Shalom.
Gracias por comunicarse y por los elogios.
Quiera Dios que puedan seguir estudiando y compartiendo en familia, que me
parece un tesoro inmenso.
Usted dice: "Aarón no opone
ningún tipo de resistencia al pueblo", y veremos que esta aseveración
tan rotunda habría que, al menos, mitigarla. No es conveniente interpretar
desde blancos/negros, sino en gamas de grises, o multicolores, cosa que
intentaremos de hacer en las siguientes breves líneas.
En primer lugar, ¿cómo juzgar
a una persona en una situación en la cual nunca estuvimos ni estaremos?
Aarón era líder secundario de un pueblo que él no había escogido dirigir, en
un cargo que él no había pedido, en una situación que era completamente
novedosa (para todos, no sólo para él)
Por decisión divina, estaba al frente de un pueblo recién liberado de la
opresión física de Mitzraim, pero que continuaba encadenado a la idolatría
(falsedad, inmoralidad, materialismo) absorbido en décadas de humillante
servilismo.
Aarón no contaba con la preparación de Moshé en asuntos de gobierno, pues
aquel había sido criado como hebreo sumido en arduo trabajo, en tanto éste
creció como hijo del Palacio; y su temperamento no era el de su hermano más
joven.
El Pueblo se encontró, digamos de pronto, libre, y ahora, ¡sin guía! Pues
Moshé, aquel que había estado liderando, encabezando, dirigiendo, había
prometido volver, mas, parecía haber sido devorado por la cima de la
montaña, ni rastro había de él.
Y Aarón... ¿qué podía hacer Aarón?
No sé si recuerda un estudio que publicamos hace poco, en el cual
mencionamos que en nuestra Tradición mística Moshé representa las facultades
intelectuales, en tanto Aarón representa parte de la emotividad. Y allí
hicimos mención también a que sentimientos (aunque sean excelsos) sin el
compromiso y la dirección del intelecto, no es lo más aconsejable para el
crecimiento y la armonía.
Y Aarón, el señor de los sentimientos, el procurador de la paz, estaba
desorientado, pues su hermano no estaba, ni la Palabra junto a él.
Estando usted en Argentina quizás comprenda mucho mejor qué ocurre cuando
los que están como dirigentes no tienen idea de hacia donde dirigirse, ni
qué medidas tomar, cuando dejan que las circunstancias sean el polo de
atracción, cuando permiten que la emoción (lo que moviliza) los mueva, sin
ton ni son.
Así que, humanamente podemos comprender a un Aarón perplejo. De pronto
cargado con una responsabilidad que lo exceden, un cargo que no sabe
manejar, y una perspectivas que no tiene claras.
A esto sumemos que presenció como a su lado la turba de exaltados linchaban
a Jur (su
sobrino), que se había opuesto abiertamente a los pedidos extraviados de
la muchedumbre nerviosa (según Ibn Ezra a Shemot/Éxodo 32:1)
¿Tenemos el derecho para lisa y llanamente acusar a Aarón de no oponerse a
los que se amotinaron?
Hasta aquí tenemos a un Aarón perplejo y temeroso, que quizás no sean
pretextos para lo que se supone que hizo, pero para mí sirven como
atenuantes.
Sin embargo, tanto del texto
de la Torá, como de las palabras de muchos de los grandes exegetas, Aarón se
opuso, si bien no abiertamente, subrepticiamente, Y si no consiguió
rectificar a los extraviados del Pueblo, al menos intentó minimizar los
daños colaterales.
¿Dónde encontramos la oposición encubierta de Aarón, o su intento de desvío?
Atienda estas palabras:
"Aarón les respondió:
--Quitad los aretes de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de
vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos." (Shemot / Éxodo
32:2)
Lo primero que pidió Aarón fue
eso, el oro de esposas e hijo/as.
Y este pedido, es una clara oposición.
¿Entiende porqué?
Supongo que es simple de comprender. No sé si usted está casada, pero,
supongamos que sí. Y supongamos que dentro de un rato llega su marido y le
dice que le dé a él todas sus joyas (que ojalá tenga) porque él desea
invertir en alguna empresa fundida o estrafalaria. Usted que (como mujer) es
un tanto más lista que su marido, sabe que ese deseo es un disparate, una
pérdida total, ¿le daría graciosamente su oro? ¿Cuántos problemas
comenzarían o crecerían en el forcejeo por el destino de su oro? Y, sigo
suponiendo, finalmente la vencedora sería usted (ya sabe, el marido siempre
tiene la última palabra: "si querida")
Entonces su marido corre a sus hijos y les pide a ellos.
Los niños, como suele ocurrir atentos a sus cosas, ya tenían destinado el
oro a comprarse el nuevo CD de no-sé-quién, o querían lucir la joya ante el
muchacho tal, o, mil y una excusa que se oponen al deseo de su marido.
En definitiva, las fantasías de su marido, ¿tendrían un rápido trámite si
depende del oro de su familia?
Aarón que, como mencionamos, percibía claramente lo relativo a los
sentimientos, utilizó esta arma de distracción y dilación.
Y nuestros Sabios comentan que las mujeres israelitas estaban en este asunto
absolutamente en contra de los deseos de los varones, cosa que es elogiada
desde hace milenios.
Lamentablemente Aarón no tenía un Congreso o un Parlamento para atrasar los
trámites, así que el oro se juntó, a pesar de sus esfuerzos en contra.
Entonces intentó una nueva dilatoria:
"Al ver esto, Aarón
edificó un altar delante del becerro y pregonó diciendo: --¡Mañana habrá
fiesta para Hashem!"
(Shemot / Éxodo 32:5)
Mañana sería la fiesta, no
hoy.
Quizás en el día transcurrido a transcurrir apareciera Moshé, o alguna señal
del Eterno.
Mañana, ahora no.
Además, note que él
explícitamente menciona que la celebración será en honor al Eterno, y no al
becerro dorado.
Es decir, ya que estamos en error, al menos reduzcamos los daños, esa
parecía ser su premisa.
No es bueno, ni ideal, ni lo preferible, pero, ante la situación, al parecer
Aarón no encontró mejor salida.
Como moraleja: si nos dejamos llevar exclusivamente por nuestros buenos
sentimientos y no por el intelecto y el deber, solemos degenerar en
perjuicios gravísimos.
El entendedor, entiende.
Y ahora, seamos un poco
observadores.
¿Por qué un becerro?
¿Por qué de oro y no de plata?
Las respuestas son variadas, por ejemplo, becerro por el dios Apis de
Egipto, que era una de las cuatro deidades predominantes en aquella época. Y
de oro, por ser el metal más precioso.
Y esta respuesta puede resultar aceptable.
Sin embargo, detrás del desvío de Aarón, podemos distinguir el genio de un
desesperado.
Permítame que le explique.
En la visión del trono de Dios que tuvo Iejezkel/Ezequiel (capítulo 1), pudo
distinguir que había cuatro rostros, el de la izquierda era de toro
(el papá del becerro)
Según nuestra Tradición (Cabalá), el lado
izquierdo corresponde a la restricción, y el color dorado representa a la
sefirá de Din/Guevurá (Rigor), de estos datos desprenden nuestros sabios
maestros que Aarón estaba dando un mensaje a los que quisieran entenderlo,
algo así como: ustedes están provocando la ira de Dios.
El entendedor, lo captaría.
Y, por si fuera poco, ni los
extraviados del Pueblo, ni Aarón estaban deseando adorar un ídolo, sino
suplir la guía de Moshé.
Atienda por favor:
"Al ver el pueblo que
Moshé [Moisés] tardaba en descender del monte, ellos se congregaron ante
Aarón y le dijeron: --Levántate, haz para nosotros dirigentes que vayan
delante de nosotros; porque a este Moshé [Moisés], el hombre que nos hizo
subir de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido...
Él los recibió de sus manos e hizo un becerro de fundición, modelado a
buril. Entonces dijeron: --¡Israel, éste es tu dirigente que te elevó de
la tierra de Egipto!"
