Claves: Judío, gentil, hebreo, israelita, pueblo, Dios, Hashem,
Sinai, Torá, Biblia, Pentateuco, revelación, testimonio, millones, testigo,
prueba, evidencia, crítica
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Shalom.
Gracias por participar mi apreciado Eliel.
Sobre esto ya hemos escrito en varias
oportunidades, así que te recomiendo que empieces por leer
este texto,
y si te quedan dudas específicas me las hagas llegar.
Igualmente te daré una respuesta sumamente
breve: ¿precisamos acaso de pruebas habiendo millones de testimonios
fidedignos?
A mí me basta con el testimonio de 3.000.000 de testigos que vivieron los
hechos narrados, y que no los contradijeron.
El texto que te pedí que leyeras te explica más sobre este aspecto.
Es una demostración objetiva e irrefutable.
Sólo los que están en oposición tácita, no quieren reconocerla.
Además, hay otro dato a tener en cuenta, y es
la finalidad de la Torá.
Te explico que a diferencia de los libros considerados santos por algunas
religiones, la Torá no busca convencerte de nada que te sea ajeno a
ti, ni a la realidad. Tampoco busca convertirte en un autómata, una especie
de humano falto de iniciativa y voluntad, seguidor empecinado de ideas y
decisiones de algún iluminado jefe. Tampoco te niega que eres humano,
tal como nuestros patriarcas, líderes y antepasados, y por lo tanto, tienes
impulsos para hacer lo negativo.
En cada ocasión que puede la Torá nos reitera que somos personas, falibles,
un pueblo tozudo-terco nos llama, y que nos extraviamos a menudo.
Por lo tanto, la Torá nos insta a hacer lo bueno y a apartarnos de lo malo,
pues depende de nosotros lo que haremos. Es así que nos insta a elegir, y a
elegir lo correcto y que es evidente que lo es, pues somos nosotros los
artífices de nuestra vida y de nuestro destino.
La Torá, en lugar de ocluirnos las opciones, nos anuncia cuáles son las
consecuencias lógicas (físicas o espirituales) de nuestras acciones.
Y esto es así porque el judaísmo no se presenta como una fe, una religión, o
un sistema doctrinario.
Sino que se presenta, y es, un modo de vivir y de interpretar la realidad.
Por lo tanto, si bien la Torá nos provee de narraciones (incluso algunas que
resultan fantásticas), no es contar historias el sentido de la Torá, ni su
intención es enceguecernos con relatos milagros. No están las historias en
la Torá para que tú creas en ellas, y te olvides de preguntar, de indagar,
de analizar. No están las historias para que quedes embobado,
fascinado por el poder de Dios o sus representantes. No está la Torá para
ocultarte lo que está a tu alcance conocer.
Por el contrario, la Torá nos brinda un manual para vivir apropiadamente, es
una guía para no perder el buen sendero en la maraña de caminos hacia la
perdición.
Los cuentos (historias o anécdotas en realidad) que aparecen en la Torá
tienen la finalidad de explicarnos los motivos de los mandamientos, y el
origen (muy humano y normal) de nuestra nación.
Así que: ¡la Torá no es para contar y creer;
sino para estudiar y vivir!
Esto implica que la prueba no hay que buscarla
(solamente) en lo objetivo, sino en lo subjetivo.
Si no crees en los milagros, ¿a quién le importa? ¿A quién afecta? ¿En qué
cambia el sentido de la Torá?
Si no encuentras convincente algún testimonio de la Torá... igualmente así,
lo que verdaderamente importa es que cumplas con todo lo que puedes cumplir
de los mandamientos que en la Torá se ordenan.
Y no hacerlo por temor, a que el Dios de los milagros de la Torá te castigue
si no los cumples.
Y no hacerlo por temor, a perder los posibles premios que el Dios de los
milagros de la Torá te pueda regalar.
Ni hacerlo a cambio de obtener ventajas egoístas.
Sino, hacerlo porque tienes la idea (no aún la convicción) de que es a
través del cumplimiento de los mandamientos que la persona y la sociedad
pueden encontrar modos de armonía y crecimiento compartidos.
Al final, te darás cuenta de alguna de estas dos cosas (o de ambas): ya no
pedirás pruebas por resultarte irrelevante; ya te habrás dado cuenta que la
única prueba de la veracidad de la Torá está en ti.
En resumen, si quieres verificar los relatos
de la Torá, el método usado por tus antepasados es a través de la
fidelidad-critica a su mensaje.
Si te quedan dudas, con gusto las recibiré
(recuerda de leer el texto que te recomende más arriba).
Aprovecho para desear a todos un 5763 de
plenitud y bendiciones, ¡Shaná Tová!, y recuerden que la tzedaká es
uno de los favorecedores en el juicio de Rosh HaShaná, y de la
liberación personal-social.
Recuerden que me agradaría recibir sus
comentarios edificantes en la casilla de e-mail:
comentario@serjudio.com?subject=rap1332
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |