Claves: Torá, Talmud, tradición, Biblia, rabino, maestro, sabio,
ley, mandamiento, halajá, yeshiva, escuela, academia, riña
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Shalom.
Gracias por participar.
Dos precisiones acerca de su pregunta.
La primera es que las diferencias entre las escuelas rabínicas de Hillel y
Shamai no tienen punto de comparación con las divergencias de los
liberales modernos con lo que es Tradición. Tanto los seguidores de Hillel
como los de Shamai eran absolutamente estrictos adherentes a la Torá
(escrita y oral), y cumplidores escrupulosos de los preceptos.
Segunda precisión, hay que aprender a diferenciar entre peleas y entre
disputas rabínicas.
Las peleas tienen como objetivo vencer al otro para obtener la supremacía,
se tenga o no la razón.
Las disputas rabínicas tienen como objetivo sacar a relucir la verdad, sin
intereses espurio y secundarios. Las disputas entre Sabios (y seguidores)
pueden ser muy amargas, fuertes y llegar hasta punto increíbles de dureza;
pero, se respeta al contrincante como persona, aunque no se comparta sus
posiciones ideológicas.
Ahora pasemos a responder su pregunta.
Las divergencias entre los Sabios se motivan en dos aspectos:
-
El carácter oral de la transmisión de la
tradición; y
-
Enfoques diferentes de la realidad.
Le explico rápidamente.
La Torá oral fue transmitida de Dios a Moshé, y éste a su discípulo, y
éste a los suyos, y así el mensaje se fue expandiendo.
Como sucede con la oralidad, en el medio se va afectando la calidad del
mensaje.
Por lo tanto, pasadas algunas generaciones, un Maestro enseñaba "abc", y
otro enseñaba "abd", y otro más "abcd". Y a veces enseñaban todos sobre otro
tema "xyz".
¿Qué hicieron los Sabios para no viciar el sagrado mensaje de Dios?
Primero, decidieron ponerlo por escrito.
Segundo, debían acordar cuál de las versiones era la más correcta.
El modo para resolver esto era que cada cual planteara lo que habían
recibido de sus maestros y lo fundamentaran. Luego, en un concilio de
eminencias, se resolvía basándose en la búsqueda de la Verdad.
Obviamente que las pasiones en ocasiones se ponían en juego, y por lo tanto
a veces surgían fieras disputas entre seguidores de maestros. Pero repito,
no eran peleas tontas, sino deseo encarnizado por la Verdad.
Como también hay decisiones legales que tienen
que tomarse sobre temas no señalados directamente por la Torá, ni
transmitidos oralmente, cada Sabio podía dar sus opiniones de acuerdo a sus
conocimientos y perspectivas. Tal como, por ejemplo, hoy hacen los médicos
ante una nueva enfermedad.
Sobre esto también se exponían los comentarios, las evidencias, los
fundamentos, y luego (si era necesario resolver) se emitía una sentencia
general.
Por lo explicado hasta ahora, es fácil
comprender que en épocas bíblicas (como usted la denomina) es
improbable que se hayan erigido academias con tradiciones divergentes, pues
la Tradición estaba en boca de sus primeros receptores.
Lo que hubo a veces eran grupos de disidentes, que se oponían por intereses
propios, y no por el bien general (un ejemplo es Koraj/Coré y sus muchachos
que se opusieron a Moshé y Aarón).
Si le quedan dudas, con gusto las recibiré.
Me agradaría recibir sus comentarios
edificantes en la casilla de e-mail:
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |