Claves: Judaísmo, judío, hebreo, israelita, converso, gentil,
nación, estudio, Torá, precepto, mandamiento, Mashiaj, Mesías, mesiánico,
extremismo, racismo, asimilación, muerte, desaparición, racismo
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Shalom.
Gracias por participar. El título que me da, no es el apropiado. También es
incorrecto que use el nombre de Dios que está usando para expresarse en
cartas. Si quiere hacer referencia a Él, use otros términos, tales como
Dios, Eterno, Santo, etc.
Además es mi deber decirle que tampoco
es apropiado que me consulte a mí lo que pregunta en su misiva.
Ya que si la señora del rabino dijo algo que le parece extraño, lo correcto
es que averigüe con la señora del rabino y no con otra persona. Ella es
dueña de lo que sale de su boca, no yo (ni el judaísmo).
Y, en todo caso, es su obligación consultar personalmente con el rabino del
templo al que dice usted concurrir; pues, es función principal del rabino
ayudar a resolver dilemas del tipo que está planteando usted.
Pasemos a lo que realmente contesta su duda,
que es la halajá -la normativa judía-.
El converso al judaísmo es tratado por la halajá casi como el judío
natural, ni mejor, ni peor.
Se considera que al momento de convertirse, el converso es como un recién
nacido, por lo tanto, libre de pecados y culpas por los excesos cometidos en
su pasado (de lo que se establece que es obligatorio que el gentil que desea
convertirse arregle los entuertos, compromisos y deudas que tiene antes de
siquiera intentar convertirse). Claro está que los pecados o crímenes que no
tienen forma de ser reparados antes de la conversión, no son absueltos por
la misma (asesinatos, etc.)
Para despejar las dudas acerca de su pasado, y para cerciorarse de la
honestidad y sinceridad de su deseo por convertirse, así como para comprobar
la idoneidad del postulante en relación a un compromiso vital y completo con
el judaísmo, es que se lo examina rigurosamente y con extensión,
especialmente por los encargados del tribunal a cargo de su conversión.
Es un error grosero y fatal darle la bienvenida a cualquiera que un buen día
se le ocurrió convertirse a la familia judía, tal como si de cambiarse de
camisas se tratara.
Luego de que ha culminado su conversión, está legalmente prohibido
mortificarlo recordándole su pasado, o haciendo alusiones negativas a sus
orígenes. Pero, queda bajo la estricta mirada de los rabinos que comprobarán
su adhesión total al judaísmo y sus preceptos; pues, si al convertirse se
comprometió a respetar con firmeza los preceptos y costumbres, ¡no tiene
derecho para incumplir su compromiso con el judaísmo!
Esta es ley.
El resto son opiniones.
Y las opiniones valen tanto como lo que son (y de quien provienen).
Y entre las opiniones, están aquellos que sugieren que los que desean
convertirse son una molestia, o algo peor, por ejemplo porque necesariamente
cargan con su educación previa que los puede llevar a querer adaptar el
judaísmo a sus ideas ajenas. Es decir, incluso el converso justo
(involuntariamente) puede resultar en un peligro potencial para la
existencia de la nación judía.
También están aquellos que opinan que los conversos son personas con un
grado mayor que el judío nativo para ser elogiados (y no un grado
mayor de afecto por parte de Dios, o una condición de superioridad), pues
abandonaron la comodidad de su vida anterior para comprometerse con el duro
trabajo de ser judío.
Entre ambas visiones, existen otras, más o menos simpatizantes con la idea
de la conversión. (Ni tengo que decir que TODOS coinciden en rechazar de
plano las conversiones falsas, interesadas, no comprometidas con el judaísmo
sino con beneficios diferentes).
Y realmente, me parece que estas opiniones tienen algo de reales.
En cuanto a creer que un converso es superior
a un judío de nacimiento, yo me pregunto: el gentil que piensa así, ¿para
qué se convierte?
Pues, si quiere convertirse para amar a Dios y serLe fiel, no debe ingresar
al judaísmo. Ya que no se llega a Dios convirtiéndose al judaísmo, sino
cumpliendo lo que Él ha ordenado a cada cual que cumpla (el judío 613
mandamientos y las ordenanzas rabínicas; el gentil los preceptos noájidos y
sus derivados).
Esta rotundamente equivocado cuando usted menciona que la conversión es un
encuentro del gentil con Dios; ya que la conversión solamente sirve como la
materialización del deseo del gentil por pertenecer plena y sinceramente a
la nación judía.
Así que, si la conversión es para formar parte de la familia judía, ¡bonita
imagen discriminatoria contra los judíos carga en su corazón este presunto
converso al judaísmo que se cree mejor que sus hermanos mayores!
Por último, no le encuentro razón de ser a su
ejemplo de Moshé con la conversión.
Para despedirme reitero lo ya dicho, debe
consultar personalmente con su rabino.
Aprovecho para desear a todos un 5763 de
plenitud y bendiciones, ¡Shaná Tová!
Recuerden que me agradaría recibir sus
comentarios edificantes en la casilla de e-mail:
comentario@serjudio.com?subject=rap1285
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |