bueno que 
el hombre este solo. También se que uno no esta completo y se a completa con 
su pareja. 
Pero También se que el amor es dar, y no se puede amar a alguien sin dar (de 
tu tiempo, de tu comprensión, tu cariño, etc.)
En suma por un lado se que no se puede ser una persona completa sin casarse 
y por lo tanto no se puede llegar a la felicidad, sin casarse. Pero por otro 
lado el amar es dar, y al dar , no se debe de esperar nada a cambio. ¿ Si 
el objetivo del matrimonio es la felicidad, como es que al amar (= dar) se 
esta esperando que mi pareja me de felicidad?"

de México

Respuesta

Felicitaciones por (casi) todas las afirmaciones correctas que hace:
1- es una gran mitzvá vivir en matrimonio;
2- los miembros de la pareja se NECESITAN mutuamente para superar la soledad (no es lo mismo que decir que la mujer fue creada como solución para la soledad del varón, pero, se le parece);
3- la pareja es el estado ideal de la persona (en cierta etapa de su vida);
4- el amor es dar;
5- la felicidad se logra por intermedio de (o más correctamente debemos decir, junto a) una pareja idónea;
6- amar es dar y sin esperar nada a cambio.

Ahora viene el quid problemático, y que es quizás el que provoca sus interrogantes existenciales,
Ud. nos dice: "el objetivo del matrimonio es la felicidad",
¿es realmente ésta (la felicidad) EL objetivo del matrimonio?

Una cosa es que el matrimonio sea un método de lograr la integridad1;
en el mismo sentido,
se puede asegurar que el matrimonio (adecuado y lleno de verdadero amor) es un método para gozar de felicidad2;
pero,
estos valiosísimos beneficios
no son EL objetivo del matrimonio.

Antes de contemplar los objetivos primarios del matrimonio,
demos paso a la lógica y la experiencia:
¿es posible que dos personas convivan siempre en perfecta armonía?
Quizás sea posible,
pero,
comenzando en ejemplos de la Torá (Itzjac y Rivcá; Iaacov y sus esposas, etc.),
y terminando en el elevadísimo número de divorcios en la actualidad,
es evidente que diferencias DEBEN existir,
quizás lo terrible fuera que no nunca las hubiera (pues estaría implicando un estado de sumisión de alguno de los cónyuges al otro; o de indiferencia)2a.
Por lo tanto,
primera conclusión:
amar es dar;
pero, como ya dijimos en otro lugar;
es también ADVERTIR con ánimo de CORREGIR el PECADO,
y TOLERAR las DIFERENCIAS (cuando no son pecados)2b,
es que, los esposos no pueden alcanzar la dicha compartida y la plenitud al margen de la verdad, pues, es ésta la que enriquece el sentido de libertad,
de ser personas.

¿Y de dónde concluimos que amar incluye la tolerancia?
Como dijimos, es evidente que dos personas no pueden estar 100% de acuerdo todo el tiempo,
y además,
convivir.
Por lo tanto,
la tolerancia debe ponerse en funcionamiento en alguna ocasión,
sea por temas trascendentales (ej.: ¿Aliá o no?),
o por detalles (ej.: él deja la tapa del excusado arriba, y ella se enfada porque la prefiere abajo).

Tolerar es también dar.
Pues, se la puede considerar como "ceder" en parte.
Ceder en la pretensión de que todo debe ser como es "mi" gusto, que "mis" ideas son las únicas acertadas, que "yo" siempre estoy bien.
Tolerar,
es compartir un terreno mutuo, 
pero simultáneamente
divergente.
Tolerar es "ceder"
pero no es someterse,
no es perder los principios propios,
no es amalgamarse en lo que no se está de acuerdo.
Por lo tanto,
tolerar,
también es recibir.

Y, aunque pueda sonar paradójico: siempre amar es "esperar".
Esperar, ¿qué?
El bienestar del otro,
del que es amado.

Esto retoma algo que ya habíamos indicado,
amar es hacer por otro,
sin esperar nada a cambio,
nada egoísta,
nada A CAMBIO,
pero,
este esperar la retribución
es un esperar
cualitativamente diferente
del esperar el bienestar del otro.

