Shabbat: Nisan 10, 5766, 8/4/06 -
Shabbat
HaGadol
Comentario de la Parashá Tzav
Negativismo...
¡fuera de mi vida!
En nuestra parashá se ordena lo siguiente:
"El fuego sobre
el altar, encendido en él, no será apagado."
(Vaikrá / Levítico 6:5)
Dice la Torá: "el
fuego encendido en él", pero... ¿en qué "él" está encendido ese
fuego?
¿En el altar?
¿En el cohén -sacerdote- que se encarga de las labores junto al altar?
De acuerdo al contexto, la respuesta surge por
sí sola:
"El fuego ha de
arder permanentemente en el altar; no se apagará."
(Vaikrá / Levítico 6:6)
Por otra parte, ¿por qué la Torá repite casi
similar idea en más de un versículo de este capítulo?
¿Por qué la insistencia de que el fuego "en él" este constantemente
encendido?
Sabemos que no hay repeticiones banales en la Torá, por tanto alguna
enseñanza está aparente repetición nos debe dejar.
¿No será para indicarnos que el fuego interior (metafórico) del sacerdote
debe permanecer encendido infatigablemente, tal como el del altar?1
Así como las llamas del altar quemaban al
animal2 ofrendado al Eterno, y el humo se
elevaba llevando la fragancia hacia las alturas;
la persona debiera tener encendido su fuego interno, la llama de la
espiritualidad, para permitir elevar su vida de un mero materialismo, a una
vida plena de sentido.
Para que no pase por el mundo como esclavo de su ego,
sino que tenga una verdadera vida, de solidaridad y trascendencia.
En el profeta una idea similar está expresada
de la siguiente manera:
"¿No es Mi
palabra como el fuego y como el martillo que despedaza la roca?, dice el
Eterno."
(Irmiá / Jeremías 23:29)
Es la Torá, LA palabra del Eterno, el fuego,
en tanto que las mitzvot -mandamientos- forman el martillo,
ambos, de Torá y mitzvot, despedazan hasta el más duro y acendrado
materialismo, egoísmo.
Y el proverbista inspirado nos enseñó:
"Porque el
mandamiento es antorcha, y la Torá es luz. Y las reprensiones de la
disciplina son camino de vida."
(Mishlei / Proverbios 6:23)
Nuevamente vemos que la Torá es el fuego, la
luz.
Los preceptos son la antorcha, el martillo, la acción que porta la luz de
Vida.
Cuando esa intensa llama interna alumbra desde
los recovecos del alma, la persona queda en un estado especial, que le
permite hacer de lo material un servidor de lo espiritual.
Con esta flama, lo cotidiano cobra una nueva valoración, ya no es lo mismo de
siempre, ya no es más de lo pasajero que estimula nuestro sentidos por un instante, para
luego desaparecer. Sino que toma un carácter de trascendencia, de momento
irrepetible, de conexión con la santidad.
La pura flama interna, vincula la vida con la Vida, a la persona con la
Eternidad.
Es como ocurre con el cuero, que en lo material
es una sección de un animal muerto; pero cuando se lo usa para fabricar
tefilín, y se lo imbuye de sentido trascendente (en Honor al Eterno),
entonces ese pedazo de cuero adquiere santidad.
Ya no es un mero trozo de animal muerto, ahora es un elemento que conecta
con la Vida.
Al saber esto, quizás podemos comprender más
cabalmente este fragmento talmúdico:
"Los estudiantes
le preguntaron a Rabí Ada ben Ahava: '¿Por qué mereciste una vida tan
larga?'
A lo que respondió el sabio: 'Una razón, es porque siempre me puse
tefilín'".
(Taanit 20b)
¿Lo entiendes?
Cuando descubres este mensaje de los tefilín, entonces estás dando verdadera
vida a tus días.
Descubres que en aquello que en apariencia es poco valioso, quizás se
esconde algo sumamente rico y eminente.
Descubres que tú eres algo más que un conjunto de células, aprendes a
valorar tu ser, que es único e irrepetible.
