Resp. 4526- Rituales judios en el Noajidismo

Alviri nos consulta:

Buen día, gracias por su pregunta.

Estaría bueno saber qué entiende usted exactamente por “observar shabad”, una delimitación precisa y que no deje lugar a dudas. Porque lo que para mí es observar el Shabat, quizás no sea lo que a usted le parece. Algo similar, pero con menor dificultad tal vez, es la comprensión de “recitar el shema”, porque como no sé que significa para usted “recitar”, en qué contexto, con cuál finalidad, con qué intención, desde qué marco espiritual, entonces quizás estemos hablando de distintas cosas.
Como no lo sé, y quizás usted me lo quiera informar más abajo, en la sección de los comentarios, trataré de brindar una humilde respuesta, que no proviene de mi sentido común, no es mi opinión, no es lo que “profeticé”, sino lo que podemos extraer de las fuentes clásicas normativas y especialmente de la propia fuente que dio origen tanto al shabat como al shemá.

Debe saber que ambas cuestiones ya las hemos trabajado en extenso en otras ocasiones, numerosas veces, con documentación y fuentes.
Por lo cual seré sumamente breve ahora y le invito a que navegue por nuestro extenso y generoso sitio, encontrará más y más para aprender, y especialmente para des-aprender.

Como usted bien dice en el título, son cuestiones judías, no universales, no del hombre, no de quien suponga que tiene derecho a asumirlos.
El Shabat, que no es un “ritual” como menciona usted, es el día dado por el Eterno a los judíos para que sirva como señal del pacto que hay entre Él y la nación judía.
Por lo cual, la persona gentil que se apropia indebidamente de esta señal del pacto, está violando lo que no le corresponde, entrometiéndose en lo que no le pertenece, usurpando lo que no es propio y asumiendo una falsa santidad que no es más que EGO.
Así que, el gentil que realmente desea hacer lo que ordenó Dios, se abstiene de aventurarse en acciones que no son positivas, aunque parezcan serlo cuando uno se deja llevar por el EGO y se justifica con buenas intenciones pero sin verdadero fundamento.
El shabat, como tal, es propiedad de la nación judía, con sus reglas y cualidades.
No porque yo lo diga, ni porque a mí no me parece, o se me ocurre, sino porque eso es exactamente lo que Dios ha dicho:

«El Eterno habló además a Moshé [Moisés] diciendo:
‘Tú hablarás a los Hijos de Israel y les dirás: ‘Ciertamente guardaréis Mis shabatot, porque esto es una señal entre Yo y vosotros a través de vuestras generaciones, para que sepáis que Yo soy el Eterno, el que os consagro para Mí.
Guardaréis el shabbat, porque es sagrado para vosotros; el que lo profane morirá irremisiblemente. Cualquiera que haga alguna labor en él será excluido de en medio de su pueblo.
Seis días será hecha labor, pero el séptimo día será shabbat de reposo consagrado al Eterno. Cualquiera que haga alguna labor en el día del shabbat morirá irremisiblemente.’
‘Los Hijos de Israel guardarán el shabbat, celebrándolo como pacto perpetuo a través de sus generaciones.
Será señal para siempre entre yo y los Hijos de Israel. Porque en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reanimó»
(Shemot / Éxodo 31:12-17)

¿Con qué excusa, nacida en el EGO, el gentil que presume de hacer shabat y agradar con ello a Dios, puede rebatir estas palabras sagradas y eternas?
Solo con la excusa de la desvergüenza, de la falsa santidad, de la religión ausente de espiritualidad.
(Mucho más hemos escrito y demostrado sobre el tema, búsquelo si desea, y recuerde, no es mi opinión, que poco y nada vale, sino lo que Dios mismo ha declarado para todas las generaciones y que además está compilado por los Sabios como Ley espiritual).

Por otra parte, el día séptimo tiene otra faceta, que no es la del shabat, que no es la de señal del pacto entre Dios e Israel.
Tiene también la cualidad de recordar que el Eterno es el Creador de TODO, el dador de los mandamientos para las naciones, aquel que ama a todos Sus hijos y por ello desea lo mejor para nosotros.
En esa modalidad, de día séptimo y no de shabat, es que puede y debiera ser considerado por los noájidas. Como un día consagrado para el encuentro, la unidad, las buenas acciones, el servicio activo del Eterno, la contemplación de la naturaleza y reconocer en ella a Dios, entre otras importantes cuestiones.
No como “rituales”, que suelen ser faltos de sentido espiritual pero con mucho peso del EGO.
Sino como oportunidad para gozar en el aquí y ahora de la bendición de la Creación, de encontrar a Dios.
También sobre esto hemos explicado en otras ocasiones, así como hemos brindado bellos consejos e ideas para hacer del sábado un día de plenitud para el noájida, su familia y la sociedad.
Anímese a estudiar el buen pan que tenemos dispuesto para usted aquí, estúdielo y compártalo.
Pero más importante aún, vívalo a pleno.
Y recuerde, apártese del mal y haga el bien, goce de lo permitido y no invente excusas para hacer lo que no corresponde.

En cuanto al Shemá Israel, primero decirle que tampoco es un ritual sino un rezo tradicional en el judaísmo, y más que eso, una síntesis de la idea del monoteísmo puro del judaísmo verdadero.
Está en la esencia del judaísmo, y como es obvio está dirigido a los judíos. No en vano dice: “Escucha ISRAEL”. No dice escucha hombre, ni persona, ni humano, ni gentil, o quienquiera, sino ISRAEL.
Así que por una parte, es evidente que el destinatario no es el noájida, a no ser que nuevamente el EGO haga sus travesuras y se invente que en verdad Dios lo dijo para todos, ¿acaso el hace acepción de personas? Y toda la sarta de disparates habituales que la religión profesa para atribuirse lo que no le corresponde y usurpar la identidad que no le es inherente.
Incluso podemos ser más estrictos y contemplar el contexto en el cual la frase se inscribe, para reconocer sin lugar a dudas que se está ante una cuestión netamente judía, que involucra a los judíos en su relación con el Padre y no a los noájidas.
Atienda:

«Éstos, pues, son los mandamientos, las leyes y los decretos que el Eterno vuestro Elokim ha mandado que os enseñara, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomarla en posesión.
Son para que temas al Eterno tu Elokim, tú con tu hijo y el hijo de tu hijo, guardando todos los días de tu vida todas sus leyes y sus mandamientos que yo te mando, a fin de que tus días sean prolongados.
Escucha, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien y seas multiplicado grandemente en la tierra que fluye leche y miel, como te ha prometido el Eterno, Elokim de tus padres.
‘Escucha, Israel: el Eterno nuestro Elokim, el Eterno uno es.
Y amarás al Eterno tu Elokim con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
‘Estarán estas palabras que Yo te mando hoy, sobre tu corazón.
Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Las atarás a tu mano como señal, y estarán como frontales entre tus ojos.
Las escribirás en los postes de tu casa y en las puertas de tus ciudades.»
(Devarim / Deuteronomio 6:1-9)

Bueno, sin dudas, nadie con respeto por el Eterno diría otra cosa, está claro que el Eterno dirige estas palabras para la nación judía, de hecho, nuevamente se menciona que todo esto es parte del pacto que Él tiene con los judíos.
Quedan por fuera los gentiles, por decisión de Dios, no mía, o de alguna pandilla de rabinos, o vaya uno a saber de quien. Sino Dios el que establece los 613 mandamientos para los judíos y dicta el Shemá Israel como núcleo central para el judaísmo.
Quien quiere disentir, perfecto que lo haga, pero esto está en blanco y negro, sin inventos, sin interpretaciones, sin cuentos fantasiosos, sin pretender dictar normas según el propio deseo.

Pero, al igual que el séptimo día es la puerta abierta para el noájida en lo que respecta a la santidad propia del sábado,
también tenemos una posible puerta abierta para el noájida en lo referente al Shema Israel.
Antes de pronunciar la frase ‘Escucha, Israel: el Eterno nuestro Elokim, el Eterno uno y único es’ el noájida consciente y activo puede meditar algo en este sentido: “Padre Celestial, en Tu infinita sabiduría nos diste con amor los Siete Mandamientos. También elegiste a Israel como Tu nación de sacerdotes y le entregaste a ella los 613 mandamientos y la Torá. Allí les ordenaste recordar tu unicidad, tu perfección, tu unidad sin partes ni divisiones. Es con amor y reverencia que yo reconozco con fidelidad mi sometimiento a Tu sagrada Voluntad, Te reconozco como mi Padre y Señor, y deseo proclamar al igual que mis hermanos judíos tu unidad y unicidad.”.
Es una idea que se me ha ocurrido a mí, no es un rezo obligatorio, ni una imposición de mi parte, es una sugerencia para que pronuncie el Shemá Israel, en el idioma que le plazca y sepa, sin incurrir en error, sin pretender hacer lo que no le pertenece y es propiedad de otro. En el libro de rezos para noájidas que hemos editado tenemos otro párrafo que acompaña al Shemá y que refuerza la sagrada identidad espiritual noájida y procura prevenir de errores y dilemas innecesarios.

Bien, hasta aquí la respuesta. Nuevamente le sugiero que busque lo que ya hemos explicado y documentado, pero que especialmente des-aprenda los dogmas del EGO para llenarse de lo que ya tiene usted en su sagrada esencia espiritual, en su Yo Esencial.

Por ahí usted quería escuchar lo que los gurúes del EGO le responderían: “Sí, haz como sientas, todo es para bien. Lo importante es el sentimiento, no las leyes.”. Para luego venderle objetos que no le sirven para nada, para inscribirlo en cursitos online que no tienen valor espiritual, hacerlo miembro de sectas muy activas y charlatanas, para desplumarle y llenarse ellos los bolsillos con su dinero.
Pero no puedo hacer eso, no es ético, no es espiritual y no va con lo que aprendí y comprendo que corresponde al camino del constructor de shalom. Prefiero seguir “ganando amigos” por decir lo que entiendo es la senda al Eterno, y no ser un traficante de la fe.
Y espero que usted sea alguien leal a usted mismo y por tanto a Dios, y por ello comprenda los consejos que le he brindado, los tome para usted y su familia, y los comparta con innumerables personas para que el noajismo sea una realidad cotidiana, según es designio del Eterno.

Que sepamos construir Shalom, hasta luego.

Moré Yehuda Ribco