Shalom.
Gracias por su comunicación.
Agradezco mucho la molestia
que se toma al escribirnos, pero le ruego que se atenga a la regla que
tenemos en SerJudio.com, de un máximo de 50 palabras por misiva.
En un futuro no responderemos las cartas de mayor extensión.
Y ahora, antes de responder,
permítame sugerirle que no sea tan estricto en sus juicios, si no está
absolutamente seguro de sus acusaciones.
Pues, si me permite que se lo haga notar, ha acusado abiertamente a algunas
personas de "blasfemas", y eso es un pecado gravísimo. Y, lamentablemente su
acusación, como pronto veremos, no cuenta con fundamentos. Al menos no en la
misiva que usted nos ha enviado.
Hay que ser estricto y cuidadoso con lo que sale de su boca, cosa de no
incurrir en errores que luego no pueden ser reparados.
Le sugiero que de alguna repasada a los textos que tenemos en nuestra
sección de Cabalaterapia, allí
encontrará algunas razones para cuidar sus palabras.
Y, la "blasfemia" es un pecado exclusivamente contra Dios, no se blasfema
contra personas, en todo caso se "injuria", o "maldice", pero no "blasfema".
¿Dónde está el error en el
paralelo que usted cita?
Hay varias diferencias entre el relato en 2 Melajim / 2 Reyes 5, acerca de
Naamán y Elishá / Eliseo; y lo que ocurre con cursos de conversión en la
actualidad.
Pongamos algunas de ellas en una tabla, para mayor claridad.
Elishá y Naamán |
Curso de conversión |
Naamán
buscaba una cura a sus dolencias físicas |
El postulante
busca integrarse formalmente a la Familia de Israel |
Naamán vino
en nombre de una potencia dominante y peligrosa, apelando al rey de
Israel con soberbia |
El postulante
se presenta en persona, de modo humilde, y acatando las autoridades
judías constituidas |
Elishá era
profeta, pero fue consultado como vidente-curador (profesión a la
que se dedicaban muchos profetas verdaderos como modo de ganarse el pan,
y ayudar a otros) |
Los
encargados de impartir los cursos, generalmente trabajan en educación
judía, o en liderazgo comunitario, siendo eso su modo de manutención |
Elishá no
atendió personalmente a Naamán, envió emisario |
Los
encargados de impartir el curso, atienden personalmente a los
postulantes, orientándolos, guiándolos, educándolos |
Naamán
realizó un procedimiento terapéutico (espiritual-somático) de una vez, a
instancias de lo ordenado por el profeta |
El postulante
debe dedicar horas, días, meses y años al estudio, preparación,
experiencias, vivencias. En compañía, muchas veces, de aquellos que lo
conducen por el camino de la conversión |
Ocurrió para
Naamán un milagro, algo inusitado, que tenía una finalidad específica en
los planes divinos |
El converso,
ha transcurrido un proceso normal, humano, legislado, bastante
corriente, de aprendizaje, integración, vivencias, etc. |
A instancias
del poderoso momento que vivió, Naamán siente un súbito arrebato
emocional/pasional de reconocer al Eterno |
El converso
se integra a la Familia de Israel, para cumplir las mitzvot
-preceptos-, amar sentimental/racional/prácticamente al Pueblo, la
Tierra de Israel, y claro... a Dios |
Naamán desde
el inicio de su nueva creencia buscó excusas para continuar en
vínculos con la idolatría, aunque ofrendando a Dios |
El converso
debe abandonar radicalmente todo lo que lo aproxime a sus viejas
creencias y formas de vida |
Naamán quería
pagar (agradecer) por su cura, no por una supuesta
conversión al judaísmo, sino como retribución por el servicio médico |
El converso
sabe que ha usado tiempo y energías de personas que trabajan para
sustentarse, y que eso tiene un costo económico (o, ¿acaso usted
pretendería que médicos, hospitales, policía, jueces, ejército,
maestros, gobernantes, etc.; todos ellos trabajen gratis porque están
cumpliendo con funciones que Dios les ha trasmitido para que cumplan?) |
Elishá que
aceptaba regularmente pagos por sus trabajos en videncia y sanación,
como era costumbre entre los videntes (vea 1 Shemuel / I Samuel 9:7-9),
no aceptó en esta ocasión porque está prohibido tener beneficios
secundarios de un milagro |
El educador
del prosélito no tiene obligación de cobrar por su tiempo y servicios,
pero, nada hay que impida beneficiarse de su trabajo honrado, como o es
la educación judía |
Como puede ver, las diferencias son
notables entre el que ingresa a un curso para convertirse, que lo ocurrido
en el breve contacto entre Elishá y Naamán, muchas más que las
semejanzas. ¿Sobre qué bases partió usted para encontrar un paralelismo? Me
parece que no en muy firmes...
Como sea, para enseñar Torá no se debe cobrar, pero se debe pagar por el
tiempo de la persona que nos está enseñando, ¿o acaso no tiene necesidad de
comer, beber, vestir, morar, etc.?
Y por educar camino a la conversión, ¿por qué no cobrar?
Si no hay obligación del gentil para que se convierta al judaísmo, entonces
además de ayudarlo, ¿debe el buen guía judío morir de hambre para que el
gentil se saque las ganas de convertirse? (Espero que no se
malinterprete la frase anterior, por favor)
Supongo que si ha llegado hasta aquí en su
lectura, y ésta fue atenta y de corazón amplio, no temerá en pedir excusas
por haber ofendido (involuntariamente) a modestos servidores de Dios, que a
su modo (supongo) hacen lo mejor que pueden, y también tienen derecho de
alimentarse y alimentar a sus familias como retribución por sus esfuerzos.
Quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco
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