LaH' Haaretz UMeloa
- 16/9/2000 - Elul 16, 5760
Responsable: Licenciado en Psicología Prof.
Yehuda Ribco / Darjey Noam
Ki Tavó Devarim 26:1 - 29:8
Queridos Talmidim y Javerim, Shabbat Shalom, el tema de este comentario es:
Una vela, ¿y la llama?
"Hashem
ha proclamado hoy que tú eres su pueblo especial, como Él te
ha prometido, y que guardarás todos sus mandamientos" (Devarim
/ Deuteronomio 26:18)
Uno no es más o menos judío por cuantas mitzvot
cumpla.
O se pertenece al Pueblo de Israel, o no... más allá de cuántos
mandamientos sean acatados.
Sin embargo, de acuerdo a la Torá, el ser judío y el actuar
como tal, son dos planos diferentes.
La Torá es explicita: el judío respeta su objetivo específico
cuando cumple con lo que el Eterno nos ha encomendado en Su Torá.
Es decir, aquel judío que cumple una mitzvá más
que otro, no tiene porque enorgullecerse, ni menospreciar al
menos observante de la Torá, simplemente le corresponde saber
que él con su acción está haciendo lo que debe hacer.
Al judío se lo puede considerar como una vela, cuando actúa
como judío entonces la llama resplandece; en caso de no cumplir
con su rol, la llama está apagada...
Y esto se aplica en todos los órdenes de la vida, en tanto
seamos fieles a nosotros, a lo que corresponde, nuestra vela
brindará calor y claridad, pero, si nos abandonamos... ¿qué
ahuyentará a las sombras?
¿Cuándo podemos decir que la vela está cumpliendo su objetivo
de existencia?
Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco
Profundizando
esta semana:
¿De qué dependen las maldiciones y bendiciones que recaen
sobre las personas y el Pueblo?
Respuestas
para la semana
anterior:
Destellos de la parashá
El Pueblo de Israel se acerca a la culminación de
su etapa como esclavos y dependientes, pues están a punto
de ingresar en la Tierra de Israel. Cuando así ocurra,
paulatinamente los milagros y maravillas manifiestos irán
amenguando, para permitir el desarrollo del pleno potencial
del Pueblo y de sus individuos. Porque, los que dependen de
milagros para subsistir, están como refrenados en su
desarrollo, detenidos en sus posibilidades de crecer hasta
el máximo de sus posibilidades.
Sin embargo, la relación personal del Eterno con Su Pueblo,
no se detendrá, nada puede quebrar el Pacto que se ha
establecido a perpetuidad. Aunque en algunas ocasiones Dios
aparezca lejano, como si no estuviera amorosamente atento a
las vicisitudes de su Pueblo (y de los individuos), en
realidad es por causa de las vallas que los hebreos ponen
para apreciar la Gloria de Dios, para reconocerLo en todos
los caminos.
Es decir, aunque no lo sintamos, aunque no parezca que está,
aunque suframos, aunque nos atormentemos por considerarnos
solitarios y abandonados, Él es Fiel y jamás nos
desecha... somos nosotros lo que nos alejamos, y por eso
sentimos que han caído sobre nosotros
"maldiciones", que en efecto pueden ser catástrofes,
pero no son más que resultados de nuestras acciones, y del
resto de los factores que intervienen en nuestra realidad...¡para
nada son castigos malvados de un sádico Dios!
El modo más adecuado para gozar (incluso en el pesar) es
andar fielmente por los caminos del Eterno, y saber que
todo, incluso lo peor, en última instancia sólo nos puede
(a nosotros en particular, o a otros en general) acercar a
lo que es bueno.
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