Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Av 6, 5762 - 15/7/02)

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BeShem H' El Olam

LaH' Haaretz UMeloa
Responsable: Licenciado en Sicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam

Respuestas a Preguntas


Reducir a Dios a nada

Consulta recibida

"...si el Tanak prohibe las imagines dice en el exodo prohibo imagine lo que esta arriba del cielo,en la tierra ect... porque dice cuando Moises manda hace ekl arca se hace asu lado dos querubines,se construye el templo de Salomon lo mismo manda decorar de imagines,tambien se que algunas sinagogas actuales estan decoradas con imagines del Tanak ¿se prohiben la imagines si o no? entoces lo que dije de moshe,salomon ect...estaban descuiando la Ley espero su respuesta Shalom..."

de México

Respuesta

''No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto..."
(Shemot / Éxodo 20:4,5) 

Una cosa es entender estos párrafos (que incluyen 3 mitzvot) de la manera errónea (la asumida por el cristianismo en todas sus denominaciones, o por el lector poco instruido), pues no poseen el aval de la Torá complementada por el fundamental conocimiento de la Torá Oral; y otra, la instrucción verdadera (la judía), de la que daremos una breve descripción a continuación.

 

Basados en Mishné Torá lehaRaMBa"M - Avodá Zará III

La mitzvá número 27 (dentro de las 613 de la Torá) es no hacerse, hacer para otro, o mandar a hacer una imagen (dibujo, denominada semejanza en este párrafo) o estatua (escultura, forma con relieve) con el ánimo o la intención de que sea adorada y/o reverenciada.

Por ejemplo, ¿está prohibido hacer muñecas (la Barbie, un títere, etc.), jugar con ellas, venderlas, etc.?
Hay autoridades que las han permitido, pues, en nuestras culturas no se estila adorar a tales macacos, sino usarlos para el esparcimiento y el pasatiempo.
Si fueran objetos de idolatría (como a veces ocurre con las Barbies) estarían prohibidas,  pues entrarían dentro de la categoría de imágenes idolátricas prohibidas.
En todo caso, se recomienda que no sean representaciones totales, ni que sea el judío el que las fabrique.

Está prohibido representar con relieve (incluso como arte, o por pasatiempo) a la divinidad (por ejemplo con un toro, león, águila, hombre juntos (de acuerdo a la visión de Iejezkel)), o una imagen humana sola.
Las imágenes de los astros (y las representaciones fantasiosas de entidades angélicas) están prohibidas de todas formas, con o sin relieve, aunque si (los astros) están dibujados en un libro de estudio, están permitidos. 
Y, además de la prohibición de hacer, poseer u adorar ídolos (hoy en día, los más comunes: cristos, vírgenes, santos, budas de la buena suerte, dioses africanos, etc.), está prohibido terminantemente el uso o beneficio derivado de imágenes idolátricas (por ejemplo, a un judío le está prohibido fabricar, vender, ganar dinero, etc. de representaciones de Ieshu, Buda, etc.)

El hecho es que si es posible no representar (en dibujo plano) facciones humanas, ni hacer estatuas de ninguna clase, aunque no sea con la intención de adorarlos, es mucho mejor, aunque esto no sea la estricta prohibición de la Torá (ver Vaikrá 19:4). 

Sin embargo, para alejar toda posibilidad de caer en la tentación de la adoración, es que algunos judíos han sido (y son) extremistas en el tema de las imágenes, llegando al punto de ocultarse si son fotografiados (aunque no pese ninguna prohibición sobre la filmación o la fotografía).
Como vemos, representaciones, estatuas, etc. de animales, plantas, árboles, no son prohibidas, en tanto no sean ídolos comunes a la cultura local
; pero, si no hay necesidad, ¿para qué hacerlos?, ¿no es más sabio y prudente apartar los posibles obstáculos de nuestro camino?

