Responsable: Lic.  Prof. Yehuda Ribco (Kislev 20, 5762 - 4/12/01)

Beshem H' El Olam


 Respuestas a Preguntas // Templo

 Milagros en el Templo

Que la paz de Dios este con usted.
La presente es para saludarlo y a la vez consultarle sobre los milagros que escuche, se suscitaban en el templo en los tiempos de Jesús, los cuales eran que en los sacrificios de animales, no se presentaban moscas ni malos olores por la sangre de los animales, siempre cabía la gente dentro del templo, un pedazo de tela ensangrentado era colgado en un atrio y si el sacrificio complacía a Dios la tela se ponía blanca, después de la muerte y resurrección de Jesús dichos milagros no volvieron a presentarse, aunque posiblemente no comparta mis creencias, le agradecería un comentario sobre este tema y los sacrificios de animales que se dejaron de hacer después de la destrucción de Jerusalén por el emperador romano Tito.
Muchas Gracias.

G.P.
Costa Rica

Gracias por comunicarse y por buscar entender y no hacer de misionero.

Hay un sólo inconveniente con su misiva, los milagros no ocurrían en los tiempos del personaje por usted mencionado, sino que se manifestaban desde muchísimos siglos antes, y hasta unas décadas después de la muerte de aquel que usted menciona.
Por lo tanto, es un error ubicar los milagros en relación a Ieshu / Jesús, pues, sería como decir, por ejemplo, que el Hombre llegó a la Luna cuando los Beatles tocaban... una cosa no tiene relación con la otra, ni los Beatles (o Ieshu / Jesús) son parámetros válidos de referencia temporal desde una perspectiva judía.

Pasemos ahora a textos válidos, y no a opiniones, o a interesadas alusiones.
Está escrito en el Talmud (Mishná Avot 5:5; Iomá 25a): "Diez milagros ocurrían en el Bet HaMidash -Templo de Iersuhalaim-: no abortaba la mujer a causa del aroma de la carne de las ofrendas; y no hedía jamás la carne de las ofrendas; y nunca se vio una mosca en la zona de tajado de la carne; y no se impurificó con flujo el Sumo Sacerdote para Iom Kippur; y no apagaron las lluvias el fuego dispuesto para su uso en el Santuario; y no esparció el viento el humo que ascendía del altar; y no se encontró falta en las ofrendas de Omer, en los dos panes, y en el pan de la Proposición; las personas estaban paradas apretadas, pero se postraban con amplitud; y no daño escorpión ni víbora a nadie en la ciudad; y nadie le dijo a su vecino: 'estoy incomodo con el lugar que me conseguí para alojamiento'".
Estos milagros continuaron aconteciendo hasta la destrucción del Templo, cuatro décadas luego de la supuesta muerte de Ieshu / Jesús.

En cuanto al (por usted mencionado) pedazo de tela ensangrentado que se volvía blanco; no es así como usted menciona.
Se me ocurre que su confusión se debe a lo que ocurría solamente en el día de Iom Kippur -Día de la Expiación-, y con un cordel teñido de rojo, que era parte del sistema de señalización en el ritual del "Chivo Expiatorio".
Primero le daré una brevísima introducción, luego los textos, luego quizás las explicaciones.
La Torá ordena que, como parte del extenso y complejo ritual de expiación, en Kippur se seleccionen dos cabritos, "uno para el Eterno, el otro para enviarlo a Azazel (el desierto)" (Lea Vaikrá / Levítico 16)
Recién después de esta parte del ritual, se debía proseguir con un holocausto. Si se hacía antes, había que comenzar el ritual desde el comienzo, pues cada paso es subsiguiente al anterior.
Pasemos entonces a lo que dice el Talmud (Iomá 68b): "¿Cómo sabían que el chivo llegó al desierto? Levantaban puestos (en el camino), e izaban telas, (así avisaban) cuando llegaba el chivo al desierto. Rabbí Yehudá dijo: 'Ellos contaban con una gran señal: Desde Ierushalaim hasta el desierto había tres mil (medida de distancia), iban un mil, volvían un mil, y esperaban el lapso de un mil, entonces sabían que había llegado (el chivo) al desierto.' Rabbí Ishamel dijo: 'Pero, contaban con otra señal, ataban una lengua (tira de tela) brillante a la entrada del atrio (del Santuario), y cuando el chivo llegaba al desierto, la lengua se emblanquecía, como está escrito: "Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos." (Ieshaiá / Isaías 1:18)'".
Ahora bien, sobre esta tela que se emblanquecía, leamos en el Talmud (Iomá 67a): "Enseñaron los maestros: en un comienzo ataban la tela brillante fuera del atrio, si se ponía blanca se alegraban (los del pueblo), si no se entristecían y avergonzaban. Enmendaron la situación anundando la tela a la entrada, del lado interior del atrio. Sin embargo, (el pueblo) husmeaban y si se emblanquecía se alegraban, y si no se entristecían. Decidieron atar un extremo de la tela a la roca (del despeñadero en el desierto), y el otro extremo entre los cuernos del chivo (que era despeñado)..."

Como es fácil de advertir no estamos ante un "pedazo de tela ensangrentado"; ni ante un hecho cotidiano sino anual; ni ante un hecho que ocurre como consecuencia de algún sacrificio (pues el chivo expiatorio no lo era); ni ante un milagro.
Si somos un poco racionales y coherentes, podemos darnos cuenta (Mishné Torá, Hiljot Iom haKipurim 3:7) que todo el tema de la "lengua brillante que pasa a blanco" es parte de un sistema para señalizar un acontecimiento. Notamos como hubo otros dos, uno que constaba en postas en camino que se transmitían el mensaje por un código de banderas; y otro que era de acuerdo a probabilidades matemáticas. Este otro era como el "humo blanco" en el Vaticano cuando han conciliado el nombramiento de un nuevo Papa... ¿acaso alguien cree que el humo ese es una señal que proviene de los Cielos? ¿Acaso alguien puede pretender que es el humo blanco el que valida un nombramiento eclesiástico?
De los textos no se desprende que la tela que cambiaba su color fuera merced a un prodigio, y no a una persona que se encargaba de anunciar el pronóstico de expiación por medio de este código visible por todos (en un principio), y cambiado por mérito a las circunstancias. Pues, en definitiva, no era un reglamento, norma o precepto, sino una práctica de uso.

Algo más.
El Sumo Sacerdote salpicaba la cortina que separaba el lugar "Santo" del "Santo de los Santos" con sangre en Iom Kippur.
Esto me recuerda a Lucas que menciona como el velo del Templo se rasgó a la muerte de Ieshu / Jesús.
Nada hay que demuestre esta aseveración, pero sí lo hay que la desmienta.
El Talmud (Guitín 56b) dice: "Tito el malvado... tomó una lanza y rasgó la cortina y ocurrió un milagro pues la sangre brotaba de allí... luego tomó la cortina e hizo una especie de costal con ella, poniendo dentro utensilios del Santuario y los llevó en una nave para ufanarse en su ciudad..."
Esto es parte del relato de la destrucción del Segundo Bet HaMikdash -Templo de Iersuhalaim- ocurrida en el año 70 de la Era Civil... y nos habla de la cortina del Santuario indemne, como debía ser y como era, hasta que el malvado la destruyó con sus propias manos...
Conociendo las hazañas de Tito... ¿es difícil de creer este testimonio?
En fin... gracias a Dios usted (tal como yo) es libre de elegir en quien confía como testigo digno de ser aceptado...

Sobre las ofrendas de animales, lea este artículo: Korbanot.

Espero haber sido conciso y claro, si no lo fui, quedo a sus órdenes para que continúe indagando.
Iebarejejá
H' - Dios te bendiga, y nos permita pronto construir Shalom.

Yehuda Ribco

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