Gracias por comunicarse.
¿A qué Rebbe se refiere?
Los hubo y los hay (a Dios gracias por iluminarnos con estos maestros) por
decenas.
Como no sé a quién se refiere, prefiero
decirle que consejo le da el profeta (es decir, la palabra intermediada de
Dios):
"Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya fruto, aunque falle el producto del olivo y los
campos no produzcan alimento, aunque se acaben las ovejas del redil y
no haya vacas en los establos; con todo, yo me alegraré en el Eterno
y me gozaré en el Elokim de mi salvación.
¡El Eterno, el Elokim, es mi fortaleza! Él hará mis pies como de
venados y me hará andar sobre las alturas."
(Jabakuk / Habacuc 3:17-19)
Que signficaría: aunque todo en el plano de
lo material aparente ser una debacle, hay que alegrarse en Dios y confiar
en que la salvación proviene de Él. ¿De qué vale la prosperidad en el
vacío del espíritu? ¿De qué aprovecha la riqueza si provee de
intrascendente pasar? Pero, ¡cuánto regocijo se encuentra en confiar en
que todos los caminos de Dios son justos! (Mishlei / Proberbios 3:5,6)
Aunque, no confiar y descansar, sino:
"Espera en el Eterno.
Esfuérzate, y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el Eterno!"
(Tehilim / Salmos 27:14)
Que traducido a la práctica: esperar en
Dios, ¡sí claro! Pero también "esfuérzate", que tu
corazón no desmaye en el empeño, sino que por el contrario labore por
duplicado mientras aguarda esperanzado en el Eterno. Cuando eso acontezca,
cuando su parte personal sea hecha, entonces puede esperar (doblemente) en
el Eterno con tranquilidad...
¿Se comprende?
Esperar plácidamente a que el milagro suceda, es de mentes
infantiles... de gente que no comprende cómo es que el milagro realmente
opera...
Esperar la ayuda divina y trabajar con ahínco en su consecución, es lo
que convierte a la espera en una realización, se dé o no lo esperado,
pues el verdadero triunfo radica en acatar la Voluntad y en esmerarse en
superar los obstáculos...
Si quiere un ejemplo del Tanaj, le sugiero que lea en II Melajim / II
Reyes 4:1-7.
Ahora, una vieja anécdota:
Fue el judío a pedir la bendición del rabino milagrero, pues su
economía era pavorosa, y no encontraba solución.
El gran rabino atendió la petición, impuso sus manos sobre la persona, y
le recomendó que aguardara la divina respuesta en cualquiera de estos
días por venir, mientras continuaba la vida cotidiana.
El emocionado peticionante se retiró con la esperanza y el gozo reflejado
en sus ojos.
Ojos, que al mes, cuando regresó, echaban llamas de indignación:
-¡Tú rabino, eres un farsante, y Dios una especie de engañador!
-Te pido que moderes tus palabras.
-¿Moderar? ¡Aún no he empezado!
-Dime, con tranquilidad te pido, cuál es tu problema.
-Hace un mes vine por la bendición para obtener holgura económica, y
tú, mentiroso estafador me la prometiste en nombre de Dios... y aquí
estoy, cada día viviendo en una peor miseria...
-Ah, ¿no cobraste tu sueldo?
-¿Sueldo? ¡Si no trabajo!
-¿Tu pensión?
-¡No me hagas enojar más! Yo no recibo dinero de ningún lado... si
nunca trabaje de modo constante...
-Bueno, ¿al menos compraste un billete de lotería?
-¡No! ¿Para qué gastar mis pocos dinerillos si tú me habías prometido
una fortuna inmediata?
-El dinero estaba a tu alcance, siempre estuvo allí esperando por ti,
pero, ¿cómo quieres que Dios te haga llegar lo que te había prometido
si no haces absolutamente nada de nada, ni siquiera mueves un dedo para
comprar un billete de lotería?
A las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y nos permita pronto construir
Shalom.
Yehuda Ribco
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