Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

 

Shevat 26, 5762 - 8/2/02

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 El camino del noájico

El camino del noájico

 

La Torá también tiene un mensaje para las naciones del mundo. Antes del pacto con Israel, el Eterno ya había establecido un convenio con los gentiles. En hebreo, a los no judíos se les conoce como “goim”. No obstante, este término no debe entenderse en forma despectiva. El mismo pueblo de Israel es mencionado en la Torá como “goi” (singular de “goim”) ya que esta palabra significa “nación”. El nombre correcto para los gentiles es Benei Nóaj, es decir, hijos de Noé (así como a los judíos se les conoce como Benei Yisrael, hijos de Israel) ya que toda la humanidad desciende de este ilustre personaje.

 

El singular masculino de Benei Nóaj es ben Nóaj, mientras que el singular femenino es bat Nóaj, significando “hijo” e “hija” de Noé respectivamente. Cuando hablamos de dos o más mujeres no judías decimos “Benot Nóaj”. En términos genéricos, podemos utilizar el sinónimo “noájico” o “noájido”.

 

Un poco de historia:

 

Cuando Di-s creó a Adam, le confirió seis leyes las cuales observar. Con el pasar de las generaciones, la gente comenzó a olvidar o ignorar estas leyes, a tal punto que la corrupción pasó a ser cosa habitual. El temor a Di-s y la moralidad comenzaron a ser ajenos a muchos hombres salvo uno. Ese hombre era Nóaj. Hasta ese entonces también había vivido en la tierra otro buen hombre, Matushélaj (Matusalem) pero Di-s esperó hasta su muerte para originar el Diluvio. Nóaj era un hombre tan justo, que la Torá cuenta que “Nóaj caminaba con Di-s”. Éste recibió la orden de construir un arca para él y su familia, así como para las parejas de cada una de las especies animales que habitaban el mundo.

 

Nóaj cumplió con lo mandado y construyó el arca, donde resistió el Diluvio, por 40 días y 40 noches, él, su familia y las parejas de animales. Todos los seres vivos que no ingresaron al arca perecieron.

 

Una vez cesado el Diluvio, Di-s estableció un pacto entre Él y Nóaj (se entiende que también su descendencia). Di-s le prometió que no traería al mundo otro Diluvio como el anterior y le confirió siete preceptos morales básicos, es decir las siete leyes universales de los hijos de Noé (en hebreo, las “shéva mitzvot libnei Nóaj”), que eran las seis leyes anteriores encargadas a Adam además de una nueva ley. Hasta antes del Diluvio, el hombre era vegetariano, pero fue después de este acontecimiento que Di-s le dio permiso para comer carne animal, siempre y cuando no la comieran mientras el animal estuviera vivo.

 

Como señal del pacto, Di-s hizo aparecer un arco iris, diciéndoles a Nóaj y a los suyos que cada vez que observaran un arco iris, recordaran el pacto establecido. El arco iris tiene siete colores, como si cada uno guardara relación con cada ley.

 

Las Siete Leyes Universales:

 

Los descendientes de Nóaj fueron las 70 naciones del mundo. Estas naciones se fusionaron entre sí y a su vez sus descendientes pasaron a formar la humanidad que conocemos hoy en día. Todo ser humano está sujeto a estas leyes, independientemente de su grupo étnico o religión. La observancia de estas leyes garantiza una plena vida moral para todo gentil:

 

1.     Avodá zará: Prohibición de la idolatría. Creer (o mejor dicho, saber) que sólo hay Un Di-s, Quien existe desde antes de la Creación y que no cambió después de ésta. Como dicen los norteamericanos: “In G-d We Trust” (En Di-s confiamos). Di-s es Infinito, indivisible, no tiene par alguno, ni existe otro ser opuesto que Le pretenda igualar. Esta ley incluye la prohibición de adorar ídolos, creer en un profeta o mesías falso así como en intermediarios de cualquier tipo.

2.     Birjat Hashem: Prohibición de la blasfemia o de maldecir el Nombre de Di-s. Muchas veces cuando las cosas no salen como queremos resulta más fácil culpar a los demás... hasta al mismo Di-s. La blasfemia constituye un acto de deslealtad hacia el Creador de todo lo existente.

3.     Shefijat damim: Prohibición del asesinato. El caso de Caín y Abel constituye un ejemplo claro de que Di-s no aprueba este tipo de acciones. Dentro de esta categoría se incluye al aborto (cuando la vida de la madre o su capacidad reproductiva no están en peligro), la eutanasia, la muerte asistida y el suicido. El hombre atacante, niega la santidad de la vida humana y por último, llega a atacar a Di-s, Quien nos creó a Su imagen y semejanza. Sin embargo, la pena capital por delito de asesinato sí está regulado (ver Bereshit / Génesis 9:6).

