Shalom.
Gracias por participar nuevamente.
Le recuerdo que el máximo de palabras por misiva es 50, en el futuro el
texto que exceda el límite no será tomado en cuenta.
Y le recuerdo también que no me corresponde el título que usted me pone.
Usted dice que ha respondido a mi pregunta: "¿De
dónde saca usted que las almas gemelas se unen en el Eden?", lamento
contradecirlo.
No ha brindado ninguna respuesta, tan sólo una argumentación
basada en un texto por completo inexistente.
Para que no tome a mal esta respuesta actual,
comencemos brindando el texto castellano más aproximado a la quinta
bendición de las siete recitadas en los esponsales:
"Alegra a los compañeros amados, como Tú
alegraste a Tu criatura en el jardín de Edén, en tiempos antiguos. Bendito
eres Tú, oh Eterno, que alegra al novio y novia."
Otro texto válido, absolutamente similar a
éste, lo
hemos publicado hace más de dos años, léalo si gusta.
Le pido que fríamente, con ojo que busca la
verdad y no el triunfo, compare el texto que usted brinda en su misiva, y el
que he copiado ahora directamente del Siddur.
¿Alguien puede decir que son similares?
La respuesta: no.
Son absolutamente diferentes.
El determinar cuál de los dos textos es el más correcto está en poder de
aquellos que saben suficiente hebreo como para leer el original del Siddur,
o de su fuente primaria que es el Talmud (Ketubot 8a).
Yo por mi parte, además de leerlo en ambos textos (Sidur y Talmud), con los
comentarios pertinentes de los exegetas famosos, he corroborado en 6
traducciones (4 al español y dos al inglés) de libros de rezo avalados por
grandes autoridades rabínicas. Y doy por válido el texto que he presentado,
mas no el de su misiva.
Es más, y sin ánimo de ofender (pues no es
necesario ni me agrada hacerlo), el texto que usted ofrece como bendición,
es absolutamente bizarro, casi sin puntos de cercanía con el original. Más
que traducción, es creación.
(Yo supe a cuál bendición quería usted referirse, pues en su
argumentación menciona la palabra hebrea "ahuvim", porque si no
lo hacía, probablemente no me hubiera percatado, dada la disparidad con el
original).
Así pues, si partimos reconociendo que toda la
elaborada conjetura que leemos en su misiva se arraiga en un texto ajeno al
verídico, es improbable que la conjetura sea acertada.
Si lo ubicamos en el contexto, como debe hacerse con todos los textos a
estudiar, la probabilidad se reduce mucho más.
Pero, no nos quedemos nosotros también en
ideas fabricadas, sino que expliquemos muy rápidamente el sentido de la
bendición (de acuerdo a maestros reconocidos de Torá), y descubriremos que
almas gemelas con un destino de amarse determinado en Edén, es
(a lo menos) inaplicable al texto de las bendiciones en los esponsales.
La quinta bendición pide al Eterno que Él sea
la Fuente de regocijo de la nueva pareja, que son llamados "compañeros
amados".
¿Por qué se le pide a Dios esto?
Pues, porque la verdadera dicha proviene de acatar Su Palabra, de cumplir
con todos los mandamientos (que se pueden cumplir), de serLe fieles. Por lo
tanto, al pedir de Dios la dicha para la pareja, lo que estamos haciendo es
reconociendo Su importancia, y dándole al matrimonio que recién se inicia un
objetivo y plan de vida: construir una familia basada en la Torá y en pos de
la trascendencia. Es un gozo bastante diferente de la mera sensualidad, o
del placer, o de la risa fácil. Pues, es un gozo que implica trabajo
serio, y un bienestar del alma.
Ahora, se los llama "compañeros amados" sin
implicancias metafísicas ni considerando supuestas alianzas espirituales en
el Edén. Se los llama "compañeros", pues, eso se espera que sean a partir
del momento que se casaron, pues, estas bendiciones ya se hacen sobre la
pareja casada, cuando (hace unos instantes) dejaron de ser "tú y yo", y se
transformaron en "nosotros". Son, sin dudas compañeros, o al menos, eso es
lo que esperamos.
Y se les dice "amados", pues, ¿no es por amor que están en ese difícil
trance de casarse? Si no es por "amor", sino por otra cosa (ventajas
económicas, conveniencia de algún tipo, etc.) que se están casando: ¡pobre
de ellos y de sus hijos! Cuando las personas no se casan por "amor", están
promoviendo el desequilibrio.
Claro, debe entenderse "amor" en el sentido tradicional judío, que es la
consideración por el otro, y el deseo concretado en acción por darle lo que
es mejor para el otro. Eso es "amor". Por lo tanto, amor no es cuestión
exclusiva de sentimientos, o el jugueteo de los genitales, o el
aprovechamiento egoísta del otro.
Además, y si por una de esas cosas el sentimiento romántico no está presente
en el momento del matrimonio, ¡ni importa!, pues, si se casan con el
objetivo de "amarse" (lea unas líneas más arriba qué quiere decir eso),
entonces tarde o temprano hallarán incluso el amor romántico.