(Shemot / Éxodo 32:1,4)
(Debe tener presente una
traducción erudita/judía o el texto original, en las traducciones cristianas
por lo general estos párrafos incurren en groseros errores, por decir
algo, conceptuales)
Los tumultuosos querían una guía, un dirigente, tal como lo era Moshé que
los hizo subir de Egipto. Ellos no dijeron que los sacó, pues sabían que Ese
fue Dios, y no otro. Querían pues un líder, algo visible, un representante
de Aquel que no veían. Y ellos presumían, casi correctamente, que el
liderazgo de Moshé estaba basado en una incorporación de espíritu
profético en él. Por lo que, no eran tan estúpidos de llegar a creer que sus
aretes de oro de ayer, era el dios de hoy, y que hacía un par de meses los
había rescatado de Mitzraim. Quizás eran primitivos, de duro entendimiento,
rebeldes... pero no estúpidos...
Y supusieron que el espíritu profético se introduciría ahora en la estatua.
Por eso podían considerar a la estatua como el que los hizo elevar de
Egipto, pues, no era la estatua, sino el espíritu en ella.
Entonces, sabiendo esto, releamos los dos versículos trascritos... ¿ya lo
hizo? ¿Ahora le halla sentido? Yo sí se lo veo, cosa que no ocurre si
supongo que se hicieron dioses y les atribuyeron la virtud de
haberlos liberado cuando aún eran aretes en posesión de sus amos...
Pero, ¿esto los libera del pecado de idolatría?
No. Anteponer algo en lugar de Dios, aunque sea como su representante, es
idolatría.
Pero, como supongo que habrá comprendido el ánimo de los rebeldes no era
alejarse de Dios, sino reemplazar al desaparecido (para ellos) Moshé. ¡Son
cosas bien distintas!
Ahora, un punto a favor del sacerdote. Él comprendió hacia dónde se dirigían
los corazones de los agitados, por lo que expresó que la celebración sería
en honor a Dios, que le levantarían un altar a Él, en lugar de que ellos
erigieran altares a ídolos. Como puede ver, él trataba de salvarlos a pesar
de ellos mismos...
Y note algo, el pecado se consuma cuando los rebeldes comienzan sus orgías
desenfrenadas e idolátricas, no antes. Es decir, no fue Aarón el que los
llevó o impulsó, sino que actuó como un instrumento. Esto lo aprendemos
porque Dios ordena a Moshé que baje recién cuando el jolgorio idolátrico
arreció, y no cuando Aarón hizo la fundición de oro. Mi apreciada lectora,
los detalles que parecen irrelevantes suelen ser las claves para lo oculto
en lo manifiesto...
Una última aclaración por
ahora. Se habrá dado cuenta que no achaco la culpa al Pueblo en general,
sino a un grupo de porfiados, pues, de los tres millones de personas que
componía el Pueblo, al final resulta que los que pecaron era unos cuatro
mil... nada más.
Usted pregunta: ¿Por qué Dios
no castiga a Aarón de inmediato, como lo hizo con sus hijos más adelante
(Vaikrá/Levítico 10) cuando ofrendaron lo que no había sido estipulado?
Y mi primera respuesta es: yo no sé las razones de Dios, sólo lo poco que he
aprendido, razonado, y ha sido revelado.
Pero, consideremos algo.
Los motivos, finalidades, y modos en ambas ocasiones son bastante diferentes
como para querer saber por regla de tres un castigo para Aarón.
Además, suponer que Dios opera siguiendo la ecuación causa-efecto, es
bastante simplista.
El que peca no recibe automáticamente su retribución (atienda que no digo
castigo), pues de ser así pasaría al menos dos cosas espantosas:
-
Se coarta la posibilidad del
libre albedrío
-
Se impide la posibilidad de
la teshuvá -el retorno a la esencia del Bien-.
Si los hijos de Aarón
murieron, quizás lo podamos pensar más como la lógica consecuencia de un
acto directamente causado por ellos, más que como una consecuencia/castigo
impuesto por Dios. Un ejemplo: si alguien consume cocaína y es advertido
acerca de lo lamentable de esa actitud, luego puede suceder (al menos) dos
acontecimientos:
-
Ser atrapado por la policía,
y que probablemente reciba el juicio y castigo estipulado por la
legislación.