4.     Guezel: Prohibición de robo. Partiendo que nuestro sustento proviene de Di-s, debemos ganarlo en forma digna y honesta, no a través de recursos falsos. Fue por la transgresión de esta ley que fue traído el Diluvio. Muchos detalles respecto a este tema pueden ser encontrados en los libros de ley judía y varios puntos son aplicables tanto al judío como al gentil. No pagar un sueldo, secuestrar o usar pesos y medidas falsas también es robar.

5.     Guilui araiot: Prohibición de ser inmoral o tener relaciones sexuales prohibidas. La Torá específica: “No es bueno que el hombre esté solo”, entonces Di-s creó una compañera para Adam, y en matrimonio, Él los bendijo. Las familias son los soportes de comunidades y sociedades sanas. Las naciones que han tolerado la inmoralidad (adulterio, homosexualismo, incesto, bestialismo) jamás han tenido larga duración y sólo trajeron caos al plan de vida trazado por Di-s. El código de vestimenta y comportamiento entre miembros de ambos sexos, conocido en el judaísmo como tzniut (modestia, pudor) permite tanto al judío como al noájico darse cuenta de la riqueza interior del ser humano (para mayores detalles es preciso consultar libros de ley judía).

6.     Ever min hajai: Prohibición de comer carne o removerle un miembro mientras el animal esté aún con vida. Al hombre se le concedió el dominio sobre “los peces en el mar, las aves del cielo, el ganado y todo lo que está sobre la tierra”. El hombre entonces pasa a ser “guardián” de la creación de Di-s. Esta ley fue recién dictada luego del Diluvio e incluye la prohibición de matar animales por “entretenimiento” (incluido las corridas de toros o peleas de animales). De acuerdo a ciertas autoridades rabínicas (aunque no de la mayoría) el noájico también debe comer carne que haya sido faenada y extraída de sangre conforme a la ley judía. El uso de la piel de animales sí está permitido (Bereshit / Génesis 3:21) siempre y cuando sean para un propósito útil (como vestido... ¡o un Sefer Torá!).

7.     Dinim: Establecer tribunales de justicia. Formar un sistema legal, robusto y confiable, que administre justicia en forma equitativa no solo es una gran responsabilidad sino que crea una sociedad merecedora de las bendiciones de Di-s. Estos tribunales de justicia deben garantizar el libre y fiel compromiso de las seis leyes anteriores.

 

Como se ha podido apreciar (aunque en forma breve) cada una de estas leyes contiene a su vez diversas ramificaciones. Las leyes del judío también poseen ramificaciones. Es importante saber que cuando Di-s le entregó la Torá al pueblo judío, ésta contenía las siete leyes universales. Es por eso que Shavuot, la fiesta de la entrega de la Ley, también es de importancia para el no judío.

 

Todo noájico que observe estas leyes es denominado “Jasid umot haolam” (piadoso de entre las naciones) y tiene porción en el Olam habá (mundo venidero). Sólo a través de su observancia el noájico se convierte en un “gentil justo”. Cuando un no judío aceptaba el cumplimiento de estas siete leyes en la Tierra de Israel se le conocía como “Guer toshav”. No solo se le permitía residir en la zona sino que tenía la posibilidad de entrar al Beit Hamikdash (el Templo de Jerusalem) y ofrecer sacrificios a Di-s, como el resto de sus conciudadanos de Israel.

 

También si el noájico sentía un sincero deseo de observar las 613 leyes del judío él o ella podía convertirse al judaísmo, pasar a formar parte de la Casa de Israel y ser considerados judíos en todo aspecto. Sin embargo para esto, el compromiso con las leyes judías tenía que ser fiel en su totalidad.

 

De esto se puede aprender hoy en día por lo menos dos cosas. La primera es que resulta indispensable que el noájico observe las siete leyes con todas sus ramificaciones antes de pensar en convertirse en judío. Muchas veces el noájico decide emprender un viaje al judaísmo sin conocer su propio patrimonio. Las leyes noájicas son ricas cuando se les profundiza mediante el estudio y la acción. El noájico es también compañero de Israel en hacer actos de bondad y justicia social. Una de las satisfacciones del no judío puede llegar a ser el ayudar al judío a cumplir las mitzvot (las leyes o preceptos). Ya no es insólito oír historias de no judíos que le preguntan a sus amigos judíos si ya se habían puesto los tefilín (filacterias) o a sus amigas judías si ya encendían las velas de Shabat y Iom Tov en casa. Estas acciones no solo causan impresión en el judío sino que pueden llegar en algunos casos (pensando positivamente) a estimularlos a cumplir con sus leyes. ¡Sería todo un cambio histórico... judíos ayudados por goim a cumplir mitzvot!” El judío más asimilado, aquel que toda su vida vivió un estilo de vida “no judío”, vería cómo estos no judíos se dedican con amor a cumplir sus leyes noájicas y a ayudar a sus amigos judíos y desearía conocer su propia herencia. No es una idea utópica, ya forma parte de una realidad actual.

 

Lo segundo que podemos aprender es que luego de la conversión el compromiso con las leyes judías es completo. Esto quiere decir que el otrora noájico ahora actúa como judío  pero también debe observar al detalle las leyes y sus ramificaciones (esto incluye los más mínimos detalles de cashrut, tzniut, Shabat y festividades con sus preceptos de “hacer” y “no hacer”, etc.). Esto marca la vida para siempre, los detalles ahora importan más y si uno se da cuenta que todo se le hace complicado y minucioso ya no hay marcha atrás. Es por eso que uno debe pensarlo varias veces y tener en cuenta (antes de la conversión) que las siete leyes universales están ahí y aún hay tiempo de regresar a observarlas y continuar con el proceso de realización espiritual (al cual es posible llegar observando estas siete leyes básicas).

 

El noájico puede celebrar las fiestas judías aunque no como lo hace el judío (Be”H pronto se logrará traducir un artículo de cómo celebrar las fiestas judías como noájico) y tener de gran ayuda a un rabino competente (los rabinos afiliados a comunidades observantes están – en buena parte -- familiarizados al respecto) en caso de dudas legales. Asimismo, le es posible observar cualquiera de las 613 mitzvot del judío (como tzedaká, honrar a los padres, etc.) salvo algunas leyes que son exclusivas de Israel:

 

1.     Escribir un Sefer Torá o leerlo en forma pública;

2.     Estudiar aquellas partes de la Torá Oral que no guarda relación con el servicio de los gentiles a Di-s;

3.     Escribir o fijar una mezuzá;

4.     Fabricar, escribir o ponerse tefilín;

5.     Usar tzitzit (las cuerdas anudadas a las puntas de las ropas de cuatro puntas)

6.     Observar Shabat como lo hacen los judíos (absteniéndose de hacer las 39 acciones no permitidas y sus ramificaciones);

7.     Observar las festividades como lo hacen los judíos (absteniéndose de hacer las acciones prohibidas esas fechas así como sus ramificaciones).

 

Hablar de que por el hecho que los Benei Nóaj tengan siete leyes y los Benei Yisrael 613 existe un grado de desnivel de 613 a 7 resultaría un error (muchos antisemitas se están basando en esto para decir que esta diferencia es “racista” — ¿?— lo cual no solo es un error sino una difamación contra la Torá y el Di-s que la entregó). Todo lo contrario. Como se ha podido comprender, tanto el judío como el noájico tienen un pacto, un sistema de leyes, una forma de cumplirlos en su vida diaria, satisfacciones por el cumplimiento de éstas (aunque sería mejor si las mitzvot se observaran sólo por amor en lugar de esperar retribución) y un compañerismo recíproco. El mensaje del judaísmo es el siguiente: “tú tienes tu camino y yo el mío, sigamos adelante para hacer de este mundo un lugar mejor”.

 

Mensaje a los judíos:

 

En el Monte Sinaí, Di-s le ordenó a los judíos ser “Luz a las Naciones”, portando a la humanidad el conocimiento del Creador y la adhesión a Sus leyes.

 

El judío debe aportar en esta relación mutua, enseñando a todos los pueblos del mundo la observancia de estos siete preceptos. El Ramba”m detalló al respecto:

 

“Moshé Rabeinu ordenó de la boca de Di-s convencer a todos los habitantes de la tierra el observar los preceptos entregados a los hijos de Nóaj” (Hiljot Melajim 8:10).

 

Otro líder judío de las últimas generaciones, el Rebe de Lubavitch, enfatizó el deber de cada judío en dar a conocer a los gentiles las siete leyes universales. Cuando el Rebe hablaba de anunciar sobre esto como preparación para el ingreso a una nueva era, estaba reviviendo una tradición muy antigua.

 

Así como los noájicos pueden ayudar a que los judíos cumplan mitzvot, éstos últimos le enseñarán a los noájicos la Torá en la Era Mesiánica, reforzándose los puntos débiles de la observancia y comprensión de tal manera que “toda la tierra se llenará del conocimiento de Di-s como las aguas cubren el mar”.

 

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