Si una persona pretende amar a otra,
y por eso hace por ella,
pero,
aguarda alguna compensación,
esta siendo mezquino.
Por eso,
en el momento de amar a su pareja (por ejemplo),
dé,
y no espere felicidad,
ni nada,
entonces,
seguramente obtendrá felicidad y bienestar.

En la pareja humana es posible que encuentren cada uno su felicidad dándose el uno al otro,
manteniendo la individualidad, pero convirtiendo las características más ríspidas, de confrontación, en terreno común, así la dicha personal podrá ser compartida, y por lo tanto, ser dicha completa.3 
Y dijimos "dándose", porque cada cónyuge es un ser humano con dignidad y valor, es un fin en sí mismo, y no un mero instrumento o cosa para el uso egoísta, por lo cual, al aceptar y reconocer la calidad de persona del otro, uno puede ser capaz de darse, y no solo de dar, es posible hacer entrega de sí mismo, pues siente que un otro valioso lo va a recibir.4 

Esto nos lleva directamente AL objetivo del matrimonio:
DAR VIDA,
que se puede comprender, al menos, en dos vertientes:
1- la propia ("no es bueno que el Hombre esté solo");
2- la ajena ("y formarán una sola carne" - "creced y multiplicaos").

El matrimonio sirve a darle real vida a cada miembro de la pareja. 
"Un hombre que no toma esposa, no es varón; pues está escrito: "Varón y mujer los creó, los bendijo y los llamó Adam"" (T.B. Ievamot 63a); como el sabio vivía en una sociedad machista (sin haber sido él mismo partidario de esa "idiotez conceptual"), se refirió a la condición masculina, pero, del mismo versículo del Tanaj se deduce idéntica fórmula para la mujer -no se es completamente tal, si le falta el hombre.
Como ya vimos, no es cuestión de egoísmo, o de si está bien o mal ser feliz o recibir del otro que uno ama; sino que es cumplir el objetivo del matrimonio: vivir realmente.
Como los seres humanos no somos sistemas cerrados, estamos en constante intercambio con nuestro medio (aire, alimentos, calor, etc.); ¿acaso con la persona que nos completa debemos transformarnos en entes no humanos? ¿Con nuestra pareja tenemos que conducirnos como si viviéramos en tubos de ensayo herméticamente cerrados?
La respuesta es obvia, nada tiene de anti-amor el recibir de la persona que se ama.
Lo que no es amor es dar a cambio, o con la esperanza de recibir a cambio.
Pero recibir lo dado por el amor del otro, ¿qué tiene de repulsivo?
Por el contrario, en el momento que recibimos lo que el otro que nos ama nos da, estamos efectivizando el amor, los estamos realizando, haciéndolo completo amor.
Estamos viviendo lo que el versículo ordena: "ser una sola carne" (Bereshit 2:24), en la medida de lo posible, para alcanzar el Edén, que es: "estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban." (Bereshit 2:25); es decir, estar ambos uno frente al otro, sin tapujos, sin mentiras, sinceros, ser un hombre y una mujer, sin disfraces -y no avergonzarse.
Este amor (verdadero) de pareja es el terreno fértil para la segunda vertiente de "dar vida": procrear.
Claro, es fisiológicamente apta la pareja para engendrar sin necesidad de compartir amor mutuo; sin embargo, procrear es algo más que engendrar.
Pro-crear, es ser parte del plan de Dios.
Es ser copartícipe en la creación.
Es traer vida al mundo, más perfiles de Dios, es cumplir con la bendición divina.
Es no concluir la creación en el mero acto sexual, sino, dedicarse a "dar vida", a educar, a hacer madurar nuevas generaciones.
La vida humana debería surgir siempre en el matrimonio basado en el verdadero amor, pues es el lugar más adecuado para tal fin, en donde la vida es deseada, amada, acogida y en donde se está participando activamente en un proceso de formación integral.
Pero, si el egoísmo (individual o de pareja) es lo que prima en la relación de pareja, puede ocurrir que sea una asociación estéril (individualmente y asociativamente); o que sus frutos sean idénticamente egoístas, carentes de raíces de amor. 
Una relación conyugal que no atraviesa (voluntariamente) el estado de pareja, hacia la dimensión parental es similar al amor libre, pues, como ya explicamos, ni es "amor", ni tampoco es "libre".4a
El lícito "tercero incluido" (el hijo) permite que los que eran meramente esposos, y ahora son padres, puedan mirar juntos su proyecto de vida en común.
Los descentra del egoísmo de pareja, para encontrarse con su futuro, abiertos a la sociedad.5