 

Una basamento para esta prohibición

Es cierto que hay un sólo Dios, Hashem.
Dios uno y único.
Absoluto.
Por fuera del Universo, aunque sostén del mismo.
Distinto a todo.
Sin partes.
Sin elementos constitutivos.
Inmaterial.
No tiene cuerpo, ni representación, ni consistencia perceptible.
¿Es fácil comprenderlo y vivir con esa idea?
¿Es corriente (humanamente) adherirse a algo que es por completo incomprensible?
Los humanos (básicamente) conocemos a través de nuestra percepción, 99% de lo que es pensable o imaginable por nosotros tiene su registro en el mundo de la materia.
Y Dios, es absolutamente distinto a todo, por lo tanto, en esencia inconcebible.
Así que, parte de la fundamentación de no hacer imágenes que representen a Dios, es que es incongruente con la magnificencia de Dios hacerlo material, tangible, limitado, escaso, corruptible...a escala humana (como comprenderán, por la misma razón es idolátrico suponer que Dios puede tomar forma humana y convertirse en hombre...)
Nada hay que lo represente en Sí Mismo.
No solamente es imperceptible (Él, aunque son constatables su acciones, su Presencia); sino que además es irrepresentable, in-imagin-able.

Querer adorar a Dios por intermedio de imágenes (que tengan la "inocente" pretensión de representarlo) es convertir a Dios en un ídolo, en una cosa muerta, en algo que Él no es.
Por eso la Torá en Su Sabiduría afirmó:

"No os hagáis dioses de plata junto a Mí; tampoco os hagáis dioses de oro." (Shemot / Éxodo 20:20)

No hacer dioses junto a Mí, significa, que si pretendemos hacer imágenes (de las prohibidas) que muevan "a la piedad ritual", o que sirvan como "recordatorio" de Dios, es una invocación a la idolatría. (Sobre los querubines del Arca del Pacto, habrá una sección más adelante).

En el tema de la idolatría, de la traición a Dios, no existen atajos, ni sendas plácidas que lleven a Dios, sino que la persona se aparta cada vez más de su Hacedor, de la Verdad.

Los sujetos, objetos, ideologías que (sin ser explícitamente ordenados en la Torá) se ponen como intermediarios o intercesores entre Dios y sus criaturas, son ídolos. Pues, se ponen "junto a Dios", y de hecho alejan a los "adoradores" de Dios.

 

¿Fueron idólatras los israelitas?

Desde Avraham en adelante los hebreos tuvieron la meta del monoteísmo (puro y exclusivo, nada de monolatrías, o monoteísmos que en realidad disfrazan el politeísmo) frente a sí, pero, debieron luchar para que la idea prendiera en sus mentes, corazones y acciones.
Vayamos un poco a la Antigüedad, cuando todos los pueblos adoraron divinidades en forma tangible, siendo los más avanzados los que representaban a sus dioses en forma humana.
Es cierto, también hubo entre los israelitas quienes usaron imágenes en su culto prostituido (es decir, que no seguían los dictados de la cultura propia), y no en vano los profetas una y otra vez insistían en que fueran abandonadas tales prácticas paganas, pues, eran contrarias por completo a la Torá, al judaísmo.
Nuestros Sabios aseguran que la causa primordial que llevó a la destrucción del Primer Beit HaMikdash fue la idolatría, pues, la profanación llevó a que se pusieran ídolos dentro del mismísimo recinto del Santuario.
Debemos ser comprensivos (aunque no imitadores) con aquellos idólatras antepasados nuestros, que a duras penas podían liberarse de lo que era la cultura conocida y compartida por todos, el politeísmo.
No todos los descendientes de Avraham tienen su virtud para ser completos iconoclastas (aborrecedores de imágenes de deidades), pero, al menos, muchos del Pueblo Elegido supieron oponerse fieramente y con constancia a los iconos de dioses falsos, e incluso a las "semejanzas" que querían representar al Único, al Uno, al Dios irrepresentable.

