... Muy estimado Maestro. Es un
placer escribirle de nuevo, aunque esta vez debo confesar a usted que mi
pregunta es aún más importante que las otras. No es necesario agregar que
confío en usted porque ha usted conquistado mi confianza.
El caso es el siguiente:
Hace más de 8 años, yo tuve una relación con una mujer ... Esta relación no
estuvo al margen de una pasión verdadera y como resultado tuvímos una
hermosa hija de la cuál debo decirle, me siento profundamente enamorado y
orgulloso.
... A decir verdad, estimado Maestro, yo dejé de verla por los motivos
arriba citados y también porque no me sentía listo para enfrentar una
relación de pareja permanente, aunado esto al hecho de que sinceramente no
deseaba yo a G. (su nombre) como mi compañera de vida por diversos
motivos...
Después de 3 años y meses de no verla, me llamó por teléfono y me preguntó
si no deseaba conocer a nuestra hijita. Eso para mí fue una verdadera
sorpresa, y accedí a conocerla y además deseaba apoyarla economicamente.
Sin embargo, las cosas no resultaron bien, pues yo en mi afán de seguir
siendo joven, libre e irresponsable, volví a dejar la ciudad para probar
suerte en otras partes.
Después de casi 4 años y medio que estuve fuera, he vuelto a ver a mi hija,
su nombre es F.; y la amo con toda mi alma.
El día que la volví a ver, después de tanto tiempo de no verla, sentí como
si naciera de nuevo, y mi corazón sintió un profunda tristeza, pues no me
perdonaba yo mismo el hecho de haberla abandonado tanto tiempo. No obstante,
lo primero que le dije fue, que desde que supe que ella existía, no había
dejado de pensar en ella un sólo instante. Y era la verdad. Hubieron
impedimentos también sumados a que yo había dejado la ciudad y por eso no la
volví a ver.
Estos últimos 3 meses la niña se ha sentido más segura de sí misma, sus
calificaciones son extraordinarias y tiene un enorme deseo de aprender más
sobre la vida. Es un alma inquieta como la mía, Bendito sea D´s.
Sin embargo, las cosas no quedan aquí: G. no quizo que la niña creciera
solita y le "obsequió" (según cita ella misma) un hermanito...
El niño se llama M. y.. sabe Maestro...? cada vez que escucho su nombre
mencionar, siento como si se me quisiera salir el estómago: NO lo soporto.
No sé si es la sangre, pero me revienta tenerlo cerca.
A veces siento que G. me quiere meter a su hijo a fuerza de lo que sea, pero
hablé con ella y le declaré mi postura al respecto y le hize ver que:
1.- jamás volvería con ella.
2.- M. no es mi hijo ni puedo verlo como tal.
3.- Que no registraré con mis apellidos a su hijo.
Esto último lo menciono, porque ella no quería que yo registrara a mi hija
si no resgistraba al suyo también; posteriormente esta postura cambió por el
miedo a que le quite a la niña, pues ella es de extracto humilde y yo tengo
algo de poder económico.
Maestro... de verdad, no tengo la menor idea de qué hacer. Necesito su
orientación y consejo porque no quiero que esto afecte en las emociones de
mi hija, ni en las mías. Reconozco que el niño ninguna culpa tiene, pues es
un bebé (feo además) y que no es mi deber despreciarlo, pero tampoco
mantenerlo.
Por favor perdone mi visión sobre esto, necesito de su ayuda. Esa nenita es
lo más bello que me ha pasado en la vida, y no quiero dañarla, pero no sé
cuántas veces tendré que repetirle que M. no es mi hijo y que no tengo que
amarlo.
Mi hija me exige que lo quiera como mío, y siempre que le compro cosas a
ella quiere que le compre cosas a él.
Esto me pudre..!!
D´s me ayude.
Ayudeme usted también por favor.
En reserva
En reserva
(Desde hoy comenzamos a escribir el
nombre completo del remitente que no nos escribe el nombre de la ciudad y
país donde vive; en un par de semanas incluiremos el e-mail) |
Shalom.
Gracias por comunicarse, y por su confianza.
Espero poder darle una orientación justa y correcta, por el bien de todos
los implicados.
Pero, considero que lo que pregunta es muy difícil de responder, más a la
distancia. Bueno sería que pudiéramos tener contactos personales para poder
ir resolviendo este y otros aspectos.