-
O, morir por sobredosis.
Los hijos de Aarón, ¿se
acercan a la posibilidad 1 o a la 2?
¿Comprende a lo que apunto con esto?
Aarón, para volver a quedar
apto para servir como Sumo Sacerdote debió expiar su culpa por sus
equivocaciones en esta oportunidad, es por eso que la Torá le ordenó:
"Y dijo a Aarón: ''Toma
para el sacrificio por el pecado un becerro del ganado, y para el
holocausto, un carnero sin defecto; y ofrécelos delante de Hashem."
(Vaikrá / Levítico 9:2)
Tome nota, le fue requerido un
sacrificio por pecado.
¿Cuál pecado?
Éste que estamos estudiando.
¿Y qué debía ofrendar?
¡Un becerro!
¿Delante de quién?
¡De Dios, y no de otro!
Como comprenderá, es la expiación por su pecado, acción por acción, medida
por medida.
Y si no nos agrada que Dios esté dispuesto a perdonarnos... eso no quita que
Él está deseoso por nuestro alejamiento del pecado, y aproximarnos a
Él...
El tema de los hijos de Leví
como ejecutores de la pena.
Primero, una corrección: no es Dios el que manda a los de la tribu de Leví a
ejecutar a los pecadores, sino que espontáneamente se suman al llamado de
Moshé.
¿Por qué ellos?
Le daré, hoy, dos respuestas:
-
Fueron los que no pecaron en
este asunto.
-
Eran los familiares de Moshé
y Aarón, y en lugar de oponerse a los rebeldes y combatir en Nombre de
Dios, permanecieron quietos, o al menos nosotros no tenemos noticias de
ellos. Pues bien, ahora deben actuar, aunque sea tarde.
Al parecer unos años más tarde
alguno de los descendientes de esta tribu aprendió la lección, pues ante una
situación de degradación idolátrica que cundió en el Campamento, éste tomó
rápida acción para que el mal no se propagara. Recuerde a Pinjás/Fineas
(Bemidbar/Números 24 y 25), y sabrá de qué le estoy hablando.
¿Por qué Dios no castiga
personalmente a los pecadores en este caso?
Porque la ofensa fue tan grave que Dios hubiera arraso con casi todos los
del Pueblo.
¿Sabe por qué? ¿Y por qué no nos contradecimos con lo anterior que dijimos
que sólo una fracción del Pueblo la pecadora?
Pues, porque Dios juzga las intenciones del corazón, que para Su Sabiduría
son claras como las acciones. En tanto que las personas sólo juzgamos los
actos.
Si Dios hubiera dejado actuar Su faz de Rigor, unos pocos hubieran
sobrevivido.
Fue por esta razón que Moshé Le imploró para que sea el rigor de Moshé el
que juzgara entre los Hijos de Israel.
Por último, el tema de la
rotura de las Lujot HaBerit -Tablas del Pacto- por parte de Moshé.
Las razones que se dieron para ese acto son varias, escoja usted:
-
Se le resbalaron al perder
por un momento el aliento, por la sorpresa desagradable ante sus ojos.
-
Las arrojó porque no
consideraba que el Pueblo estaba apto para recibir tal precioso tesoro, y
mejor destruido que mancillado.
-
Dice el midrash que
las letras cinceladas volaron de la piedra, haciéndola sumamente pesada
(pues las letras la alivianaban), y no tuvo el anciano Moshé fuerzas como
para sostenerla.
Para concluir, un bello
pensamiento.
¿Sabe por qué el Decálogo fue esculpido en piedra y no escrito con tinta?
Porque la tinta es un añadido a otro objeto (papel, pergamino, etc.)
En tanto que las letras cinceladas en la piedra hacen brotar de ésta lo que
tiene oculto por algunos excesos.
La moraleja: tenemos mucha Torá dentro de nuestra alma, es cuestión de
limpiarla de lo que la hace parecer una roca, y dejar que reluzca como Tabla
de Pacto Eterno.
Bien, espero haber respondido
para su provecho, y si le quedan dudas, quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco
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