Luego de más de tres mil años de Torá entre los Hombres, aún se sigue venerando a cientos, a miles de dioses. Aún se pretende "humanizar" al Dios incorpóreo. Aún se adoran maderas, piedras, animales, personas...¿cómo ser severos con los primitivos israelitas que apenas estaban dando los primeros pasos para salir de la esclavitud de la idolatría? Parece muy fácil criticarlos, pero, es muy difícil ser un verdadero monoteísta...:

"No os haréis ídolos, ni imágenes, ni os levantaréis piedras rituales, ni pondréis en vuestra tierra piedras esculpidas para postraros ante ellas; porque yo soy Hashem, vuestro Elokim."
(Vaikrá / Levítico 26:1)

(Notemos, nuevamente que las representaciones, y todos los otros objetos recordatorios son para "postrarse" -adorar- ante ellas, no se trata de las que tienen otra finalidad).

Querer representar a Dios de cualquier modo, es la esencia de toda idolatría.

 

Reacción de los fieles a Dios

Y por la debilidad de las personas, en cientos de ocasiones los profetas volvían y repetían lo que ya había sido dicho hasta el cansancio, en el estilo de:

"Así ha dicho Hashem: ¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres, para que se hayan alejado de Mí y se hayan ido tras la vanidad, haciéndose vanos ellos mismos?...Los que dan forma a las imágenes talladas, todos son sólo vanidad; lo más precioso de ellos no sirve para nada. Y en cuanto a sus testigos, ellos mismos no ven ni conocen, para su propia vergüenza."
(Irmiá / Jeremías 2:5; Ieshaiá / Isaías 44:9)

Pero, lo más bonito es esta burla profética acerca de los adoradores de objetos:

"Quema parte del leño en el fuego y sobre él prepara carne asada, come y se sacia. Luego se calienta y dice: ''¡Ah! Me caliento mientras contemplo el fuego.'' Después, lo que sobra lo transforma en la imagen tallada de un dios. Se postra ante él y lo adora, y le ruega diciendo: ''¡Líbrame, porque tú eres mi dios!''"
(Ieshaiá / Isaías 44:16,17)

Los idólatras a la par de torpes ignorantes de la Verdad, son vanos, vacíos como las cosas que adoran.
Los que veneran (en el sentido plenamente religioso, no de admiración de las virtudes ajenas) personas (sean deidades en forma humana, líderes, estrellas de la farándula, jugadores de fútbol, etc.), son tan inútiles (en relación a su creencia en Dios) como los adoradores de imágenes talladas. (Y atención, una cosa es creer, por ejemplo, que el príncipe Sidartha (el hombre conocido luego como Buda, el "iluminado") era un hombre fenomenal, un ejemplo de persona bondadosa; a dejarse llevar por la adoración religiosa del mismo y transformarlo en dios, o en modelo de dios, o en representante de dios, pues, se transforma al hombre ejemplar en un pésimo ejemplo, en un ídolo. Por lo cual, cualquier referencia a tal hombre, es necesariamente idolátrica).
Los que reverencian (religiosamente) ideologías ajenas a la Torá (Escrita Y Oral), tampoco están en la senda correcta.

Ésta es la única realidad:

"¡No hay nadie semejante a Ti, oh Hashem! Tú eres grande; grande es tu nombre en poder."
(Irmiá / Jeremías 10:6)

"Grande" es la palabra que Irmiá intuyó como "diferente", "todopoderoso".
Y, "nadie hay semejante"...NADIE ni NADA.

El resto de las veneraciones, son vanidad.


Ejemplos de idolatría en el Tanaj

Veamos como el Tanaj, que nunca oculta las perversiones (incluso de los insignes), no hesita en demostrar el retorno de la idolatría en algunos israelitas:

"Con ellos Guideón hizo un efod, que expuso en Ofra, su ciudad. Y todo Israel se prostituyó tras ese efod en aquel lugar, y sirvió de tropiezo a Guideón y a su familia."
(Shofetim / Jueces 8:27)

"Este hombre, Mijá, tenía un santuario. Mandó hacer un efod e ídolos domésticos, e invistió a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote."
(Shofetim / Jueces 17:5)

"Después Mijal tomó un ídolo doméstico y lo puso sobre la cama..."
(1 Shemuel / I Samuel 19:13)

"Porque muchos años estarán los hijos de Israel sin rey, ni gobernante, ni sacrificio, ni piedras rituales, ni efod, ni ídolos domésticos.
Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Hashem su Elokim y a David, su rey.
"
(Hoshea / Oseas 3:4,5)

