Judaismo conversion Israel Mashiaj Tora Dios amor paz

 

 Lic.  Prof. Yehuda Ribco (Iyar 18, 5762 - 29/4/02)

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BeShem H' El Olam


 Respuestas a Preguntas
// Cocina // Templo // Mashiaj                        

La moralidad vegetariana y korbanot/sacrificios

Claves: Patriarca, Noaj, Noah, Noé, Diluvio, Sacrificio, Korban, Templo, Mikdash, Jerusalén, Ierushalaim, animal, Abraham, Israel, Torá, revelación, Sinai, Dios, Hashem, mitzvot, preceptos, kosher, kasher, kashrut, Mashiaj, Mesías.

judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Has escrito en una respuesta:"A pesar de que personalmente me parece "repugnante" la idea de participar en la matanza de un animal (aunque trabajé en un frigorifico), no puedo dejar de reconocer intelectualmente la majestad de los korbanot".
Coincido contigo , trato de no comer carne por el dolor que causa una matanza de un ser vivo. En cuanto a los korbanot te felicito por aclararnos su profundo significado y la diferencia con los sacrificios paganos.
Jaim.

Hay en Buenos Aires un lugar judio en que pueda encontrar una linea de pensamiento religioso similar a la tuya?. Puedo ir a Uruguay a presenciar charlas tuyas?Gracias. Jaim.

Jaim T.
Argentina

(Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre completo, el nombre de la ciudad y país donde vive)

Shalom.
Gracias por comunicarse nuevamente.

Me comportaré como tonto, respondiendo primero a lo último.
No tengo conocimiento de si en otro lugar se sigue esta línea de pensamiento que yo manifiesto a través de SERJUDIO.com, aunque para serle totalmente sincero, no tiene mucho de novedoso, pues existe hace como 3000 años (por lo menos), y se llama judaísmo tradicional. Solamente que quizás usted halla en mi persona una forma de exponerlo un tanto diferente, o con visos renovados.

En cuanto a participar (es el verbo que prefiero usar, en lugar de decir presenciar, pues me parece mejor que los concurrentes participen) en charlas mías, justamente el próximo miércoles (Iyar 19) habrá una, donde trataremos cuatro temáticas, y finalmente intentaré hacerla una. Éstas son: Sexo, Cabalá, Mashiaj, magia. A las que trataré de reconducir hacia: manejo positivo y adecuado de la energía, y compartir sin egoísmos.

Ahora, pasemos al comentario acerca de comer carne de animal y veamos una breve relación con los korbanot -ofrendas, sacrificios-.
En un principio la humanidad tenía derecho de ingerir exclusivamente productos del reino vegetal y del mineral (agua, sal, etc.)
Recién con Noaj/Noé, el Eterno permitió que los humanos comiéramos carne de animal, pues, se reconocían dos aspectos:

  1. Una (aparente) íntima necesidad por devorar carne.

  2. El hecho de que la animalidad sobrevivió a la catástrofe del Diluvio merced a la humanidad.

Cuando Dios da un mandamiento restringiendo algo que en principio aparece como accesible, es debido a que está en la naturaleza humana el deseo de tal cosa, pero que en la restricción del deseo, en el manejo racional de los impulsos, se halla la trascendencia. Así pues, asesinar es parte del equipamiento humano, pero en la restricción del ejercicio de ese acto, la persona crece, y se extiende la armonía en la sociedad. Robar, es parte de lo natural al humano, pero negándonos voluntariamente la satisfacción de tal deseo, hallamos energías que refuerzan los potenciales positivos. Y, comer carne/sangre de otro ser vivo, es parte de las apetencias de nuestro ser; sin embargo, cuando lo restringimos de acuerdo a lo ordenado por Dios (gentiles absteniéndose de comer carne de un animal que está vivo; los judíos respetando las numerosas leyes del cashrut) obtenemos algo más que la mera satisfacción sensual, pues alcanzamos la trascendencia.
Antes del Diluvio, cuando aún la humanidad no tenía autorización de comer carne, de hecho ya se mataban animales, para ser comidos, para aprovechar sus partes (pieles, huesos, cuernos, etc.), y para elevar sacrificios a las falsas deidades (aunque haya iniciado el ritual con el deseo de agradar a Dios).
Es decir, se priorizaba la satisfacción material, en lugar de esmerarse por acatar el deseo de Dios, que redunda en el crecimiento personal y social.
Y el deseo de Dios, para los pre-noájidos, era que comieran exclusivamente vegetales, y no seres animados.
Y ellos fallaron en este aspecto, como en tantos otros.
Ahora, comprendamos (en parte) las razones.
Cuando se come carne de un animal, lo que se está haciendo es intentar incorporar su energía vital a nuestro ser. Eso visto tanto desde un punto de vista material, como espiritual.
En el material, es comprensible, pues la obtención de energía por medio de la alimentación, es el objetivo principal de esta función.
En el plano espiritual, debemos considerar otro aspecto, pues, el alma del animal no se integra a nuestra alma cuando comemos su carne (o bebemos su sangre). Lo que acontece entra más bien dentro del plano del ejercicio del poder, y de reasegurar nuestro predominio.
Se lo explico muy brevemente.
Cuando anhelamos comer carne, no sólo nos ocurre porque nos agrada, o porque así fuimos educados (comer carne no es una necesidad fisiológica, sino una imposición cultural), o porque nuestras entrañas reclaman proteína animal; también sucede porque una parte de nuestro ser está en desarmonía. Por lo cual, y sin saberlo, buscamos (re)establecer el equilibrio adquiriendo afuera lo que no hallamos dentro. De ese modo, algunos roban, otros asesinan, otros mienten, otros violan, otros (la mayoría) comen partes de un ser que estuvo con vida.
¿Qué se supone obtenemos al comer carne (desde el plano espiritual)?
Al menos dos cosas:

  • Participar en el acto de poseer otro ser vivo, hasta el punto de aniquilarlo, da una sensación de poder, que estimula cierta irradiación de algunos centros energéticos propios. Es el oscuro poder del Ietzer HaRá -impulso a lo negativo- que encuentra su potencia en la destrucción, en la desarmonía, en la muerte, en lo que es verdaderamente un desperdicio de energía.
    Como podemos reconocer, esto ocurre al actuar para prevalecer erróneamente sobre otro ser humano, pero también sobre el resto de la Creación.
    La generación pre-noájida fallaba en sus relaciones interpersonales, con Dios, y con la Naturaleza (en ésta se incluyen a los animales). Es por esto su desmesurado afán por comer carne de animal, que junto al resto de sus acciones perversas devinieron en la debacle ecológica conocida como Diluvio.
    Esto significa que no se conformaron con imperar sobre los animales y la naturaleza con el predominio que el Eterno les diera (de sojuzgarlos, dominarlos y usarlos en su beneficio), sino que traspasaron los límites, llegando a matar animales para comerlos.
    Y, como todo acto genera retribuciones/consecuencias, no es de extrañar que el mundo haya sufrido la debacle que ya mencionamos.
     

  • Lo que permanece de energía espiritual en lo que comemos, es asimilado a nuestro ser.
    Sin embargo, cuando comemos carne/sangre de seres vivos, obtenemos una carga energética baja, de escaso nivel, y que en lugar de favorecer el desarrollo de lo etéreo, lo frena (de hecho, ¿no es acaso menos saludable la dieta cárnica que la vegetariana?).
    Esto es así por la composición (espiritual) del animal, pero además por los actos que envuelve que un filete esté en nuestro plato: terror, muerte, padecimiento, descomposición.
    Es decir, el comer carne implica el ejercicio de aspectos negativos, que siempre repercuten negativamente. (No en vano los cabalistas alegóricamente dicen que los shojatim -matarifes- reencarnan en perros).

