Shalom.
Considero una imperdonable pérdida de tiempo tener que responder misivas
intrascendentes como ésta, pero, no es bueno dejar perdido al que lo está.
Por lo tanto, apreciado lector, daré una breve respuesta. (Quiera Dios que
no tengamos que seguir siendo importunados por difusores de la idolatría
llamada "Evangelios").
Es cierto, los judíos hemos pecado de
idolatría, y hemos pagado caro nuestra tontería, por ejemplo, con la
destrucción del Primer Templo de Ierushalaim/Jerusalén. ¡Somos nosotros los
primeros en reconocerlo, no lo precisamos a usted (con su idolatría
infantil) para darnos cuenta!
Pero, a partir del retorno del exilio babilónico, desde cuando fuera
edificado el Segundo Templo hasta la actualidad, los judíos aprendimos a
mantenernos lo más posibles apartados de la idolatría. Si bien algunos
continuamos errando en otros aspectos, por ejemplo no viviendo en la Tierra
de Israel; no estudiando más asiduamente Torá; no siendo tan estrictos como
debiéramos en no incurrir en habladuría, etc.
Así que, Ieshu no pudo ser ninguna respuesta a la idolatría, pues en la
(supuesta) época de su vida, los judíos ya éramos centenariamente acérrimos
opositores a la idolatría (los judíos etíopes,
surgidos muchos siglos antes de la Era cristiana, con su oposición drástica
a la adoración de imágenes o de cosas que no son Dios, son un vivísimo
ejemplo).
Pero hay algo más fundamental aún, la mayúscula rebeldía idolátrica de Ieshu
es la exacta antítesis de lo que Dios quiere para la humanidad,
especialmente para los judíos.
¿Acaso Dios va a desear que adoremos a un humano?
¿Acaso Dios va a exigir que abandonemos los mandamientos que Él claramente y
sin dudas ordenó que se cumplieran por las generaciones?
¿Acaso Dios es persona para enmendar Su Palabra revelada con los relatos
mitológicos de la recopilación llamada "Nuevo Testamento"?
¿Acaso Dios es un infantil indeciso que elige sellar eternamente una alianza
con Israel (los judíos), y si éstos no responden entonces se va Dios
con la alianza para otro lado?
¿Qué dios nos quieren vender, ustedes misioneros? (Puse dios, con
minúscula).
¿Un dios vengativo, pavoroso, indeciso, débil, quejumbroso, volátil,
traicionero, olvidadizo, mentiroso?
Pues, eso evidentemente no es Dios, el Uno y Único.
Quizás eso sea Ieshu, pero no es Dios.
Dios no se arrepiente, ni es indeciso, tampoco
es humano, ni limitado como fuera dicho: "...la Gloria de Israel no
mentirá ni se arrepentirá, porque Él no es hombre para que se arrepienta."
(1 Shemuel / I Samuel 15:29).
Así que si Dios nos ha elegido y confirmado como Su eterno pueblo especial,
¿cambiará de parecer?
Pero, ¿si pecamos Dios nos abandona a la vera del camino y se escoge otra
nación?
Pues, seguramente no lo hace, pues estaría faltando a su Palabra fiel, pues
Él nos prometió: "Habitaré en medio de los Hijos de Israel, y no
abandonaré a mi pueblo Israel." (1 Melajim / I Reyes 6:13)
Además, apreciemos que nos ha dicho claramente el Eterno, por intermedio de
su siervo fiel: "Sabrás, pues, que no es por tu justicia que el Eterno tu
Elokim te da esta buena tierra para que la tomes en posesión, puesto que tú
eres un pueblo de dura cerviz." (Devarim / Deuteronomio 9:6).
¿Qué dice este versículo de la Torá verdadera?
Pues, que Dios nos entrega la posesión de la tierra prometida, a pesar de
ser un pueblo indisciplinado, de actuar con rebeldía en numerosas
oportunidades.
Dios no es vengativo ni rencoroso, es el Rey Justo, sin dudas, e imparte la
justicia de acuerdo a los actos. Aquel que hace lo bueno, cosecha
finalmente frutos buenos. En tanto que el indigno, ¿qué cosechará?
La verdadera cosecha del que plantó lo que no edifica, radica en cómo se
valoran los castigos. Lo que diferencia el potencial de bondad de la
persona pecadora, es si el castigo es asumido como venganza divina,
o como algo muy diferente. Los castigos son considerados por el justo
que ha tropezado como señales que le avisan que algo no está bien en su
conducta (o la de su entorno), tal como dijo el profeta Irmiá / Jeremías
31:20. Y reconocer esto es para aplicarse al deber de mejorarlo, como está
dicho: "Reconoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a su
hijo, así te corrige el Eterno tu Elokim." (Devarim / Deuteronomio 8:5).
Son los niños (de mente y moral), y los paganos adultos los que ven y
sienten que Dios castiga y se regocija en el padecimiento, ¡nada más alejado
de la Verdad!
Sabemos que Él juzga, pero también es un Padre Misericordioso, y sabe que
los judíos somos cabeza dura, obcecados, y que incurrimos en faltas,
por lo que nos da la opción del arrepentimiento, de enmendarnos, de regresar
al buen camino, de comenzar a plantar semillas positivas en el terreno que
estuviera sembrado antes con semillas negativas. Tal como está profetizado:
"Ciertamente, Yo no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Elokim.
¡Arrepentíos y vivid!" (Iejezkel / Ezequiel 18:32).
Dios perdona, y busca el arrepentimiento, pues no complace al Eterno el
sufrimiento del pecador, sino su retorno a la esencia del Bien. Tal como
está dicho: "¿Qué Elokim hay como Tú, que perdona la maldad y olvida el
pecado del remanente de su heredad? No ha guardado para siempre Su enojo,
porque Él se complace en la misericordia." (Mijá / Miqueas 7:18)
Dios, el Todopoderoso, sabe que el corazón de la persona contiene la
inclinación a hacer el mal, por eso no juzga de inmediato con estricta
justicia, sino que actúa siendo "lento para la ira y grande en
misericordia y verdad" (Shemot / Éxodo 34:6). Así permite que haya
posibilidad para que ocurra el retorno a la Verdad, a la Torá, al
cumplimiento de las mitzvot -los 613 preceptos-, que es lo que Él
espera que el judío haga: "Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento
que yo os mando hoy, para que viváis y seáis multiplicados, y para que
entréis y toméis posesión de la tierra que el Eterno juró dar a vuestros
padres." (Devarim / Deuteronomio 8:1).
No es siguiendo ídolos o ideologías extrañas
como se aproxima la persona a Dios, pues Él nos ha comunicado: "Tzión [Sion]
será redimida con el derecho, y sus arrepentidos con la justicia."
(Ieshaiá / Isaías 1:27).
¿Dónde aprendemos lo qué es el derecho y la justicia?
Respuesta: en la Torá, no por fuera de ella.
En la misma aprendemos lo que es la verdadera misericordia, arrepentimiento,
amor y actuar con íntegra dimensión humana en pos de la trascendencia.
Es la Torá el lugar en el cual hay que buscar la guía para hallar al Eterno,
para abrazar al prójimo, para reconocernos en realidad, tal como dice la
Palabra Eterna: "Guardadlos, pues, y ponedlos por obra, porque esto es
vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los
cuales al oír de todas estas leyes dirán: '¡Ciertamente esta gran nación es
un pueblo sabio y entendido!' Porque, ¿qué nación hay tan grande, que tenga
dioses tan cerca de ella, así como lo está el Eterno nuestro Elokim toda vez
que Le invocamos? ¿Qué nación hay tan grande que tenga decretos y normas
justos como toda esta Torá que yo entrego hoy delante de vosotros?"
(Devarim / Deuteronomio 4:6-8).
Para nuestra desdicha, y para nuestra
esperanza, todavía no alcanzamos el grado en el cual podemos estar
complacidos con nuestras acciones, aún el pecado y el error nos mueve a
actuar en ocasiones, pero llegará el día que la inclinación a hacer lo
negativo será dominada, cuando el placer de cumplir con los mandamientos
será habitual, y la idolatría erradicada por completo. Entonces para los
judíos ha sido profetizado: "Si guardas los mandamientos del Eterno tu
Elokim y andas en Sus caminos, el Eterno te confirmará como pueblo santo
Suyo, como te ha jurado. Todos los pueblos de la tierra verán que eres
llamado por el Nombre del Eterno, y se estremecerán de ti." (Devarim /
Deuteronomio 28:9-10). ¡Esa será la indicación rutilante de que ha llegado
para quedarse la Era Mesiánica!
