Lic. Prof. Yehuda Ribco |
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Responsable: Licenciado en Sicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam
Respuestas a Preguntas
Consulta recibida
"...en uno de sus artículos tan interesantes menciona que la reencarnación es un fantasía, que no es verdad, ¿como explica entonces que nazcan bebes con enfermedades, o mueran pronto? ¿No es eso prueba de que se paga por los pecados en vidas anteriores? ¿Como explica que haya niños que saben idiomas extraños para ellos, o que conozcan lugares en paises lejanos, o personajes del pasado?..."
Uruguay
Respuesta
El tema de la reencarnación es sin dudas uno de los temas de
OPINIÓN, pues no existe certeza absoluta, y la Torá (todo el Tanaj) no es muy
explícita con el tema de la muerte o de la vida después de esta vida.
Sin embargo, hay dos asuntos cuya existencia es irrefutable (si somos fieles al Tanaj): el "revivir" y la "resurrección".
Y ambas son absolutamente contrarias a la reencarnación.
En el Tanaj, el profeta Eliahu revivió a un niño fallecido (II
Melajim / Reyes 17). Revivir significa que un cuerpo inerte retoma su
hálito vital unos instantes (o incluso horas) luego del deceso.
La resurrección la hallamos en el famoso capítulo 37 del profeta Iejezkel
(Ezequiel). Algunas personas interpretan estos párrafos como una profecía
metafórica (que quizás comentemos en otro artículo), pero, y además, en el
Talmud (Sanhedrin 92b) uno de los sabios se reconoce como descendiente de alguno
de aquellas personas que fueron huesos muertos que recobraron cuerpo y su
espíritu (alma) y vivieron. Resurrección es, entonces, que el cuerpo y el
espíritu (alma) se reintegran y conforman nuevamente la unidad holística
anteriormente (a su muerte) formada.
Parte de las creencias que nuestros jajamim (sabíos líderes)
nos indican como perentorias para el judío, es la de que en la Era Mesiánica
habrá una resurrección de los difuntos, tema que por ser en el futuro y con
condiciones "naturales" modificadas, es bastante difícil de entender
y de explicar con nuestros conocimientos actuales, pero, que debemos confiar
esperanzadamente que así ocurrirá. (La legislación especifica que aquel que
niega la resurrección de los muertos en la Era Mesiánica no tiene parte en el
Más Allá (Maimónides, Hiljot Teshuvá 3:14)).
El Talmud (Pesajim 88b) explica que la resurrección tiene un fundamento en la
Torá:
'''Ved ahora que yo, Yo Soy, y conmigo no hay más dioses. Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y también sano; no hay quien pueda librar de mi mano."
(Devarim / Deuteronomio 32:39)
Así como Él cura (y permite la curación), también otorgará la vida a los difuntos, a su debido tiempo. (De Bemidbar 18 infieren otra prueba de este tema).
Si rastreamos el tema de la reencarnación, que en una de sus
definiciones es que el alma de una persona muerta sea transferida al cuerpo de
otro ser, no aparece en ninguna de las fuentes pretéritas básicas del
judaísmo. Tampoco lo mencionan grandes eminencias.
Recién el "Zohar" y la mística cabalística proveen al judaísmo de
una idea tal como la reencarnación.
Algunos eruditos creen encontrar el origen de estas ideas fuera del judaísmo,
quizás en las religiones extremo orientales, que de algún modo llegaron a
influir y ser parte de las creencias de reducidos grupos de judíos. (Otros
insisten en afirmar que los extremo orientales aprendieron estas creencias del
¡patriarca Avraham!).
Es un concepto netamente contrario a la resurrección de los muertos, por lo
tanto, peligrosa en sí misma.
Si bien es cierto que hubo algunos grandes rabinos que intentaron compatibilizar
ambas creencias, se precisa demasiada "flexibilidad", y mucha
fantasía para poder aceptar la reencarnación sin negar (o denegar) la realidad
(establecida en la Torá Escrita y Oral) de la resurrección.
Como sea, aún en la actualidad judíos conocedores del judaísmo siguen
aferrados a esta idea (en mi OPINIÓN, foránea), en especial algunos jasidim y
los místicos. (Si judíos individuales o grupos de judíos, tienen creencias
propias, es una cuestión individual y colectiva, y para nada es una cuestión
de todo el judaísmo).
Y una cosa más, la creencia en la reencarnación niega, contundentemente,
apreciaciones y enseñanzas de los jajamim, por lo cual, se transforma en caldo
de cultivo para actos incorrectos, o incongruentes con las veraces tradiciones y
ordenanzas del judaísmo.
Así que, en resumen: resurrección sí,
reencarnación, absolutamente no.
Entonces, las preguntas suyas, ¿cómo explicar los pesares que
ocurren a inocentes niños?
¿No es lógico suponer que son almas de difuntos que han pecado en una vida
anterior, que ahora han reencarnado en esta nueva personalidad?
¿No es esto una evidente prueba?
No, no lo es para nada.
