Lic. Prof. Yehuda Ribco |
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LaH' Haaretz UMeloa
Responsable: Licenciado en Sicología Prof. Yehuda Ribco / Darjey Noam
Respuestas a Preguntas
Consulta recibida
"Hola, soy estudiante del Tecnologico de Monterrey Campus Zacatecas y estoy
realizando una investigación sobre valores socioculturales en el mundo y he
estado buscando información sobre la concepción que tiene la religión judía
sobre el TRABAJO, es decir, ¿ Se considera el trabajo como un castigo
divino?, ¿Cuál es la actitud con la que se enfrenta el trabajo diario?, ¿Es
importante la religión dentro de el trabajo?, agradezco de antemano la
atención prestada y espero su respuesta...Mil gracias"
Respuesta
Este es un simple bosquejo de un tema extenso y de múltiples facetas.
¿Se considera el trabajo como un castigo divino?
No.
¿Cuál es la actitud con la que se enfrenta el trabajo diario?
De obligación con el ánimo del perfeccionamiento personal, colectivo y universal, y como parte del esfuerzo de ser coparticipes, junto a Dios, en la re-creación constante del Universo.
¿Es importante la religión dentro de el trabajo?
No comprendo la pregunta. En el judaísmo no existe diferenciación entre el sistema de creencias-acciones (algo similar a la religión, supongo), y el sistema de vida; ambos sistemas son (o deberían ser) una única cosa.
Habría que definir al trabajo, pues en hebreo se usan varias
palabras o expresiones, que algunas son sinónimas, pero otras hacen alusión a
planos por demás diferentes, aunque en español usemos la misma palabra trabajo.
Yo no definiré el trabajo, simplemente, citaré fuentes judías, las comentaré
brevemente, y que cada cual saque sus conclusiones. (Sobre una definición de
los término hebreos, puede leer este artículo: "Actividades
en Shabbat").
"Tomó, pues, Hashem Elokim al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo trabajase y lo guardase."
(Bereshit / Génesis 2:15)
La función del Hombre en el Gan - Edén, no era de
meditación y de contemplación extática; sino que por el contrario, de plena
actividad, de trabajo, de cultivo, de preservación de lo existente y su
desarrollo.
El trabajo, pues, es prioritario en la humanidad, es misión y responsabilidad
del hombre participar en el mundo, no esperar mercedes de él.
El Paraíso es el lugar que se supone más privilegiado de toda la Creación, la
meta más sublime, empero, el hombre no vive en "nubecitas" tocando el
arpa y tomando mate (una bebida popular en estas zonas del mundo) a la puerta de
su mansión; sino que, trabaja y cuida.
"...Con el sudor de tu frente comerás el pan..."
(Bereshit / Génesis 3:19)
El trabajo sigue siendo parte de la humanidad, pero, si el
hombre se rebela contra las leyes naturales (es decir, las que impone Dios sin
necesidad de Torá), provoca que la Creación se torne en un lugar hostil,
infértil.
El castigo de Adam no es "trabajar", sino superar sus propias
limitaciones, su (nuestra) torpeza, que provoca que el trabajo sea improductivo,
doloroso, pesado, sudoroso.
Dios no hace más que dar un diagnóstico de la situación, no está imponiendo
el "yugo del trabajo" sobre el hombre.
Dios diagnostica que es el hombre apartado de la Creación el que provoca que la
Creación se desacomode, trayendo en consecuencia el hambre, sufrimiento,
espinos y cardos, etc.
"y llamó su nombre Noaj (Noé) diciendo: ''Éste nos aliviará de nuestras obras y de la penosa labor de nuestras manos, a causa de la tierra que Hashem maldijo.''"
(Bereshit / Génesis 5:29)
Como parte de la naturaleza humana se encuentra la inventiva, la
creación o formación o transformación de lo existente, en procura de lo no
existente.
Esto es lo que se considera melajá, el trabajo o actividad creativas, en
contraposición a avodá, el trabajo laborioso, esclavizante (avdut
= esclavitud).
Noaj fue el que hizo evolucionar a su sociedad, provocando que el trabajo fuera
más eficiente y efectivo, que la sociedad pudiera dedicar menos tiempo a la
esclavización de las tareas productivas, en procura de un mejoramiento de las
condiciones sociales.
Sin embargo, como sabemos, el ocio (merced al invento de Noaj del arado
metálico) derivo en la corrupción de la humanidad, al deterioro, que
desembocó en el "Diluvio".
Tenemos pues, que el desarrollo en los medios y técnicas de producción, que no
están acompasados por una evolución de los valores sociales, genera un estado
de devastación, de extrema carencia.