Y hay cientos de ejemplos más, pero, sin dudas la idolatría más famosa de los israelitas fue el Becerro de Oro (Shemot cap. 32), que resurgió en épocas de la partición del reino (siglo X AEC) siendo venerado con fruición en dos templos (I Melajim 12). (Las razones probables para la veneración del "Becerro" superan las intenciones de este artículo).
Tenemos a la serpiente de bronce (Nejushtan) que había ordenado construir Dios (Bemidbar cap. 21), como remedio (exclusivamente en ese momento) contra el veneno de serpiente, se transformó en centro de adoración (II Melajim cap. 18).
Sobre esa estatua, en tanto ordenada por Dios y como "terapéutica" temporal, no recaía ninguna objeción. Pero, movidos por la ignorancia, las personas transformaron este utensilio en un ídolo, por lo tanto, en elemento que está incluido en la prohibición que estamos tratando. Y por esta razón el sabio rey Jizquiá (Ezequías), según relata II Melajim 18:4, no dudó en destruirla, como corresponde de acuerdo a la Ley:

"Ciertamente destruiréis todos los lugares donde las naciones que vosotros habéis de desalojar han servido a sus dioses sobre los montes altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
Derribaréis sus altares, romperéis sus piedras rituales y quemaréis en el fuego sus árboles de Asera; quebraréis las imágenes de sus dioses y haréis desaparecer sus nombres de aquel lugar.
"
(Devarim / Deuteronomio 12:2,3)


Tenemos al profeta Ieshaiá que deplora la presencia altares de incienso dedicados a Asherá (Astarté - Venus) e imágenes del sol (cap. 17), lo mismo que ídolos labrados y fundidos (cap. 30), pues, sin lugar a dudas eran una demostración de que los hebreos no habían aún  madurado lo suficiente en el arduo proceso de desembarazarse de los ídolos, de las representaciones "sinceras" de Dios (que son una concepción y práctica tan pecaminosa como la más pura adoración a otros dioses), o directamente de los falsos dioses.
En verdad, es que bajo casi todos los monarcas judíos o israelitas hubo algún que otro tipo de idolatría; condenada y rechazada por los profetas y los fieles a Dios.
Durante el exilio babilónico los peligros de la idolatría eran mayores, por estar viviendo en un medio netamente politeísta e idolátrico.
Empero, fue precisamente en el destierro babilónico cuando el ideal judío de oponerse radicalmente a las imágenes idolátricas, cobró mayor empuje.
La maduración nacional, en este aspecto, se estaba dando.

Como agregado, y fuera del Tanaj, mencionemos un ejemplo mucho más moderno, que demuestra como la aversión contra la veneración de imágenes era tan fuerte entre los judíos, que incluso llegaban a oponerse a los emperadores más sádicos y poderosos de la historia. Por ejemplo,  Poncio Pilato tuvo que retirar los emblemas romanos de Ierushalaim (Josefo, "Antigüedades de los judíos" 18,3 & 1). El águila de oro que el rey Herodes mandó colocar sobre la entrada principal del Mikdash, también fue arrancada por el pueblo (ibid. 17,6 & 4).  

Y, sin embargo, por la misma época todas las naciones "civilizadas" del orbe (incluso los sofisticados helenos, que prefirieron "naturalizar" su religión) continuaban adheridos al politeísmo, a la imaginería.
Y, sin embargo, por las mismas épocas, otra idolatría (muy tenaz por cierto) nacía en el seno del judaísmo, para cobrar un empuje que la mantiene aún en existencia.

Como vemos, es un largo proceso el necesario para liberarse de la idolatría, que cristaliza (nacionalmente) en el judaísmo luego de muchos siglos (aproximadamente unos 800, 1300 AEC - 500 AEC), y que una vez instalado, parece mantenerse incólume.


