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Lic. Prof. Yehuda Ribco (I Adar 22, 5763 - 24/2/03)

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BeShem H' El Olam


 Respuestas a Preguntas
// Tanaj // Profetas // Judíos                            

     Amós y el amor por Israel

Claves: Tanaj, Biblia, Torá, estudio, hebreo, judío, israelita, gentil, profeta, Efraim, Samaria, Shomrón, Israel, profecía, amor, hijo, mandamiento, pecado, reino

judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Pregunta: Estimado Profesor Yehuda:

Me gustria saber sobre el profeta Amos y la forma que tubo para profesar la
palabra de Dios en su tiempo, que tan diferente era a sus predecesores?,
tambien como impacto al pueblo de israel con sus profecias, especialmente
con la que se encuentra en Amos 9:7-8.

Gracias y felicidades por este maravilloso espacio.

Carlos G.
País: Perú

(Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre completo, el nombre de la ciudad y país donde vive)

Shalom.
Gracias por participar.

Cada uno de los 48 profetas para las generaciones del Tanaj tiene su personalidad, su estilo, su carácter y características.
Cada uno de ellos era diferente de los otros 47 profetas, así como de los millones de seres humanos previos, contemporáneos o sucesores.
Las particularidades del profeta Amós, por tanto, son incontables.
Sin embargo, mantenía en común algunas características con los otros profetas:

  • eran judíos;

  • se mantenían en total fidelidad al Eterno, tal como Él es descrito por la Torá y los Sabios de Israel;

  • su absoluto desprecio por la idolatría, la egolatría, el endiosamiento de personas o instituciones humanas;

  • su estricto cumplimiento de los preceptos de la Torá;

  • su aprecio e irrestricto respeto por los Sabios y la Tradición de Israel;

  • su estudio pormenorizado de Torá escrita y oral;

  • su percepción más o menos clara del mensaje que Dios le envío;

  • su humildad que le impulsa a reconocerse como instrumento en manos del Eterno, y jamás como el objetivo de su prédica;

  • y su amor sin límites por el pueblo de Israel (ya que la constante misión de los profetas es indicar y recordar a sus hermanos judíos el camino que los aproxima al Eterno, ya que aunque a veces anden un poco desviados los israelitas Dios mantiene fielmente Su amor y aguarda el arrepentimiento de Sus hijos amados).

También el impacto o influjo es un tema relativo, ya que no sólo radica en consideraciones referidas al profeta, sin también a las circunstancias históricas, a los gobernantes, a las opresiones sobre el pueblo, a los enemigos extranjeros, a las idolatrías y pecados de moda, etc.
Y no debemos olvidar que lo caracteriza a los 48 profetas de las generaciones, es precisamente la doble vertiente de sus mensajes proféticas:

  • valiosos para su circunstancia particular,

  • mojones que señalan el camino para todas las generaciones de Israel.

Creo, por tanto, que mejor nos dedicamos a analizar brevemente los versículos por usted mencionados, y quizás allí surjan alguna de las peculiaridades del profeta Amós.

"Oh Hijos de Israel, ¿acaso no Me sois como los hijos de los etíopes?, dice el Eterno. ¿No hice Yo subir a Israel de la tierra de Egipto, a los filisteos de Caftor y a los sirios de Quir?
He aquí, los ojos del Señor Elokim están contra el reino pecador. Yo lo destruiré de sobre la faz de la tierra, pero no destruiré del todo a la casa de Iaacov [Jacob], dice el Eterno.
"
(Amós / Amós 9:7-8)

Sobre la primera parte ya hemos brindado más de un estudio, por lo cual no me repetiré. Si lo desea lea aquí uno de tales estudios.
En resumen, la primera parte enseña que todos los humanos somos hijos de Dios, aunque seamos diferentes, aunque nos comportemos erróneamente, aunque ni siquiera sepamos de Su amor... igualmente somos Sus hijos.
A diferencia de los segregacionistas e idólatras amantes de Jesús, los judíos no decimos, ni pensamos, que exclusivamente aquel que adora a nuestra deidad es hijo de la misma, y que por tanto le corresponde la vida eterna.
¡Para nada es así!
Sabemos que todos somos Sus hijos, creyentes o no, israelitas o no.
Y sabemos que no es el hecho de ser hijo de Dios, o no, lo que diferencia a los miembros de Israel de los gentiles.
La diferencia radica en la función de cada uno.
Los miembros de la nación escogida debemos actuar de cierto modo, que conlleva más responsabilidad y labor al servicio del Eterno; en lo que se llama el cumplimiento de los 613 preceptos.
En tanto que los gentiles deben trabajar en el cumplimiento de los 7 preceptos para las naciones.
Así que, tanto judíos como gentiles somos Sus hijos, pero tenemos derecho a hacer gala de tal distinción exclusivamente si nos comportamos como hijos, y no como antagonistas.
Si somos idólatras, ¿cómo tendremos el tupé de llamarnos hijos del Uno y Único?
Si adoramos a hombres, ¿cómo tendremos la desfachatez de llamarnos fieles a Dios?
(Lamentablemente son muchos los desfachatados e irreverentes que así proceden, y que en nombre de la más baja de las idolatrías -la de Jesús- se coronan a sí mismos como misioneros de Dios, cuando están abierta y totalmente en Su contra).
Así pues, el versículo 7 nos recuerda a TODOS los humanos nuestra nobleza de linaje, y al mismo nuestra responsabilidad de no estafarnos mientras creemos poder engañar al Rey de reyes.

El versículo 8 sigue en la misma línea.
Los reyes del norteño reino de Efraim/Samaria continuamente mostraban su rebeldía contra Dios.
Rey tras rey, del primero al último, no abandonaban la idolatría, y no se arrepentían volviendo al camino grato para el Eterno.
Y Él aguardó muchos años, dio muchas oportunidades para el arrepentimiento, para el encuentro con la corrección.
Sin embargo, no surgía rey entre los de Efraim que fuera respetuoso de Dios y cumplidor de Sus mandamientos.
Por lo cual, llenada la medida de misericordia para con las casas reales de Efraim, Dios anuncia por medio de Su profeta Amós la caída del reino de Samaria, el fin de la ilusión de un reino israelita ajeno a Dios y a Sus mandamientos.
Sin embargo, Dios el clemente también anuncia que el castigo (en realidad, la necesaria consecuencia por los actos pecaminosos acumulados) sería sobre las casas reales de Efraim, pero no sobre el pueblo que gobernaban.
El reino del norte desaparecería junto con sus reyes y endebles dinastías, sin embargo, Israel se mantendría con vida.
Pues Dios ama a Su pueblo, y le da incesantemente ocasiones para el arrepentimiento, el mejoramiento y el crecimiento.

En resumen, Amós mantiene la línea de los profetas verdaderos, ya que denuncia los pecados de los pecadores; anuncia el camino correcto por el cual andar los que desean permanecer en fidelidad con el Eterno; y confirma la perpetuidad de la santa alianza sellada entre Dios y el pueblo Israel, que ningún pecado podrá disolver (aunque sean erradicados algunos incorregibles pecadores de dentro del pueblo).
Amós, a su estilo, demuestra el fiel e inmodificable amor del Eterno por Israel, que como todo amor incluye las sabias amonestaciones que procuran hacer emerger lo mejor del amado.

Si mi modesto trabajo aquí presentado le ha sido de bendición, no olvide que este sitio y su autor se mantienen gracias a Dios, que en parte canaliza Su bondad a través de la colaboración económica de los lectores.
No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso para ser parte de la Obra del Eterno.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

comentario@serjudio.com?subject=Rap1951


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