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Gracias por su excelente pregunta, y por los elogios a este servidor.
Es un placer poder acompañarle en su camino de estudios.
Casi todo lo que expondremos aquí, ya lo hemos dicho, pero lo compendiaremos.

Un día del verano norteño, de hace unos 3300 años, Dios contempló el desarrollo de su obra más preciada en esta Tierra, la humanidad, y decidió, en Su Sabiduría, que el tiempo de abandonar los pañales había llegado para nosotros.
Fue así que, con un minúsculo y rebelde pueblo de recién liberados de la esclavitud, reunido a los pies del monte Sinai, ratificó un pacto eterno, el pacto de servir a Dios con todo su potencial.
El beneficio que obtendrían los servidores sería doble:

1. Estar al servicio de Dios, es en sí mismo un premio;

2. Servir a Dios, tal como Él manda, estimula la capacidad para reconocer que las herramientas disponibles para desarrollar el potencial propio de cada humano están al alcance, muy cerca.

Como todo pacto, debía ser consagrado de alguna manera, y puesto a la vista, como testimonio.
Por lo que el Eterno dispuso que el documento de ese imborrable momento de la humanidad, fuera la Torá Escrita, también conocida como el Pentateuco, o los Cinco Libros de Moshé / Moisés.
Y es este documento el camino para que la humanidad crezca, madure, y alcance su plenitud, es decir, lo que posibilita el beneficio secundario de servir a Dios.
¿Cómo se logra esto?
Acatando las normas, consejos y enseñanzas en ella contenidos.
Adoptando sus instrucciones como la mejor guía para alcanzar el verdadero bienestar integral.
Porque, la Torá es el lugar en donde se hallan las mitzvot -preceptos-, de las cuales hay 248 para hacer algo, y 365 para abstenernos de hacer.
Estos preceptos indican, como si fueran señales a lo largo del camino, lo correcto y lo que no lo es, lo que es positivo, de lo que atenta contra la dignidad.
La Torá Escrita es la fuente de nuestro Derecho, de nuestro sistema legal.
El resto de los libros que componen el Tanaj (lo que erróneamente se llama Antiguo Testamento), es decir, la sección de Profetas, y la de Escritos Consagrados, no sirven como fuente de Derecho, sino como enseñanzas, moralejas, o explicaciones de cómo implementar las miztvot.
Y no encontraremos en estos libros contradicciones, ni levantamiento de prohibiciones estipuladas en la Torá. Pues, todos los libros del Tanaj o han sido dictados por Dios (la Torá), o han sido revelados a profetas, o inspirados a escribas. Como tal, por ser Dios la Fuente de todos estos escritos, no puede haber contradicción. (Esto responde a su inquietud acerca del Nuevo Testamento, evidentemente no puede formar parte de la familia de los libros del Tanaj, ni tan siquiera formar parte de la biblioteca judía, pues contiene numerosas negaciones y contradicciones a la Torá, levantamiento de prohibiciones ordenadas por Dios, imposturas, e idolatría. El NA es la antítesis del mensaje de la Torá, aunque lo quiera usurpar...)
De todo esto comprendemos fácilmente que exclusivamente la Torá Escrita consiste el fundamento de nuestra forma de vida, nada más.
Pero...
Hay también una Torá Oral.
Dios, mientras entregaba el escueto texto de la Torá para ser escrito, le explicaba a Moshé los alcances de las leyes, las razones de algunas de ellas, detalles, maneras, etc. que no podían ser, ni fueron, consignadas por escrito.
Esta revelación oral, la trasmitió a su vez Moshé a su discípulo, y esta Tradición (originada en Dios, en Sinai) fue llegando a  los líderes y sabios de Israel.
Esto significa que lo que los Sabios recibieron como Tradición, no era invento de algún listo, o corrupto, o buena persona bien intencionada, sino que era lo expresado por Dios, y trasmitido a través de las generaciones.
De esta manera se puede comprender cómo es que la Torá Oral, en ciertos aspectos, cuenta con similar valor que la Torá Escrita... pues, ¡ambas surgieron al mismo tiempo, lugar y Origen!
Por circunstancias históricas la Torá Oral debió ser confinada a un texto, que se llama Mishná, terminada de editar en el siglo II EC.
Pero la Tradición se mantenía vigente y no exhausta, y continuaba con efecto legal (otorgada por la Torá Escrita) la potestad de los Sabios para legislar o equilibrar las normativas con la realidad externa.
Por lo que unos 300 años después de editarse la Mishná, se compilaron las dos Guemarot, la de Ierushalaim y la de Babilonia. Cada una de estas compilaciones paralelas recibió el nombre de Talmud, que pasó a ser considerado el compendio de la Tradición.
Pero, tampoco la Guemará, el Talmud, completaba la Tradición vigente y viva, por lo que en determinadas épocas, luminarias de la generación actualizaban por escrito los conocimientos vertidos por la Tradición. Y tenemos así a la Mishné Torá en el siglo XII, el Shulján Auj en el siglo XVI, la Mishná Berurá en el siglo XIX; y miles de respuestas halájicas -normativas- de los rabinos de cada época.

Pero, y muy importante, la Torá no es potestad de rabinos, sabios, iluminados o maestros; sino que está al alcance de todo el que quiera acercarse a ella.

Como ve, mi amigo, la Torá es un organismo perdurablemente vivo (con todo lo que esto representa), que contiene un núcleo estático, perenne y eterno.
La Torá tiende a que hagamos del mundo un sitio agradable para vivir, en armonía y compañerismo, con todos nuestros vecinos.
La Torá nos estimula a desprendernos de las cáscaras del egoísmo, para convertirnos en émulos de Dios.
¿Precisamos de falsos testamentos y maestros de doctrinas paganas que sólo nos llevan por caminos de engaño, temor, y error?

Me despido de usted con un mizmor -salmo-:

"Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los burladores.
Más bien, en la Torá de Hashem está su delicia, y en Su Torá medita de día y de noche.
Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y cuya hoja no cae. Todo lo que hace prosperará."
(Tehilim / Salmos 1:1-3)

Quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco

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