De todo esto es fácil comprender (junto al Rav A.I. Kook) que el estado ideal para la humanidad, el que alcanzaremos en la Era mesiánica, es el de la alimentación vegetariana.
Pero, mientras esa Era tan particular no es alcanzada, tenemos aún derecho (que realmente no es tal, sino una gracia o tolerancia temporaria) a ejercer cierta violencia sobre nuestros hermanos de Creación, los animales.
En parte es así, porque de no mediar este permiso se podría llegar al canibalismo, pues no olvidemos que una acción negativa genera otra acción negativa, y que el maltrato a los animales acostumbra al maltrato a las personas. Así pues, asesinando animales para comer, se podría alcanzar el asesinato de humanos con la misma finalidad u otras.
Pero, un disposición que habilita legalmente a consumir carne animal, de modo constreñido, puede promover la emergencia de mejores aspectos de la persona, incluso entre las brumas de la negatividad. Es decir, cumplir los reglamentos relativos a la alimentación (para los gentiles y para los judíos, cada grupo según sus preceptos específicos) hace más humana la práctica inhumana de comer carne/sangre de un animal.
Cuando estemos preparados como comunidad, avanzaremos juntos hacia la Era mesiánica, y hacia la concordia incluso con el reino animal (sentido literal de la profecía en Ieshaiá / Isaías 11:7).
Evitando comer carne de animal, nos abstendremos de algunos peligros/pecados y desarrollaremos mejores aspectos, entre otros:

  • tzaar baalei jaim - sufrimiento innecesario de seres vivos;

  • pikuaj nefesh - no poner en riesgo la salud o integridad personal (por el tema que el consumo de carne es perjudicial para la salud);

  • bal tashjit- no desperdiciar los recursos naturales;

  • ijud clal Israel - preservar la unidad de la Comunidad de Israel, pues el uso de la carne en las comidas es fundamental en el tema de cashrut, que sin ésta se simplificaría enormemente.

En cuanto a los korbanot, y tal como ya habíamos expresado, son un medio primitivo de intentar aproximarse al Eterno, y no son el ideal, o la meta. Si eran efectuados de acuerdo a las prescripciones de la Torá, en parte servían para recordarle al que ofrendaba, que la vida es sagrada, y que debe ser preservada, y no desperdiciada, ni siquiera la vida animal... ¡mucho menos la humana! Así pues,  el ritual de los sacrificios de animales contaban con mecanismos para depurar la bajeza en la persona, para procurar hacer resaltar la chispa de trascendencia que hay en ella.
Sin embargo, sabemos que los sacrificios de sangre son una etapa que hemos superado largamente, y que dejaron paso al encuentro de la criatura con su Creador por intermedio de los actos de bondad, justicia y humildad (Amós 5:21,24; Mishle/Proverbios 21:3).
Chispa de trascendencia que en lugar de meramente resaltar, puede convertirse en fogata, si la persona se aplica al trabajo esmerado por superar sus bajas apetencias, incluidas las de ingerir carne.
Pero, como sea, es precisamente la función en los korbanot de convertir el acto de asesinar un animal en un recordatorio de la santidad de la vida, lo que los diferencia de las glotonerías/impudicias de los sacrificios paganos/musulmanes, o las fantasías  implícitas de super-poder en los sacrificios humanos del cristianismo.
Sin embargo, podemos captar el real valor de los korbanot al constatar que el judaísmo ha persistido y crecido vigorosamente durante dos mil años sin necesidad de ofrendar sangre de animales a Dios. Es decir, ¿acaso serían tan fundamentales para afianzar la relación hombre-Dios si los judíos sobrevivimos y progresamos sin rituales de sacrificios? La respuesta es obvia: los korbanot son circunstanciales, no esenciales (Irmiá/Jeremías 7:22,23; Hoshea/Oseas 6:6).
Las circunstancias históricas llevaron el ritual de los korbanot a su necesario y lógico término. Pues, los judíos tuvieron otros medios para ir aprendiendo/recordando el valor de la vida; ya sin la necesidad de recurrir al sacrificio de animales.
Pero, como en el ser humano aún no ha sido vencido el Ietzer HaRá, las leyes de la dieta alimentaria se mantienen, y se mantendrán incluso en la (vegetariana) Era mesiánica, aunque no sé (dudo) si resurgirán los sacrificios de animales en el renovado Templo de Ierushalaim (Ieshaiá/Isaías 43:23).

Sus comentarios son bienvenidos, y recuerden que quedo a las órdenes.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco

 

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