Entonces culminará nuestra dispersión y retornaremos al esplendor de vivir
en nuestra tierra y en paz, tal como Dios prometió: "Porque he aquí
vienen días, dice el Eterno, en que restauraré de la cautividad a mi pueblo
Israel y a Yehudá [Judá], ha dicho el Eterno. Los haré volver a la tierra
que di a sus padres, y tomarán posesión de ella." (Irmiá / Jeremías
30:3).
Mientras tanto, es menester seguir trabajando con ahínco para mejorarnos y
mejorar al mundo (la sociedad).
Es nuestra obligación, para judíos y gentiles por igual, laborar con fuerza
para que la bendición de un mundo de paz y armonioso bienestar sea un hecho.
El gentil puede ayudar a la causa del reino de Dios, es decir, el
reino del Mashiaj -rey de Israel- si cumple sus siete
Preceptos Universales, y si se asocia al judío para que éste también pueda
cumplir sus mandamientos. Porque, para el gentil bendecir (ayudar,
colaborar, patrocinar, respetar, etc.) al judío es bendición, como Dios
prometiera: "Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga
maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra."
(Bereshit / Génesis 12:3); me parece que usted en lugar de ayudar a que haya
bendición en la tierra, está apoyando el caos, la dispersión, el malestar,
el odio entre las personas, la discordia, en definitiva, todo lo que es la
idolatría...
Porque, además de estar usted mancillando impúdicamente el honor de los
judíos, también está muy claro que si hay algo que no desea Dios es que
veneremos a otros dioses, uno de los cuales es Ieshu, tal como dijo
públicamente: "Porque no te postrarás ante otro dios, pues el Eterno,
cuyo nombre es Celoso, es un Elokim celoso." (Shemot / Éxodo 34:14).
Para los seguidores de Ieshu, como de cualquier otra idolatría, ha sido
anunciado expresamente: "Este camino suyo es necedad. No obstante, sus
seguidores se complacen en sus dichos." (Tehilim / Salmos 49:14).
Y así actúan hipócritamente los que bendicen en nombre del ídolo: "Solamente
consultan cómo derribarlo (al inocente). Se complacen con la mentira. Con
sus bocas bendicen, pero en su interior maldicen." (Tehilim / Salmos
62:5).
¿Es necesario continuar perdiendo nuestra vida a causa de Ieshu?
Por otra parte, lo que usted (aberrantemente)
propone en su banal misiva, atenta directamente contra lo que Dios comunicó
a los judíos (y a través nuestro a la humanidad) por intermedio de su
profeta más fiel: "En los postreros días, cuando estés en angustia y te
sucedan todas estas cosas, volverás al Eterno tu Elokim y obedecerás Su voz.
Porque el Eterno tu Elokim es Elokim misericordioso; no te abandonará, ni te
destruirá, ni se olvidará del pacto que juró a tus padres." (Devarim /
Deuteronomio 4:30-31).
¿Hay algo que añadir a estas palabras? Creo que nada...
En cuanto a que el Eterno haya cambiado de
pueblo elegido, y que sea a través de otro dios el camino para otra
nación, es muy rotundo el profeta en nombre de Dios cuando dice: "Vosotros
también, oh hijos de Tzión [Sion], alegraos y regocijaos en el Eterno
vuestro Elokim... Así sabréis que estoy en medio de Israel, que yo soy el
Eterno vuestro Elokim y que no hay otro. Y nunca más será avergonzado Mi
pueblo." (Ioel / Joel 2:23-27).
En cuanto a mí (y supongo que para todos los
fieles al Eterno, judíos y gentiles): "Sólo en Elokim reposa mi alma; de
Él proviene mi salvación." (Tehilim / Salmos 62:2)
Después de releer este texto me pregunto: ¿se
precisa algo más para darse cuenta de las enormes diferencias entre la
verdadera Palabra de Dios, y los cuentos que avalan a Ieshu?
¿Es posible ser tan ciego y empecinado en el error habiendo tantas profecías
claras y verdaderas a la vista del que las quiera leer?
Me da gran pena por usted y los que como usted andan en la oscuridad y
absorben a otros a condenarse a vagar en error... me da gran pena, ¡¿cómo
hacer para rescatarlo?! ¿¡CÓMO!?
Me gustaría recibir sus comentarios edificantes (idolátricos y
misioneros abstenerse terminantemente) al mail:
rap1192@serjudio.com
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |