Lic. Prof. Yehuda Ribco |
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BeShem H' El Olam |
LaH' Haaretz UMeloa
- 18/11/2000 - Jeshván 20, 5761
Responsable: Licenciado en Psicología Prof.
Yehuda Ribco / Darjey Noam
Vaierá Bereshit 18:1 - 22:24
Queridos Talmidim y Javerim, Shabbat Shalom, el tema de este comentario es:
Mirar atrás
"Y
después de haberlos sacado fuera, le dijeron: --¡Escapa por tu
vida! No mires atrás, ni te detengas en toda esta llanura.
Escapa a la montaña, no sea que perezcas."
(Bereshit / Génesis
19:17)
Estamos conformados por nuestro pasado, y
si somos sabios y hábiles también por nuestro futuro; pero, y
esto es fundamental, debemos tener claro que lo que debemos
vivir es ESTE presente, único e irrepetible.
Hay ocasiones en las cuales mirar para atrás, a lo que se ha
dejado a nuestras espaldas, en lugar de resultar beneficioso,
redunda en perjuicios; por lo cual, lo mejor en esos momentos es
no detenerse en la llanura -en lo corriente y rutinario-,
sino continuar hasta la montaña, hasta el sitio elevado
que nos permitirá, luego y con calma, reflexionar, darnos la
oportunidad para mirar al pasado desde otra perspectiva (desde
un lugar distinto), y de esa manera hacer de las vivencias del
pasado experiencias positivas para conformar un mejor presente.
Si cuando avanzar debemos, nos detenemos; y donde nos es
peligroso quedarnos, acampamos... estamos -quizás- arriesgando
la posibilidad de darnos un lapso y un espacio para nuestro
provecho y avance positivo.
Shabbat Shalom les desea Yehuda Ribco
Profundizando
esta semana:
¿Qué ciudades fueron destruidas por sus terribles
perversiones?
Respuestas
para la semana
anterior:
Destellos de la parashá
El
anciano Avraham Avinu es visitado por el Eterno, en sus
representantes, tres enviados con aspecto de vagabundos, que
vienen a cumplir cada uno con una misión específica. Uno
de éstos debía procurar que la casi nonagenaria Sará pudiera
estar apta para concebir y parir un hijo; evento que realmente
acaeció, tal cual Dios le prometiera a nuestro patriarca. Esta
concepción tardía generaba en las personas un aire jocoso,
pues les parecía simpático que una anciana estuviera en
condiciones de parir y criar a un hijo, por lo cual, nuestro
segundo patriarca recibió el nombre de Itzjac, haciendo alusión
al ánimo de gracia que lo acompañaba.
Sin
embargo, su vida no fue tan graciosa.
Signada por la envidia de su medio hermano mayor, el hijo de la
esclava egipcia Agar; y por las influencias negativas de ésta y
su hijo.
Y luego, sin dudas que su vida quedó marcada por la dolorosa
prueba a la cual fueron puestos él (Itzjac, a los 37 años de
edad) y su padre: el suceso que nosotros conocemos como Akedat
Itzjac -la amarradura de Itzjac-.
Empero,
podemos reconocer de su historia que es posible hallar un camino
de superación y crecimiento incluso cuando las condiciones son
totalmente adversas, cuando parece que el destino tiene
deparado lo peor, es factible rescatar lo positivo, y elevarse
mientras se eleva a los que nos rodean.
Esto lo podemos intuir del verbo que usó el Eterno para
solicitarle a Avrham que le dedicara su hijo: laalot
-elevar-; verbo que Avraham supuso erróneamente como
sacrificar, cuando en realidad Dios pedía de Avraham lo que le
pide a cada uno de nosotros, que seamos capaces de elevarnos, de
ser mejores, sacrificando, es cierto hay que sacrificar, lo que
es desechable en nosotros, los vicios, las actitudes negativas,
pero, para que viva y resalte todo el potencial que anida en
nosotros.
De esa manera es posible hacer presente -Vaierá- a Dios -la Plenitud- en cada uno de nuestros momentos.
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