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  Lic. Prof. Yehuda Ribco // Shevat 26, 5764 - 17/2/04

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Parashá  >> Shemot / Éxodo

      Mishpatim >  Shemot  21:1 - 24:18

Shabbat: Shevat 29 // 5764, 21/2/04 - Shabbat Shekalim - Majar Jodesh

Comentario de la Parashá - Mishpatim:
Para alcanzar la Tierra Prometida

(Esta semana corresponde leer la parashá llamada Mishpatim ("Sentencias") que es la sexta del segundo tomo de la Torá, el sefer Shemot, conocido en español como "Éxodo").

La Tierra Prometida es en donde los Hijos de Israel podrán ejercer la libertad integral, tanto material como espiritual.
Es el asentamiento en la Tierra Prometida el objetivo que tenía la Salida de Egipto, pues ésta sin aquella, es una anécdota vacía.
Así pues, el establecimiento de la Tierra Prometida no es un detalle menor, sino un acontecimiento de trascendental importancia para la historia de la nación de Dios.

En consonancia con esta importancia, es que en esta parashá (en el capítulo 23 de Shemot / Éxodo) encontramos que el Eterno promete a los Hijos de Israel que sin dudas alcanzarán la Tierra Prometida, el lugar en el cual podrán desarrollar efectivamente todas sus potencialidades.
Y esta consecución será mediante la estrecha colaboración entre Dios e Israel (Shemot / Éxodo 23:31), pues, tal como suele acontecer: el milagro suele ser un hecho extraordinario que señala la presencia e intervención de Dios, a través de una acción humana.

Sin embargo, debemos tener bien presente un aspecto fundamental.
Cuando el Todopoderoso anuncia que Él se hará cargo de conducir y asentar con seguridad a los israelitas, no está prometiendo que dará una dádiva, una limosna que se desprende de Su infinita mano generosa.
El verdadero planteo que hace el Eterno, es el de una alianza, en la cual cada parte aliada se compromete a hacer alguna cosa.
Prestemos atención:

"Si en verdad escuchas su voz (la del enviado del Eterno, en el momento del Éxodo fue Moshé, más adelante fueron los profetas y el Sanedrín)
y haces todo lo que Yo
(el Eterno) te diga,
seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios.
"
(Shemot / Éxodo 23:22)

La alianza que está ofreciendo el Eterno a Israel es bastante simple,
    Él se compromete a cuidar y defender a Israel;
          en tanto que Israel ha de comprometerse a cumplir con el mayor de los empeños           todos los mandamientos que Él ordena,
          además de acatar fielmente los dictámenes de los líderes reconocidos de la nación.

Tal como fue prometido y acordado,
fue cumplido y realizado.

Ahora bien,
debemos tener conciencia de un hecho más, que es enseñado en nuestra Tradición,
y que sirve como guía esencial para el trabajo en Cabalaterpia.
Podemos reconocer que la Historia de la Salida de Egipto, el Éxodo, la Entrega de la Torá, y el asentamiento en la Tierra Prometida, es una especie de compendio para que el individuo alcance su propia Tierra Prometida.
A saber,
la Salida de Egipto representa el primer momento de crisis, en el cual se rompe con los viejos esquemas, con los modos de vida que llevan a vivir en un permanente estado de angustia, confusión y esclavitud fatal.
El Éxodo en sí mismo, con la larga peregrinación plena de altibajos, es un símbolo del duro proceso por liberarse y crecer, para poder alcanzar finalmente la Tierra de Promisión personal, que es vivir a la Luz del Eterno, en armonía y con energía vital plena.

La plenitud está al alcance de la persona,
de cada persona,
solamente hay que tener la fortaleza como para comprometerse seriamente
con el Eterno y con lo mejor que hay en uno mismo,
y luego ponerse a trabajar con ahínco.

¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!

Moré Yehuda Ribco


Notas:

Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ y AQUÍ.

Relato

El joven príncipe, movido por celos y una franca estupidez, no dejaba de aborrecer a su digno y noble padre, el "buen rey".
Era tanto su desesperado odio que un día ideó un estupendo plan para dañar a su detestado padre, y hasta quizás poder eliminarlo por completo.
El plan, en su tonta sencillez, parecía práctico: el príncipe haría un gran túnel debajo del palacio del rey, un agujero que fuera tan grande como para socavar los cimientos y hacer caer las gruesas paredes y pesados techos sobre la real testa.
Y así planteado, día tras día el perezoso príncipe con denodado esfuerzo y desvelado trabajo, hundía sus manos en las profundidades terrosas del palacio, para ir mermando estabilidad a la casa del rey.
Día tras día, mes tras mes, año tras año iba perdiendo su tiempo de vida en ir fabricando la caverna asesina.
Un día, el bondadoso rey, deseoso de favorecer al pusilánime de su primogénito, lo convocó ante su trono, y le anunció que en pocos días él abdicaría para dejar el reino en manos del príncipe.
El joven quedó pasmado con la noticia. No podía creer lo que estaba oyendo, ni la suerte que le estaba sonriendo en ese momento: ¡al fin se desharía de su padre y podría ocupar él el merecido lugar de privilegio que creía que le correspondía!
Llegado el día anunciado, el rey se retiró y marchó a vivir a una lejana provincia; quedando como rey el antaño príncipe.
Con huecas algarabía y pedantería dirigía los rumbos de su nación, sentado sobre el imponente trono que fuera de su padre, rodeado por los pesados techos y gruesas paredes del palacio real... despreocupadamente apoyado sobre el espantoso túnel sediento de sangre que él se había encargado de abrir y preparar.... y que quién sabe cuándo sus víctimas reclamaría...

 

 

Preguntas y datos para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
     

  • ¿Sabe usted cuál es el túnel que usted ha abierto bajo sus pies al querer dañar a otra persona?
     

  • El inspirado salmista enseñó que: "He aquí que gesta maldad, concibe afanes y da a luz mentira. Cava un pozo y lo ahonda; pero en la fosa que hace caerá. Su afán se volverá contra su propia cabeza; y la violencia que ha practicado recaerá sobre su coronilla.
    Pero yo alabaré al Eterno por Su justicia, y cantaré al Nombre del Eterno el Altísimo.
    " (Tehilim / Salmos 7:15-18).
    ¿Cuáles son los pozos que cavan los malvados de acuerdo a estos versículos?
    ¿Cuál debiera ser la conducta y actitud del fiel al Eterno?
     

  • El proverbista, con respecto al que sufre de dependencia al alcohol proclamó: "Dirás: 'Me golpearon, pero no me dolió; me azotaron, pero no lo sentí. Cuando me despierte, lo volveré a buscar.'" (Mishlei / Proverbios 23:35).
    De acuerdo a esta enseñanza verdadera, ¿en qué se asemeja un adicto al alcohol o a las drogas con uno fanatizado por la idolatría?
    ¿Conoce usted personas adictas a la idolatría que están perfectamente ilustradas por las palabras del proverbista?
     

 

De la Parashá Mishpatim

 

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