15. Por cada bendición que se escucha a un judío pronunciar, hay que responder al final "Amén" (que significa "es cierto").
Y luego de oír el tetragrámaton pronunciado en la bendición, hay que decir "Baruj hu ubaruj shemo" -Bendito Sea Él, y bendito Su nombre-; como fuera dicho: "Porque el nombre del Eterno proclamaré. ¡Engrandeced a nuestro Elokim!" (Devarim / Deuteronomio 32:3).
Esto es así para una bendición que el oyente no quiere incluirse en su cumplimiento, pero si piensa utilizarla para su cumplimiento, como sale de la regla "escucha como el que responde", "Baruj hu ubaruj shemo" es una interrupción, por eso no debe decirlo.