(Kislev 22, 5762 - 6/12/01)

Beshem H' El Olam


  Recibimos

 Condena a los atentados 2


Comunicadio de la Organización Sionista del Uruguay:


Los atentados en Jerusalén y en Haifa suceden medio año después del de El
Dolfinario: la coincidencia del ataque terrorista a jóvenes israelíes que
se divierten no es casual. Tampoco es casual que en Jerusalén y en el
Dolfinario, luego del ataque suicida, estallara un coche bomba.
Quienes dicen que la actual ola de terror es producto de "la conquista
israelí" y de los asentamientos, simplemente mienten: en 1920, 21, 29 y en
el 36-39 se produjeron olas del mismo terror, sólo que entonces se lo
llamaba "disturbios". Así siguió durante la época de la Segunda Guerra
Mundial y hasta la creación del Estado. Durante los primeros años del
Estado se lo llamó Fedayines y la OLP, creada en 1964, comenzó su actividad
terrorista el 1-1-65, es decir mucho antes de la pretendida conquista u
ocupación producida por la guerra del 67, y, por supuesto, mucho antes que
se estableciera el primer asentamiento judío en los territorios.
Se trata de una línea de terror que se dirige contra nuestra voluntad de
crear un Estado en nuestra tierra: comienza antes de esa creación y sigue
hasta hoy, no importa qué hagamos está orientado hacia nuestra esencia y
existencia.
Hay que acabar con el terror: la piedra fundamental de la tarea de
pacificación histórica, que comenzó en setiembre del 93, es la de abandono
del terror y la violencia y la búsqueda de una solución mediante la
negociación. Esta base fundamental fue profanada sistemáticamente por los
palestinos. La reciente ola de atentados no es casual: coincide con la
visita de representantes americanos, que buscan retomar la senda de la
conversación.
Los atentados de Jerusalén y Haifa forman parte de una ola: otros atentados
menos dramáticos o espectaculares y otros que fueron evitados a último
momento, forman parte de esta ola.
La Autoridad Palestina paga un "impuesto verbal" e hipócritamente expresa
condenas vacuas o apresa unos pocos activistas de base y luego vuelve a
permitir a los terroristas que actúen y ataquen a Israel. Esta última ola
de terror es un ejemplo más y más evidente aún de la estrategia de doble
mensaje de los dirigentes palestinos: por un lado terror en el terreno y
por otro justificación política y búsqueda de legitimación a través de la
prensa.
La actual ola de terror se podría haber evitado si la Autoridad Palestina
hubiese actuado enérgicamente, públicamente, y efectivamente contra el
terror, contra quienes cometen los atentados y contra quienes los envían o
adoctrinan para morir matando.
La receta para parar al terror estaba escrita: el Programa de
Mitchell-Tenet, que los palestinos declararon aceptar pero de hecho se
burlaron del mismo.
El que la ola de terror coincida con la visita de emisarios americanos que
buscan retomar la paz, tiene como objetivo convencer al mundo de que Arafat
es impotente para controlar a su pueblo.
La única posibilidad es que el mundo presione a Arafat para que haga lo que
ya quiso, supo y pudo hacer hace cinco años: controlar y reprimir a las
bandas terroristas que actúan bajo su Autoridad.
Y si Arafat no controla al terror, no le queda más remedio a Israel que
ejercer el derecho de autodefensa.

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