He meditado sobre su situación, y le daré mi punto de vista, que no es ni
una directiva a seguir, ni siquiera un consejo, tan sólo la reflexión de un
modesto terapeuta y maestro.
Tenemos involucradas cuatro personas.
Usted. G., F. y M.
Y no debemos jamás olvidar que son esto: personas.
Pues, si los convertimos en objetos, o en entidades parciales (como mi "ex",
o "su hijo", o "el regalito", etc.), estamos desconociendo la inmensidad
depositada en cada ser humano, y las mutuas influencias que se producen.
Usted desea que exclusivamente su relación con su hija se fortalezca, y
crezca armoniosamente.
Y es enteramente comprensible, pues, ya no desea nada con la madre de ella;
y no tiene usted ninguna vinculación con el bebé.
Sin embargo, la madre existe, y sin dudas es una parte importante en la vida
de F.; pero además, según usted percibe, ella interfiere adrede.
Lo que me parece más prudente hacer respecto a ella, es tratarla con el
respeto y fría lejanía que se merece.
Respeto- que es el debido a toda persona digna.
Fría lejanía- pues los sentimientos que forman proyectos en conjunto no
tienen asidero en la realidad, y esto es lejanía. La frialdad debe advenir
voluntariamente, para que no surja bronca en el lugar de lo que una
vez fue pasión amorosa/erótica.
Si usted se comportara como dije, su hija experimentaría que su padre es una
persona de bien, justo, respetuoso, un verdadero hombre, un ejemplo personal
a seguir. Pero que no quiere a mamá como su pareja. Cosa, que quizás debería
explicitárselo a su hija, adecuando el mensaje a su nivel, y estableciendo
su posición sin actuar el rol de víctima, pero tampoco el de victimario. ¿Se
comprende?
En cuanto al bebé.
Aquí, a mi modo de entender, estaría el verdadero dilema.
Lo que a mí me parece, y consulté con una pediatra para corroborar algunas
dudas, es que el mejor camino es similar que con la madre.
Es decir, respeto y fría lejanía.
PERO...
Por estar F. reclamando que usted tenga una relación diferente con el bebé,
y por estar hablando de niños (propios o no, son nuestra responsabilidad que
crezcan derecho), ese respeto podría incluir muestras de "afecto".
Atención, afecto y no amor.
Cordialidad y no cariño.
Usted no tiene que actuar efusivamente, ni tratarlo como si fuera su hijo
(pues, como usted bien ha establecido, no lo es), ni mucho menos tiene usted
porqué aceptarlo como propio.
Pero tampoco destratarlo, o apartarlo como si tuviera lepra (o como
usted dijo, se le revuelve el estomago solo al oír su nombre)
Que le resultará duro... no lo dudo. Pero, verá como los actos repetidos lo
llevarán hacia acciones mucho más generosas/amplias de lo que usted hubiera
imaginado desde un inicio.
Ahora bien, ¿cuáles muestras de afecto hacia él?
No sé, usted verá cuales, pero manteniendo en claro las diferencias con su
hija, y que sean claras para todos, sin mantener en secreto la situación,
pero tampoco hablando sin propósito constructivo/armonioso.
No le pido ni amor, ni cariño, ni querer a M., ni a su madre, solo tratarlo
como a un niño, y el medio hermano de su hija. Por lo tanto, un ser
doblemente valioso, no tan sólo por ser humano, sino niño, ¡e integrante de
la constelación próxima de su tesoro/hija!
Pero, por ejemplo, si dada la ocasión ella pasa un fin de semana con usted
(por ejemplo), es el fin de semana de ELLA con usted, no del niño.
Aunque, muy distinto es si usted le compra golosinas/juguetes a su hija, ¿se
empobrecerá su bolsillo si le lleva algunas al crío?
¿Acaso la felicidad y equilibrio de su hija no valen una entrada extra al
circo?
¿Me comprende?
Bondad y justicia de su parte: sí.
Aceptar el yugo que no le corresponde: no.
Usted sabrá poner los límites,
cuando tome en consideración que todo bien que usted prodigue, son semillas
de bondad que en su momento darán frutos jugosos y buenos.
Si plantara semillas de negatividad, ¿qué esperaría cosechar?
Espero haber sido claro y de utilidad.
Como sea, quedo a sus órdenes y espero oír pronto sus comentarios y
consecuencias.
Un abrazo
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco
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