La "maldición" sobre la Tierra, se reitera: el hombre que lucha en
contra de sí mismo y de lo natural, no hace más que atraer maldiciones a su
vida y a la creación.
El trabajo libera (lamentablemente los nazis usaban irónicamente esta frase),
libera del ocio que no lleva a nada positivo nunca.
"No comer bien, sino el ocio es la causa del pecado"
(Ester Rabá 7:1)
En español tenemos el dicho: "la pereza es la madre de
todos los vicios", indudablemente ambos pensamientos comparten el mismo
punto de vista: la falta de una ocupación coherente habilita a la persona al
fracaso de su proyecto de vida, esto es, al pecado.
Por esta misma razón nuestros sabios estipulan:
"Rabán Gamliel, hijo de rabí Yehudá HaNasí, solía decir: Cosa excelente es el combinar el estudio de la Torá con una ocupación mundana, porque el trabajo que ambas cosas exigen hace que uno se olvide el impulso hacia el pecado.
El estudio de la Torá sin trabajo, lleva al pecado y será fútil al final."
(Pirkei Avot 2:2)
Rabán Gamliel era un potentado, un señor muy rico, y sin
embargo no hesitaba en trabajar, en buscarse una ocupación material, a la par
de las actividades de estudio y enseñanza y de jefatura de una nación.
Pues sabía, y enseñaba en consonancia, que de abandonarse a la pereza, el
pecado yacía a la puerta, listo para asaltar al "vago".
Siguiendo las enseñanas:
"Rabí Yehudá ben Beteira decía: ¿Quién no tiene trabajo para hacer, que hace? Si tiene un patio ruinoso, o un campo ruinoso, que vaya y se ocupe de ellos. Como está escrito: "Seis días trabajarás y hará toda tu obra" (Shemot 20:9), ¿por qué dice la Torá "toda tu obra"?, pues, para el que tiene algo derruido lo mejore"
(Avot deRabi Natán 11)
No en vano el "Shuljan Aruj" (Código legal) ordena:
"El padre está obligado respecto a su hijo a circuncidarlo, redimirlo, enseñarle Torá, desposarlo y enseñarle un oficio" (250:1)
"Rabí Yehudá decía: todo el que no le enseña a su hijo un oficio es como si lo instruyera en el crimen"
(T.B. Kidushin 29a)
Con respecto al hijo, ya vimos, pero para uno mismo:
"Los hombres prudentes primero consiguen una ocupación rentable, luego compran una morada y más adelante se desposan"
(Mishné Torá - Deot 5:22)
Es decir, el trabajador es un hombre que se aparta del pecado,
es prudente, es útil y valioso, no como producto o como consumidor, sino como
elemento activo y edificante de la sociedad saludable.
Sanhedrin 29 nos da el símil de una persona con oficio es como un viñedo
cercado, pasan las bestias, pasan las ráfagas de viento, pasan los vagabundos,
pero ninguno penetra a comer del viñedo. En tanto que la persona in calificada
para el trabajo es como un viñedo abierto y desprolijo, hasta la mínima
alimaña le causa mella.
Es que sin dudas:
"El deseo del perezoso lo mata, porque sus manos rehúsan trabajar."
(Mishlei / Proverbios 21:25)
Y, en tanto que el perezoso muere en su vicio, porque desecha el trabajo (no porque esté en paro forzoso); el respeto por los derechos del trabajador son prioritarios, son del mismo rango que "amarás a Dios" o "amarás a tu prójimo", pues es mitzvá:
"No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario del jornalero no será retenido contigo en tu casa hasta la mañana siguiente."
(Vaikrá / Levítico 19:13)"No explotes al jornalero pobre y necesitado, tanto de entre tus hermanos como de entre los forasteros que estén en tu tierra, en tus ciudades.
En su día le darás su jornal. No se ponga el sol antes de que se lo des, pues él es pobre, y su alma lo espera con ansiedad. No sea que él clame a Hashem contra ti, y en ti sea hallado pecado."
(Devarim / Deuteronomio 24:14,15)
La justicia social tiene sus precedentes en la Torá, que
considera a los trabajadores como lo que son, personas con necesidades, derechos
y deberes.
La mayor o menor riqueza de una persona no determina sus privilegios, sino sus méritos
personales y la concordancia con la legalidad.
El trabajador, por lo tanto, puede descansar tranquilo pues las leyes lo
amparan, no sumiéndolo en un estado de seudo-esclavitud, ni en un paternalismo
inoperante (misericordia, caridad, etc. sin fundamentos); sino en el respeto de
su humanidad, y de su derecho y necesidad a ser parte de la vida creativa de la
sociedad.
Incluso, la justicia social se manifiesta en un tipo de contribución que los
poseedores de campos debían dejar para los necesitados.
Es mitzvá no recolectar por completo los campos, dejar los bordes sin cosechar,
no levantar lo cosechado que se cae de su cajón, etc. Estos productos
"abandonados" en el campo son para ser recogidos por los necesitados;
los cuales, deben trabajar para conseguir la "caridad", pues, no se
les da el trabajo ya realizado, el fruto ya cosechado y procesado, sino que
ellos deben esforzarse en ser partícipes en alguno de los puntos de la
producción, pues, el ser pobre no convierte a una persona en un ente
parasitario, sino en alguien que precisa un espaldarazo para avanzar.
Y si la situación económica o social no permiten que la persona trabaje, o mantenga su ocupación, eso no lo habilita a la vagancia:
"Ve a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio.
Ella no tiene jefe, ni comisario, ni gobernador; pero prepara su comida en el verano, y guarda su sustento en el tiempo de la siega.
Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de dormir, un poco de dormitar y un poco de cruzar las manos para reposar.
Así vendrá tu pobreza como un vagabundo, y tu escasez como un hombre armado."
(Mishlei / Proverbios 6:6-11)
Hay que moverse en procura del sustento, sin jefe, sin
comisario, sin gobernador, "rebuscarse" como se dice en estas zonas,
salir a enfrentar las situaciones, quizás perdiendo las batallas, pero, no
permitiendo que el hombre armado de la escasez triunfe con tanta
facilidad.
Es que, la bendición de Dios radica en la actividad del hombre:
""Dios te bendiga" (Devarim 14:29) - ¿Te bendecirá incluso si te sientas a holgar?, aprendemos: "en toda obra que hagas con tus manos" (Ibíd..) - si la persona hace, recibe bendición, y si no hace, no recibe"
(Tania Devei Eliahu 14; Ialkut Shimoni Tehilim 23)
Bendición que no comprendemos su manifestación ni su alcance, quizás a veces la bendición venga disfrazada de maldición...pero, lo que es indudable es que la pereza no atrae nada que sea positivo.
"Un sujeto tenía una burrita, una burra y una chancha. Alimentaba a las dos primeras con lo suficiente, en tanto que a la chancha con extrema holgura y generosidad. Protestó la burrita a la burra, diciéndole: Nosotras hacemos su trabajo y nos da lo suficiente, y la chancha que está todo el día echada, ¿come por demás? La burra que era prudente le contestó: Vendrá su hora y verás su perdición, no la engordan por su bienestar, sino para su mal. Llegó un día de fiesta para el granjero, y degollaron a la cerda. Luego, comenzaron a poner más pienso para alimentar a la burrita, lo que ella rechazaba con mucho miedo. Por lo que la mayor le dijo: No temas, no es la comida lo que te mata, sino la inutilidad".
(Ialkut Shimoní Tehilim 3)
Dios mora entre las personas que son trabajadoras, o al menos que intentan poner en obra sus designios:
"Que me hagan un santuario, y Yo habitaré dentro de ellos."
(Shemot / Éxodo 25:8)
Es decir, de poco sirven los sentimientos, los buenos deseos,
los pensamientos, sino se "hace", el (bien) hacer es el
"imán" de las bendiciones.
Muy por el contrario a lo que Ud. suponía, lejos el trabajo de ser maldición,
es fuente de bendiciones.
Por lo tanto, la persona trabajadora (y guardiana de la Torá y las mitzvot), es
considerada con el mismo respeto que el más encumbrado de los sabios de la
Torá.
"Rabí Iehoshua decía: Si estudia la persona dos halajot en la mañana y dos por la noche; y se ocupa de su trabajo el resto del día, le es computado como si cumpliera toda la Torá"
(Mejilta Beshalaj)"Dijo rabí Jana el cambista: Estaba parado frente a mí Bar Nafja, y me pidió cierta moneda. Me iba a incorporar para entregársela y no me lo permitió, pues me dijo: 'Siéntate hijo, siéntate. Los trabajadores no deben pararse ante los sabios de la Torá en el momento que se están ocupando de sus actividades"
(Julin 54)
Incluso es más valiosa que títulos, cargos, parentelas:
"El derecho del trabajo se yergue en el lugar que el derecho por linaje no puede erigirse"
(Tanjuma Vaietze)
Y, para ir finalizando, el que se empeña en ser creativo, amoroso y constante en sus obras, está haciendo lo más importante que una persona pueda hacer, conducirse según Dios lo hace:
"...toda su obra de creación que Elokim había hecho para hacerse."
(Bereshit / Génesis 2:3)
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