Claves: Manzana, Eva, Javá, Adam, Adán, Edén, serpiente, Satán, pecado, error, expulsión, paraíso, jardín, huerto, conocimiento, bien, mal, latín, Torá, Biblia, higo, hoja

Shalom.
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Realmente si Eva comió manzanas, eso no produjo la expulsión del Edén, ni fue motivo de pecado.
El fruto que tenían vedado comer, era el del árbol del conocimiento del bien y del mal.
El Eterno, en Su sabiduría misericordiosa nos veló el saber si ese árbol se encuentra en nuestro mundo post-edénico, y de revelarnos cuál es. Esto es así para que las personas no elaboraran supersticiones tontas en torno al tal árbol; ni para que se le recriminara por el error cometido por nuestros primeros antepasados.

Sin embargo, nuestros Sabios en el Talmud (Berajot 40b) indican tres posibles frutos para ser el antiguo árbol del conocimiento:

1. Uva; y por eso con moderación y ordenadamente el vino es bendición, pero cuando se utiliza desequilibradamente es motivo de perdición.
    

2. Higo (especialmente de una especie negra); ya que Adam y Javá usaron hojas de higuera para cubrir sus intimidades ni bien probaron del fruto, lo que permite presumir que estaban junto a una higuera.
    

3. Etrog -citrón-; que es uno de los cuatro frutos que usamos para bendecir en la festividad de Sucot, y que simboliza la armonía de conocimiento de Torá y práctica de buenas acciones (los preceptos); como dando a entender que aquel fruto que permitió la conciencia moral, es el que también habilita a cumplir cabal y voluntariamente con los preceptos del Eterno, sobreponiéndonos a nuestra poderosa inclinación a lo negativo.

Para finalizar, es un concepto totalmente ajeno al judaísmo el suponer que fue la manzana el fruto del árbol del conocimiento.
Es una bizarra idea pergeñada por el cristianismo, y que según tengo entendido tiene su origen en la relación con la voz malus, que en Latín significa tanto "malo" como "manzana".
Esta vinculación teñida de negatividad, es completamente antagónica con la idea que se tiene en la Tradición judía de la manzana, considerada como un fruto que provee de salud y vigor anímico.

Aprovecho para desear a todos un 5763 de plenitud  y bendiciones, ¡Shaná Tová!, y recuerden que la tzedaká es uno de los fundamentos del mundo.

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Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco