Tevet 18, 5766 - 18/1/06 |
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“QUÉ HACER FRENTE AL LUJO DE LOS MALOS”Por Sr. Alfredo Zambrano G. Dice el Tanaj: “No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad. Porque como la hierba pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde. Confía en el Eterno, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. Pon tu delicia en el Eterno, y Él te dará las peticiones de tu corazón. Encomienda al Eterno tu camino, confía en Él, que Él actuará; hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Confía callado en el Eterno y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas. Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo. Porque los malhechores serán exterminados, mas los que esperan en el Eterno poseerán la tierra”. (Tehilim -Salmos 37: 1-9).
Una vieja pregunta:
Hay una pregunta que ha confundido, y esta confundiendo hoy en día, la mente de muchos hijos de Dios ¿Por qué prosperan los malos y los justos sufren necesidad? Esta pregunta no es nueva. Muchos hombres de Dios la plantearon en situaciones de mucha confusión e incertidumbre. (Véase y analícese Job 21: 7-13, 15; Tehilim -Salmos- 73: 4-7; Jeremías- 12: 1-2; Habacuc 1: 13).
Esta confusa situación ha provocado que muchos caigan en las redes de:
a. La impaciencia -la irritación-: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 1ª). Sus mentes se llenan de ansiedad e inquietud. Pierden la paz del alma. Sus pensamientos se tornan oscuros e inestables. Se turban, se confunden y se inquietan hasta desmayar. b. La envidia: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 1b). El pernicioso celo comienza a carcomer sus huesos y a sembrar en sus venas la semilla de la malicia y la maldad. Codician con envidia el dinero de aquellos que son perversos; anhelan nocivamente su posición social y su fama, convirtiéndose, de esta manera, en depósitos de toda clase de impiedad. Asaf, el Salmista, por poco cae postrado en las garras del error al permitir que la envidia tocará su corazón cuando contempló, sin discernimiento, la prosperidad de los malvados. Confesó Asaf: “Pero en cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; poco faltó para que resbalaran mis pasos. Porque tuve envidia de los perversos, al ver la prosperidad de los inicuos” (Véase Tehilim -Salmos- 73: 2-3). c. La ira y el enojo: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 8ª). La envidia, ligada a la impaciencia, hace brotar la ira en el corazón del hombre, llevándolo a cometer las más desenfrenadas locuras. Muchas personas al ver la prosperidad de los injustos, y al relacionarla con la justicia del Eterno, se levantan indignados y furiosos, preguntándose: ¿Dónde están los juicios santos del Creador sobre los malos? ¿Es HaShem complaciente con la perversidad de los malos? d. Deseo de hacer lo malo: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 8b). Muchos, en un estado de confusión y pensar, pierden las fuerzas y la visión, y decepcionados de Dios y Su Torá, terminan hundidos en el pozo de la maldad. Se convierten en imitadores de lo malo. Son excitados y provocados a cometer pecado.
¿Qué debemos hacer los fieles al Eterno cuando nos encontremos sumidos en esta situación de confusión?:
1. Afirma tu confianza en el Dios vivo y en Su Torá: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 3ª) “Confía en el Señor, y haz el bien;...”. La confianza firme en Dios te librará de cometer locuras. No permitas que la duda se instale en tu mente. Rechaza todo aquello que quiera despertar en ti incertidumbre o desilusión. Afiánzate en sus promesas y mantén inexpugnable tu confianza en Él. Dice David Hamelej (el rey David): “Bendito el hombre que puso en HaShem su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira”. (Véase Tehilim -Salmos- 40: 4). La expresión ‘No mira’ quiere decir ‘No emula’ a aquél que trasgrede la Torá. Por lo tanto, confía en el Señor, no perviertas tus caminos, y la vergüenza y la confusión no serán parte de tu vida y destino. 2. Deléitate, gózate y regocíjate en la Presencia del Eterno: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 4). Eres llamado a amar y servir al Eterno con ternura. Ponerlo a Él como la causa de tu regocijo. Haz de la alegría en Dios tu modo de vivir en la tierra. No permitas que tu corazón se inunde de tristeza y quebranto. Desecha el luto que hoy arropa tu alma y vístete de regocijo en Dios. 3. Encomienda a HaShem tu camino: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 5ª). Coloca tu vida en las manos del Eterno. Encomiéndale todo cuanto haces. Descansa en Él, reposa en Sus promesa y echa sobre su hombro toda tu ansiedad. Entrégale en sincera tefilá (oración) todas tus inquietudes y temores, y libérate ya de ese peso que te agobia. 4. Aprende a esperar en Él: (Véase Tehilim -Salmos- 37: 7ª). Esto implica ‘guardar silencio’ y ‘ser paciente’ ante HaShem. Mantenerse callado y seguro en su cuidado y esperarle con paciencia. Reposa, descansa, aquieta tu espíritu y pon tus ojos en Él. “Aquél que espera en el Señor no tiene nada que temer ni nada que envidiar de los malvados”. Sr. Alfredo Zambrano G. e-mail: profeortiz@hotmail.com |
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©2006
Yehuda Ribco,
Montevideo, Uruguay. ___Queda
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