Pregunta: Estimado Yehuda
El Creador bendiga su casa!
...Ahora permìtame plantear una inquietud. En un artìculo anterior
usted menciona la importancia (no determinancia) que los nombres traen con
las personas que los poseen. En el caso de mi esposa y mìo, intuiamos
algo
al respecto, y debido a eso, pusimos a mi hijo Daniel Eliecer... Ahora
bien, esto fue antes de enrumbar nuestras vidas por la senda de los
gentiles justos.
¿Es algùn tipo de ofensa el tomar nombres judìos para
gentiles (como nosotros lo hicimos)?
En caso negativo, podrìa usted indicar el significado de
los mentados nombres; y, en caso positivo, què podrìamos hacer para enmendar
la situaciòn?
De usted, con mucho respeto y consideraciòn
Juan M.
Chile
(Deben incluir en todos sus
mensajes para nosotros su nombre completo, el nombre de la ciudad y país
donde vive) |
Shalom.
Gracias por participar nuevamente.
Quiero notificar que estoy trabajando para
publicar pronto (si Dios quiere) una lista de nombres hebreos y judíos, para
que los usuarios puedan consultar libremente.
Antes de la respuesta a su pregunta, permítame
hacer un comentario introductorio.
Los nombres son algo más que etiquetas que sirven para señalar ciertos
objetos o sujetos, por lo tanto, los padres deberían ser cuidadosos al
momento de poner nombre a sus hijos.
El primer ejemplo lo tenemos en los primeros capítulos de la historia humana
narrados en la Torá, cuando Adam, al estar buscando el sentido de su
existencia como humano, comienza a clasificar y asignar nombres a las
especies vivientes, y así una tras otra las especies son denominadas.
Hasta que finalmente Adam madura y queda habilitado a nombrar a un
congénere, al que reconoce como un individuo (un sistema complejo dentro de
un sistema mayor).
Así que el nombre sirve, en principio, a dos propósitos: clasificar y
diferenciar.
Lo que significa que el nombre sirve para dar una pertenencia y/o vínculo a
un grupo (o clase), y al mismo que tiempo permite el surgimiento de la
individualidad.
¿Se entiende?
El nombre apunta a lo propio, en tanto relacionado con lo ajeno.
Es por esto, quizás, que el Talmud nos enseña que el nombre afecta el
carácter de la persona, positiva o negativamente, pues, el nombre es uno de
los canales que tiene la personalidad para desarrollarse en consonancia con
el medio que lo rodea. Pues, desarrollo de la persona es sinónimo de
integrarse al mundo, en tanto se asimila lo que éste nos brinda.
Por ejemplo, no es lo mismo llamarse Adolfo que Moshé, pues si bien ambos
son meras letras unidas de cierta manera, las palabras que forman están
cargadas de afecto (de energía), tanto desde lo familiar como desde lo
colectivo. La persona, por tanto, crecerá con una etiqueta personal
que le indicará los afectos que otros le han asignado.
Podemos continuar con el tema, pero preferimos dejarlo por aquí,
recomendando leer el artículo que motivo su pregunta actual.
Pasemos ahora a responder a su pregunta.
Los nombres hebreos o judíos, cuando son usados conscientemente, sirven a
propósitos múltiples, entre otros para darle a sus depositarios una doble
identidad: personal e individual; y nacional.
No es lo mismo que el niño judío se llame Julio, a que sea llamado Yehuda.
Pues, si bien el primero no posee connotaciones negativas (como Adolfo, por
ejemplo), tampoco sirve como vínculo directo del así nombrado con el
judaísmo. Conexión íntima que sí se puede establecer con nombres como
Yehuda, Efraím, Aarón, etc.
Por lo cual, es conveniente que los padres judíos den a sus hijos nombres de
tales.
Por otra parte, las personas gentiles que son
apegadas al Eterno, seguramente que reconocen el papel que Él ha otorgado a
Israel como guía y faro para las naciones en su camino al encuentro con
Dios.
Entonces, entre los gentiles quizás se buscará la relación con la nación
judía por medio del uso de nombres judíos.
Es decir, para los gentiles justos el dar nombres hebreos o judíos, no sirve
como máscara para ocultar su condición de gentiles (tal como hacen los
pérfidos falsos-judíos-mesiánicos y similares); sino como reconocimiento del
papel de Israel, y del propio amor hacia Dios.
En definitiva, una práctica que puede resultar edificante, si se entiende
que el nombre no brinda una pertenencia, sino una vinculación.
Y cuenta con una segunda ventaja, ya que al usar nombres hebreos se están
alejando del error de nombrar a sus hijos en relación a idolatrías, como por
ejemplo: "Yemanja"; "María de los Ángeles", etc.
Ahora pasemos a su segunda duda, los
significados de ambos nombres.
Eliezer = Dios ha ayudado. O, Dios es el que ayuda.
Daniel = Dios es mi Juez.
Le deseo éxitos en su camino de construcción
personal y familiar.
Recuerden que me agradaría recibir sus
comentarios edificantes en la casilla de e-mail:
comentario@serjudio.com?subject=rap1276
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |