Lic. Prof. Yehuda Ribco |
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Tetzavé> Shemot 27:20- 30:10 |
Shabbat: 1 Adar 10, 5765, 19/2/05
Comentario de la Parashá Tetzavé Cada uno de como los utensilios del Santuario, así como cada una de las vestimentas de oficio de los cohanim -sacerdotes- tenían su simbolismo, así como su correlato e influencia espiritual. Al respecto de una de las prendas del cohén, la Torá expresa en nuestra parashá:
El turbante sobre la cabeza del cohén
-sacerdote- servía, entre otras cosas, para recordar que es obligación
personal el reparar los daños que hemos ocasionado por el pecado de la
arrogancia y del engreimiento. Pues, existe el orgullo bueno, y también es
simbolizado en el turbante. Si parafraseamos al gran rabino Avraham Shmuel Biniamín Sofer, mejor conocido como "Ktav Sofer", podemos comentar que la frase "consagrado al Eterno" que relucía sobre el turbante hace referencia a que el orgullo de estar consagrado por entero al Eterno es el único orgullo que "se nos puede subir a la cabeza". La arrogancia es una característica que
conspira contra el propio desarrollo de la personalidad, y causa muchas
dificultades en el relacionamiento con el prójimo, y peor, causa
inconvenientes a la hora de conocernos a nosotros mismos. Así pues, Pero, una de las más bellas coronas sin dudas es: "consagrado al Eterno". ¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj! Moré Yehuda Ribco
-Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ. |
Relatos, anécdotas y enseñanzas El Ktav Sofer, Gran Rabino de Pressburg en Hungría, una vez fue a una conferencia con otros muchos rabinos líderes comunitarios. En la asamblea, el Ktav Sofer mostró a los rabinos una moneda, herencia de sus ancestros, y que se remontaba hasta el período del Segundo Templo. La moneda fue pasada de una mano a la otra, para que cada rabino la pudiera sentir un rato. Al final de la conferencia, el Ktav Sofer pidió que la moneda le fuera devuelta, pero ninguno de los rabinos dijo tenerla. Atendiendo que solamente los rabinos presentes tuvieron contacto con la moneda, les fue pedido a cada uno que revisara sus bolsillos y que se fijaran por la sala. Cuando la moneda no apareció, el grupo reacio aceptó que uno revisará los bolsillos del otro y sus pertenencias. Uno de los rabinos más ancianos se paró y objetó la medida. Dijo "Todos somos hombres honorables, ¿por qué debemos aceptar una búsqueda tan acusadora como humillante? Yo propongo que busquemos mejor entre los alfombrados, o quizás debajo de ellos." Como la moneda tampoco apareció, el anciano rabino pidió a cada uno que buscaran nuevamente en sus bolsillos particulares. Pero tampoco apareció. Los rabinos entonces razonaron con el anciano: "Mira, es vergonzoso para todos nosotros reconocer que definitivamente uno de nosotros tiene la moneda. Las circunstancias no dan otra posibilidad. Nosotros, por tanto, no tenemos otra alternativa más que buscar uno en el bolsillo del otro y quizás encontrarla así. La moneda por derecho pertenece al Ktav Sofer y aquel que la haya robado debe devolvérsela." El anciano rabino se sonrojó y tembló, se paró nuevamente y en una súplica desesperada pidió a sus colegas no continuar con la búsqueda. Dijo: "No tenemos derecho para culpar o acusar a nadie, cuando cada uno insiste que no tiene la moneda. Yo sugiero que hagamos una última búsqueda por el salón y que levantemos totalmente las alfombras para encontrar esa moneda." Los rabinos hicieron eso. Cuando la alfombra fue totalmente levantada, encontraron que la moneda estaba allí. Los rabinos estaban impresionados con su anciano colega y maravillados por cómo él supo que ninguno en la sala tenía la moneda, y por qué se oponía con tanta vehemencia a una búsqueda personal. El anciano rabino permaneció sentado por un minuto y entonces sacó de su bolsillo una moneda idéntica a la que había estado perdida. El rabino explicó: "Yo también heredé de mi familia una moneda de época del Templo, ¿quién de ustedes hubiera creído mi historia antes de que la moneda fuera hallada en medio de la sala?"
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Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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De la Parashá Tetzavé
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©2005
Yehuda Ribco,
Montevideo, Uruguay.
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