Como hemos explicado en otros sitios (por ejemplo:
El justo sufriente),
las personas vivimos en un mundo regido por leyes estables y firmes, tanto
físicas como sociales y espirituales.
Si los padres (en especial la madre) incurrieron en algún error que afectara la
gestación; o la sociedad polucionó el ambiente; o el médico erró su
procedimiento o diagnóstico; o etcétera. "Simplemente" las situaciones
sumadas determinaron que el bebe naciera enfermo, muerto, o le ocurriera un
percance en sus primeras etapas de vida, no es "culpa" de Dios, ni
pago por ningún pecado: ni de los padres, ni de los familiares, ni de él mismo
en una (inexistente) vida anterior.
Es la desgracia que debía ocurrir de acuerdo a los factores encadenados, y a la
imposibilidad material o sicológica de prevenirlos o repararlos (nada tiene que
ver esto con el "Destino").
Fabuloso ejemplo lo tenemos en el Tanaj (II Shemuel 11): el bebe concebido de la
relación infiel de David y BatSheba, que murió a los pocos días de nacido.
Les recomiendo que lean todo el capítulo y podrán llegar a una conclusión
lógica y justa: el estrés, la angustia que sufría BatSheba provocó que la
gestación de este hijo fuera problemática y que naciera con una tendencia
arraigada a buscar su propia muerte, cosa que realmente ocurrió a los días
(quizás en otro momento me extienda en la explicación de este caso).
Así pues, no hay que buscar en la fantasiosa explicación de la reencarnación
los antecedentes para las acciones y situaciones que nos acontecen en nuestra
única vida terrestre.
¿Cómo explicar el conocimiento sorprendente de lugares,
personas, situaciones, idiomas, etc., de niños (o adultos) que no deberían
saber lo que aparentemente saben?
Para explicar esto podemos argüir que son falsos recuerdos o impresiones
erróneas, pero no siempre el expediente se resuelve con un argumento tan
simple.
La otra explicación es más compleja, pero menos fantasiosa y peligrosa para el
alma que la creencia en la reencarnación.
Nuestra alma está conectada a la Fuente del Conocimiento.
En potencia podemos conocer todo lo conocible (todo menos la esencia de Dios).
Pero, (especialmente) nuestro cerebro opera como un filtro, tanto para las
percepciones que nos llegan a través de nuestros sentidos físicos, como de los
pensamientos y sentimientos evocados, como de lo que el alma es capaz de
conocer. Así pues, las personas que eran desarrolladas en el aspecto
profético, podían conocer sucesos más allá de lo físico, de lo posible y
probable, por el hecho de estar en posesión de una función que quitaba (en
parte y muy brevemente) el "filtro" a las percepciones del alma.
Las personas que tienen "recuerdos" de "vidas pasadas", y
son demostradamente no falsedades o engaños (voluntarios o involuntarios; de
ellos o de los "investigadores"), podrían saber lo que saben (y les
es ajeno a su vida cotidiana) merced a esa conexión espiritual que todos
poseemos con el Conocimiento, y a un debilitamiento de alguno de los filtros de
la información proveniente del alma.
Si un niño uruguayo de 3 años de edad habla japonés del siglo XIII, no
significa que era un geisha de aquella época, sino que es una persona dotada de
un poder que todos poseemos (precisamente) en potencia.
¿Y por qué algunos sí y otros no?
Podría responder que, ¿por qué algunos nacemos con soplos en el corazón y
otros no? ¿O por qué algunos son más altos que otros? O, etc.
Y si preguntan, ¿por qué esa conexión con una época en particular, o una
persona individual, etc.?
No tengo idea, pero, las fijaciones del espíritu, o la informaciones que pasan
el filtro "disfuncional", seguramente que tienen su explicación
lógica (dentro de la lógica no-científica e indemostrable de los sucesos del
alma) que todos podemos meditar y hallar sin mucho esfuerzo.
Y si preguntan, ¿por qué algunos parecen curarse de dolencias físicas cuando
se reconocen como "reencarnados"?
La respuesta es obvia: porque restablecen la armonía "neuronal" en
sí mismos, bloquean la información que no deberían manejar, o la tramitan de
un modo más saludable. Como ven, para nada se relaciona esto con una "vida
pasada".
Como sea, no tengo todas las respuestas, pues, como ya he
mencionado estos son temas que dan mucho espacio para las opiniones, para las
fantasías, y para pocas demostraciones que sean aceptables con rigor y método científico.
Pero, indudablemente la creencia en la reencarnación no demuestra nada; y como
hemos acreditado, es más probable que nuestras explicaciones sean certeras.
Pero, sin dudas, lo más importante es preocuparse por vivir nuestra vida siempre en pos de lo que es bueno, sin buscar excusas en "vidas pasadas" o en tratar de deslindar lo que es nuestra responsabilidad.
Lea también:
Una perspectiva judía acerca de la muerte
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Las citas tanájicas son extraídas del CD "DARJEY NOAM - TANAJ"
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en tanto puedan ser considerados autores,
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