Los querubines del Arca del Pacto (introducción a los querubines)

Los que gustan de hablar por el placer de hacer ruido (y que te han enseñado erróneamente, mi joven amigo), dicen que Moshé ordenó la construcción de dos ídolos sobre el Arca, rememorando sus años en los templos paganos de Egipto, o copiando la cultura de los caldeos.
Los querubines sobre (y no "a su lado", como has dicho) el Arca son orden expresa de Dios:

"Hashem habló a Moshé [Moisés] diciendo: ...Haréis el diseño del Mishkán [tabernáculo] y el de todos sus accesorios, conforme a todo lo que Yo te mostraré...Harás también dos querubines; de oro modelado a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio."
(Shemot / Éxodo 25:1,9,18)

Dios lo ordenó, y Sus razones, sólo Él las conoce.
Empero, podemos mencionar alguna teoría (aceptable, pues, existen muchas de las "otras").

El Mishkán (tabernáculo) es una representación del Universo en todas sus manifestaciones y planos (físicos y espirituales; materiales y energéticos).
Los querubines, son unas criaturas (obviamente que creadas por Dios), que tienen un plano de existencia energética superior a la humana, y de una composición material menos densa (interpretación "cuántica" de Mishné Torá - Iesodei HaTorá II).
En ciertos aspectos son más "elevados", más "próximos" a Dios.
Las estatuas de los querubines en la tapa del propiciatorio (Arca), sirven como representación de su posición privilegiada en el camino de perfeccionamiento, de la adhesión integral a Dios.
Es decir, los hebreos no adoraban a los querubines ubicados en el Mishkán.
Los hebreos no les rezaban a ellos, ni sacrificaban animales y vegetales en su honor.
No les pedían que intercedieran frente a Dios.
No se arrodillaban frente a ellos.
Simplemente servían como recordatorio para los hebreos de que existe un finalidad en la vida, que es alcanzar la superación, mejorarse y mejorar el Universo, cumpliendo lo más fielmente posible los mandatos de Dios.
La finalidad recibe varios nombres, uno de ellos es "Paraíso", Gan - Edén, "Árbol de la Vida".
Y precisamente, recordemos que:

"Expulsó, pues, al hombre y puso querubines al oriente del jardín de Edén, y una espada incandescente que se movía en toda dirección, para guardar el camino al Árbol de la Vida."
(Bereshit / Génesis 3:24)

Aquellos querubines, fieros guardianes del acceso al Edén, son los representados sobre el propiciatorio. A las puertas del Edén son bravos, como leones, con fuego, con espadas, ferozmente duros; pero, dentro del Edén son como inocentes y tiernos niños (de ambos sexos), (Jaguigá 13b).
¿Cuál era el aspecto de los querubines montados sobre la tapa del propiciatorio?
Dice el Midrash, que si la conducta de Israel era digna, entonces eran querubines tiernos, con sus caras enfrentadas armoniosamente; pero, en caso contrario, se transformaban en temibles imágenes, que se repudiaban entre sí, "vivas" alegorías del pecado de los judíos.
Los querubines son guardianes amables del camino al Edén, en tanto, seamos como debemos ser.
Porque, es el cumplimiento de las mitzvot (representadas en este caso, en el Mishkán) el único camino que lleva a la Vida. 

Entonces, supongamos que el despistado dice: "Fantástica la finalidad de los querubines en el Templo judío, entendí que sirven para moverme a ser mejor, ¿por qué no usar la imagen de un santito, de alguien que sea ejemplo de vida? No para rezarle a él, sino para que me sirva de representación de algo superior, tal como eran los querubines."
Este argumento (que es más usualmente usado de lo que suponemos) es tan pecaminoso como la peor de las idolatrías.
Es, precisamente, en lo que pecaron los traidores adoradores del Becerro Dorado:

"Al ver el pueblo que Moshé [Moisés] tardaba en descender del monte, ellos se congregaron ante Aarón y le dijeron: --Levántate, haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moshé [Moisés], el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido."
(Shemot / Éxodo 32:1)

En principio no querían cambiar a Dios, sino tener otro "Elokim" (insignia, dios, líder, Dios, dioses) frente a ellos, delante de ellos, en lugar del hombre ejemplar Moshé que no había regresado del monte en llamas.
Querían otro ejemplo para seguir, otro guía en su camino, quizás para encontrar a Dios.
Y, sabemos que fue un pecado TERRIBLE, que provocó la ira de Dios, la destrucción de las primeras Tablas del Pacto, la elección de los hijos de Leví para el sacerdocio en reemplazo de los primogénitos de cada familia, muerte de algunos miles de personas, el oprobio, etc.
¡Y todo por hacer una representación para adorar, en lugar del que era el líder designado por Dios!

