Buenos días, me llamo Katalina G., soy de
Chile, tengo 20 años . Escribo particularmente, porque pese a que no soy
judia, hace años escuche una historia del Talmud que me gustaria mucho poder
volver a oir porque quisiera poder contarsela apropiadamente a una amiga mia
muy querida que siento que la necesita.
Se que debe ser complicado porque no recuerdo el nombre de la historia. Pero
recuerdo que se trataba de una familia muy pobre que vivía miseramente con
lo que una vaca, que era todo su patrimonio les proporcionaba, un maestro
que se alojó en la casa de esta familia con su estudiante lanza la vaca a un
barranco, y le dice al joven que estaba muy consternado por la acción, que
espere... al final la familia sale de la pobreza gracias a que tuvo que
buscar mas allá de lo que la vaca les daba.
Espero que pueda con estas escasas ideas identificar la historia porque no
puedo recordar más, hablo inglés además de español, por si prefiere
mandármela en ese idioma. MUCHAS GRACIAS
Katalina G.
Chile
(Incluiremos el e-mail del remitente que
no nos escribe su nombre completo, el nombre de la ciudad y país donde vive) |
Shalom.
Gracias por participar.
Creo que la historia es la que le resumiré más
adelante, no es del Talmud precisamente, sino del libro de narraciones del
rabino Nissim Gaón, y que se la considera como un midrash -narración
alegórica-, y como tal debe ser comprendida.
Se la resumiré (y versionaré), pues en hebreo (como la tengo frente a mí en
este momento), son casi 15 hojas, lo que traducido representarían unas 28-30
hojas.
El sabio rabí Iehoshua ben Leví era un gran
sabio, y pasó muchos años filosofando sin hallar solución aceptable a esta
interrogante: ¿Por qué al malvado le sonríe la vida, y al justo le ocurren
desgracias?
Ya anciano y desesperado por no encontrar respuesta, ora cada día
fervientemente a Dios pidiendo que Él le dé una pista.
En cierta oportunidad, su oración fue interrumpida por un anciano.
Éste se presentó como el profeta Eliahu y le pidió que lo acompañara en su
viaje por las comarcas, así aprendería quizás lo que tanto le carcomía,
pero, tenía prohibido preguntar nada hasta que no finalizaran la travesía.
El sabio aceptó la propuesta y anduvo junto al profeta un tiempo.
Llegaron primero a la casa de un pobre hombre, que su familia se mantenía
con lo producido por la única vaca de su propiedad.
Este pobre hombre los recibió como reyes, con lo poco que tenía.
A la mañana siguiente, tras partir, Eliahu reza brevemente: "Dios, haz que
muera su vaca, te lo imploro" Y la vaca se desplomó de inmediato.
El rabino intrigado y ofendido quiso preguntar al profeta, pero recordando
su promesa de guardar silencio, se abstuvo.
Al día siguiente, llegaron a casa de un rico, quien los recibió con los
brazos abiertos, pero vacíos. Así mientras el rico hombre comía como un rey,
ellos se servían un trozo de pan viejo, unos tragos de agua, y una pizquita
de sal. El avaro puso como excusa para este trato, que una pared de su hogar
estaba derruida y debía ahorrar para reconstruirla esa misma semana.
A la mañana siguiente, el profeta reza: "Dios, te ruego que hagas que la
pared se reconstruya", y la pared que ayer era ruinas, hoy era como una
fortaleza.
El rabino, ardía en cólera contra el profeta, pero, aunque airado, guardó
silencio.
Arribaron a una fastuosa sinagoga, tapizada y recama con los más finos
materiales. Iban a ingresar, pero un portero los detuvo en la puerta. Ellos
explicaron que estaban de paso y querían rezar, y quizás que algún orante
del interior los convidara a pasar la cena y la noche en alguna casa. El
portero entró a consultar, y volvió con la seca respuesta: "Los socios de
esta sinagoga no aceptan pordioseros".
Eliahu al apartarse, rezó: "Dios, por favor, haz que todos allí sean líderes
y no seguidores."
Y el rabino ya estaba pensando que Eliahu era un profeta que había
enloquecido.
Fueron a la sinagoga de la otra cuadra, muy humilde pero digna. Ingresaron,
fueron recibidos como la Tradición manda, y agasajados como huéspedes de
importancia, aunque nadie sabia quienes eran o qué buscaban.
Los orantes se pelearon por ver quien era el afortunado en tenerlos como
invitados esa noche.
Finalmente, a la mañana siguiente Elihau rezó: "Dios, te pido que a estas
personas les des un único líder, y que todos sean seguidores".
El rabino ya cansado de las injusticias evidentes del profeta, se rebeló y
le interrogó: "¿Esa es la justicia que un enviado del Eterno debe pregonar y
demostrar? ¡Haz dado males a los justos, y bendiciones a los perversos!
¿Acaso no hay justicia en el mundo?"
Y el profeta respondió:
"La vaca del hombre pobre, estaba enferma y su leche envenenada, al rezar
por que muriera, salvé de la muerte a varios, especialmente al hijo del
hombre pobre. Por un tiempo la familia sufrirá terriblemente por la pobreza,
¿pero no es mejor eso a que mueran inocentes? Además, este hijo que se ha
salvado, en poco tiempo dará prosperidad a su familia, y te aseguro que de
tanta abundancia casi que no recordarán la muerte de esta vaca.
Bajo la pared derruida en casa del avaro había un inmenso tesoro. Cuando el
avaro fuera a repararla por sí mismo, para ahorrar el dinero de los peones,
lo hubiera hallado, y sería innumerable veces más rico que ahora. Al
reconstruirse la pared, el tesoro permanecerá en secreto, como hasta ahora.
Y te aseguro que en poco tiempo el rico será despojado de su riqueza actual,
de su casa incluso, y el pan viejo será su comida cotidiana.
En la sinagoga de los vanidosos y orgullosos reinará siempre la discordia,
pues todos querrán mandar y nadie obedecer, ni aliarse. Así no hay grupo que
pueda sobrevivir.
En tanto que la sinagoga de los justos, reconocerán que el liderazgo es
correcto en manos de un líder idóneo, y lo seguirán con corrección y
armonía.
Debes saber, los caminos del Eterno son ocultos, y no siempre lo que vemos
es lo real."
Espero que esta sea la historia que usted
buscaba (pueda haber algunas variaciones o versiones similares), y que le
sea de utilidad para apoyar a su amiga y en su propia vida.
Sus
comentarios son bienvenidos, y recuerden que quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir
Shalom
Yehuda Ribco
|