Es como hizo el Eterno al crear al crearnos:
"Y formó el
Eterno Elokim al humano, polvo de la tierra. Y sopló en sus narices
aliento de vida, y el humano llegó a ser un ser viviente."
(Bereshit / Génesis 2:7)
Básicamente somos tierra, polvo, nada; pero
cuando en nuestro interior se ha insuflado el fuego divino, entonces
cobramos vida, somos personas y no solamente estatuas inertes.
Es como ocurre con las cosa simples de la
vida.
Puedes comerte una manzana por placer, para saciar tu apetito, por que es
parte de tu dieta.
Y nada de eso está mal.
Haciendo así, estarías alimentando solamente una parte de tu ser: el cuerpo.
Pero, si bendices correctamente, y por tanto agradeces al Eterno por la
manzana que estás por comer, entonces, tu espíritu también se alimenta,
adquiere una energía que no tenía antes, y que ahora le da mayor poder para
obrar y obtener bienestar.
Entonces, cuando ese fuego, esa luz
vivificadora, la espiritualidad, está encendida dentro de ti, encuentras que
tu vida es algo más que un pasaje en un valle de sombras, o una huída
perpetua entre diversiones;
si tu espíritu alumbra tu vida, puedes decir junto al salmista:
"Porque has
librado mi vida de la muerte y mis pies de la caída,
para que ande delante de Elokim en la luz de la vida."
(Tehilim / Salmos 56:14)
Es el Eterno quien libra de la muerte, quien
da Vida.
Nos ha dado las herramientas para hacerlo: Torá y preceptos.
En el lenguaje inspirado y poético del
salmista:
"Ciertamente
contigo [Eterno] está el manantial de la vida; en Tu luz veremos la luz."
(Tehilim / Salmos 36:10)
Ahora bien, el Alter Rebe (Rabi Shneur Zalman
de Liadi) interpretó "que el fuego no se extinga en
él" como: "debes extinguir lo negativo".
¿De qué otra manera se puede preservar la llama de la santidad, sino
apagando los impulsos hacia lo negativo?
Cuando nos dedicamos a las acciones positivas, a hacer el bien, a cumplir
con los mandamientos; entonces restamos poder a las influencias negativas,
nos alejamos de malos pensamientos, endulzamos los malos sentimientos...
¡obtenemos vida!
Tal como el profeta nos enseña:
"¡Buscad el bien
y no el mal, para que viváis! Así estará con vosotros el Eterno Elokim
de los Ejércitos"
(Amós / Amós 5:14)
¿Qué es eso bueno que podemos hacer para
vivir?
La respuesta, nuevamente nos la brinda un
profeta:
"¡Oh hombre, Él
te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con
tu Elokim."
(Mijá / Miqueas 6:8)
Esto es bueno y
da vida:
Si vivimos de esta manera, tenemos la llama
espiritual encendida dentro de nuestro ser, y viviremos verdaderamente en
Este Mundo y en el Venidero.
Y aunque nos quieran avergonzar o dañar los malvados, ¡en nada seremos
avergonzados!
Como nos educa el salmista inspirado:
"Los soberbios forjaron engaño contra mí, pero
yo guardaré de todo corazón Tus mandamientos." (Tehilim / Salmos 119:69)
Cuando todo el corazón está dedicado al
servicio al Eterno, cumpliendo con Sus mandamientos, entonces... ¿qué mal
nos puede alcanzar?
Es hora de quitar el negativismo de nuestra
vida, inflamemos nuestro espíritu con actos de bondad y justicia, con
estudio de Torá, con cumplimiento de los preceptos... ¡ese es el camino!
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj! ¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir
shalom!
Notas:
1- En realidad, Rashi in situ,
refiriendo al Talmud (Ioma 43b) nos recuerda implicaciones prácticas de
estas repeticiones.
2- Recordemos que había
ofrendas vegetales y de libaciones también.
Moré Yehuda Ribco
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