Shabbat: Iyar 12, 5765; 21/5/05
Comentario de la Parashá
Behar
Respeto
interno por el otro
Hemos hablado, en nuestros comentarios
semanales respecto de la parashá, muchas veces acerca de la autoestima,
porque creemos que es una piedra angular para la constitución armónica y
equilibrada de la persona y de la sociedad.
Sabemos que la finalidad primaria de la Torá no es proveer de una fórmula
para fortalecer nuestra percepción propia, nuestra auto-imagen; sino que la
Torá procura en primer término que reconozcamos la autoridad del Eterno,
para que de ese modo acatemos con mayor prestancia y solvencia Sus
mandamientos.
Empero, cuando mayor es la autoestima saludable, con más perfección se
cumple con los divinos Deseos.
Y en un ciclo de crecimiento, cuanto más correcto es el cumplimiento de los
preceptos, más crece la autoestima.
En esta parashá encontramos varios temas que
nos permiten ahondar en la materia, y hasta des-cubrir aspectos que podrían
haber pasado desapercibidos.
Prestemos atención a esta prescripción, que
parece totalmente fuera de época y uso:
"Si tu hermano se
empobrece estando contigo, y se vende a ti, tú no le harás servir como
esclavo."
(Vaikrá / Levítico 25:39)
En la lectura habitual del poco sagaz, nos
quedaríamos con la idea que esta frase es propia de la antiquísima vida en
el Medio Oriente, en donde aún eran sometidas las personas como esclavas a
causa de deudas económicas.
Es que el mandamiento es bastante explícito al respecto, ¿no?
Sin embargo, el fondo del mandamiento es este:
no trates a tu prójimo como si su vida
careciera de sentido, como si él fuera un accidente del Cosmos.
Reconoce en él a un hijo del Eterno, y ayúdale a desarrollar sus mejores
potencialidades.
¿De dónde sabemos que éste sería el sentido
esencial del mandamiento?
Para entenderlo, preguntémonos: ¿Por qué la Torá debía prohibir que al
esclavo no lo hagamos trabajar en labores sin sentido ni utilidad real?
¿Acaso un esclavo no está al servicio de su amo? ¿Acaso el amo no puede
mandarle a realizar cualquier actividad, por falta de sentido que sea?
Y la respuesta surge por sí misma: la Torá espera que nosotros podamos tener
un respeto interno por la dignidad del prójimo, incluso por aquel que está
en el escalafón más bajo de la sociedad, puesto que todos, desde el
dignatario hasta el misérrimo esclavo, todos somos criaturas del Eterno, a
Su imagen y semejanza creados.
Un ser humano, sin importar su estado social, mantiene vigente su chispa de
divinidad, y por tanto, es su deber desplegar su espiritualidad, alimentar
su plano espiritual como corresponde, para que de esa manera alcance su
máximo nivel en Este Mundo, y en el Venidero.
Así pues, no tenemos la potestad de hacer que
el otro (aquel que depende de nosotros) tenga una vida carente de sentido,
ni de fomentarle su necedad. Es nuestra obligación repudiar y rechazar todo
tipo de idolatría, también aquella que hace de la vanidad y el sinsentido
una manera de vida.
¿Cómo podemos vincular esto con la autoestima?
El que tiene una autoestima endeble generalmente tiende a desmerecer al
prójimo, a destratarlo, a restarle valor y sentido a sus cosas.
No estamos hablando del que se opone a las ideas del otro, o a la conducta
del otro,
no, estamos hablando de aquel que su intento está en rebajar al otro,
quitarle valor como persona, desacreditarlo como hijo del Eterno1.
Una persona que aprende (a pesar de sus sentimientos) a valorar y valorizar
los aspectos positivos del otro, sean aquellos aspectos reales o solamente
los potenciales, está aprendiendo también a valorarse a sí mismo.
Es decir, aquel que tiene la predilección de someter al prójimo, de tratarlo
como a esclavo, de ningunearlo, en el fondo, es a sí mismo a quien
desprecia2.
Pero el que es capaz de hallar sinceramente lo
positivo, lo valioso, hasta en aquel que socialmente pareciera carecer de
valor, sin dudas que es una persona que no se desvaloriza, ni se falta a sí
mismo el respeto.
Recordemos que solamente aquel que respeta/honra al prójimo, es el que
obtiene verdaderos respeto y honra3.
Así pues, a la hora de hacer algo para
aumentar en autoestima,
no dejemos de estimar (valorar) correctamente y positivamente al prójimo.
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
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Notas:
1- No es casualidad que la idolatría de Jesús endilga a los
judíos el ser "hijos del Diablo" y otras mentiras hediondas y pérfidas más.
Solamente alguien con muy poca altura en la escala de la autoestima, es
capaz de acusar de tremenda falsedad a un conjunto de personas, que por lo
general son dignas y correctas.
2- Siguiendo con la nota anterior, ¿qué pasa con el idólatra
que se rebela contra el Eterno pero enchastra la reputación de Israel?
En realidad ocurre que su espíritu sufre tanto por no tener contacto directo
con el Eterno, y les resulta tan dolorosa esa percepción, que no encuentran
otro modo que proyectar su maldad y pecado en el otro, en los judíos. Así
pues, los que dicen que los judíos son, por ejemplo, "hijos del Diablo",
"quieren dominar al mundo", "mentirosos y diabólicos", etc.; en verdad es
que ellos se sienten que son "hijos del Diablo", ellos quieren dominar al
mundo, etc.
Un ejemplo típico: los nazis, borrado sea su nombre, acusaban y acusan a los
judíos de querer dominar al mundo... pero... ¿no estaba en los planes nazis
convertirse en el único imperio mundial?
¿¡De qué pues acusaban a los judíos!? ¿De sus propios pecados?
Es en esta línea que el profeta Isaías dijo: "Pero a él lo han angustiado
nuestras transgresiones, nuestros pecados lo han afligido. El castigo que
nos trajo paz fue sobre él, y en sus heridas fuimos nosotros sanados."
(Ieshaiá / Isaías 53:5).
3- Avot 4:1.
-Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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