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Shalom.
Gracias por participar.
Realmente es como tú dices, en el judaísmo es
de primera importancia
el
tema de priorizar la vida y lo vital.
A diferencia de religiones muy populares y otras culturas que ponen el
acento en fantasmales reinos celestiales, o en paraísos infernales, o en
resucitados mágicos, o en suicidios/asesinatos que santifican; en el
judaísmo la muerte es la continuación irrevocable de la vida, sabiéndose que
el placer que se recibirá ALLÁ depende por completo del trabajo que se
realice en vida AQUÍ.
Por tanto, ¡mira qué cosa!: La eternidad personal se sostiene en las
acciones propias durante una minúscula fracción de la eternidad.
Así pues, estoy de acuerdo contigo: ¡qué importante e interesante el tema de
preservar la vida!
Pero, permíteme que te corrija algo que
mencionas y que NO es correcto.
La ceremonia de los soldados del Estado de Israel en Masada, no es para
glorificar la muerte, ni para inculcar el martirio, ni para entrenar en el
suicidio como recurso final para deshonrar la victoria del que triunfa en
batalla, ni para incentivar el desprecio por la vida propio o ajena.
El Tzahal, es decir, los soldados del estado nacional judío NO son
terroristas desalmados y viles sedientos de muerte, tal como los hay entre
los así llamados palestinos, o los fedayines, o los kamikazes, u otros
suicidas-asesinos que pululan desgraciadamente en el mundo.
Cuando los soldados israelíes, cuando los ciudadanos comunes que son los
defensores de Israel, se comprometen en Masada, lo
hacen con la vida, pues su lema es: "Shenit Metzada Lo Tippol " -
"Masada no volverá a caer".
No sé si captas la intención de este compromiso, que es por completo
antitético a la glorificación de la muerte, del suicidio, del derramamiento
de sangre inocente: es la sagrada tarea de combatir hasta las últimas
consecuencias para preservar la vida del inocente.
Que el (aparentemente histórico y) lamentable (y halájicamente prohibido, aunque
humanamente comprensible) desenlace de Masada no se repita, esa es la
consigna.
Luchar por la vida, y no morir por la muerte.
Ahora, pasemos a hablar un poco de personajes
suicidas del Tanaj.
En el sacro texto encontramos todo tipo de persona, de acciones, de valores.
Están los acordes con Dios, y los que no lo están; el Tanaj no los omite ni
silencia, sino que los señala, a unos para elogio, a otros para
reconvención.
En todo caso, el suicidio es visto como un acto deplorable, pecaminoso,
contrario al divino deseo y peor aún, es el único absolutamente imposible de
reparar por medio de la teshuvá -sincero y total arrepentimiento.
Si bien, se comprende y simpatiza con el enfermo mental que ha escogido en
su dolencia el suicidio, no por eso se le quita gravedad a su acto, ni se lo
absuelve de cargar con la responsabilidad que le corresponde
(si bien se encuentran recursos legales para mitigar nuestro juicio,
no debemos olvidar que Dios es el final Juez de la estricta justicia).
Veamos textos.
El primero que te presento, es el que prohíbe
el crimen (sobre otros, o sobre sí mismo):
"Porque ciertamente por vuestra propia
sangre pediré cuentas... Yo pediré cuentas a cada uno por la vida del
hombre."
(Bereshit / Génesis 9:5)
El segundo pasaje es referido a un suicidio
premeditado, cometido por un hombre racional, consciente de sus acciones,
que prefirió la muerte a mano propia antes de ser ajusticiado a manos del
rey; que eligió la eterna tortura a causa del suicidio, con tal de que el
gobierno no expropiara los bienes que dejaría para sus herederos:
"Al ver Ajitofel que no se había seguido su
consejo, aparejó el asno, partió y se fue a su casa, en su ciudad. Después
de poner en orden su casa, se ahorcó y murió..."
(2 Shemuel / II Samuel 17:23)
La tercer cita, trata de la autoeliminación de
un hombre mentalmente perturbado, y para peor, en momentos absolutamente
terribles, en los cuales la muerte era el único destino visible, sea por
suicidio o sea por la tortura y la ignominia a manos de los salvajes
enemigos:
"Entonces Shaúl [Saúl] dijo a su escudero:
''Saca tu espada y atraviésame con ella, no sea que vengan esos
incircuncisos y me atraviesen, y hagan mofa de mí.'' Pero su escudero no
quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Shaúl [Saúl] tomó la espada y se
dejó caer sobre ella."
(1 Shemuel / I Samuel 31:4)
Simpatizamos y comprendemos a Shaúl, al
desquiciado rey.
Pero, no compartimos su determinación mortal: ¡la muerte no es el escape de
la muerte!, como no lo es de la vida...
Por esto es que debemos estar atentos a la norma judía que establece: preservar la vida
hasta el último aliento (si bien una opinión en Bereshit
Rabbá 34:5 excluye a Shaúl específicamente de la imputación de suicidio,
pues se lo considera como caso excepcional y no la regla, debido a su
estatus político y a sus circunstancia vital.
Recordemos que solamente en tres situaciones es preferible dejarse matar por
el malvado, antes de cometer idolatría, incesto o asesinato).
Por último, ante tu última frase.
Es probable que por medio del suicidio o del homicidio llamado eutanasia, la
persona convaleciente deje de sufrir, tal como se mitigará el pesar de sus
allegados.
Pero, ¿vale la pena sufrir por este aparente escape una eternidad?
Antes de despedirme, un recordatorio:
¿Ya ha colaborado con
nuestra tarea sagrada?
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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