En la pareja formada y sostenida por verdadero amor, podríamos decir que lo distintivo es una calidad de la totalidad del dar. Es la superación de una entrega parcial, en "cómodas cuotas", que son homenajes al egoísmo, al amor opacado por la satisfacción ingrata.
Mientras que el amor verdadero "da vida", la relación parcial hace perder (a los involucrados en ella) profundidad, textura y realidad.5a
Quizás en la etapa de noviazgo, el amor se promete como más romantizado, como fantasías de duración de un estado de fermental pasión; es decir, se pretende como un amor idealizado. Cuando, en verdad, lo idealizado es un ídolo de bronce sobre un pedestal de endeble barro. El amor es entrega de por vida y sobre todas las circunstancias. El amor está por sobre lo provisorio, sobre el desgaste, sobre la mentira.

Y, como ejercer el verdadero amor es arduo, y mantenerlo constantemente es un logro bastante heroico, es que la Torá, en su Infinita Sabiduría, nos permite el divorcio, la separación.
Reconocer que hemos fracasado en alcanzar el Edén (el matrimonio justo, la familia bendecida) no es motivo de orgullo, pero tampoco de eterna (en tiempo humano) prisión.
El matrimonio es un consenso tri y hasta cuatripartito6, fruto de cambiantes acuerdos humanos, es una institución que hunde sus raíces en el terreno de lo sagrado, en la Voluntad del Creador, pero que se regula de acuerdo a la halajá, y mientras la pareja pueda continuar sorteando juntos los rigores de la convivencia, en procura de la armonía y crecimiento de todos.7

 

En resumen, joven amigo, el objetivo del matrimonio7a no es la felicidad, pero, es uno de los excelentes derivados del verdadero amor.
Además, la satisfacción personal no debe ser vivida como culpa, lejos Dios está de castigar el gozo y el placer mesurados8.
El judaísmo es el término justo entre el vacío de los extremos: el ascetismo y el hedonismo.
Así, pues, un consejo: ame sin miedo, ame por completo, ame de verdad; y  no tema ser amado, no sienta menoscabo en recibir de parte de quien lo ama, no pierda la oportunidad de "dar y darse vida".
No malgaste su tiempo en reprimir sentimientos verdaderos, aprovéchelos para crecer y hacer crecer.


Vea también: 

Berajot del matrimonio -traducción.

El objeto más preciado

Parejas formadas en el Cielo

El espejo

Amar es hacer por otro

¿Creer en Dios = amar?


1- "¿Por qué es el hombre el que corteja a la mujer, y no viceversa? Esto se compara con la persona que perdió una prenda. ¿Quién busca a quién? Siempre es el que ha perdido y siente su falta el que está en busca" (T.B. Nidá 31b); "No existe hombre sin mujer, ni mujer sin hombre, y ninguno de ellos sin el espíritu de Dios" (Bereshit Rabbá 8:9).   regresa

2- "Tres cosas alegran el alma del hombre: una linda casa, una esposa bonita, y buenos enseres" (T.B. Berajot 57b); "Todo aquel que no se ha casado vive sin alegría, sin bendición y sin ternura" (T.B. Ievamot 62b) regresa

2a- Porque el matrimonio es una construcción (en principio) de pareja (, luego de familia), no entra en juego, en su proyecto original, la posesión, el dominio de uno sobre otro. No se busca la destrucción de ninguna de las personalidades, sino realización de las mismas en la dialéctica del amor. Amor que no "valora" al otro como una cosa, un instrumento que se posee, se usa (y se bota), sino que contempla la riqueza de la persona, creada a semejanza e imagen de Dios. Sólo una adecuada concepción del "ser humano", permite superar la tentación de tratar al otro como cosa y de interpretar el amor como una empresa de fascinación y seducción. El amor que degrada y elimina (cualquier característica positiva del otro), no es amor; pues éste exalta y realiza. El amor libera del egoísmo. Egoísmo que se representa a veces como amor (en el sentido romántico, Occidental) vacío de contenido, que es mera instrumentalización del otro, y que tiende a la unión con vistas al gozo sin responsabilidad, sin continuidad, que es ejercicio de libertinaje, esto es, libertad carente de fundamentos, por lo tanto, esclavitud del ánimo pasajero. regresa

2b- A veces amar, es dar "silencios". 
Recuerdo que una vez una persona me comentó algo así como que ya no discutía con su esposa por cuestiones pequeñas, por la "chiquita" como le decimos por aquí. Él daba el siguiente argumento: "si yo discuto con mi esposa y pierdo, me siento como un fracasado. Si yo gano en la discusión, ella es una perdedora, entonces, ¿qué hago conviviendo con una perdedora? Así que resolví no prestar atención a la chiquita, y por eso, con mi mujer siempre ganamos los dos".
regresa

3- Un símil muy bonito nos lo brinda la química. La sal común, comestible y necesaria, se forma de dos elementos que por separado son dañinos para el humano. Por un lado el sodio que en su estado natural mezclado con agua es en extremo volátil. En tanto que el cloruro, es un gas que produce severas irritaciones. Así pues, en el matrimonio dos elementos que pueden conllevar riesgos, se juntan para formar un tercero que los trasciende.  regresa

4- Por el contrario, por ejemplo ante el cajero del banco, ¿no es frecuente relacionarnos con él de manera similar a la que se trata un "cajero automático"? Es que, la sociedad "educa" a despersonalizar ciertas relaciones, pues eso hace a la funcionalidad de la sociedad...pero, desgraciadamente la despersonalización, la cosificación, la negación del otro, en la actualidad se aplica (a veces) a la pareja, a los padres, a los hijos, etc., lo que en parte puede explicar la tasa enorme de divorcios, conflictos matrimoniales, rebeldías de los hijos... regresa

4a- El verdadero amor de pareja le restituye al sexo su grandeza y lo rescata del vaciamiento y del uso instrumental al cual educa la cultura del consumismo. El sexo, tal como el resto de la persona, en estas sociedades es un objeto útil y desechable: use y tire. (No en vano el elemento distintivo de la "sexualidad libre" pos-moderna es el condón, evidencia de la temporalidad vacía y el fracaso de "dar vida").
En el amor la persona íntegra es lo que cuenta, no tan sólo su "cáscara".
El "amor libre" es una forma de "irresponsabilidad" egoísta e infantil. Es propio de personas que se sienten incapaces o inseguros de asumir la responsabilidad por sus acciones, por lo que, se asume una vida en son de juego, falsificada, obsoleta y enajenada. El verdadero "macho" no es aquel que vuela de mujer en mujer, conquista tras conquista; sino el que es capaz de responder por su vida, el que es capaz de amar en verdad.
regresa

5- Estamos asumiendo que esta pareja fue formada por verdadero amor, y construyeron su relación con amor.
Y, una nota más, el estadio adecuado para el egoísmo es la infancia, previa a la edad de las mitzvot. Luego, con la maduración se supone que la responsabilidad, la conciencia y la generosidad toman el lugar ocupado por la mezquindad (y poca inocencia) infantil.
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5a- “Dios espera con impaciencia que el hombre se case” (Kidushin 29b). regresa

6- Marido, esposa, Dios, sociedad. regresa

7- "El que ama a su esposa como a sí mismo; el que la honra más que a sí mismo; el que educa a sus hijos por el buen camino; el que los casa a su tiempo, de él está escrito: "Y sabrás que tu hogar está en paz" (Iyov 5:24)." (T.B. Ievamot 62b). regresa

7- Estos son los principios de un matrimonio (y válidos para la familia):

El respeto por la integridad, individualidad y personalidad de cada uno.

Paz y armonía entre todos los miembros del hogar (shalom bait).

Adecuación, reconocimiento y cumplimiento de los diversos roles de la familia.

• Actitud edificante y de santidad en todas las relaciones conyugales (especialmente las íntimas), y que se extiende a todas las relaciones humanas. regresa

8- Teniendo bien en claro que no es la satisfacción inmediata y "bestial" de los deseos el método humano y especialmente judío. Gozar sí, es excelente, dentro de sus límites, de acuerdo a la Torá. Cuando las sociedades procuran el placer por sobre el valor de sus personas, por sobre los valores trascendentes, la ruina no tarda en hacerse emperatriz. regresa

Si les quedan interrogantes, comentarios o sugerencias, háganlas llegar que son siempre muy bienvenidas.

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