Así pues, si los dos querubines de oro sólido sobre el propiciatorio son ordenados por Dios, no son pecado, ni inducen al mismo (aparte de lo ya explicado, debemos recordar que el cumplimiento de una mitzvá positiva se antepone al de una negativa). Pero, en el momento en que nosotros queremos agregar nuestras representaciones por sobre lo ordenado por Dios, comenzamos el lento pero fatídico camino hacia la perversión (que indudablemente transitó, verbigracia, el que fuera el más sabio de los hombres, Shelomó el rey).
Generalmente es muy difuso el límite entre lo absurdo y lo genial, delgadas las líneas que distinguen entre la verdad y la falsedad. Sin dudas, los querubines y el Becerro eran ostensiblemente similares, y sin embargo, antitéticos. Cuando Dios ordena la construcción de un objeto "mediador", éste se vuelve un objeto consagrado, que tiende a lo divino; pero, cuando el hombre escoge una representación material de la presencia Divina, esto es idolatría, un ultraje, más que un acercamiento. Es una falsificación de Sus palabras: "no hay ningún otro fuera de Él" (Ieshaiá 45:21). Porque no es el objeto elegido por Dios lo que expresa la Majestad de Dios, sino el hecho de que las personas hayan servido fielmente Sus designios, hayan acatado la Voluntad de Dios, incluso no comprendiendo la magnitud de sus acciones. Ese cumplimiento es la manifestación de la Voluntad (divina), a través de la voluntad (humana), en la realidad.
Cuando es el arbitrio humano el que eleva objetos (ej.: estatuas), personas (ej.: Ieshu) o ideas (ej.: Humanismo ateo) para representar la relación con Dios (o la perfección de la especie humana), estamos en el áspero terreno de la idolatría, el reducir a Dios (Verdad) a nada

 

Imágenes en los templos

Por lo expuesto, Moshé no sólo no peca mandando fabricar estos querubines dorados, sino que atrae bendiciones al Mundo, por intermedio de la manifestación de la Voluntad de Dios.
Por eso, en nuestros templos (sinagogas, casa de estudio, casa de reunión), no hay querubines representados, ni otras imágenes prohibidas (que ya enumeramos al comienzo).
Pues, no somos idólatras, y ya hemos superado (a duras penas y con mucho esfuerzo) el estadio de las imaginerías.
Pues, Dios no nos ordenó poner querubines dorados en donde se nos antoje.
Es cierto que en algunas sinagogas (no en todas) se suele bordar un par de fieros leones custodiando una representación de las Tablas del Pacto, sobre la cortina que cubre el armario que contiene la Torá. Incluso, se los talla por sobre este armario.
Como ya hemos visto, no son imágenes prohibidas.
Ningún judío cabal siquiera supone que son representaciones de Dios. Mucho menos se los adora.
Y, a pesar de no ser una costumbre prohibida, igualmente se continúan los esfuerzos para erradicarla, pues, pueden conducir al error a la persona que no es muy instruida en Torá.
(Una de las razones para los leones, entre varias, es que es el símbolo de la tribu de Yehudá, de la cual descendemos la mayoría de los judíos. Por lo cual, sería como la representación del respeto, la custodia, la fidelidad llevada al extremo, por parte de los judíos del mensaje de la Torá.)
Pueden existir en algunas sinagogas actuales o antiguas, o incluso existió en el Beit HaMikdash de Shlomó (I Melajim 6; II Divrei HaIamim 3; entre otros), otras representaciones (aves, leones, granadas, palmeras, flores, etc.), que no son prohibidas (releer el capítulo referido a este tema, más arriba). Pero, como dijimos, no es lo más prudente, y por eso, se intenta que los templos no sean decorados con representaciones de ningún ser vivo.

 

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