Lic. Prof. Yehuda Ribco |
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BeShem H' El Olam |
LaH' Haaretz UMeloa
- 24/6/2000 - Sivan 21, 5760
Responsable: Licenciado en Psicología Prof.
Yehuda Ribco / Darjey Noam
Behaaloteja Bemidbar 8:1 - 12:16.
Queridos Talmidim y Javerim, Shabbat Shalom, el tema de este comentario es:
El justo jamás sufre
"No
comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días,
ni veinte días, sino hasta un mes; hasta que os salga por las
narices, y tengáis náuseas. Por cuanto habéis menospreciado a
Hashem, que está en medio de vosotros, y habéis llorado
delante de él diciendo: '¿Por qué salimos de Egipto?''' (Bemidbar
/ Números 11:19,20)
Hay
ocasiones en que lloramos y nos lamentamos porque nuestra suerte
no es la mejor, la que consideramos que nos merecemos. A veces
sufrimos porque vemos que otros parecen ganar lo que nos
corresponde en justicia. A menudo nos lamentamos de que Dios es
malo con nosotros, pues no nos da lo que le reclamamos, lo que
sentimos que debe ser nuestro- por derecho.
Pero,
la parashá nos enseña que en todo lo que existe debemos
distinguir entre lo manifiesto -lo visible- y lo latente -lo
oculto.
En más de una ocasión nos puede parecer que hemos sido
despojados injustamente, y que otros, en cambio, se benefician
sin méritos; pero, si supiéramos reconocer lo que permanece
alejado de la vista, es decir, los planes de Dios, podríamos
darnos cuenta de que la Justicia existe, y que siempre que
seamos personas de Bien, todo (incluso lo que padecemos) tiene
como objetivo último nuestro perfecto bienestar.
La
prueba está en los pesukim que hemos trascrito, y que
podremos entender leyendo detenidamente su contexto en el capítulo
once de Bemidbar.
Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco
Profundizando
esta semana:
Respuestas
para la semana
anterior:
Todas
la bendiciones son siempre de Dios, pero el Pueblo las oye
de boca de los cohanim .
Destellos de la parashá
Comienza la
parashá instruyendo a Aarón
el modo correcto de elevar (encender) las luces de la Menorá en
el Mikdash.
Más
adelante leemos que como resultado del pecado del Jet haeguel
(Becerro Dorado), los primogénitos de Israel quedaron
inhabilitados de ejercer las funciones relativas al sacerdocio,
que iban a cumplir en un principio, por lo cual, Dios escogió
para ser Sus servidores exclusivamente, y a perpetuidad, a los
descendientes de la tribu de Leví.
Luego la Torá
refiere reglamentos y pautas concernientes al Korban Pesaj,
y a su consagración en Pesaj Sheni, para la persona que
por algún motivo no lo pudo ofrecer en su momento.
También se
narra las disposiciones para el desplazamiento del Campamento de
Israel durante sus traslados en el desierto, rumbo a la Tierra
Prometida.
En estos viajes muchas personas no israelitas entran en contacto
con los dirigidos por Moshé, algunos con intenciones nobles, en
tanto que otros buscan la destrucción de estos recién
liberados esclavos. Algunos de los gentiles, piden para añadirse
al Campamento, en tanto otros rechazan el ofrecimiento para ser
incorporados, como ocurrió con Jobeb ben Reuel el midianita
(alias Itró), suegro de Moshé.
Luego de
varios intentos de revuelta por parte del inquieto Pueblo, Dios
ordena que sean seleccionados 70 ancianos (sabios), que
conformarán el primer Sanhedrín, que ayudará a Moshé en su
tarea de liderar al pueblo.
Se suceden
experiencias prodigiosas (tanto a individuos como al colectivo),
algunas nefastas, en tanto que otras maravillosas; pero todas
tienden a afirmar la autoridad de Hashem sobre la Creación, y a
educar a los obtusos hebreos en el camino de la rectitud.
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