Porque, ¿acaso uno no termina por "amar" (sentimentalmente) aquello a lo
cual le dedica tiempo, energía, dinero, etc.?
Pero, si uno llega al matrimonio con mucho amor (sentimental) y poco amor
(verdadero), no tardarán (habitualmente) las llamas de la pasión en dejar
paso a las llamas de las rencillas.
De todo esto aprendemos que el amor (sentimental) no es (necesariamente) un
ingrediente de la receta del matrimonio trascendente, sino que es un
derivado del mismo.
Por eso, ya son denominados "amados" al momento de contraer matrimonio,
porque se les augura que puedan concretar una relación verdadera.
Depende de Dios, pero especialmente de ellos, que de aquí en más el deseo se
materialice.
Tal como ocurriera con "la criatura en Edén",
que era Adam, y tal como podemos corroborar en el texto de la Torá, estaba
abatido en la soledad, y que al sentir el aguijón del desierto interior sin
compañía, la presencia de una compañera se convirtió en lo más emocionante y
feliz que le pudiera acontecer. Fue una dicha indescriptible, tal como si se
reencontrara con un "viejo amor", ¿alguna vez experimentó el sabroso aroma
del reencuentro con la amada que se creía perdida?
Por esto se menciona una sola "criatura" en la bendición, para que
recordemos la penuria de la soledad que se ahuyenta con el gozo del
verdadero descubrimiento del "otro". Se recuerda el dolor, para que en la
placidez de la cotidiana compañía no olvidemos la tristeza que es estar
solitario.
Volviendo a Adam y Java.
Ya fuera del Edén, la dicha dio sus frutos, la tierra se pobló, y más
íntimamente: Adam y Java aprendieron a convivir juntos, a conocerse a pesar
de ellos mismos (no sé si sabía que estuvieron separados más de un siglo,
por cuestiones personales).
Es decir, se menciona el Edén, eso es verdad,
pero no para vincularlo con una fantasía de almas gemelas predestinadas
(fantasía que quizá es real, aunque yo no adhiera a la misma); sino como el
primer precedente del matrimonio convertido en dicha y construcción de un
proyecto vital.
Esto que le comento es lo que grandes maestros
han enseñado; pero, y por sobre lo anterior: es una lectura racional y con
conocimiento de causa, en pos de la verdad (no de tener razón).
Además, y por otra parte.
Las bendiciones de los esponsales se hacen en todos los matrimonios, los que
serán felices y duraderos, y toda la gama posible hasta llegar al
homicidio de uno de los cónyuges por parte del otro.
Si es como usted dijera en su conjetura: ¿cómo explicar los matrimonios
fracasados?
¿Acaso no se pronunció la bendición para estos en el momento del matrimonio?
¿Acaso no se los llama "compañeros amados"?
¿Acaso fracasan en su vida conyugal porque se casaron sin ser almas
predestinadas en Edén? Porque si fuera así, ¿cómo es que se hace en su
casamiento esta bendición que según usted demuestra que deberían ser
almas predestinadas en Edén? ¿No explicó usted que el matrimonio es el
grado máximo en cualquier relación, y por lo tanto una indicación del
amor predestinado en Edén?
¿Y qué me dice de los que son solamente amigos (o Dios no permita:
¡amantes!) y son verdaderos "compañeros amados", que se conocen hasta lo
mínimo, y que incluso son más cercanos entre sí que con los miembros de sus
respectivas parejas?
¿O de aquellos que están casados y se mantienen así, aunque ni se conocen,
ni siquiera se toleran... pero continúan conviviendo juntos y fielmente de
por vida?
Es que la celebración del matrimonio es un momento, un paso. Pero el
convertirse en marido y esposa es cuestión de construir en conjunto una vida
compartida, y de abandonar el egoísmo de buscar la ventaja propia en pos de
com-partir. Por lo tanto, ¿cuánto se puede decir de la pareja al momento de
la ceremonia matrimonial? Poco y nada.... y muchas bendiciones y deseos de
bienestar...
Sin dudas que con sus argumentos y su texto,
hay muchas cosas que no cierran; objetivamente: ¿no es así?
Pero, por sobre todo sigo sin obtener respuesta satisfactoria a: "¿Dónde
está escrito que las almas de los amantes estén predestinadas en
Edén?"
Para concluir, supongo que la respuesta mía no
le agrada.
Si es así, lo lamento sinceramente.
Pero, es una buena filosofía-práctica de vida saber que no es suponiendo lo
que uno quiere como se consigue aprender conocimiento valedero; sino
interiorizándose, profundizando, trabajando duro, cayendo y levantándose...
casi de manera idéntica a cómo es que se consigue convertir un matrimonio en
una réplica a escala del regocijo de Adam en Edén...
Será un placer recibir los comentarios
edificantes de los lectores en la casilla de e-mail:
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |